Los turnos en la Europa del siglo XV

Sorprender en un juego de estrategia, a estas alturas, es demasiado complicado. La fórmula "warlords" se repite en cada uno de los clones que aparecen en el mercado, tengan o no el éxito merecido.

En cierta manera, y recordando al mítico y denostado "Juana de Arco" (a secas), Paradox lanza un juego basado en el engine de Europa Universalis, aunque el manejo es más sencillo y desligado de muchas de las gestiones de un título mucho más cercano a la gestión-estrategia.

En cambio Friendware se ha hecho con los derechos de distribución en España de otro programa juego basado en los turnos y las casillas, aunque aquí no exista propiamente un turno, en el que apenas hay gestión de recursos salvo para impedir que aglutinemos continuamente tropas militares. El desarrollo es el del típico juego de tablero, con un mapa de toda la Europa del siglo XV que trata de representar las guerras más características del norte del continente, las que involucraron a franceses y británicos y que por allende salpicaron al norte de España y algún reino más al este de Francia.

Esto es en realidad el Risk de toda la vida, aunque en "Dos tronos" hay un referente histórico, y la actitud contra un determinado grupo social perjudica o beneficia nuestro buen hacer. Curiosamente, cuando el calendario llega a una fecha concreta se nos plantearán dilemas que casi siempre nos harán ir contra uno de estos estamentos. Como el Risk, para ganar hay que hacer desaparecer al enemigo, y sólo podremos hacerlo invadiendo los territorios más cercanos. Es la misma historia que tanto se repite, expandirse para poseer Europa por tierra y por mar.

El motor del juego es en dos dimensiones, algo que a priori no tiene por qué ser malo. Hemos visto otros juegos donde se ha exprimido a tope lo que un mapa de bits puede llegar a dar de sí, y sin embargo, en "Dos Tronos" el resultado es decepcionante. Para empezar, tenemos un único tablero durante todos los capítulos históricos, donde se representan los diferentes reinos europeos que hubo en una época concreta. Pues prácticamente hemos acabado con todas sus lindezas, de un plumazo.

Los ejércitos son representados con una única figura (enorme) en cada provincia, que suele ser la tropa más poderosa de cuantas estén ubicadas. Las animaciones tanto del estado "apacible" como el estado de sitio o la batalla son escasas, algo menos que nulas. Se salva, por decir algo, la batalla en el mar, donde las galeras disparan sus cañones, pero si en un juego hay que reseñar cosas como estas se puede imaginar con suficiente certeza cómo es el aspecto general.

Otra cosa chocante es el desplazamiento de una unidad. Cuando se ordena un movimiento a una provincia adyacente, la animación de esta unidad es sobre sí misma, es decir, no se desplaza. Aparece una barra de "movimiento" que indica la dirección a donde se desplaza, y cuánto le queda para llegar a su destino. Bien, parece que la intención de los diseñadores es que si algo detiene este movimiento la batalla entonces puede comenzar de inmediato, y dada la división en provincias resulta hasta lógico, pero en los desplazamientos marítimos podría haberse trabajado un poco más, o incluso en la incorporación de tropas a unidades de transporte.

Por otro lado, los menús son parcos, muy sencillos e intuitivos, aunque con pocas opciones. La sencillez parece la premisa general de todo el juego, hay poca variedad de todo y hasta son iguales las construcciones y los caballeros, sea cual sea su reino oriundo.

Sonido

Simplemente correcto. La total ausencia de música y la discrección de los efectos de sonido empobrecen este apartado. Los altavoces de tu ordenador actúan como meros espectadores, salvo algún momento puntual como cuando resaltas una unidad en guerra. No se puede decir en absoluto que se haya trabajado, ni siquiera puedo comentar nada negativo de algo que simplemente no existe.

Jugabilidad

El punto fuerte del juego, mejor dicho, la única virtud de un título que parecía apuntar mejores maneras. Podemos jugar en solitario una de las diferentes eras entre 1337 y 1485. El objetivo es unificar Europa bajo nuestro dominio (algo muy difícil de conseguir), o bien tratar de sumar el mayor número de puntos posibles, en base a nuestras conquistas, alianzas y relaciones con el clero, la nobleza, los mercaderes y los campesinos.

Según la era escogida, podremos llevar uno u otro imperio. Si por ejemplo podemos seleccionar la Francia de mediados del siglo XV tendremos muchas más posibilidades de ganar que con el reino de Provenza, mucho más humilde. Cada imperio nos da la posibilidad de gestionar inicialmente un número de "provincias", y cada provincia tiene tierras, iglesias, un mercado, un castillo, una muralla y un campamento de reclutamiento. Para poder obtener beneficio de todo ello, existe un botón que "pausa" el juego, gracias al cual podremos dirigir sin ser atacados.

Cada uno de los elementos citados da un poder determinado. Las iglesias representan al clero, artífices de las nuevas tecnologías. El mercado a los burgueses, promotores del desarrollo económico y comercial, y portadores de los ballesteros. Las tierras son propiedad de los campesinos, la masa social de un reino, la capa más desfavorecida y motor de la cadena alimenticia.

Y finalmente la nobleza, reducto de la baja edad media y figura clave para obtener grandes héroes y ejércitos. Debemos desarrollarlos todos para conseguir el verdadero poder que nos otorga un reinado. Para ello simplemente hay que gastar una suma de dinero determinada en subir de categoría cada elemento, con ello es suficiente. No hay que construir nuevos elementos, sólo en las provincias más pobres se empieza totalmente de cero.

Al margen de la gestión interna tenemos la expansión del reino. Nuestra provincia tiene otras adyacentes, que pertenecen a reyes rivales. Para poder invadir una provincia enemiga tan sólo hace falta un trámite diplomático, declarar la guerra, y nos pondremos manos a la obra. "Dos tronos" sigue la estela de otros juegos en los que desplazamos un ejército y nos limitamos a contemplar el número de unidades que caen de uno y otro bando. Se asegura que se tienen en cuenta parámetros como la defensa de la ciudad, el terreno sobre el cual está asentada, las características de las tropas (caballería, infantería, arqueros...) pero en la práctica el que más y mejor amontona siempre gana.

Una vez derrotado el ejército de una provincia, comienza lo que se denomina "sitio". Debes dejar un grupo de hombres sitiando esa ciudad hasta que se derrumbe definitivamente. Durante este periodo, que varía en función del número de hombres aportados, no se pueden mover las tropas invasoras. Cuando se da por concluido el sitio, los recursos de la citada provincia pasan a nuestras manos en el mismo nivel que las encontramos.

Uno de los fallos más garrafales del juego es la imposibilidad de saber a priori lo que nos cuesta crear una unidad o aumentar la categoría de una construcción o puerto. Debemos memorizar todos los datos en base a la ciencia empírica, porque no aparece por ninguna parte. Es especialmente importante saberlo porque, a medida que hayamos desarrollado nuestros recursos tendremos acceso a mejores unidades, como caballeros o artilleros, pero siempre a un coste mucho mayor; en este sentido vamos siempre un poco a ciegas.

El otro gran fallo radica en no poder elaborar más de una tropa a la vez en el campamento. Cuando el mapa se vuelve grande y la creación de unidades como los caballeros o los escuderos consumen un tiempo importante, es muy habitual tener que ir a otro punto del mapa y perder el rastro de aquello que queríamos hacer, tener un número importante de tropas en un lugar concreto. Por tanto, nos obliga a visitar un mismo campamento en múltiples ocasiones para repetir la misma operación.

El resto de la jugabilidad es impecable. Todos los programas que siguen los mismos patrones que "Dos tronos" suelen proporcionar horas y horas de diversión. Gracias a que la gestión es limitada, sólo nos preocupará distribuir bien nuestros soldados, vigilar las revueltas y tener suficiente dinero y comida para, a fuerza de acoso y derribo, doblegar al adversario.

Guión

Desde Juana de Arco a Ricardo III: Dos Tronos se desarrolla entre los años 1337 y 1490, en una época donde la nobleza y la iglesia acaparaban todo el poder. Las familias nobles de Francia e Inglaterra estaban en medio de una guerra épica por el control de los Dos Tronos de sus reinos, una batalla que definiría el futuro de la Europa medieval.

Estrategia y trucos

No tientes a la suerte concediendo indulgencias al clero o a la nobleza, ni tiranizando a la burguesía o al campesinado. Es mucho mejor esperar unos turnos para tener dinero, que cabrear a un estrato de la sociedad. La más "susceptible" de las capas sociales es la campesina, que montará revueltas si llega a extremos de presión hacia tu reinado. Lo mejor es tener al menos una unidad en cada provincia para "corregir" estos comportamientos si se dan, prevéelos en caso de llegar a relaciones por debajo de tres con los campesinos.

Forma alianzas puntuales con otros reinos mientras tengas pocas tropas o recursos. Si tu objetivo es dominar el mapa, siempre puedes insultar a alguien o romper la alianza, previo paso a una declaración de guerra. Los reinos más poderosos son huesos duros de roer, así que intenta acumular tropas en sus fronteras justo antes de atacar, a veces el juego es capaz de

Comparándolo con...

"Dos Tronos" tiene el mismo engine gráfico que Europa Universalis, así que espera un juego en cierto modo similar. Para mí, en mi modesta opinión, el rey de los juegos de estrategia sobre tablero (subgénero cuyo nombre real debería ser consensuado entre todos sus practicantes) es el Warlords, seguido de cerca por los archiconocidos "Heroes of Might & Magic". Este "Dos Tronos" tiene la peculiaridad de que el dinero, el alimento y la masa social se gestionan de una manera una pizca diferente, pero en esencia todos ellos son lo mismo, disfrazado con mejores o peores gráficos, con turnos sobre el tablero o división entre reinos, y con ambientación fantástica o histórica.

Lo que está bien

Lo que no está tan bien

Manual

Íntegramente en español, tiene las reglas básicas del juego (que tampoco son muchas) y explica algunas incongruencias que se pueden dar en las primeras partidas. Pero salvo esos pasos iniciales, la simpleza del juego hará que te olvides por completo de su existencia. La caja es en formato DVD, tan usual últimamente.