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Pop 'n Rhythm

Pop 'n Rhythm

  • PlataformaWii4
  • GéneroSimulación
  • DesarrolladorKonami
  • Lanzamiento19/02/2010
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorKonami

Pon el ritmo

Música y ritmo. Konami introducía estos términos hace algunos años, aunque no serían fructíferos hasta varias décadas después de haber visto la luz por primera vez en el mercado. Dentro de la línea bemani encontramos este Pop ‘n Rhythm, una apuesta que llevábamos esperando largo tiempo y que finalmente no alcanza el nivel prometido. Por sus carencias o por una mecánica bastante pobre en todos los sentidos, la clásica franquicia japonesa se renueva sin conseguir el éxito al que aspiraba.

Mirar al pasado es siempre una experiencia maravillosa. Conocer lo que otros vivieron antes que nosotros nos permite conocer mejor el presente, o al menos así se afirma en el día a día, en las típicas conversaciones sin sentido que solemos protagonizar. Para muchos quizás sea una verdad a medias, otra tontería de tantas que se escuchan por ahí. Otros se conformarán con ignorar el estamento, haciendo oídos sordos. Los que restan, un grupo bastante reducido de aficionados, tal vez se muestren ilusionados por el hecho de saber, conocer y disfrutar de la serie Bemani. Carta de presentación de Konami durante la década de los noventa, a ella le corresponde el mérito de haber sido pionera en esto del género musical, de capa caída en los últimos meses por las paupérrimas ventas que acumulan los últimos lanzamientos en Europa y especialmente en Estados Unidos.

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Todavía venden Guitar Hero y RockBand, pero su éxito está lejos de hacer sombra a la histeria colectiva que se desataba hace unas cuantas navidades. Si hace unos años alguien se atreve a afirmar que los Bemani pasarían de ser el producto estrella a una simple imitación de otro producto exitoso, pocos se lo hubiesen creído. No obstante, refleja bastante bien la situación que vive Konami en la realidad. Lo que hace tiempo relucía y era motivo de gloria en la compañía japonesa es ahora roña que en su tierra natal comienza a apestar por la evidente falta de originalidad que arrastra desde hace ya demasiado tiempo. No es para menos. El declive empezaba por Beatmania, que pese a su calidad lleva anclada en la misma fórmula desde 2001, para ir tocando cada una de las ramas que Konami ha colonizado en los tiempos recientes.

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Es una lástima que Rock Revolution haya sido finalmente un título vacío de contenido, que poco o nada puede hacer para ganar mercado al binomio GuitarHero/RockBand. El problema no es tanto en sí la calidad del juego como la alarmante falta de creatividad que muestra desde el primer momento en el que insertamos el DVD en nuestra consola. Dance Dance Revolution todavía se salva las castañas, aunque sin hacer mucho ruido. Hace poco menos de una semana se probaba suerte con otro reclamo publicitario en forma de Karaoke que, de tanto que se ha retrasado, ha acabado por pasar sin pena ni gloria tanto entre usuarios como por parte de la prensa especializada. Con dos intentos que han acabado en agua de borrajas, a Pop ‘n Rhythm le tocaba el turno de demostrar que Konami todavía sabe lo que hace con Bemani, si bien no es este el mejor exponente para poner de relieve las posibilidades de la franquicia.

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Pura diversión…
Aparecía en Japón antes de terminar 2009. Lo hacía con poca expectación, obteniendo una valoración muy discreta en revistas japonesas. Pop ‘n Music, la franquicia, basaba su jugabilidad en el uso de un pad específico (del mismo modo que lo hacía Beatmania o Dance Dance Revolution) que nos obligaba a pulsar una serie de botones al ritmo de la música. No en forma de DJ's o de virtuosos guitarristas, sino como simples aficionados que siguen el ritmo de la música, el compás que marca toda melodía. Resulta similar a tocar el tambor, solo que sin ninguna clase de baqueta. A diferencia de otros productos de la misma categoría, Konami nunca quiso hacer de PnM una serie hardcore, más bien todo lo contrario.

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La sencillez que ha caracterizado a la franquicia se adhiere a este título de Wii que finalmente llega a tierras europeas (para sorpresa de los aficionados) a precio reducido, con un catálogo de canciones específico y una moderada diversión que ofrecer a los jugadores. Es una propuesta extremadamente sencilla de comprender, que dominamos a los pocos segundos de comenzar a jugar, que todavía conversa la esencia arcade de los Bemani. Sin embargo no logra alcanzar su principal cometido: entretener. Esto sucede debido a la ausencia de una mecánica que nos ofrezca la sensación de mejorar, en parte por ser demasiado asequible, en parte por las deficiencias que sufre el sensor de movimientos de Wii cuando se le obliga a ser totalmente preciso en sus acciones.

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Tras introducir el DVD en la consola y comenzar a jugar, aparece ante nosotros un sencillo menú en el que se nos muestran los fundamentos del sistema de juego. La mecánica es muy sencilla: tenemos cinco puntos que no debemos perder nunca de vista, por encima de los cuales se sucede la clásica riada de ‘Pops', elementos circulares que dependiendo del color y de la posición nos obligan a mover el wiimote o nunchuk hacia una posición en concreto. Cada movimiento que realizamos con el pad hace que el personaje principal, hierático mientras suena la música, mueva sus palmas y presione el botón que nos interesa en cada situación. En la zona inferior contemplamos una barra en la que se indica la cadena que hemos realizado sin fallar, así como un medidor que indica la ‘fiebre' del público dependiendo de nuestro performance.

De nuevo recordamos que aquí sólo hemos de seguir el ritmo a grandes rasgos, por lo que no es necesario pulsar los botones para que suene la música, sino para seguir el compás de la melodía que esté sonando en cada momento. La parte izquierda de la mesa se activa por medio del nunchuk, la derecha es cosa del wiimote. A esto hay que sumar otro botón central que debemos golpear juntando los dos mandos, como si realmente fuésemos a realizar una palmada al aire. La canción comienza y agitamos los mandos según los Pops que aparecen en pantalla para descubrir que la mayoría de ocasiones no se reconoce adecuadamente el gesto que realizamos. Si movemos el wiimote hacia abajo, generalmente también presionamos el botón de la derecha, o cualquier otro según así lo reconozca el sensor.

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No hay posibilidad de ajustar este punto desde el menú principal, que salvo la partida en solitario y cinco minijuegos sólo nos permite acceder a las canciones principales (40 en total) para disfrutar de ellas mientras nos duren. Este punto acaba pasando factura a la larga, ya que en ningún momento tenemos la sensación de ganar experiencia a medida que jugamos, de ser expertos en la materia como sí sucede con los Bemani tradicionales (y con los musicales modernos). La cadencia con la que hemos de pulsar las teclas es muy pausada, aunque se puede ajustar justo antes de comenzar a tocar una canción. Incluso así, el nivel de exigencia es prácticamente nulo. Si contamos con algo de práctica en la materia seremos capaces de superar con éxito las canciones más difíciles (dividas en fácil, medio, difícil y experto) sin ningún tipo de problema.

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Adorable aspecto técnico
El sistema de juego no es malo, sencillamente no se ha ajustado como debiera para ofrecer a los jugadores una experiencia digna de ser probada. En algunas melodías tenemos la sensación de seguir realmente un ritmo (algo en lo que acompaña la vibración del mando), pero es muy difícil evitar que el wiimote haga de las suyas y estropee la máxima puntuación que íbamos camino de conseguir. En cualquier caso el hecho de pulsar sobre otros botones no pasa factura a la hora de contar la valoración final, otro aspecto que según los intereses del jugador puede aumentar o disminuir el interés que transmiten las partidas. Si lo que queremos es pasar un buen rato sin tener que hacer mucho caso a lo que estamos haciendo, no hay mayor problema. Si lo que buscamos es medir milimétricamente cada gesto que realizamos con los pads, es mejor olvidarnos de Pop ‘n Music.

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Por suerte tanto la selección musical como la puesta en escena a nivel técnico son suficientes para no aborrecer a los jugadores a poco de comenzar a jugar. Todo supura alegría, quizás por el marcado tono infantil de las animaciones. Disponemos de seis escenarios en los que tocar, de 14 personajes en total que seleccionar para que nos representen. Da igual a cuál de ellos escojamos, todos se manejan igual de bien sobre la pista de baile. Si logramos hacer que la barra de Fever esté repleta al finalizar la canción en cuestión que estemos tocando accedemos a un nuevo apartado (que debemos seleccionar antes de empezar a tocar) denominado desafío, en el que básicamente tocamos más Pops a mayor velocidad. Incluso así, sigue siendo muy fácil obtener la victoria y todos los trofeos en cada canción que disputamos.

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Se mire como se mire, el punto más destacado del título se esconde tras las posibilidades multijugador que ofrece. Podemos elegir entre cinco modalidades que varían en número de jugadores, aunque generalmente todas pueden ser disfrutadas entre 2 y 4 competidores. Todas se basan en la mecánica de juego que hemos explicado anteriormente, aunque lo hacen por medio de variantes a nivel competitivo, participativo o de cualquier otra vertiente. Lo que buscan es básicamente obligar a dos o cuatro jugadores a pelear entre sí por obtener más combos, más puntos al finalizar cada canción (dependiendo del momento en el que pulsemos el Pop de marras, otro aspecto imposible de controlar) o competir contra monstruos robóticos por nuestra propia vida.

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Sólo podemos disputar las canciones principales con un jugador extra, por lo que nada de jugar con cuatro a las 40 canciones principales, o a buscar obtener una buena puntuación entre tres o cuatro jugadores. Sólo dos. Por suerte contamos con una variedad musical que, sin ser especialmente destacada, hará las delicias de los que busquen pasar un buen rato frente a la consola. Ace of Spades, We are Family, It's My Life, Poker Face, The Final Countdown, Take on Me, I Want You Back… No se puede criticar un apartado que combina Motorhead con Lady Gaga, Jackson Five y Europe en un mismo DVD. Nótese que no todas las melodías están interpretadas por el artista original. Así, Britney Spears hace acto de aparición por medio de Ooops, I Did it Again, pero no con su voz o sus danzas características.

Para completar las opciones de juego no podemos olvidar el Contenido Descargable, que sorprendentemente se ofrece desde ya a los usuarios que deseen completar la experiencia jugable con añadidos de segunda categoría. Es cuanto menos curioso que se haya añadido este aspecto lejos de la posibilidad de que dos jugadores puedan competir entre sí sin tener que estar presentes en la misma sala físicamente. Dicho en otras palabras: el DLC viene a sustituir a cualquier tipo de Infraestructura que se podría haber incorporado fácilmente al juego. Konami ha prescindido totalmente de ella por motivos que se escapan a nuestra razón. Cuando la industria se mueve en una dirección, la compañía japonesa (o al menos este Pop ‘n Rhythm) lo hace en el sentido opuesto.

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4

Mediocre

Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.