Bienvenido a la América profunda

Sí, y bienvenidos a Paradise city, una pequeña ciudad perdida en medio de un desierto polvoriento, donde la policía tortura, los sacerdotes llevan armas automáticas y la YIHAD islámica se atreve a tomar al asalto iglesias católicas.

Sin embargo, Postal 2 tiene destellos brillantes en ocasiones que merece la pena  pararnos a contemplar y remarcar. Así, el fuego está muy bien conseguido, las explosiones son espectaculares, y algunos edificios como el de la iglesia están muy bien trabajados.

El sonido está a un buen nivel, consigue ambientar el juego en todo momento y no hay prácticamente nada que se pueda echar de menos, cambia dependiendo de la situación en la que nos encontremos, cuando entramos a un supermercado suena la música ambiente, cuando entramos al banco oímos las voces del tumulto, cuando vamos por el bosque se oyen los pájaros, cuando pasa la banda de música pues os lo podéis imaginar y cuando la cosa se pone difícil añade un punto de tensión al juego.

El sonido de las armas, explosiones e impactos es también bastante notable, sobre todo los disparos a bocajarro de la escopeta, que producen un sonido muy peculiar que se recuerda durante bastante rato. A parte de todo esto, los personajes hablan, nuestro propio cartero es un tipo muy extrovertido y carente de toda educación, así que no dudará en insultar, cantar o regocijarse de alguna situación en particular de la que hayamos salido victoriosos, hechos todos ellos que sin duda se agradecen y que ayudarían a que la inmersión en el juego fuera mayor si no fuera porque todos los diálogos son en Ingles y sin subtitular lo cual quiere decir que o eres algo hábil con el idioma de Shakespeare o lo vas a tener algo complicado para entender la totalidad de lo que se dice en el juego.

Guión

El cartero vive en una destartalada caravana a las afueras de Paradise city, con una mujer que no hace mas que gritarle órdenes, un aparato de aire acondicionado que no funciona, una nevera vacía y un perro que se le orina en la pierna en cuanto pone un pie en la calle. Con semejante panorama no es de extrañar que nuestro amigo pierda los nervios a la menor ocasión, y eso, siempre que se lleva encima una escopeta o una pala es un problema de considerable magnitud.

La vida transcurre entre los habitantes de Paradise que tienen sus problemas al igual que nuestro protagonista, la gente se pelea, la policía (hay quien dice que con innecesaria brutalidad) vela por el orden, hay quien se vuelve loco y empieza a disparar sin motivo aparente y hay quien huye despavorido en cuanto la cosa se complica.

Nosotros, una vez puestos en la piel del cartero tendremos que experimentar cinco días de su vida, de lunes a viernes, en la grotesca Paradise, viendo como cada día sus habitantes se tornan más intranquilos, más violentos, cada vez hay más colectivos enemistados con nosotros y parece ser que se le sigue la pista a un violento asesino que está sembrando el terror en las calles, todo esto desembocara en una verdadera orgía de violencia y sangre el último día del juego.

Jugabilidad

Cuando empieza un nuevo día, el cartero tiene que completar una serie de encargos y quehaceres antes de poder volver a su caravana a esperar la llegada del día siguiente. Los encargos serán de lo más variado y absurdo. Por poner algunos ejemplos tendremos que recoger nuestro cheque, ingresarlo en el banco, comprar chuletas, recoger la ropa de la lavandería, confesarnos u orinarnos en la tumba de papá.

Mientras nos desplazamos de un sitio para otro cumpliendo con nuestros encargos, podemos entretenernos entrando a las casas, disparando a los transeúntes para posteriormente huir de la policía o buscando nuevas armas por extraños recovecos de la ciudad, la libertad de acción en este titulo nos permite hacer todo eso.

Para movernos por la ciudad contamos con la ayuda de nuestros pies y de un mapa que nos indica los lugares a los que acudir para cumplir nuestras tareas. Paradise, aunque no muy extensa en población, sí que tiene unas respetables dimensiones y para pasar de unas zonas a otras tendremos que sufrir unos periodos de carga que se tornarán en desesperantes en cuanto llevemos un rato jugando, y que lastran de tal manera al juego que hace que la jugabilidad decaiga en picado hasta casi conseguir que se pierda totalmente el interés por seguir avanzando.

En un día normal podemos necesitar del orden de 3 o 4 periodos de carga para cada misión, si tenemos en cuenta que cada día tiene una media de 4 o 5 tareas y que cada periodo de carga supera fácilmente el minuto de tiempo nos podremos hacer una idea del tiempo que pasaremos contemplando la barrita roja de carga durante el juego. Es algo realmente imperdonable en el diseño de la acción que consigue echar por tierra todo lo bueno que Postal 2 es capaz de ofrecer.

La tan ansiada y aclamada libertad total de acción que tanto proclama el manual y los autores del juego se ve torpedeada continuamente por estos periodos de carga, efectivamente, tal y como reza el manual, en Paradise city podemos hacer lo que queramos, podemos ser buenos ciudadanos o no, podemos explorar todo lo que queramos en vez de realizar los encargos del día uno tras otro, podemos liarnos a tiros en mitad de la calle, podemos ser pacíficos o auténticos psicópatas… pero señores eso no es así. De que nos sirve explorar si para movernos por la ciudad necesitamos de más tiempo de carga que de exploración, de que me sirve poder liarme a tiros en plena calle si en el mejor de los casos tendré que huir, volviendo a tener que cargar o en el peor de los casos seré detenido y transportado a la comisaría desde donde tendré que sufrir periodos de carga para volver a donde fui detenido y continuar jugando.

Cierto que a veces se producen violentas escaramuzas y tiroteos muy divertidos que logran atraparte, sumergirte en el juego y que hacen que la acción suba muchos enteros. Pero una vez concluidos nos damos de bruces con la cruda realidad, o sea, otra vez a cargar varias veces para alcanzar el siguiente objetivo, algo realmente frustrante.

Estrategia y trucos

Por lo general te resultará más fácil avanzar en el juego, si te dedicas a cumplir con tus quehaceres respetando en la medida de lo posible al prójimo, te aseguro que aunque tú no lo quieras te verás abocado sin remedio a disparar brutalmente a la gente para poder sobrevivir, no será necesario que te busques problemas, aparecerán solos. Pero claro resulta muy goloso andar por ahí con una escopeta y poder pegar tiros sin ton ni son a cualesquiera que te haya mirado mal, en este caso te expones a que la policía vaya a por ti y te enchirone, y te aseguro que son muy perseverantes y numerosos (dependiendo del nivel de dificultad elegido) y en cualquier caso te garantizo varios minutos de carga de nivel para escapar de ellos o de la cárcel.

Si has de dar rienda suelta al psicópata que llevas dentro te aconsejo que lo hagas en el interior de casas y comercios donde te será más fácil liquidar a la gente antes de que la policía se ponga sobre aviso.

Comparándolo con...

Para empezar podría compararlo con el magnifico GTA3, puede parecer una comparación descabellada pero no lo es en absoluto, estamos en una ciudad donde sus habitantes viven sus vidas y campan a sus anchas, y donde nosotros queramos o no nos veremos obligados a relacionarnos con ellos siempre de forma violenta. Podemos elegir en todo momento qué hacer aunque tenemos unas misiones que cumplir para seguir avanzando, podemos ser todo lo violentos que queramos o todo lo honrados que queramos pero al final siempre alguien saldrá herido.

Pienso que son dos enfoques de una idea muy similar, sin duda el diseño de GTA3 es muy acertado mientras que el de Postal 2 es bastante deficiente, en GTA3 hay muchísimas cosas que hacer a parte de las misiones asignadas. Aquí sólo puedes dedicarte a explorar en busca de objetos o armas, el mapeado de GTA3 es infinitamente más extenso que el de Postal 2, en GTA3 tenemos varios medios de locomoción para movernos por la ciudad, aquí sólo contamos con nuestros pies.

Algo en lo que Postal 2 sale victorioso y no sólo en comparación con GTA3 sino con cualquier juego es el grado de violencia que pone ante nuestros ojos, algo realmente apabullante, digno de ser contemplado y que sin duda es el principal atractivo del título.

Podríamos compararlo también con Unreal 2, con quien comparte parte del engine y parte de violencia, Unreal 2 es mucho más colorista, mucho más elaborado en todos los sentidos, el grado de detalle es infinitamente superior, el diseño de la acción es mucho más fluido, está a millones de años luz en cuanto a jugabilidad pero sin embargo hay algo en donde Postal 2 es superior, sí, lo habéis adivinado, la violencia.

Por último dejar que lo compare no sin cierto recelo y temor, con el ya clásico y venerado Duke Nukem 3D (reverencia aquí). En ciertos momentos el cartero me ha recordado al viejo Duke, sí, es parlanchín, malhablado e irreverente, ambos comparten unas cuerdas vocales destrozadas y una afición por las armas más inverosímiles. Aparte de todo esto, obviamente ambos títulos sílo son comparables por sus protagonistas, el género al que pertenecen y la violencia que ambos atesoran ya que la diferencia en años hacen irrelevante cualquier otra comparación, y sí, lo habéis adivinado otra vez, Postal 2 es más violento.

Lo que no esta tan bien

Manual

Correcto, 30 paginas en español y blanco y negro, cumple con su cometido.