Mario por partida doble

Éste es el quinto RPG de Mario y la quinta consola en recibirlo. Desde el primer Super Mario RPG desarrollado por Square para Super Nintendo hasta los ‘Compañeros en el Tiempo' muchos aspectos han ido evolucionando, manteniendo siempre una estética y un desarrollo a lo Nintendo de lo más particular. En esta ocasión cobran especial importancia los personajes ‘duplicados', pues toda la aventura se desarrolla con Mario, Luigi, Peach y Bowser, con sus respectivas versiones bebés.

La gran peculiaridad de esta entrega es el control, que lejos de aprovechar la pantalla táctil se centra en los botones. Cada personaje es controlado por un botón, abriendo enormes posibilidades de interactuar entre ellos, por separado, e incluso con acciones en una de las pantallas que tendrá repercusiones en la otra. Una curva de dificultad inicial bastante ajustada abrirá poco a poco acciones y movimientos que alejan todo lo posible la monotonía y que exprimen de forma brillante la conexión permanente con Baby Mario y Baby Luigi.

El hilo argumental nos lleva a una situación de lo más insólita. Si en el anterior Mario&Luigi Superstar Saga nos veíamos obligados a cooperar con Bowser para salvar la voz de Peach, en esta ocasión la historia mezcla hasta el extremo situaciones pasadas y presentes. El Profesor Pesor -ejem- inventa una máquina del tiempo en la que Peach viaja al pasado. Casualmente, mientras la princesa se encontraba varios años atrás, unos extraños invasores llamados Shroobs se hacen a la fuerza con el control del castillo, secuestrando a la princesa Peach. En toda esta trama entrarán las versiones adultas y bebé, con la estelar aparición de Bowser que competirá contra sí mismo.

Un agujero temporal en el Castillo Peach comunica con su homónimo muchos años atrás. De vuelta al presente, el Profesor nos indica que un extraño agujero ha aparecido en el castillo y efectivamente, allí salimos en el pasado, sufriendo también el ataque de los Shroobs. Aquí comienza nuestra ardua colaboración entre los bebés y los adultos. Realmente se ha hecho un excelente trabajo en coordinar ambas parejas, en crear situaciones en las que tengamos que relacionar las dos pantallas y que hacen un juego único en cuanto a jugabilidad se refiere.

Tras el excelente trabajo demostrado por AlphaDream en desarrollar Mario&Luigi Superstar Saga para GameBoy Advance, repiten en crear este Compañeros en el Tiempo, que mantiene la misma filosofía portátil de una saga que pese a contar solamente con cinco entregas en diez años ha convertido a Mario en un exponente a tener en cuenta en el mundo de los RPG.

Pero también encontraremos situaciones en las que ambas pantallas muestren el mismo nivel del juego. Los bebés podrán meterse por recovecos y grietas por los que los mayores no pueden. En ese momento, la consola simulará que realmente nos metemos en una sub-fase y los bebés aparecerán en la pantalla superior. La acción se dividirá por completo, permitiendo que ambas parejas interactúen y que puedan repercutirse entre ellas. Los objetos pasan de una a otra, los interruptores accionan plataformas o puentes que permiten seguir avanzando y todo se desarrolla de forma paralela y sin detrimento del aspecto gráfico en absoluto.

Una vez entramos en batalla, las dos pantallas se hacen una y pese a que todos los ataques se sucedan en la inferior, tanto los enemigos como nosotros mismos realizaremos ataques en los que nos veremos obligados a estar atento a ambas. Enemigos que llaman a refuerzos que nos acribillan desde arriba, artefactos que nos permiten dar saltos estratoféricas y demás situaciones de lo más imposibles pero que con dos pantallas se solucionan perfectamente. Se agradece el aumenta en la longitud a lo vertical, ya sea por el ataque enemigo o por el nuestro.

El diseño de los escenarios es de lo más variado, incluyendo áridos desiertos, parajes estelares, ciudades en ruinas, tuberías… Todas tienen el acceso desde la zona común, el Castillo de Peach, lugar en el que estamos completamente a salvo y podemos interactuar con personajes, comprar objetos en las tiendas, aprender nuevos movimientos e incluso obtener información útil de los habitantes del castillo. Los agujeros temporales se irán disponiendo por las distintas habitaciones de palacio, y un pequeño bocadillo en la pantalla superior nos permite saber exactamente dónde nos dirigimos.

La parte artística del juego puede ser objeto de muy pocas críticas. La creación de los personajes está muy trabajada. Pese a que la gran mayoría de los personajes son conocidos, la incorporación de Baby Peach al enorme electo de la factoría Nintendo ha tardado mucho en aparecer. Como seguimos en Reino Champiñón, todos sus habitantes ‘normales' son eso, champiñones. Pero incluso los Shroobs tienen pinta de seta venenosa. ¡Incluso tiene su propia princesa! La princesa Shroobs. Sí, no es que se lo hayan currado mucho, pero al menos dejan claro quién es el enemigo final a derrotar.

Encontramos infinidad de enemigos distintos, con ataques de lo más variado y realmente únicos. Cabe destacar que cada uno cuenta con un par de ataques distintos por lo menos y cuentan con una capacidad de sorprendernos muy elevada. Los combates se alejan mucho de ‘bah, este enemigo sé como matarlo', porque nos la pueden jugar a la primera de cambio. Desde los clásicos Goomba hasta enemigos finales difíciles de derrotar, pasando por creaciones de lo más extraño, como dinosaurios que cambian de tamaño o cajas que se cabrean según las golpeamos.

Mención especial merece una criatura de lo más curiosa. Carece de forma conocida, es una especie de ente negro que adopta forma de mano. Esta mano permite copiar cualquier enemigo. A modo de pancarta, sacara un cartón con un enemigo dibujado en él. Atacará como si realmente fuera él, realizará el mismo movimiento que el enemigo original. Un detalle poco importante dentro del global del juego pero da una idea de qué tipo de producto nos encontraremos en las tiendas. Un RPG bastante desenfadado con un toque muy particular pero que nos sorprenderá tanto en su desarrollo como en su apuesta visual.

Poco echamos de menos en este apartado. Gráficamente todo ralla a un gran nivel: diseño de niveles y personajes, animaciones propias y de los enemigos, niveles perfectamente estructurados que favorecen la colaboración entre los cuatro hermanos. Quizá se podrían haber permitido algún detalle tridimensional, en alguna fase o enemigo. Y por qué no, controlar a Bowser o Baby Bowser en una batalla mortal contra los Shroobs. Y ya puestos, que al acabar el juego pudiéramos empezarlo desde el bando opuesto ¡Por pedir que no quede!

En cuanto a los efectos sonoros, muchos y muy variados, al estilo Mario. Todas las onomatopeyas propias de un título de estas características y que recuerdan más a un acción/plataformas que a un RPG. Las batallas estarán llenas de saltos, choques, martillazos, flores de fuego, conchazos y demás elementos que entran en juego y adornar a la perfección unas batallas que poco tienen que envidiar a una consola de sobremesa. No son de vital importancia, ni mucho menos, pero si fuesen pésimas seguro que sí le prestaríamos mucha atención.

Eso sí, como os comentaba antes, el botón A sólo controla a Mario. Por eso, si llegamos a una plataforma un poco elevada habrá que saltar pulsando A y B, para que Luigi también salte. Para que Baby Mario y Baby Luigi se ‘independicen', basta con pulsar X o Y para que ambos salten de la espalda y los controlemos por separado. Para volver a controlar a los adultos, apretamos A o B, y para volver a controlar a los niños, pulsamos X o Y. Si queremos volver a juntar a los cuatro, basta con ponerlos juntos y ellos solos se subirán de nuevo a la espalda.

Habrá plataformas en las que sólo podamos acceder lanzando a los bebés desde nuestra espalda para poder llegar. Esta situación también se dará en tuberías a las que sólo podrán entrar los pequeños. Poco a poco iremos aprendiendo nuevos movimientos que nos abren muchas puertas. Por ejemplo, con los bebés sueltos podremos girar como una perforadora y meternos bajo tierra para pasar por debajo de puertas o a través de verjas. También podremos ejecutar martillazos con los activar interruptores o asestar un primer golpe a los enemigos. Y por supuesto, los adultos también recibirán clases.

Luigi se subirá a hombros de Mario para empezar a dar vueltas y poder planear una distancia considerable. También podrán cogerse de brazos y piernas y empezar a rodar a gran velocidad, muy útil para alcanzar zonas distantes en periodos de tiempo limitados. Estos movimientos especiales podrán repercutir en los bebés. Si giramos en círculos cerca de los pequeños, los lanzaremos por los aires a una distancia más que considerable, y si estamos en forma de bola y los aplastamos, se harán completamente planos, pudiendo entrar por rendijas muy estrechas e incluso ser elevados por los cielos por unos ventiladores.

Insistimos en las posibilidades que abre poder controlar a las parejas por separado e indistintamente, y sobre este apartado hay que aplaudir con fuerza el trabajo realizado por Alphadream porque el diseño de los niveles es excelente y muy propicio para situaciones que obliguen a esta cooperación. Recorridos que nos veremos obligados a hacerlos por separado. Interruptores en dos puntas distintas del escenario que hay que activar en menos de diez segundos. Cientos de momentos en los que tendremos que apoyarnos mutuamente para seguir avanzando en el juego.

Las situaciones en las que los adultos se encuentran en la pantalla inferior y los bebés en la superior son especialmente interesantes. Un ejemplo. Nos hemos adentrado con Baby Mario y Baby Luigi por un pasadizo a oscuras. La única forma de iluminar el camino es con un interruptor en la pantalla inferior que accionar con Mario o Luigi. Si está rojo, hay que golpearlo con Mario, y si está verde con Luigi. Si nos equivocamos, en lugar de iluminar la pantalla superior, lanzaremos una llama que bajará la barra de energía de la otra pareja. Esta es una situación de tantas para que os hagáis una idea de lo que os espera.

Dejemos de lado esta parte más acción-plataformera y centrémonos en el lado RPG, que también es de vital importancia. Entraremos en combate con los enemigos de forma directa, si nos alcanzan ellos o les golpeamos nosotros primero. Los combates serán muy parecidos a los Paper Mario o el Superstar Saga. Los golpes básicos son el salto y el martillo. Eso sí, los bebés son los únicos que llevan el martillo, por lo que si van ambas parejas por separado, sólo los bebés podrán usarlo. El martillo es fundamental en aquellos enemigos que tengan alguna característica que no permita saltarles encima ante la posibilidad de herirnos nosotros mismos.

Si pulsamos los botones en el orden correcto, podremos dar un doble salto o un martillazo más potente, pero según vaya avanzando el juego y el poder de los enemigos, nos veremos casi obligados -quizá en exceso- a utilizar objetos de lo más diversos. Hasta diez distintos con características únicas que aumentarán el daño de forma exponencial: flores de fuego o de hielo, conchas verdes y rojas, trampolines, cañones… Algunos están especializados en infligir todo el daño a un único enemigo y otros a un daño genérico e incluso a reducir sus atributos en ataque, defensa o velocidad. También necesitaremos de champiñones para aumentar parte o toda la barra de energía a un único hermano o a todos a la vez. Incluso hierbas para curar efectos dañinos o demás objetos para aumentar temporalmente nuestro poder en ataque.

Como cualquier otro juego de rol, los personajes irán subiendo de nivel, aumentando poco a poco vida, ataque, defensa, velocidad o bigote. ¿Bigote? Sí. Cuanto más ‘bigote' tengamos más descuento nos harán en la tienda cuando compremos y más barato nos saldrá al comprar. Cada vez que aumentemos un nivel, podremos aplicar a una de las cinco características un bonus adicional, que con un poco de suerte, lo aumentaremos dos, tres o hasta seis veces más. Por supuesto, estos atributos se pueden aumentar considerablemente con el uso de ropas y medallas.

Quizá sea este el aspecto donde más flaquea el juego. En los RPG estamos acostumbrados a encontrar objetos con bastante frecuencia para mejorar a los personajes. Aquí sólo podremos llevar dos: una ropa y una medalla. Se acabó. Y además tampoco las cambiaremos demasiado. Realmente se echa en falta esto, este lado que todos esperamos encontrar en el género. Sólo subir de nivel y cambiar de ropa y medalla muy puntualmente no es suficiente. Si ya encontramos muchos, muchísimos aspectos propios de un juego de acción o de un plataformas, deberían contrarrestarse con un toque de rol más acusado y con opciones que contentaran a todos.

Veamos también otros detalles del juego. Los tiempos de carga son mínimos, manteniendo la filosofía portátil del juego. Encontramos muchos puntos para guardar la partida constantemente y avanzar poco a poco en los distintos ratos libres que tengamos cada día. En cuanto a la traducción, está a la altura de las circunstancias. Los chistes y bromas se han localizado con bastante acierto, aunque cosas como el 'Profesor Pesor' chocan al leerlas. Pocos fallos en la enorme cantidad de texto que se han tenido que traducir, aunque lejos de la picardía y el sentido del humor de Paper Mario de GameCube.

No encontraremos ningún rastro de multijugador, y tampoco cuesta imaginar situaciones en las que un modo cooperativo sería toda una delicia. Quizá a modo de minijuego como en Super Mario 64 DS y por supuesto, imaginar a dos personas controlado cada una a una pareja. Sí, no son más que ilusiones, y nada comunes en un juego de rol, pero por pedir que no quede. Lo que también se echa de menos es situaciones que favorezcan la rejugabilidad del título. Quizá tenga una duración buena como para dentro de unos cuantos meses volver a echarle el guante y pasármelo de nuevo.