Pac-Man World RePac, análisis Nintendo Switch

El incombustible Pac-Man vuelve al ruedo con una aventura que ya disfrutamos en el pasado, pero ahora adaptada a los nuevos tiempos y consolas, en concreto Nintendo Switch, hardware en el que hemos basado este análisis. Sin embargo y como hemos hecho notar, está disponible también para PC, PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One y Series X|S.

Hablamos de Pac-Man World RePac, una suerte de remake de Pac-Man World lanzado originalmente para PlayStation que no obtuvo malas puntuaciones en el pasado y que incluso a día de hoy se deja disfrutar lo suyo. Este es nuestro análisis.

El regreso del comecocos

La historia no inventa la rueda. El malo de turno, Toc-Man, pretende raptar a Pac-Man en el día de su cumpleaños para exponerlo ante todos los fantasmas de los que es líder, incluyendo a los más viejos del lugar; Inky, Blinky, Pinky y Clyde. Pero claro, con soldados tan patanes, a quienes raptan es a su familia y no al protagonista. Este se da cuenta rápido cuando al aparecer en su fiesta de vuelta al sol no hay nadie. La aventura está servida.

Antes de empezar a destripar el programa debemos decir que incluso con la cantidad de veranos que carga el título a su espalda sigue siendo muy fresco para ser un género tan manido a día de hoy. De nuevo, no innova en nada, pero es agradable comprobar como todas sus mecánicas siguen siendo muy válidas así como divertidas. No es que fuera un adelantado en su tiempo pero sí lograron desarrollarlo bajo una base sólida capaz de aguantar en el tiempo.

Ampliar

Pac-Man World RePac es muy similar al original salvo en pequeños detalles. Hablamos de un título de plataformas con ligeros toques de acción dados por los espectrales adversarios del “comecocos”, un poco de exploración y pantallas que recrean el clásico de 1980. La primera novedad viene justamente en el primer punto ya que ahora Pac-Man es capaz de lanzar los “cocos” a sus enemigos, aportando algo más de variedad al videojuego. En este mismo punto también hemos visto que ahora, al hacernos con una pastilla de poder, la que permite a Pac-Man darse un atracón de fantasmas, vuelve al héroe gigantesco capaz incluso de destrozar partes del escenario y encontrar accesos ocultos.

Una de las cualidades de Pac-Man World RePac es que podemos completar sus mundos en el orden que queramos. Hay un total de seis a visitar y cada uno cuenta con tres pantallas con sus respectivos jefes de fin de fase. A pesar de ser un título de plataformas de la época, sorprende la variedad de cada propuesta así como la resolución de los combates de final de mundo. Además no solo se limita puramente al plataformeo sino que durante la aventura se mezclan otros géneros que aporta un poco de frescura.

Eso sí, no os vamos a engañar, hay fases en la que los desarrolladores estiraron el chicle lo máximo posible y se nos antojan harto largas. En este punto no ayuda que el escenario, tanto en lo visual como en lo sonoro y sus mecánicas, sea repetitivo, lo que puede llegar a echar para atrás a algunos jugadores.

Ampliar

La jugabilidad es extremadamente sencilla y el diseño de cada pantalla navega bajo el mandato del scroll horizontal e incluso vertical en algunos momentos. Cualquiera puede hacerse con el control fácilmente y esa libertad de no tener que jugar con la cámara se agradece.

Hay bastantes coleccionables en todas las fases, la posibilidad de repetirlas en cualquier momento para hacernos con aquél que no hemos encontrado a su debido tiempo, guiños al clásico de Toru Iwatani, fases que emulan la máquina arcade pero en tres dimensiones e incluso la recreativa original. No está falto de contenidos aunque conseguir el 100% tampoco será demasiado difícil. Pac-Man World RePac tiene una duración aproximada de unas diez horas e incluso menos si se nos da bien esto de saltar y adaptarse a un juego clásico.

Un clásico renovado

A diferencia de otras versiones clásicas que se han adaptado a la nueva tecnología, el trabajo de Bandai Namco con Pac-Man World RePac se queda un poco atrás en el tema técnico. Lo que muestra está bien, es resultón y no necesita mucho más para disfrutarse, pero con la potencia que manejan las consolas hoy en día, tres generaciones después, se podría haber hecho algo mejor.

Es prácticamente un calco del original pero con modelos renovados, mayor resolución, mejores texturas y pocos detalles más. E insistimos, es un juego que visualmente se disfruta, pero es bastante conformista en este aspecto. No obstante éste no debería de ser un problema para ningún jugador ya que su estilo gráfico es uno de los pilares fundamentales de esta obra.

Ampliar

La versión para Nintendo Switch cuenta con dos modos gráficos; uno de rendimiento y otro de calidad. El primero funciona a 60 imágenes por segundo a costa de bajar la resolución, aunque hemos notado algún pequeño rascón en según qué situaciones. Esta bajada de resolución apenas es apreciable, de hecho seguramente nadie lo notará, lo que es todo un logro en sí mismo. El modo calidad amplía la resolución a 1080p y rebaja su velocidad de imágenes a 30. Al no haber apenas diferencias visuales entre ambos modos nosotros recomendamos escoger el modo enfocado a mejorar el rendimiento del juego.

La banda sonora es simplona, sin más. Melodías que acompañan y para de contar. Hay algunos remixes chulos de clásicos conocidos pero nada que destaque sobremanera. A ello hay que sumar que si bien cuenta con textos localizados a nuestro idioma, las voces incluidas en el título no son las originales sino que se han sustituido por otras sin significado alguno.