Regreso a las raíces

Como antesala al esperado lanzamiento de Halo 3, Microsoft ha puesto a disposición de los usuarios en Xbox Live Arcade el que se puede considerar como el predecesor espiritual de la franquicia. Marathon: Durandal es un juego que llegó en 1995 a Mac, como contrapartida a Doom y gracias al cual llegaría a nacer una pequeña desarrolladora llamada Bungie.

El tiempo no ha pasado en vano, no obstante, y se Marathon: Durandal es un título en el que se nota bastante el paso de los años. Eso sí, la versión Xbox Live Arcade introduce un buen número de texturas de alta definición que mejoran considerablemente la versión original, completando 135 Megas de peso para un juego que intenta dar lo mejor de sí mismo, acorde con las nuevas generaciones.

Sin embargo, algunos pequeños detalles no terminan de convencer en la puesta en escena del juego, sobre todo en su apartado jugable, en el que moverse por los escenarios puede ser una experiencia demasiado caótica y que puede llegar a marear, resultando relativamente sencillo el perderse por los pasillos. Las limitaciones que impiden saltar o recargar lo vuelven también algo desesperante al no saber qué hacer.

Pese a todo, estamos hablando de un juego que consigue ser muy divertido una vez se llega a dominar. Los aficionados a la saga Halo descubrirán infinidad de ideas que se reutilizarían posteriormente en esta, y siempre es agradable disfrutar de un clásico que marcó tanto los inicios de los FPS como es este. Una pena que, de la trilogía Marathon, nos llegue directamente la segunda entrega, lo cual deja al jugador un poco perdido en términos argumentales.

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A pesar de los años transcurridos, el mayor atractivo del juego es su modo multijugador, todo un éxito en su época, que aunque cuenta con las mismas limitaciones del modo historia, al menos ofrece un número considerable de modos de juego para hasta ocho jugadores, mediante Xbox Live o interconexión. El único problema de este modo puede ser la dificultad para convencer a usuarios acostumbrados a multijugadores más complejos como los de, por ejemplo, la saga Halo.

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