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Metal Slug 7

Metal Slug 7

Escasa inyección de adrenalina

Si os creíais que el equipo de Metal Slug ya se había retirado, estábais equivocados. Marco, Tarma, Fío y el resto del grupo vuelven para pararle los pies al general Morden una vez más, esta vez en Nintendo DS en un arcade divertido y extremadamente entretenido. ¿Merece la pena recuperar el "Mission Start" a día de hoy? Te lo descubrimos.

¿Quién no recuerda los salones recreativos? Lo más nostálgicos coincidirán en que eran poco menos que templos donde los jugones de cada zona se reunían a pasarlo en grande y a demostrar, si hacía falta, su dominio con el pad en lo que respecta a juegos competitivos como Street Fighter II. Durante principios de la década de los 90 estos lugares de ocio estaban repletos de juegos, algo similar a lo que se vive ahora en cuanto a lanzamientos en lo referente al mercado doméstico. No era raro ir al salón buscando el nuevo juego de carreras o de pistolas.

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Era fácil que se escapase alguno entre tanta maraña de nombres. Unos duraban poco allí por que la gente los obviaba, otros sin embargo se mantenían ahí durante semanas, meses, incluso años. Y los juegos de SNK formaban -mayoritariamente- parte de este grupo. Sí: en los bares siempre estaban Puzzle Bubble, Tetris o Street Fighter II. Pero en los salones, SNK estaba al mismo nivel que los demás y no era complicado encontrar un Fatal Fury o, por supuesto, un Metal Slug.

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La franquicia, nacida bajo los circuitos de Neo-Geo, supo hacerse un nombre entre la gente gracias a un cóctel ganador de dos elementos principales: sentido del humor y una jugabilidad a prueba de bombas que, si bien no era lo más innovador del momento, sí supo cómo desarrollarse hasta el punto de implicar al jugador en la situaciones planteadas. No era un juego emotivo ni dependía de una gran historia para lograr tal efecto, simplemente una buena cantidad de balas en pantalla y un botón de salto para esquivarlas conseguían que despegarse del pad fuese extremadamente complicado.

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Los que antaño íbamos a los salones tratábamos de aguantar lo máximo posible con nuestras monedas de cinco duros. Y no fue hasta mediados de la década, cuando los sistemas domésticos empezaron a ser más comunes, hasta que pudimos disfrutar de la franquicia sin temor a quedarnos sin blanca. La serie adquirió nombre y fama, lo que generó hasta siete entregas contando la expansión de la segunda parte, X. Ahora llega la octava parte de la saga, la número siete si únicamente hablamos de los ‘numéricos'.

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¿Y qué puede esperarse? Pues para empezar y para ser rápidos, un más de lo mismo. Metal Slug lo sigue siendo como antaño, por lo que seguimos encontrándonos un arcade de avance lateral en el que debemos acabar con tropas de soldados durante seis misiones a cada cual más complicada, todas ellas custodiadas por un jefe de un tamaño considerable y que cuenta con unos patrones de ataque totalmente definidos y marcados. Los que antaño adoraron la serie, volverán a disfrutar con esta entrega como lo hacían entonces.

No podríamos hablar de innovaciones, pues que desde la primera entrega la serie no ha experimentado ningún cambio, digamos, brusco. Sólo el añadido de más vehículos o más armas era suficiente para que probar cada capítulo fuese casi una religión. ¿Quién no recuerda la fase de las momias de Metal Slug 2?, ¿o ese sublime nivel lleno de zombies en Metal Slug 3? Habría que ser sinceros y aclarar que Metal Slug 7 no cuenta con ningún nivel de esta calidad, si bien tampoco es un juego que esté carente de emociones.

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Ya desde el principio podemos intuir el mimo que SNK Playmore ha puesto en este nuevo capítulo (que llegará próximamente al Xbox Live Arcade): se han recuperado a los personajes de la sexta entrega, es decir, los cuatro clásicos de la franquicia y dos invitados de auténtico lujo y que se amoldan como un guante a esta mecánica. Por tanto, regresan Marco, héroe atemporal de la franquicia que lleva dando guerra desde la primera entrega, Tarma, y las féminas Fio y Eri. Las 'nuevas' incorporaciones son dos viejos conocidos de la saga estrella de SNK, The King of Fighters, quienes debutaron antaño en el divertidísimo Ikari Warriors: Clark  Still y Ralph Jones.

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 Todos los personajes son exactamente iguales en cuanto a habilidades, exceptuando estos dos últimos: Ralf es capaz de hacer su Vulcan Punch, un ataque más potente que una granada, por ejemplo. Así mismo, sus ataques cuerpo a cuerpo son más poderosos, e incluso es capaz de usar su cuchillo para enfrentarse a tanques. Clark por su parte coge a sus enemigos y los lanza a lo lejos, manteniendo por lo demás el manejo de cualquier arma.

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Como en todas las entregas de la franquicia, el desarrollo consiste en avanzar hacia delante limpiando la pantalla de enemigos. Para ello se dispone de varias armas que aparecen en momentos puntuales del trayecto, bien sea acabando con soldados o rescatando a los numerosos rehenes que hay por el escenario. En esta entrega podemos llevar hasta un total de dos e intercambiarlas en cualquier momento, lo cual es un añadido indudablemente valioso.

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Tampoco han desaparecido los vehículos, desde los clásicos tanques hasta otros que harán soltar una lagrimilla nostálgica, como el traje mecánico utilizado para vencer al jefe de la fase de las momias de Metal Slug 2. Casi todos los demás iconos de la franquicia siguen aquí, todas las armas (ametralladoras, escopeta, pistola) e incluso se han incorporado algunas nuevas como un lanza-rayos bastante curioso. Todo sirve para engrandecer la diversión de un título que de por sí es absolutamente entretenido, si bien peca en un aspecto primordial y que hiere de muerte todo lo anterior: su duración.

Los juegos de la serie Metal Slug nunca han sido excesivamente largos, si bien algunos capítulos superaban ampliamente la hora de duración, llegando casi a 120 minutos. Algo muy elevado considerando que era una máquina recreativa, pero extremadamente escaso en un título para el ámbito doméstico y a un precio estándar de 40€. En esta ocasión, siete fases no excesivamente largas es todo lo que ofrece un cartucho que si bien merece la pena, tiene éste aspecto como uno de sus principales fallos.

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Con esto nos referimos a la campaña principal, puesto que tampoco ofrece opciones multijugador ni locales ni Online, quedando como único elemento rejugable el modo Escuela de Combate recuperado de Metal Slug X. En él, una irónica instructora nos pedirá que realicemos varias pruebas en un límite de tiempo, como acabar con un grupo de enemigos sin morir, entre otras, o derrotar a los jefes con un tipo determinado de arma.

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El problema es que carece de esos elementos que lo podrían convertir en un fuera de serie, desde fases más carismáticas hasta un enfoque más 'portátil', premiando la rejugabilidad. En este caso, sólo se usa la pantalla táctil como una herramienta para ver el mapa. Y por citar un ejemplo, Metal Slug Advance conseguía incluir elementos rejugables como la recolección de ítems que afectaban al propio desarrollo de las fases, modificando la conducta de los enemigos. Pese a todo, sigue siendo Metal Slug y eso siempre pesa: entretenimiento al servicio de uno de los mejores sistemas de juego del género y a un nivel más que aceptable.

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Técnicamente es más que correcto. Cuenta con sprites similares a los de los clásicos de NeoGeo, bien detallados, con animaciones muy fluidas y unos jefes de un tamaño más que considerable. El diseño de las fases siguen siendo correcto, a lo que se le suman las melodías icónicas de la franquicia y unos efectos de sonido muy correctos. No es un fuera de serie, pero tampoco hace falta.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.