Botando como nunca

Mario ya ha probado a conducir karts, jugar al fútbol, hacer snowboard, echar unos sets al tenis, etc., pero hasta el momento no lo habíamos visto probando a botar una pelota. Mario Slam Basketball es su primera incursión en este deporte, manteniendo la misma jugabilidad de que siempre ha caracterizado a sus juegos.

Esta vez no ha sido Nintendo quien ha realizado el juego, sino que lo ha desarrollado Square Enix, lo que le ha dado un toque algo distinto a lo que estamos acostumbrados. Siguen las conchas rodando por la pista, pero aprecieramos pequeños detalles como la banda sonora que no se corresponden exactamente con lo que solemos encontrarnos en un juego deportivo de Mario.

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Finalmente, no ha habido juego online, aunque otras características como el apartado visual o la variedad de acciones de nuestros personajes consiguen deslumbrar. Y, por supuesto, además de las copas y los partidos individuales, no faltarán los enfrentamientos con nuestros amigos.

Apartado técnico

Gráficamente, Mario Slam Basketball es sencillamente sublime, posiblemente inmejorable para Nintendo DS. Los modelados de los personajes son muy completos, las texturas de altísima calidad para la consola que se trata y ofrece múltiples efectos visuales al realizar mates y otras acciones.

Square Enix ha llevado al máximo el poder de la portátil y todo ello sin sacrificar la jugabilidad, pues la estabilidad y la fluidez son dos atributos que podríamos aplicarle a este título. Quizá, la única pega a destacar es una escasa variedad de animaciones, pero salvo por este pequeño escollo, el resultado final es excelente.

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La música es buena, pero extraña, su estilo se aleja de lo que solemos escuchar y cuesta acostumbrarse a él conociendo lo que hemos visto en otros juegos de Mario. Pero tras unas partidas, comenzamos a disfrutar de la banda sonora por sí misma, si bien seguiremos pensando que no es la misma que Nintendo habría puesto.

La variedad de voces es casi inexistente, cada personaje cuenta con tan sólo un par de expresiones (una para sucesos buenos y otra para sucesos malos) que repite hasta la saciedad y termina cansando. Los efectos, en general, sí cumplen y no son en absoluto tan machacantes de los oídos.

Botes táctiles

El control de Mario Slam Basketball se ha centralizado completamente en la pantalla táctil, relegando los botones a un segundo plano, ya que únicamente se usan un gatillo y la cruceta, mientras que todo lo demás lo realizamos moviendo el puntero de diferentes modos, tanto los tiros normales como los especiales e incluso decidiendo dónde queremos botar la pelota.

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La variedad de acciones es amplísima y resulta complicado aprenderse todo sin más, así que se ha incluido un completo tutorial de obligado paso para hacernos con todas ellas. En él, primero nos muestran cómo hacer las cosas y posteriormente nos invitan a practicarlo nosotros mismos, de un modo bastante adecuado.

Para ilustrar un poco de la cantidad de acciones que podemos realizar, diremos que el tutorial comprende 13 secciones referidas al ataque más otras 10 referidas a defensa. Encontramos, por ejemplo, pases, mates, rebotes, robos de balón, bloqueos o fintas, entre muchos otros. Además, también se nos enseña cómo realizar los lanzamientos especiales para cada personaje.

Los pases se hacen deslizando rápidamente hacia la posición de nuestro compañero. En cambio, si lo hacemos a canasta, se convierte en un tiro. Y si nada de eso está en la posible trayectoria de la pelota, simplemente se manda a una zona vacía del campo. Apretando el gatillo, podemos forzar que sea un pase, pero no obstante, no resulta suficiente, las confusiones están a la orden del día.

Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, los reversos se realizan dando hacia abajo y luego en la dirección en la que queremos girar. En más de una ocasión, ese movimiento hacia abajo supondrá perder irremediablemente la pelota en nuestra propia pista. Y lo mismo sucede con otras muchas acciones, confusión entre todas ellas, lo que puede llevarnos a una auténtica desesperación en ocasiones. Demasiados parámetros para una única pantalla táctil.

Podemos dejar apretado para realizar una carga, de modo que la probabilidad de que el tiro entre al lanzar aumente. Este mismo movimiento, sirve para bloquear el avance de los contrarios en defensa, y si lo dejamos suficiente tiempo pulsado el puntero sobre la pantalla, tornamos el área de bloqueo de azul a rojo y, deslizando rápidamente hacia abajo, golpeamos al jugador que tengamos en frente, robándole la pelota si conseguimos alcanzarlo.

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Para saltar al rebote, hay que ir corriendo hacia canasta y moviendo el puntero rápidamente hacia arriba. Si estamos en ataque y la pelota aún está botando en el aro, automáticamente la agarramos y realizamos un mate. Hay dos maneras de robar la pelota adicionales a la ya mencionada, dar simplemente hacia abajo haciendo el gesto normal, o saltando primero y luego sí deslizando hacia la parte inferior de la pantalla para dar un golpe contra el suelo dando a quien encontremos en el descenso.

Tenemos la opción de suplir el control táctil por el tradicional mediante botones, en cambio, este método nos hace perder movimientos y no ha sido suficiente trabajado. La mayor ausencia, además, es la característica más novedosa del control de Mario Slam Basketball, la posibilidad de pulsar dónde queremos botar alrededor del cuerpo del personaje que controlamos, de modo que podamos esquivar las arremetidas de los contrarios.

Los tiros especiales se realizan punteando una letra en la pantalla inferior. Por ejemplo, para que lo haga Wario hay que pinchar en los cinco vértices de su W dos veces seguidas. Lograr terminarlo en un modo de dificultad avanzado es, prácticamente, imposible, salvo si hemos tenido la suerte de hacernos con una estrella, así que quedan relegados a una mera curiosidad bonita de ver pero inútil de realizar.

Vámonos de copas

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Mario Slam Basketball vuelve a saltarse todos los reglamentos oficiales existentes para ofrecernos partidos originales y trepidantes. Contamos con tres miembros por cada equipo, pero sólo podemos controlar a uno de ellos mientras que los otros dos se limitan a situarse al lado de los contrarios o a derecha e izquierda nuestra si estamos en ataque, sin realizar ninguna acción por sí solos.

Las puntuaciones se corresponden parcialmente con las tradicionales, pero multiplicadas por diez: una canasta o mate son veinte puntos, un triple treinta y un tiro especial cuarenta. Además, podemos recolectar hasta un máximo de cien monedas en los rectángulos con interrogación del campo botando con el puntero sobre ellos, que se suman a los puntos de la canasta que logremos, pudiendo conseguir directamente hasta 140 puntos. No obstante, existe la opción de no tener monedas en el campo y tener la puntuación de los partidos reales si queremos cambiarlo.

Las reglas son que no hay reglas, como es habitual. No existen las faltas, no hay tiempo máximo para tirar a canasta cada vez que conseguimos la posesión, no hay zona, no hay pasos (realmente nunca cogen la pelota y se ponen a andar), etc. Lo único que hay que tener en cuenta es el tiempo máximo por cada parte, que podemos configurar a nuestro gusto.

El número de personajes es amplio, y además de los clásicos de Nintendo como Mario, Luigi, Peach, Donkey Kong, Yoshy o Wario, encontramos algunos ocultos clásicos de la mano de Square Enix. La variedad entre los mismos no es muy relevante, pero sí que hay cierta diferencia en aspectos como la velocidad o el método para ejecutar el tiro rápido. Podemos elegir libremente a nuestros componentes puesto que no hay equipos predefinidos, independientemente de las relaciones clásicas que existen entre ellos.

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Los torneos siguen siendo los habituales champiñón, flor y estrella. en forma de eliminatorias. Aparte de las puntuaciones peculiares que ya comentamos antes, destaca el hecho de que no hay fueras de cancha. Los objetos de los cuadros de interrogación serán los clásicos caparazones, setas y relámpagos, pero que no tendrán tanta relevancia como en otros títulos como Mario Kart, por ejemplo.

Además de partidos normales y torneos, el único modo de juego adicional es uno en el que se nos reta a conseguir el mejor tiempo recogiendo un centenar monedas en dos pistas especiales diferentes, esquivando obstáculos como conchas o pinchos respectivamente que si nos golpean nos hacen perder parte de nuestro botín acumulado.

Hay bastante variedad de pistas, cada una con sus características especiales muy bien implementadas, pero eso no resulta suficiente para dar duración a un juego que, cuando nos hemos acabado el modo principal, ofrece muy poco más. Existe el reto de desbloquear todo consiguiendo la mejor puntuación posible en los torneos, pero no es aliciente suficiente lograr algunos personajes más o algún balón diferente.

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El desarrollo de los partidos no es tan caótico como cabría esperar y puede resultar excesivamente pausado para ser un juego deportivo de Mario y compañía. A la vez, únicamente se mueven dos personajes, uno por cada equipo, mientras que los otros cuatro se dedican a mirar, tanto los del nuestro como los del contrario controlados por la CPU. Si se les hubiera añadido más autonomía, posiblemente podríamos ver una acción mucho más frenética.

Un modo multijugador a seis en local hubiera sido muy interesante, si ya hubiera sido en la Conexión Wi-Fi de Nintendo, podría haber llegado a grandioso, pero la implementación final se relega un discreto segundo plano que no se corresponde con lo que este juego podría haber ofrecido enfrentándonos con otros amigos.

Si sólo uno cuenta con una tarjeta del juego, existe la posibilidad de enfrentarse hasta cuatro personas en dos minijuegos diferentes, uno de ellos el que también tenemos disponible en el modo individual. El segundo consiste en una lucha en un campo abierto lanzándose objetos unos a otros para hacer perder a nuestros oponentes las monedas que tengan acumuladas, empezando todos en medio centenar. El último en quedar con monedas o el que más tenga cuando tiempo acaba, gana.

Por otro lado, la única manera de disputar partidos es uno contra uno, debiendo tener ambos una copia de Mario Slam Basketball. De este modo, las carencias de la inteligencia artificial de nuestros compañeros (es decir, la inexistencia de la misma) se mantienen, cuando esto podría haber sido eliminado si se pudiese manejar un personaje por cada jugador. Sigue siendo un modo interesante para seguir sacando provecho del juego, pero se queda escaso y pierde diversión únicamente dos personas.

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