Fútbol en estado puro...

Gameloft se está poniendo las pilas con N-Gage. Tras dar alguno de los mejores juegos Java para los móviles equipados con la última tecnología, poco a poco ha ido desgranando sus mejores recursos elaborando juegos de calidad para la niña mimada de Nokia. Su última aventura: Marcel Desailly Pro Soccer, la alternativa necesaria al omnipresente FIFA.

Varios meses han transcurrido para que los poseedores de una N-Gage tuviesen una variante futbolera a la saga deportiva de Electronic Arts. Tras varios retrasos y a las puertas de la Eurocopa de Portugal, lo que hace aún más apetecible estas fechas para ponerlo a la venta, llega finalmente al mercado Marcel Desailly Pro Soccer, el intento de Gameloft de crear una simulación futbolística que compita con el arcade de EA como si de un Pro Evolution Soccer, en miniatura eso sí, se tratara.

Salvando las más que obvias distancia, el título de Gameloft consigue recrear casi a la perfección el ambiente de un partido de fútbol de máxima rivalidad, aportando ciertos aspectos jugables que se omitían descaradamente en FIFA 2004 y añadiendo un toque de simulación al deporte rey, sin dejar de lado la velocidad que se suelen plasmar en un arcade o cierto halo de irrealidad a la hora de chutar a gol.

g r á f i c o s

Uno de los aspectos más reseñables del último título de Gameloft es sin duda el genial aspecto gráfico con el que se ha dotado a jugadores y estadios. Alejándose de la tridimensionalidad presente en el título de EA Sports, la acción es seguida desde una perspectiva lateral con sprites en las 2D de toda la vida. A pesar de que esta opción imposibilita los giros de cámara para las repeticiones y algunos otros efectos siempre reseñables, el aspecto visual es mucho más detallado, y merced a unos jugadores de un tamaño perfecto, nos permite seguir todas y cada una de las acciones de los partidos desde una situación privilegiada.

Los pocos estadios incluidos, entre los que destaca San Siro y el Nou Camp, son recreados con gran belleza, con sus dibujos y color de césped característico y con unas hinchadas que aplauden las jugadas y que en el caso del campo rossonero, lanzan bengalas al inicio del partido. Pero la gran belleza de Marcel Desailly Pro Soccer es la animación de los jugadores, que nos deleitaran con todo tipo de jugadas, regates y carambolas que harían temblar al mismísimo Ronaldinho. A pesar de que las animaciones son las mismas para cada uno de los 22 jugadores que en condiciones normales están sobre el campo, los regates y taconazos, los cabezazos, voleas y chilenas, los traspiés tras una fuerte entrada, las caídas, los sprints, desmarques, lanzamientos, choques y saltos están recreados de tal forma que nos harán creer que se han usado las omnipresentes técnicas de motion- capture para representarlos, algo totalmente infundado en un título bidimensional. Por tanto la calidad visual es impecable.

Echamos en falta, eso sí, un mayor número de celebraciones de gol, secuencias distintas a la hora de protestar al árbitro o una mayor diferenciación física entre los jugadores, que suele ceñirse a un insuficiente color de pelo o de piel y que muchas veces no tiene nada que ver con el aspecto real del jugador. También destaca la ausencia de un mayor número de cámaras con las que seguir la acción, limitándonos a una perspectiva lateral, que si bien es la más útil, no debería ser la única. Los menús, aunque correctos y funcionales, tampoco presentan un aspecto visual muy atractivo. A pesar de esto, dichas limitaciones no consiguen empañar el buen trabajo realizado en la recreación de los partidos, sin duda la parte más importante del juego.

s o n i d o

Sin sorprender por su calidad ni variedad, la música acompaña sin pena ni gloria en los menús, y los efectos sonoros no aportan novedades sobre otros videojuegos de fútbol que hayamos disfrutado en una máquina portátil. Buena digitalización del rugir del público y del golpeo de balón, cumpliendo su cometido de ambientar sin brillar por encima de otros aspectos. Aunque podría haber sido mejorado con la inclusión de un mayor número de efectos o con otros añadidos, nada se le puede echar en cara.

j u g a b i l i d a d

Lo primero que llama la atención al insertar la tarjeta en nuestra consola, aparte de la traducción al castellano, es que Marcel Desailly Pro Soccer no cuenta con la licencia oficial de la FIFA, por lo que aspectos de las alineaciones y equipos están sesgados y modificados para no infringir dicha licencia. Los equipos de fútbol ven su nombre cambiado, algunos por el de su ciudad, algunos por otro factor: la Vecchia Signoria italiana pasa a llamarse Turín, el Celta se denomina Vigo... Los nombres de los jugadores también están modificados ortográficamente, y aunque la mayoría de ellos son plenamente identificables, existen casos de indecente dificultad para averiguar la correspondencia nominativa real e incluso cierto anacronismo en la formación de los equipos, como el caso de Hierro o su homónimo digital, Heirro, que sigue apareciendo en la selección patria. Aunque esta carencia no influye drásticamente en la jugabilidad presente, la imposibilidad de modificar dichos nombres hará que muchos jugones se sientan defraudados.

Para pasar el rato existen varios modos de juego que nos permitirán disputar desde un partidillo amistoso o una ronda de penaltis, bien contra la máquina, bien contra otro poseedor de N-Gage a través del bluetooth, hasta una Copa del Mundo. Entre medias, diversas competiciones ligueras y una suerte de Champions League donde encaramar a nuestro Súper Dépor o Real Madrid a lo más alto de la competición. Las diferencias entre los modos de juego son prácticamente insignificantes, en unos jugaremos una liga o liguilla de clasificación y en otros partidos de ida y vuelta o a muerte súbita, por lo que sólo el número de partidos nos separará de la copa final. Terminar alguno de los modos nos permitirá abrir algunos extras, pero las recompensas son mínimas pese al esfuerzo que supone ser campeones. Y es que las primas siempre parecen insuficientes...

ara hacer más amena la acción entre partidos, podemos pasar por la zona de fichajes, en donde hacernos con los servicios de la última estrella rutilante del universo futbolístico o deshacernos de aquellos pesos pesados que poco aporten ya a nuestra plantilla. Y es que ¿quién no querría a Poyul o Kasilles en su equipo? Podemos asimismo variar algunos aspectos estratégicos de nuestra escuadra, así como modificar a nuestro antojo la alineación. Estas opciones también estarán disponibles pulsando el botón de pausa en medio de un partido, por lo que podremos usar el cerrojazo o un pressing a todo el campo cuando lo deseemos. Existe la posibilidad elegir entre varios dibujos para nuestras líneas defensivas y ofensivas, así como su tendencia a lanzarse en busca del gol o a defender la portería. Pese a que las opciones de manager y entrenador no son muchas ni consiguen un elevado grado de realismo, es de agradecer el detalle de haberse incluido.

¿Arcade o simulador? Ésa es la cuestión...

En ocasiones es complicado dilucidar si un videojuego de fútbol que nos venden como simulador se trata realmente de un arcade o viceversa. En este caso es difícil resumir si capta el concepto del balompié más como un simulador o más como un típico arcade. Podríamos decir que en concepto y líneas generales estamos ante un simulador, si bien la escasez de opciones estratégicas y la extrema potencia y fiabilidad de ciertos pases y chuts lo acercan sutilmente a lo que es un arcade en toda regla.

Otro aspecto que es obligatorio destacar es la dificultad que implica el control impuesto por la gente de Gameloft y que, tras el duro aprendizaje, nos permitirá realizar todo tipo de virguerías con el balón. Hasta siete botones de la consola, más la obligada cruceta, serán usados para manejar aspectos ofensivos y defensivos. En ataque podemos realizar pases altos y bajos, adelantados por arriba y por abajo, balones al hueco, sprints, paredes y chuts, que se realizan por suerte con el mismo botón y dependiendo de nuestra posición y del tiempo que pulsemos el botón, serán voleas, cabezazos, chilenas o cualquier otro tipo de remate. En defensa, además de correr más rápido, tenemos botones para entradas blanditas o empujones, para hacer tackling y presionar en defensa.

La acumulación de botones para realizar cada una de las acciones, implica que las primeras partidas sean de aprendizaje de los mandos, dejando para un poco más adelante las elaboradas jugadas en las que toque a toque nos deshagamos de los defensas rivales, para desde un sutil pase desde la banda rematemos de cabeza una jugada de ensueño. El nivel de la máquina en los dos niveles de dificultad inferiores es bastante bajo, con muy poca agresividad a la hora de entrarnos y con poco valor para rematar a puerta o encarar a nuestros defensas. Por suerte, los dos niveles más elevados suplen esa carencia, adecuándose mejor a la pericia de los jugones más hábiles.

En dichos niveles, la agresividad de la máquina a la hora de robarnos el balón y su pressing tendrá más constancia, además de que buscarán regatear a nuestros defensas para buscar una ventajosa posición de tiro. Quitar la bola a los jugadores más habilidosos será complicado sin realizar una falta, pero los rivales también sufrirán para que nuestro hábil mediapunta no rompa sus líneas. Hay que señalar que algo más de dificultad no le habría venido mal, aunque disputar partidos en estas condiciones es una auténtica gozada.

No obstante, hay aspectos que empeoran la calidad del título. Es relativamente sencillo encontrar ciertas rutinas para marcar gol, así como resulta bastante sencillo marcar desde fuera del área debido a la potencia de los disparos (demasiado arcade para ser un simulador) y a la escasa inteligencia artificial de los porteros, que suelen fallar más de la cuenta, siendo habitual que se les cuele el balón entre las manos o que pase a su lado sin que se inmuten, al más puro estilo Zubizarreta en alguna de sus lustrosas actuaciones con la elástica nacional.

La conexión también cuenta

Prácticamente todos los títulos de N-Gage han tenido opciones multiplayer que alarguen la vida media de los juegos y que permitan disfrutar en equipo. Hasta ahora, bluetooth mediante y dentro de nada, a través de GPRS. Marcel Desailly Pro Soccer usa la tecnología inalámbrica para disputar partidos o tandas de penaltis con algún compañero que tengamos cerca, sin hacer uso del N-Gage Arena. La conexión bluetooth funciona a las mil maravillas, por lo que si conocéis a alguien que tenga la consola y cierta pasión por el fútbol, no desaprovechéis la oportunidad de echaros un partidito en toda regla. Y es que un videojuego deportivo sin multijugador, no sería lo mismo.

c o n c l u s i o n e s

Con un buen número de modos de juego, aunque bastante similares entre sí, y con una dificultada aceptable y adaptable a todo tipo de jugadores, Marcel Desailly Pro Soccer ofrece unas buenas horas de diversión y una duración más que decente para un juego de fútbol. Aunque al principio el control puede resultar complicado, con un poco de práctica emularemos al Milán de Gullit y Rikjaard sin mayor problema.

Desgraciadamente, hay aspectos que afean la visión de conjunto como la relativa sencillez con la que se encuentran jugadas de gol o la facilidad para marcar con disparos imparables desde fuera del área. Si estos detalles se hubiesen pulido al máximo, mejorado la IA de los porteros, simplificado levemente el control y se hubiesen diferenciado claramente las diversas modalidades de juego, estaríamos hablando sin ningún tipo de dudas de un videojuego sobresaliente. Así, se ha quedado en un título notable, imposible de desdeñar si eres amante del fútbol o de los videojuegos deportivos.

l o   m e j o r

l o   p e o r