Análisis Mary Skelter: Nightmares

En un género donde es difícil reinventar la rueda, hay que reconocer a Mary Skelter: Nightmares un mérito: el de intentar tener personalidad propia. No significa esto que Compile Heart renuncie a seguir las tendencias y estilos de otros dungeon crawlers, pero sí para darle un toque personal. Además, las ideas se combinan de forma coherente para dar lugar a un producto bastante atractivo.

El argumento de Mary Skelter nos sumerje en un universo postapocalíptico donde la humanidad lucha por su supervivencia luchando contra los Marchens, unos monstruos que alguna vez fueron humanos, pero ahora se dedican a torturarnos en prisiones. Contra ellos luchan las Blood Maidens, una especie de humanos/vampiro que cuentan con el poder suficiente para hacerles daño, y son la base de la resistencia humana, organizada entorno a estas chicas.

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Jugabilidad sobre argumento

En realidad el argumento es fundamentalmente una excusa para la profunda y bien estudiada jugabilidad de este título. Esto se refleja en detalles como que las salpicaduras de sangre de los ataques críticos o overkills se van acumulando en las Blood Maiden en un medidor. Una vez que este se llena, la “corrupción” contenida en esta sangre reacciona provocando en nuestra Blood Maiden el modo masacre, que libera habilidades más poderosas y aumenta fuertemente sus estadísticas, lo que puede cambiar por completo las tornas de un combate.

Pero esta bendición es también su maldición: acumular esta corrupción hace que las Maidens se vuelvan inestables y eventualmente pierdan su cordura y se pasen al enemigo, convertidas en monstruosas Bloody Skelters, criaturas sin piedad. Solo la sangre de nuestro protagonista, Jack, parece capaz de obrar el milagro de curar la corrupción y preservar la humanidad de su amiga de la infancia y coprotagonista, Alice.

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Aquí se marca precisamente una de las peculiaridades de Mary Skelter. Nuestro protagonista masculino es incapaz de atacar a los enemigos, de forma que solo podrá hacer cuatro cosas: huir, quedarnos parados, usar objetos o proteger. Las tres primeras acciones se explican solas, la cuarta tiene más miga: aunque no podemos atacar, sí podemos parar los ataques enemigos dirigidos a alguna componente de nuestro equipo. Pero corremos también el riesgo de que nos noqueen, lo que hace que este comando se vuelva inútil por varios turnos, y si nos pasa varias veces, acabemos derrotados.

Las Blood Maiden, por su parte, cuentan como en cualquier RPG con la posibilidad de atacar, defenderse, chupar la sangre salpicada en sus compañeras, huir o usar habilidades, las cuales cuentan con elementos asignados.  Si usamos el elemento contra el que es débil nuestro rival haremos ataques críticos, claves para acumular salpicaduras, lo cual hace necesario contar con un arsenal variado. Los elementos son los típicos en un RPG: Fuego, Viento, Rayo, Tierra y Agua.

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Las salpicaduras valen, como decíamos antes, para el modo masacre comentado anteriormente, pero también, al chuparla, para activar las habilidades “Blood Soul”, las cuales hacen uso de la sangre acumulada para curarnos a nosotros o nuestras compañeras o aumentar nuestro poder.

Al acabar cada combate seremos recompensados con “Blood Crystals”, que podremos usar para mejorar las características de nuestras Blood Maidens. Hay doce tipos de “Blood Crystals”, los cuales son necesarios para tareas tan diversas como aumentar el número de slots de habilidades de nuestras Blood Maiden, cambiar de trabajo, o aumentar o reducir el nivel con “Blood Devolution”. Entre los trabajos disponibles, nuestras chicas pueden ser guerreras, paladines, mariscales, destructoras o damas de sangre. El trabajo elegido determinara tanto las estadísticas como las habilidades de nuestros personajes.

Enemigos de pesadilla

Pero el modo masacre y las “Blood Soul” no son el único uso de las salpicaduras. Al acabar cada combate, la zona donde se produce quedará brillante de sangre. Eso nos ayudará si el mapa se vuelve súbitamente más oscuro: eso significa que una pesadilla está cerca. 

Estas “Nightmares” son enemigos invencibles, contra los que solo cabrá huir, y en el caso de que nos alcancen, una pequeña oportunidad de noquearlos para seguir huyendo. Si aparecen, la única solución es huir a la desesperada a oscuras hasta darles esquinazo, una tarea que nos podrá la adrenalina a flor de piel. Precisamente estas manchas de anteriores combates nos ayudarán a ver por dónde vamos y salvar el pescuezo.

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Entre misión y misión podremos explorar (en la fórmula típica de una novela conversacional) el distrito liberado, conocer e interactuar con sus habitantes e incluso aceptar misiones secundarias para ganar experiencia y recursos. También podremos hacer regalos a nuestras Blood Maiden para incrementar su nivel de aprecio hacia nosotros, así como acceder al laboratorio y la armería.

Los gráficos y el sonido, por su parte, cumplen con su cometido, destacando el tema de la intro y el diseño de personajes. Si bien no muestran ningún alarde, el diseño de mazmorras es original y la interfaz de usuario muy cuidada. El juego cuenta además con tres niveles de dificultad para ser accesible a todos los públicos. Eso sí, por desgracia nos llega solamente en inglés, tanto en voces como en textos.

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