Operation Pig, análisis

Acción en vena con leves toques estratégicos mientras somos un agente que parece la versión pixelada de Albert Wesker en Miami Vice. Esto es Operation Pig, un juego con la dinámica de partidas rápidas portátiles para una Nintendo Switch que abraza el potencial de ver distintas propuestas para concebir un catálogo de Indies y AAAs variado. Vamos a echar un vistazo a esta locura ‘campy’ que se ríe constantemente de sus propios tópicos.

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Danko, Calor Rosado

Presentado hace 2 años como exclusiva para el MSXVR, Operation PIG se une al catálogo indie digital de Nintendo Switch en formato de descargable. Obra de Demon Videogames, desarrolladores Indies que han estado detrás también de remakes de títulos clásicos de MSX como Knightmare o Demonia -ambos de 1986-, el punto de partida ya establece la hilaridad de su sencilla trama: somos Danko, un superagente americano -no soviético- al que el presidente Ronald Reagan le encarga la misión de proteger un cerdo que el gobierno español ha regalado a la Casa Blanca…

El cerdito tiene la habilidad de viajar por el mundo y comer en zonas atestadas de enemigos que quieren matarlo para joderle la barbacoa a Reagan. Y ya está, así delirante es la justificación para meter al cochino en diferentes fases y convertirlo en el objeto a proteger. El objetivo en cada nivel es salvar al cerdo, y la forma de ganar es llenar una barra inferior roja enorme hasta el final.

Bullet Pig

El juego mezcla el estilo Run ’n gun con toques de estrategia: En cada nivel debemos proteger al cerdo, acabar con los enemigos, tener un ojo en el contador de tiempo y recoger ítems como oro y potenciadores para sobrevivir. Y todo ello esquivando una oleada sin fin de enemigos, balas y peligros. Porque el respawn de estos es constante, saliendo por una puerta de un generador que se convertirá en el elemento principal que debemos destruir en cada nivel. Cada generador y enemigo especial que derrotemos le dará un boost a esa barra. Al completarla finalizaremos el nivel con éxito.

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Tenemos hasta cuatro tipos de armas, cada una con sus ventajas. Por ejemplo la escopeta es efectiva, pero la metralleta dispara tres balas haciendo un arco y es útil para cargarse varios objetivos combinadas con el salto. Tenemos power ups que nos darán vidas extra e invulnerabilidad para el personaje o para el cerdo -estos últimos son una bendición-, bombas que revientan todos los enemigos en pantalla, zapatillas tipo Sonic, y cubitos de hielo -adivinad para que sirve este último.

Si pierdes todas las vidas, Game Over, pero si matan al cerdo dará igual la cantidad de vidas que te queden, será motivo de expulsión directa como gamer y a cargar la partida. Por fortuna, el juego guarda bien y nos dejará exactamente en el nivel en que nos mataron.

Por descontado la Fase 1 -de las 8 que tiene- y sus 5 niveles son un paseo, pero a partir de la Fase 2 nivel 3 la cosa cambia… Porque la variedad de enemigos y de peligros -¿qué sádico ha programado lo de las bombas varia-barra de vida del tirón? se multiplica exponencialmente, y las armas extra, que vienen en forma de potenciadores, tienen munición limitada. Y cuando uno descubre que dejando pulsado el botón de disparo la cadencia de fuego es automática en todas, es fácil que cojamos una escopeta recortada y nos fundamos sus preciadas balas de calibre gordo en un suspiro, en vez de usarlas con cabeza para cargarnos las puertas.

Pay To Advance

Implementada quizás para alargar la vida y reto del juego, la clave para avanzar de fase en fase es que tenemos que ganarnos la llave a esa nueva fase. Y eso lo haremos a base de oro, que recogemos al matar enemigos y destruir generadores -pero de manera random, no siempre aparece-, y la gracia está en que cuanto más tiempo dejemos pasar al aparecer el token en pantalla -moneda, lingote, cáliz-, más oro cogeremos, pero también nos arriesgamos a que desaparezca. Por tanto, si no tenemos la suficiente cantidad estaremos sin poder avanzar y condenados a repetir los niveles anteriores.

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De cara a aumentar la rejugabilidad, el estudio ha implementado una serie de retos que se desbloquean tras pasarnos un nivel por primera vez:

¿El problema? Que si bien los retos es una inclusión acertada para alargar la vida del juego -preparaos para demostrar vuestra habilidad al mando, son bien jodidos-, el obligar al jugador/a a repetir niveles si no tiene oro para abrir la siguiente fase se carga el ritmo arcade intenso de su gameplay y frena sobremanera el hype de cara a seguir avanzando en la Campaña -que por cierto es cortita. Quizás es una decisión de sus creadores para alargar el tiempo de juego, pero a nuestro juicio le resta la intensidad que el género brinda.

Cal y Arena

Una cosa que nos ha encantado es el diseño a mala leche de algunos de los niveles. En apariencia el juego parece una versión Contra de Snow Bros, Pang y similares, de esos que veías todo el nivel en la pantalla (o casi todo, revelándose el resto al trepar por las plataformas): es un Run ’n Gun plataformero super clásico, pero en cada nivel las plataformas varían, así como las puertas de respawn de los enemigos y la colocación del cerdo.

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A veces lo tenemos en el medio de la pantalla y las puertas en las esquinas, otras empezaremos justo debajo del todo, rodeados de puertas con el cerdito en una esquina en la parte superior ,y tendremos que CORRER literalmente para protegerlo y solventar el nivel de arriba-abajo por ejemplo. Habrá que protegerlos en niveles selváticos que parecen de un ‘actioner’ 80s, otros que encajarían en el Donkey Kong, incluso uno medieval que parece del Fortress of Fear de GB y similares. Algunos son muy divertidos, pero otros repiten el diseño nivel tras nivel y solo varían los enemigos y peligros a sortear.

MIDI BITS

A nivel visual, está claro que Operation Pig juega a mimetizar ese aspecto gráfico pixelArt de los juegos de 8 Bits y también los de los compatibles 386 -sobre todo en las cinemáticas. Todo el juego es una carta de amor a esa época, se mueve fluido y es colorista, aunque a veces peca de una acumulación visual -sobre todo jugando en la Switch en modo portátil- que lleva a confusión.

A nivel sonoro, kudos a la BSO del compositor patrio ‘Spidey’, que le inyecta energía al gameplay buscando replicar esos tonos pulsátiles MIDI desde el tema del menú inicial -ese tono a lo Huelsbeck de Turrican mola mucho-, y con piezas como la del escenario Castle que recuerdan agradablemente al estilo de los Castlevania 2D. -un consejo: bajad el volumen de los efectos de sonido y dejad que la música suene por encima de estos. Mejora la experiencia.