Multijugador en estado puro

Descubre Mario Smash Football en movimiento en este vídeo.

Mucho ha llovido desde que Mario fuera fontanero e italiano. Este cliché que le puso Nintendo es una mera anécdota pues ahora que se cumplen los 20 años de su creación hemos visto al bigote más famoso de los videojuegos en tantas licencias que costaría nombrarlas a todas. Por fin Mario y compañía se atreven con el fútbol 'Made in Nintendo'. ¿Qué quiere decir esto? Muchas cosas…

Lo primero que está garantizado es la completa ausencia de cualquier mínimo ápice de simulador en el juego. Sabemos que es un juego de fútbol porque el único que puede tocarla con las manos es el portero y que cada vez que el balón cruza la red cuenta como gol. El resto está por escribir. Desaparece el juego limpio, las agresiones están permitidas, no sólo cuerpo a cuerpo. Se permite el uso de conchas, rayos, explosiones, cáscaras de plátanos y demás artilugios cuyo objetivo sea incordiar.

Mario Smash Football recuerda bastante al Soccer Slam creado por Sega, aunque todo sea más frenético y parezca algo más ciudado. Todo el juego respira el mismo aire que las licencias deportivas que encontramos en GameCube. Lejos de cualquier Fifa o Pro Evolution, el resultado es mucho más cercano a un Mario Kart, en el que podemos pasar del primer al cuarto lugar en la última curva. La victoria nunca está garantizada en el juego. En dos jugadas rápidas podemos pasar de una victoria clara a una auténtica humillación pública.

La entrada al campo es muy cinematográfica, con multitud de cámaras animándonos el partido, pero donde verdaderamente se luce el juego gráficamente es en los golpes especiales. Si los ejecutamos correctamente, el objetivo se centra en el personaje, desde distintos ángulos, pone cara de mala leche y lleno de luces, colores y demás efectos dispara un trallazo que fácilmente puede empotrar al portero contra la red.

Los campos son pequeños para buscar más ocasiones de gol, pero a veces lo son en exceso y todo se vuelve caótico incluso perdiendo de vista al poseedor del balón. Entre tanto objeto no sabemos si estamos siguiendo una pelota o una concha. La cámara se sitúa bastante cerca del campo de juego, mostrando menos de la mitad del estadio en pantalla, aunque tampoco se echa en falta. En definitiva, no echaremos nada en falta y tanto la estética y el colorido es al que nos tienen acostumbrados en Mario Tennis o Mario Kart.

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El público si vitorea los goles, abuchea las entradas fuertes y los goleadores harán algún que otro ruido para demostrar que están contentos. Poco más, aunque no se echa de menos. La música tiene su justo protagonismo y acompaña la acción de forma bastante acertada.

Al final y al cabo, esa es la filosofía de estos títulos: permitir que todos tengamos acceso a él, que los 'piques' sean inmediatos, no sentirnos vapuleados con los que llevan horas y horas frente a la consola. ¿Alguna vez os habéis preguntado por el éxito de Mario Kart? Pues precisamente eso. Puedes llevar jugando a la saga desde que se estrenó en Super Nintendo y uno que lleva cuatro o cinco carreras acaba por delante tuya. O te suicidas o le insultas y lo retas a una nueva carrera.

La duración de cada partido permite pasarse horas y horas sin parar: varios amigos, una GameCube y unas cervecitas (o cocacolas) bastan para echar una larga tarde frente al televisor. Para empezar a jugar sólo tenemos que elegir un capitán de los ocho disponibles (Mario, Luigi, Donkey…) y el resto de miembros del equipo, cinco en total por cada bando. El capitán es el único que puede ejecutar los golpes especiales, mientra los otros, idénticos entre ellos, podrán realizar tiros potentes que acaben en gol, pero carecen del verdadero protagonismo.

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Podemos buscar el gol con pases cortos, largos, globos, chilenas, punterazos… y por supuesto, desmarcándonos, triangular, achicar espacios… El tiro casi siempre es preferible hacerlo desde fuera del área si queremos ejecutar un golpe preciso o podemos optar por buscar el barullo junto a la portería y que nos salga un 'churro' en forma de gol. El único es que el portero es verdaderamente poderoso y casi intocable en el área. Si no podemos evitar que toque el balón, se acaba la ocasión de ataque, y si intentamos acercarnos a él, sufriremos un calambrazo.

Os preguntaréis que si 'todo vale', ¿cómo conseguimos una ocasión de gol? Pues muy sencillo. Cada vez que hagamos una entrada dura, 'a saco', que asegura que el contrario va a perder el balón, ellos ganarán un objeto. Estos objetos son fundamentales para hacernos un hueco en el que ejecutar un buen disparo. Basta con ir avanzando con el balón y cerca del borde del área, soltar tres conchas que barran al que se ponga por delante. Eso sí, ellos pueden contrarrestar minando de plátanos su campo haciendo casi imposible acercarnos a la portería.

Cada capitán goza de un objeto especial único, más destructivo de lo normal, por ejemplo la concha de Bowser, mucho más grande que la éstandar. Y como ya os comentamos antes, los capitanes pueden efectuar los golpes especiales. El mecanismo es muy sencillo y parecido a los juegos de golf. Si dejamos pulsado durante un segundo el botón de disparo, una barra semicircular aparecerá en pantalla. Una pequeña barra oscila de un lado a otro y tenemos que pulsar justo en el momento en el que alcanza el punto exacto en el que el golpe es más eficaz. Como digo, muy parecido a los juegos de golf en los que hay que acertar dos veces en dos puntos distintos para golpear correctamente la pelota.

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Si lo hacemos perfecto y lo suficientemente cerca de la portería, el gol está garantizado. El único pero de estos ataques especiales es que verdaderamente hay que ser precisos y necesitamos que durante un par de segundos nadie nos moleste. Podemos estar a punto de marcar el gol del triunfo y un contrincante nos hace un placaje que nos desmonte la jugada. Si ejecutamos el golpe especial normal, cada gol vale uno lógicamente, pero si la ejecución es perfecta, dos goles subirán al marcador.

Personalmente, no me parece acertada esta decisión y lo aleja aún más si cabe de cualquier rasgo futbolero original que le pudiera quedar. Probablemente el objetivo de esto sea que hasta el último segundo no haya nada asegurado, pues la ventaja mínima no resulta suficiente, pero cuando te clavan un tiro especial perfecto en los últimos segundos y vale doble, te quedas con una cara de tonto…

Los modos de juego individuales de ligas y copas son interesantes, pero casi pasarán desapercibidos, pues una vez que los superemos y desbloqueemos algunos secretos, perderán el aliciente para un jugador. Mario Smash Football es un título puramente multiplayer, quizá en exceso…

Mario Smash Football quiere obtener el título del mejor multiplayer de las navidades y no le costará en exceso conseguirlo. Por un lado, reúne esa magia que Nintendo imprime a sus licencias, que sin saber por qué te mantiene enganchado a la pantalla. Y por otra parte, consigue resumir todo lo mejor del fútbol, su espectacularidad, esos goles inimaginables y que nos harán sentir auténticos maradonas.

Por el camino pierde algo de personalidad, todos aquellos que hayan problado Soccer Slam no tardarán en sacarle muchas similitudes. Sin embargo, el fútbol es un terreno especialmente difícil de innovar, y optar por un arcade con el espíritu Mario es todo un acierto. Sólo cabe achacarle la confusión en la que nos encontramos en ocasiones, en las que no será difícil perderte el norte. Aunque lo que no perderá nunca es la diversión pura y dura.

Mario Smash Football sale a la venta este Viernes 18, el mismo día que el pack de una GameCube blanca junto con el juego al atractivo precio de 99.95 €.

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