O-TO-GI!!!!

Aqui otro de esos pocos juegos de Xbox que han conseguido hacerse notar en Japón. Bebiendo de las fuentes de Onimusha, SEGA apadrina un juego de acción donde el jugador controla a Raikoh, un guerrero no muerto que debe detener a un ejército de demonios del folcrore japonés....

Es raro encontrarse con un título para Xbox que deje satisfechos a los nipones. Casi se pueden contar con los dedos de las manos. Y a pesar de esto, este pequeño respaldo de la crítica nunca se ve recompensado por unas ventas sonadas debidas al escaso parque de consolas Xbox que existe en Japón. Panzer Dragoon Orta, DOAX, Dead or Alive 3, Jet Set Radio, Gun Valkyrie y a regañadientes Halo, son algunos de los juegos de Xbox mejor valorados por los nipones. Sólo dos de ellos llegan a las 150.000 copias vendidas la primera semana (DOAX y DOA3), el resto deambula entre las 40.000 y las 9.000 copias.

Por eso es bastante significativo que en Japón un título como Otogi, que realmente no arroja unas cifras de ventas viables, y que la prensa no remarcó en exceso (Dorimaga 7/10, Famitsu 32/40) se haya tratado con tanto mimo por la industria nipona y se tenga tan en cuenta por el sector, tan al punto que SEGA decide apostar por él y lanzarlo en occidente. Y es que a pesar del desconcierto sobre su origen, Otogi es responsabilidad directa de From Software, conocidos por juegos como Armored Core, King's Field IV, Rune o Murakumo, más cercano en Xbox, con SEGA como distribuidora en occidente, concretamente en España responsabilidad de Acclaim, delegada de los del erizo azul.

From Software, una de las compañías niponas que más han apoyado a Xbox desde su lanzamiento, ha sabido recoger con mucha clase y de una forma muy cuidada, influencias de videojuegos de éxito tan reconocido como Onimusha o Gun Valkyrie y junto a un apartafo gráfico envidiable, lanzar este juego de acción inspirado en el Japón de la dinastía Heian. Prácticamente un trabajo de artesano que debe ser reconocido. Eso si, sólo por los usuarios de Xbox, consola que cuenta con la exclusiva.

La representación de los derrumbamientos de los escenarios es magistral. Veremos como el enemigo impacta contra él y como al mismo tiempo la estructura del edificio se derrumba, para acto seguido y en tiempo real, modificarse el escenario. También seremos testigos de como una densa nube de polvo nos deja un par de segundos sin visión y que los enemigos aprovecharán para intentar atacarnos. Casi todo puede romperse en Otogi; muros, paredes, casas enteras, cañas de bambú, estatuas, escaleras, puertas.... incluso podemos literalmente "clavar" a los enemigos en el suelo o en las paredes rocosas y ver como dejan un cráter al más puro estilo Dragon Ball. Sin duda, espectacular.

Eso si, tanta carga de texturas, de iluminación y de efectos al reventar a un demonio, todo en tiempo real, debía resentirse por algún lado y el contrapunto lo tenemos con una tasa de frames por segundo que queda en 30, como últimamente está sucediendo con varios títulos en Xbox. No obstante, no hemos apreciado ninguna ralentización y eso es elogiable, de todos modos hay que reconocer que Xbox está más capacitada que otras máquinas de nueva generación para estas situaciones.

Respecto al sistema de cámaras, decir que se parece mucho al utilizado por Smilebit en Gun Valkyrie. La acción se enfoca en tercera persona, con la cámara situada encima del personaje a una distancia prudencial y regulable 360º mediante el stick derecho, que nos permitirá de una forma rápida, rotar para ver desde donde acechan los enemigos. Comentar que inicialmente es bastante molesto tener que girar la cámara para ganar un buen ángulo, pero la práctica, junto con las ayudas que se han introducido, como el lock on con L1 y el encarar la cámara hacia donde mira el personaje, pulsando el stick izquierdo, ayudan bastante a hacerse con el control.

Cambiando de tercio, la ambientación de Otogi es simplemente increíble. Inspirado en la dinastía Heian y en su mitología, cada enemigo, cada construcción, cada arma o cada objeto está consecuentemente transportado al videojuego y además, puede verse en los extras como una lámina artesana pintada a mano propia del Japón feudal del siglo 10. Esto, junto con la atmósfera tétrica que transmiten algunos niveles, los efectos visuales y la música, hacen que realmente nos metamos en el papel de Raikoh. 

Desde aqui pensamos que los temas de Otogi intentan transportar al jugador al Japón medieval, y quizá para los más "hardcore" o jugones más duros esto pueda resultar aburrido, pero pensamos que la banda sonora sigue la linea de todo el juego de "paladar exquisito". En cuanto a los efectos de sonido, bien plasmados, destacando por encima los sonidos de los enemigos al impactar con el escenario, destrozándolo.

En cuanto al método de control, el stick izquierdo controla el movimiento (pulsándolo centramos la cámara hacia donde Raikoh está encarado) el derecho la cámara, botón A para salto, B para ataque rápido, Y ataque fuerte y X para utilizar la magia que tengamos equipada en ese momento. El gatillo izquierdo sirve para activar el sistema de puntería, como el Targeting del Zelda, y el derecho sirve para el Magic Dash o desplazarnos rápida y mágicamente. El control es rápido y sencillo, y la ejecución de los combos muy innata. Basta con alternar, combinando los 2 botones de ataque, el doble salto e incluso la magia.

Ahora, volvemos a remarcar que no es apto para todos los públicos. Hay que estar muy seguro de tener un paladar exquisito para probar Otogi. Saber valorar sus virtudes estará al alcance de los jugones más sabios. Como ya ha sucedido con algunos títulos controvertidos, a Otogi, o se le ama, o se le odia, y nosotros ya hemos decidido....

l  o    m  e  j  o  r

l  o    p  e  o  r