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Nidhogg II

Nidhogg II

  • PlataformaPC7PS47NSW
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorMesshof
  • Lanzamiento15/08/2017 (PC, PS4)22/11/2018 (NSW)
  • TextoInglés
  • EditorMesshof

Nidhogg II

Pura diversión en compañía, efímero y algo conservador; así podríamos definir Nidhogg II, lo nuevo de Messhof que llega a PC y PS4 para tratar de mejorar su sorprendente entrega original. ¿Lo logrará? La respuesta en nuestro análisis.

Nidhogg supuso en su momento todo un soplo de aire fresco al desarrollo independiente, un título arriesgado tanto en sus mecánicas como en su puesta en escena que cautivó a miles y miles de jugadores gracias a una propuesta de juego tan simple como directa: batirse en duelo en animados combates de esgrima. Mucho ha llovido desde 2014, año de su lanzamiento original, y sus responsables, Mark Essen y Kristy Norindr, fundadores del estudio californiano Messhof, no han querido perder la oportunidad de llevar su concepto original a nuevas cotas en casi todas sus facetas; ¿lo habrán logrado con Nidhogg II? Y es que el título ya está disponible tanto en PC como en PlayStation 4, de nuevo, apostando muy fuerte por su vertiente competitiva de uno contra uno y con un profundo lavado de cara en lo estético, pasando de los píxeles ochenteros a un estilo pixel art que no dejará indiferente a nadie.

El sangriento camino al otro lado... de la pantalla

La reducción de la jugabilidad a la mínima expresión funcionaba muy bien en su concepto original. Movilidad en dos dimensiones, saltos, estoque a varias alturas... Todo para tratar de matar al rival antes de que él haga lo propio con nosotros; y así una y otra vez. En Nidhogg II se mantiene el concepto intacto, aunque con algunas leves diferencias que a la práctica resultan más que notables. Para comenzar, ahora disponemos de una mayor variedad de armas que nos obligan a recurrir a diferentes estrategias, ya sea para atacar o para defendernos. Y es aquí cuando se producen las primeras contradicciones; y es que un mayor arsenal ‒dagas, mandobles, arcos‒ implica un mayor desequilibrio en determinadas situaciones, algo que sitúa la aleatoriedad por delante de nuestra habilidad. Sí, las situaciones pueden llegar a ser incluso más surrealistas e inesperadas, pero en algunos momentos la frustración nublará cualquier atisbo de diversión.

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Nidhogg II nos invita a ser auténticos psicópatas a los mandos del pad, tratando de diseñar en todo momento la mejor forma de despedazar a nuestro rival de las formas más variopintas. Sus combates son simples a más no poder; podemos correr, saltar, dar patadas, lanzar el arma contra nuestro enemigo... Las posibilidades son numerosas, aunque tras unas cuantas partidas nos daremos cuenta de lo efímero de su concepto. Tanto es así, que la constante repetición de los mismos elementos puede acabar por hastiar a la mayoría ante una alarmante falta de variedad, algo que se multiplica ante la ausencia total de modos de juego; el menú lo deja claro: arcade o multijugador. Por suerte, es el modo multijugador se corona como el auténtico protagonista del título, ahora tanto online como local, aunque como no podía ser de otra manera, jugar junto a un amigo disipa toda duda sobre su sobriedad en contenidos.

Nuestro objetivo es llegar al otro extremo de cada nivel, tratando de sobrevivir una y otra vez a un mismo adversario que por mucho que matemos, volverá a la carga una vez hayamos recorrido cierta distancia. Aunque uno de los contratiempos más claros frente a la primera entrega es que ahora se premia el ser un machacabotones, especialmente frente a la escasa IA del juego. Un mayor arsenal y una mayor variedad de movimientos ‒ahora bastante más rápidos‒ dejan algo de lado la estrategia más pausada en favor de una jugabilidad más frenética. Aun así, el carácter táctico del primer Nidhogg sigue presente, regalando al jugador auténticos momentos de locura; el título engancha, de eso no hay duda, ¿pero hasta qué punto?

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Como decimos, las opciones para un jugador son más bien escasas, con un modo arcade dividido en 10 niveles ‒con pocas diferencias entre sí más allá de lo estético‒ que podremos superar en menos de media hora. Sí, podemos organizar torneos para hasta 8 jugadores, configurar el aspecto de nuestro avatar con un buen puñado de variables estéticas... y poco más. Y todo en un título que por 19,99 euros podría ofrecer mucho más a nivel de contenido. El concepto es válido, divertido, engancha en el momento que dominamos todas sus posibilidades arma en mano, pero rápidamente cae en la reiteración más absoluta; por suerte, podemos modificar ciertos atributos de los combates para que ninguno sea como el anterior, eso sí, sólo en modo local.

A nivel visual se ha logrado dar un salto notable desde el parco aspecto del primer título, aunque para muchos el diseño artístico elegido para la ocasión resulta poco agradable a la vista, por así decirlo. Sí, el carácter retro se mantiene y sus creadores han optado en esta ocasión por sprites de mayor tamaño y más detallados, escenarios mucho mas recargados y animaciones más frenéticas. Pero hay algo en su estética que puede no convencer a todos. Eso sí, la violencia más explícita está a la orden del día; y es que a pesar de su aparente personalidad cartoon, el título es muy bestia, incluso visceral. Sólo hace falta ver el crudo destino del final de cada fase...

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.