Tan cierto como que los videojuegos son un entretenimiento global lo es que los gustos de los diferentes mercados internacionales son bien distintos. Mientras que en Europa y América estamos más habituados a unos tipos de juego determinados, Japón es la tierra de los experimentos y de donde han salido muchas grandes obras del entretenimiento. Pero para ello, hay muchos otros títulos que caen en el abismo del olvido, relegados a los caprichosos gustos nipones, y que nunca llegan a salir de la isla. La serie Onechanbara, iniciada en PlayStation 2, ha conseguido hacerlo en varias ocasiones, llegando a nuestro continente como Zombie Hunters.
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Recientemente recibíamos también la adaptación para Wii del título que nos ocupa, bajo el sobre nombre de Bikini Zombie Slayers. Ahora, es el momento de juzgar el título corriendo en Xbox 360, con la coletilla de Bikini Samurai Squad. Desde luego, este llamativo título resume en tres palabras los argumentos principales del juego, el cuerpo de su protagonista, katanas y sangre por doquier. Probablemente, a muchos aficionados al cine de serie B este cóctel les pueda sonar interesante y con suficiente atractivo como para interesarse por el título. Sin embargo, no hay que engañar a nadie, el juego de Tamsoft y D3 Publishers no es más que un flojo intento por calar entre un reducido grupo de aficionados ofreciendo un resultado pobre y desfasado.
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Gráficos
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Pésimo. Esta es la palabra que podría definir de forma rápida y clara el apartado visual del título. Ni siquiera teniendo en cuenta que el juego se lanzó en Japón acompañando al desembarco de Xbox 360 es posible justificar semejante presentación. Dejando a un lado el cuidado modelado de las protagonistas, en las que se ha dedicado casi la totalidad del esfuerzo de este apartado, el resto de elementos son fácilmente olvidables por su nula calidad. Los zombis, genéricos y sin carisma, no son más que repeticiones de los mismos modelos durante toda la aventura. Como en todo buen juego gore que se precie, emiten litros de sangre al ser partidos por la mitad por nuestras chicas, lo que resulta atractivo los primeros diez minutos de juego por su espectacularidad.
Incluso ofreciendo un combate ciertamente vistoso por las numerosas combinaciones de golpes, cortes y fragmentaciones que soportarán los zombis, el apartado gráfico resulta insulso al poco tiempo. Los escenarios, carentes de cualquier personalidad, no son más que una sucesión de estancias cerradas en las que se nos irá bloqueando hasta acabar con el último enemigo de la zona. Barreras que surgirán del suelo nos impedirán avanzar más hasta que no exterminemos cualquier rastro de no-vida del área. La ausencia casi total de elementos en los escenarios, sus pobres texturas y su diseño, totalmente desfasado, hacen que el apartado visual del juego se asemeje más a un título de comienzos de la anterior generación que a uno de la actual.
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Por suerte, los desarrolladores han puesto más esfuerzo en modelar a las protagonistas y las tres chicas disponibles contarán con un nivel de detalle mucho mayor, más cercano a lo que se podría esperar de la tecnología actual. Por supuesto, esto funciona como reclamo obvio para engatusar al espectador, que podrá deleitarse con un auténtico baile de pechos y nalgas mientras reparte estopa a diestro y siniestro. Incluso contaremos con un modo dedicado a diseñar nuevos vestuarios para las protagonistas, que se irá completando con nuevos elementos según avancemos por las misiones.
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Música y Sonido FX
Discreto repertorio musical el ofrecido por el título, con melodías que se olvidan rápidamente después de abandonar el juego. Se ha elegido una mezcla de rock y música electrónica que le queda ciertamente extraña a la ambientación, que se supone oscura y misteriosa. En general, las canciones no son demasiado largas y notaremos la repetición demasiado a menudo, agravando todavía más la sensación de que nos encontramos ante un apartado flojo. Las voces, en perfecto Japonés, acompañan a un conjunto de sonidos tristes y sin personalidad alguna.
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Los gruñidos de los enemigos y el silbido de las espadas serán una constante en nuestros oídos, que rápidamente acabarán cansándose de esta melodía repetitiva. Los proyectiles no mejoran esta sensación, añadiendo todavía más ruido a la mezcla final y creando un torbellino sonoro difícil de disfrutar. Probablemente, resulta una buena idea el bajar el volumen del juego al máximo y obviar cualquier tipo de sonido, ya que en ningún momento se reciben instrucciones por este canal, que puede pasar desapercibido sin problema alguno.
Jugabilidad
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Aya y Saki, dos hermanas que han heredado una maldición, la sangre maldita. Esto les permite entrar en un frenesí asesino en el que son capaces de destrozar cualquier cosa que les pase por delante, incluyendo hordas de enemigos. Sin embargo, este estado berserker hace que vayan perdiendo energía paulatinamente, hasta caer inconscientes si no son capaces de acabar con él a tiempo. Después de salvar a su hermana Saki en el anterior título de la franquicia, ambas viven en paz hasta la invasión de Tokio por parte de cientos de no muertos. Recién salida de la ducha, Aya decide que con su sombrero de cowboy, su bufanda, sus botas altas y su bikini tiene protección de sobra para luchar contra los enemigos, y marcha hacia la batalla.
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Nos encontramos ante un hack'n slash al uso, en el que la principal idea es ofrecer una diversión rápida y constante. De hecho, el argumento existe casi como excusa para ofrecernos una alta dosis de hemoglobina y carne en pantalla. La historia se desarrolla en secuencias intermedias entre las diferentes misiones, aunque perdérsela sólo supone no saber bien que hacer en la próxima misión. Más aún, no recibiremos instrucción o pista alguna sobre los distintos objetivos a cumplir, y tendremos que ir improvisando o suponiendo los siguientes pasos a dar. Tampoco suele resultar difícil, ya que para avanzar por los escenarios deberemos ir barriendo de la ciudad a cuanto zombi encontremos.
Para ofrecer algo más que sangre y chicas ligeras de ropa, Tamsoft ha implementado un sistema de evolución de los personajes, que nos permitirá subir de nivel a nuestras protagonistas. También podremos mejorar sus habilidades, obteniendo nuevos golpes y capacidades especiales según avance la historia. Desafortunadamente, cualquier innovación o interés en este aspecto resulta casi nula, ya que sean cuales sean nuestros poderes podremos limitarnos a machacar sin piedad los botones de ataque. Así podremos lograr ejecutar combos, difíciles de repetir por la ausencia de un tutorial que nos muestre como hacerlo. Los niveles de dificultad más difíciles dejan de ser un mero paseo para requerir algo más de cuidado por nuestra parte, y será aquí donde aquellos que decidan darle una oportunidad al título puedan disfrutar más del sistema de combate.
Y probablemente será de lo único de lo que puedan disfrutar, puesto que el resto de elementos conforman un pequeño desastre jugable. El modo misiones no resulta un modo al uso, ya que no es más que un compendio de los diferentes objetivos que cumpliremos en la historia. Afortunadamente, se ha añadido un multijugador cooperativo, sólo en local, para que alguien pueda compartir con nosotros este despropósito. En esta configuración, un jugador controlará a Aya y otro a Saki, mientras que si se juega individualmente contaremos con la opción de cambiar entre ambas en cualquier momento. Como colofón, existen ciertas partes en las que el juego cooperativo no es posible, por exigencias del guión, así que en estos momentos el desarrollo en equipo se verá interrumpido para posponerse hasta otro momento, cuando la situación así lo permita.
Mas allá del modo principal y el de misiones, contamos con el área de vestuario y la zona de visualizado de modelos, zona dedicada a los más voyeurs, que podrán deleitarse eligiendo una animación que el personaje reproducirá una y otra vez. Según avancemos por la historia y derrotemos a los jefes finales obtendremos nuevos elementos para Aya, Saki y Anna, como nuevos peinados, colores de pelo y ropa, con las que vestirlas listas para la batalla. Como una casa de muñecas virtuales, pero hablando de expertas en el uso de armas, capaces de acabar con decenas de seres en cuestión de minutos.
La floja IA del juego va en consonancia con el resto de apartados, con enemigos que permanecerán estáticos mirando impasibles como descuartizamos a sus compañeros o pájaros que vuelan a apenas metro y medio del suelo. Incluso en los modos de dificultad más complicados nos complicará más la vida el volumen de zombies que su prodigioso intelecto y capacidad para el combate. Los tiempos de carga, considerablemente largos y frecuentes, añaden al juego otro elemento negativo, resultando bastante extensos para lo que posteriormente se nos muestra en pantalla.