Agudeza visual

Incluir una entrega de la serie Mystery Case Files en el catálogo Touch! Generations de Nintendo  es una decisión indudablemente acertada, ya que encaja perfectamente con su filosofía de esta línea comercial. Y es que la franquicia desarrollada por Big Fish Games se caracteriza por ofrecer una serie de puzles en donde el jugador, encarnando el papel de investigador privado, deberá encontrar diversos objetos ocultos por el escenario. Una premisa que atrapa a la audiencia casual por su sencillez y engancha a los más expertos gracias a la adicción de sus continuos retos visuales.

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En MillionHeir, el misterio no es descubrir porque Rick A. Chon -el multimillonario más conocido de Tiger Point- tiene un nombre tan singular, sino esclarecer el enigma de su súbita desaparición. Todo apunta a que éste ha sido secuestrado, así que nuestra doble tarea como detectives será la de encontrar tanto al captor como al heredero de su fortuna de entre una lista de doce sospechosos. Para interrogarles contaremos con la inestimable ayuda de la Computadora del Crimen, fiel compañera y herramienta que nos guiará a través de la investigación, ofreciéndonos siempre múltiples objetivos a completar.

Mas las interrogaciones serán bien singulares porque, en lugar de encontrar pruebas y realizar deducciones, nuestro cometido se reducirá a hallar los ítems aleatorios que la Computadora necesita para sus análisis. Aquellos que esperasen una experiencia de juego más fidedigna al mundo de los detectives se verán inicialmente decepcionados, ya que la trama -simple y sin pretensiones narrativas- es sólo una excusa para desplegar un desfile de puzles al más puro estilo ¿Dónde está Wally?.

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Tras un diálogo inicial con el sospechoso de turno, podremos viajar libremente por una serie de escenarios. En cada uno de ellos habrá una lista de objetos por encontrar, desde una pelota de fútbol hasta un dinosaurio, pasando por martillos, collares, perros... Como MillionHeir está totalmente traducido al español, en la gran mayoría de los casos el jugador no tendrá ningún problema a la hora de identificar sus objetivos. No obstante, se pueden producir contadas confusiones: cuando la aliada tecnológica ordena encontrar un "sargento", bien se puede estar refiriendo tanto a un suboficial militar como a una herramienta; o una "reina" puede ser la pieza del tablero de ajedrez o una carta de baraja...

Descontando estos equívocos sobre la naturaleza de las pruebas a recolectar, la traducción ha sabido adaptar a la perfección el humor ligero que rezuma la serie. Desde los juegos de palabras que forman los nombres de los personajes -Candy Data, Marina Gallas- hasta los comentarios irónicos de la Computadora -"ahora es cuando debería aparecer el villano para detenernos"-...  todos los elementos cómicos logran sonsacarnos esporádicas sonrisas, sin llegar a los niveles histriónicos de una buena carcajada.

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Big Fish ha logrado sacar buen provecho de las capacidades de Nintendo DS para este Mystery Case Files. La pantalla superior nos mostrará una imagen general de la habitación junto a su correspondiente listado de ítems, mientras que nos moveremos diligentemente por la inferior. Para ello, podemos desplazarnos utilizando tanto el stylus como los botones de dirección; dos opciones que pueden rivalizar perfectamente con la fluidez de los controles de las entregas para PC. Cuando creamos haber encontrado uno de los objetos deseados, bastará con tocarlo para añadirlo automáticamente en nuestro inventario. Pese a que el juego permite realizar unos cuantos fallos, empezará a descontar minutos si se empieza a tocar el escenario indiscriminadamente.

Conforme se vayan aclarando los diferentes misterios a resolver, no sólo aumentará el número de escenarios y de pistas a recolectar, sino que además las condiciones expuestas en las listas se irán complicando. En ocasiones, será necesario juntar objetos o manipularlos para complacer a la Computadora del Crimen. Dos ejemplos esclarecedores: una "cola de rata" significa localizar a dicha alimaña y dibujarle el singular apéndice; mientras que para "abrir un candado" basta con trazar una línea que una el ítem de marras con la llave adecuada. Se trata de un añadido interesante que ofrece variedad al juego sin complicar sus sencillos controles; manteniendo presionados uno de los botones L-R podremos manipular cuánto sea necesario para avanzar en la misión.

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Algunos de los sospechosos ofrecerán diversas herramientas cuya finalidad es ayudar al investigador a encontrar aquellos ítems escondidos a simple vista. La linterna iluminará el camino en las habitaciones más oscuras, el visor de rayos X mostrará lo que se oculta tras ciertos objetos, la cibercaña apagará todo tipo de fuego -soplando a través del micrófono-, y las gafas de buceo son ideales para las indagaciones submarinas. Para agilizar las búsquedas y para evitar la confusión a la hora de utilizar dichos utensilios, el juego siempre avisará cuando su uso sea estrictamente necesario para "limpiar" la habitación. No obstante, estos objetos no añaden ninguna profundidad a los desafíos, y se quedan en meros añadidos que alteran la presentación visual de los enigmas.

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El tiempo indicado para cumplir con éxito las pesquisas detectivescas dependerá del modo de dificultad escogido. Dos de ellos -Principiante y Detective- se encuentran desbloqueados desde el inicio, y convierten el caso en un paseo peligrosamente relajante que puede desembocar en tedio y hastío. El auténtico desafío es la modalidad Superdetective, donde dispondremos de tan sólo 30 segundos para encontrar uno de los objetos de la lista. Con tan poco tiempo, la búsqueda se hace frenética y estimulante; una lástima que este modo sólo esté disponible tras solucionar el caso, ya que para entonces muchos de los jugadores carecerán de incentivos para volver a empezar la aventura.

Entre interrogatorio e interrogatorio, MillionHeir nos ofrecerá un respiro a modo de refrescantes minijuegos. Su repertorio incluye algunos de los más clásicos -buscar las diferencias, paneles deslizantes, puzles...- y otros más novedosos -como la resolución de jeroglíficos animados- cuya originalidad a veces sobrepasa al resto de contenidos del juego. Pese a que muchos de ellos se repiten a lo largo de la investigación, cumplen su cometido de distraernos de tanta búsqueda y escenarios barrocos.

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Los detectives ávidos de retos visuales tienen en su haber más modos que alargan la experiencia del juego. Complementando a la Historia, Partida Rápida está ideada para aquellos que prefieran buscar objetos aleatorios sin ningún tipo de contexto narrativo. A su vez, contamos con diversas opciones multijugador: Yincana permite configurar una partida para hasta 4 investigadores que pueden cooperar o enfrentarse entre sí para recuperar las pistas, mientras que Partida por Turnos es una versión más reducida en la que todos los jugadores pueden participar en una misma consola. Asimismo, hay un par de extras: cabe la posibilidad de enviar una pequeña demostración a los amigos, o bien poner a prueba nuestros reflejos gracias a minijuego en donde debemos desvalijar la sala de los tesoros del excéntrico coleccionista en tan sólo un minuto.

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Tanto los gráficos como el sonido buscan ofrecer ambiente al detective sin ningún tipo de pretensión. Las localizaciones son variadas y ofrecen pequeñas animaciones y bromas visuales -destacar la insana presencia de ninjas que espiarán al investigador desde todos los rincones posibles-. La banda sonora queda relegada en segundo plano para darle una mayor importancia a los bien conseguidos efectos de sonido, logrando así darnos la sensación de estar explorando minas, jardines, cocinas, estudios de televisión...

No obstante, el auténtico villano de Mystery Case Files: Million Heir no es el secuestrador del multimillonario, sino su propia premisa. Pese ofrecer una considerable variedad de modos y opciones, el jugador no tardará en cansarse de realizar la misma tarea una y otra vez. La sensación de repetición se hace más pronunciada cuando comparamos el título con otro juegos similares que comparten el sello Touch! Generations: la confusa trama no está a la altura de los casos de Phoenix Wright, y sus sencillos retos visuales no pueden hacer frente a los periplos enigmáticos del profesor Layton.

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Quizás lo mejor hubiese sido dejar de lado el modo historia y haberse centrado en realzar aspectos más interesantes como la manipulación de objetos y el uso de las herramientas. Pese a todo, Big Fish está yendo por el buen camino y de bien seguro que, si soluciona los fallos cometidos, el siguiente enigma portátil que nos plantee puede llegar a convertirse en un imprescindible dentro del catálogo Touch! Generations. Hasta que llegue ese momento, Million Heir se queda en un pasatiempos ideal para ser jugado en breves intervalos de tiempo. Y aún así, partida tras partida, sus encantos se irán difuminando hasta formar parte de la miríada de objetos que moran ocultos en el escenario. ¿Seremos, entonces, capaces de volverlos a encontrar?