Kirby y el Pincel del Poder
- PlataformaDS9
- GéneroPlataformas
- DesarrolladorHAL Laboratory
- Lanzamiento25/11/2005
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorNintendo Japan
Kirby en estado puro.
Poco a poco todos los personajes de Nintendo van haciendo acto de presencia en la nueva portátil, y Kirby no podía faltar a la cita, con un juego completamente original que exprime al máximo las capacidades táctilas de Nintendo DS. Le gusta que le toquen.
Pero centrándonos en exclusiva en el título que nos concierne, verdaderamente es imposible imaginar este título en otra consola, por una sencilla razón. La mecánica de juego es espectacular, frenética, intensa, y la única forma de conseguirlo es mediante la fidelidad, precisión e inmediatez de una pantalla táctil. A Kirby se le ha desmembrado y solamente rueda. Consecuencias: se dejará llevar por la gravedad, una ley que siempre tiende a los sitios más peligrosos. Nuestra misión es conducirlo por los lugares más seguros mientras eliminamos todo tipo de peligros.
Para jugar solamente necesitaremos la pantalla táctil. En la superior aparece en todo momento un mapa del nivel, bastante útil por cierto, porque los escenarios están diseñados en las cuatro direcciones, no van sólo de derecha izquierda, las ascensiones y descensos serán fundamentales para llegar hasta el mínimo recoveco. La coletilla de 'El Pincel del Poder' hace referencia al stylus, pues tendremos que trazar líneas de colores por la pantalla para marcarle el camino a Kirby, muy al estilo de Yoghi Touch&Go, pero de forma más efectiva, y pese que a priori ambos juegos tengan similitudes, nada más lejos de la realidad.
En este caso incluso le dan un toque retro muy apetecible, pero que se mezcla con las líneas de colores que dibujamos en pantalla y entonces sí da muestra de ser un título nuevo. Toda la acción se desarrolla en la táctil, siendo quizá el único defecto de este juego el taparnos la pantalla con la mano si dibujamos en la parte derecha de la pantalla (o la izquierda si somos zurdos). Debido al ritmo incansable de este juego, perder momentáneamente de vista algún enemigo u objeto hará que nos desconcertemos por un momento.
Por lo general, hay poco que achacarle en este apartado, quizá un uso menos estricto de la pantalla superior, demasiado simple. El resto de aspectos lucen muy bien: el diseño de los niveles, las distintas ambientaciones de lava, nieve, hierba incluso los fondos son especialmente llamativos. La consola no flaquea por muchos elementos que encontremos en pantalla: enemigos, objetos, habilidad especial de Kirby, las líneas que dibujemos nosotros. Por supuesto, no es el apartado más importante del juego, pero ayuda considerablemente a su nota final.
En la pantalla superior encontramos un medidor que limita el número de trazos que podemos hacer simultáneamente, pero se rellena poco a poco según van desapareciendo las líneas que ya no sirven. Estos trazos con el stylus son fundamentales para marcar el camino de Kirby. Evitaremos precipios, pinchos y demás objetos dañinos, marcaremos la dirección hacia arriba o hacia abajo para que pueda ir avanzando en todas dirección e incluso darle un impulso a la bola rosa si dibujamos un looping, saldrá disparado por los aires.
El diseño de los fondos es digno de mención |
También se puede trazar completamente vertical para evitar que un enemigo siga avanzando o para frenar a Kirby si vamos demasiado rápido. Simplemente, se chocará contra ella y frenará su avanzada. La interacción con el stylus también es directa, podemos golpear a los enemigos para dejarlos un poco K.O. y poder así golpearles sin consecuencias, y también al pinchar sobre Kirby hará una especie de ataque para quitarse de en medio todo que encuentre por el camino. Este ataque se ve potenciado con todas las habilidades especiales que encontremos: fuego, hielo, pinchos, tornados Al tocar a la bola rosa habiendo encontrado el oportuno ítem lanzaremos el poderoso ataque, ya no sólo para acabar con los enemigos, sino para cambiar las características del escenario, destrozando bloques o congelando agua.
Hablando de agua, uno de los niveles más peculiares es el acuático, donde las leyes cambian y el empuje del agua hacia arriba es mayor que el de la gravedad. Da sensación de estar jugando boca abajo, porque para hacer avanzar a Kirby hay que dibujarle las líneas por encima de su cabeza. ¡Un lío! Cada mundo esta dividido en tres niveles, encontrando en el último un enemigo final que más que un 'supermonstruo' será lo más parecido a un minijuego. La rejugabilidad de 'El Pincel del Poder' es extensa, pues una vez finalicemos los niveles de forma normal, se nos abrirán muchos retos para explorar al máximo las cuatro esquinas de cada fase.
Todos los mundos están muy bien recreados y los niveles son completísimos, llenos de detalles y tan frenéticos como la forma de jugar. En definitiva, el salto de Kirby a Nintendo DS es excelente, original, adictivo y verdaderamente exprime el espíritu Nintendo que se materializó en las características de la propia portátil. Incluso en exceso, pues tras un par de horas de juego seguidas se nota algo de cansancio en la mano, eso sí, no se echan de menos la cruceta o los botones. Aunque no podemos terminar el análisis echando de menos cualquier tipo de multiplayer, que brilla por su ausencia. Absolutamente nada, ni con una o varias tarjetas, minijuegos, cooperativo... No es necesario, pero lo convertiría aún más si cabe en un auténtico imprescindible. Podrían haber aprovechado el retraso para darnos alguna sorpresa al mercado PAL, pero no estamos demasiado acostumbrados...
Kirby y el Pincel del Poder sale a la venta el próximo Viernes 25 con un P.V.P. de 39.95 €. Quizá salir a la venta el mismo día que otros grandes como Sonic Rush o el mismísimo Mario Kart DS eclipsen su lanzamiento, pero verdaderamente no lo debemos dejar pasar. La época navideña es verdaderamente prolífica y hay tiempo (¿y dinero?) para todos.
Excelente
Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.