Mascotas a raudales

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Hasbro tiene la habilidad de mantener un cierto mercado de juguetes infantiles y una línea de productos infantiles en un momento en la historia en que el ocio electrónico le está comiendo el terreno a pasos agigantados al juego de mesa tradicional. Electronic Arts por su parte se ha convertido en el gigante del software mundial, con algunas de las licencias más jugosas y beneficiosas de todos los tiempos.

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Juntos emprenden la aventura de adaptar a consolas y PC el universo "Littlest Pet Shop", un catálogo de mascotas con identidad propia en numerosas jugueterías y tiendas especializadas que ahora se complementará con su "alter ego" digital. La fórmula adaptada es exactamente la misma que los populares Tamagotchi, a los cuales hay que cuidar, alimentar, mostrar afecto y estimular para un correcto crecimiento.

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Como gestores de un parque de mascotas hemos de hacernos cargo de todos los animales que van llegando, poco a poco, para completar un colectivo de hasta 32 especies diferentes. Sus necesidades son realmente dos: energía y estado de ánimo. Para satisfacer la primera parte basta con darles de comer; para mantener alta su vitalidad sin embargo la proeza será más complicada y he aquí el verdadero motivo del juego.

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Los animales requieren que juguemos con ellos, que les compremos cosas, que se sientan queridos y que formen parte del grupo. Esto se consigue mimándolos y jugando con ellos a minijuegos especialmente concebidos con el Wiimote en mente, de forma que habrá que resolver ciertos desafíos -sencillos, hablamos de un juego para niños- que a cambio nos obsequiará con monedas con las que comprar juguetes y vestidos para las mascotas.

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En la línea de otros juegos también distribuidos por Electronic Arts y destinados a un público juvenil, este "Littlest Pet Shop" se hace especialmente recomendable para los más pequeños. Por sus minijuegos, por su sencillez en el manejo -lástima que el nunchaku no funcione-, por las capacidades de adornar a las mascotas y jugar con ellas y por el requerimiento de cuidados y mimos de estas.

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Un producto inofensivo, carente de competitividad y con el único objetivo de ser un as en juegos absolutamente inocentes y desbloquear todos los animales. La pega más importante es que quizá en el empeño por facilitar al máximo las cosas se ha perdido la funcionalidad del nunchaku, un habitual en otros juegos para mover cámaras o desplazar personajes.

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Es un fallo perdonable pero obliga a memorizar la posición de cada una de las casas que componen nuestro parque, ya que no hay una función de zoom que permita tener una vista global de los edificios. No es especialmente trágico, apenas hay unas pocas casas útiles, pero se echa de menos cuando se retoma una partida.