Análisis de Mobius Final Fantasy

"El nuevo juego de los principales responsables de la saga". Así de directo y pretencioso se presenta este Mobius Final Fantasy en la play store. Es el inicio de un panegírico que pone las expectativas por las nubes: “Una gran historia con gráficos extraordinarios”, “revolucionario sistema de batalla”, “un sistema de trabajos clásico… ¡adaptado a los nuevos tiempos!”... Con tan elevada carta de presentación, el propio juego se pone difícil a sí mismo estar a la altura de sus expectativas. Y en cierto sentido defrauda.

No es que Mobius Final Fantasy sea un mal juego. Sus gráficos 3D con un notable uso de partículas y efectos de iluminación están por encima de lo que generalmente se ve en juegos para dispositivos móviles, acostumbrados al mínimo común para llegar al máximo de usuarios. El sistema de batalla, por su parte, tiene más de un detalle interesante. Pero otros aspectos lastran en demasía la experiencia.

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El juego comienza con nuestro protagonista siendo guiado por una voz hacia un nuevo planeta; sus memorias borradas y su objetivo marcado por el destino: convertirse en el nuevo guerrero de la luz. Como él, miles de personas, los llamados “blanks”, aterrizan con la misma intención.

Desde el primer combate, el juego nos introduce en la base de su jugabilidad, los combates, con unos detallados tutoriales guiados que nos acompañarán durante la primera media hora. Esta guía es imprescindible para dominar un sistema más complejo en apariencia que en su uso, y con un cierto componente de azar que quizá disguste a algunos jugadores.

Nuestro movimiento básico es el ataque, el cual realizaremos pulsando la pantalla en cualquier punto vacío. En principio tendremos tres ataques antes de que nuestros enemigos nos devuelvan el golpe. Al atacar obtendremos unos orbes de distintos elementos (fuego, agua, viento, tierra y salud), hasta llenar una barra.

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Cuando tengamos la cantidad suficiente de cada tipo, podremos lanzar una habilidad (un ataque superior de tipo elemental) correspondiente al o los elementos de los orbes que hayamos acumulado. También podremos usar estos orbes, en concreto aquellos del elemento de los ataques de nuestro enemigo, para reforzarnos y recibir menos daño, y en el caso del elemento vida, para recuperarnos un poco. Durante los combates también acumularemos una barra de especial que nos permitirá lanzar un ataque devastador cuando esté llena.

Nuestras habilidades corresponden a cartas, las cuales iremos desbloqueando bien gracias a las que dejen tras de sí enemigos derrotados, bien a través de una tienda en el juego. Las que vayamos acumulando y no usemos podrán ser vendidas para obtener giles, y si tenemos suficientes giles podremos gastarlos en fusionar varias para aumentar su poder.

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Cartas son también los trabajos, los cuales podremos cambiar variando nuestro mazo. En él juntaremos la carta de trabajo deseado con las de habilidades y armas para permitirnos cambiar a nuestro personaje, solitario en su aventura salvo por un moguri y un hada compañeros. Al combatir subiremos nuestro mazo de nivel por un lado, y nuestro personaje por otro, si bien cada uno eleva unas características distintas, por lo que conviene variar de vez en cuando para entrenar diferentes oficios.

Luchar es la base del juego, pero también se podría argumentar que es (más allá de las breves escenas entre zona y zona y la animación de nuestro personaje caminando), lo único que hay en el juego. A diferencia de Final Fantasy Brave Exvius, donde una vez acabadas las tandas de combates en una zona podíamos proceder a explorarla en muchos casos, aquí salvo rara excepción de algún escenario en el que podemos movernos levemente, el componente de exploración desaparece.

La progresión, por tanto, se limita a prepararnos para luchar antes de acceder a cada zona, enfrentarnos a una secuencia de 3 a 5 enemigos, vencer, ver un trozo de historia y repetir. Un esquema que si bien se adapta bien a la forma de jugar en dispositivos portátiles, en sesiones cortas, limita mucho la experiencia y puede resultar excesivamente repetitivo en sesiones algo más largas.

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En caso de ser derrotados en batalla, o de necesitar una ayudita extra, o querer acceder a mejores cartas, el juego nos pide contar con “magicite”. Este material se acumula periódicamente en nuestra partida según pasa el tiempo, hasta alcanzar el máximo posible cada 17 horas. En ese momento deberemos recogerlo si queremos generar más. Si no, la otra forma de obtenerlo es pasar por caja. En ese sentido, el juego permite avanzar de forma gratuita a cambio de paciencia, reservando las ventajas de pagar a los más impacientes.

El juego cuenta también con recompensas por login y misiones temporales con las que obtener recursos y nuevos retos para los jugadores veteranos. Cuenta asimismo con “gift boxes”, cajas regalo que por un precio módico de magicite empaquetan gran cantidad de elementos para el jugador, y que solo pueden adquirirse una vez cada mes.

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Al igual que en Brave Exvius, antes de cada zona podremos elegir una habilidad de apoyo de un jugador ajeno. Esto nos permitirá equilibrar nuestro mazo de aquellas habilidades más necesarias ante cierto enemigo sin necesidad de rehacerlo para cada zona.

Respecto al guión, si bien cuenta detrás con la firma de Kazushige Nojima (que ha trabajado en esas lides en FF VII, VIII, X o XV ente otros títulos), carece de gancho, aunque cumple su misión de engarzar las distintas zonas y dar una excusa para avanzar a la siguiente zona. Los personajes, tanto el protagonista como sus dos acompañantes, así como los secundarios, adolecen por su parte de una importante falta de carisma.  

A diferencia de Final Fantasy Brave Exvius, Mobius Final Fantasy carece de localización para Europa por lo que los únicos idiomas disponibles son inglés o japonés. El juego está doblado en una parte importante de sus diálogos y requiere un nivel medio al menos para poder seguir el argumento al usar vocabulario específico y relativamente avanzado. Los controles se pueden adaptar para diestros o zurdos.