King's Quest: Chapter 1 - A Knight to Remember

La editora Sierra Entertainment empezó su senda dorada de tremendas aventuras gráficas con un extraño juego -para la época, 1984- llamado King's Quest. El diseñó maravilló al mundo y su argumento, salido de la mejor narrativa de Roberta Williams, supo compaginarse de maravilla con una jugabilidad muy interesante y hasta con toques innovadores para entonces. Con la fe en devolver a estas aventuras interactivas toda su grandeza, el estudio The Odd Gentlemen reinterpreta totalmente desde cero la saga y la pone al día con las tendencias actuales del género, como el planteamiento episódico tipo Life is Strange y los juegos de Telltale Games, o un diseño tridimensional pero que coquetea con la animación plana 2D como recurso estético. Todo ello en un reboot consistente que ha salido bastante bien parado.

Estos días las consolas de nueva y vieja generación y los ordenadores reciben este King's Quest: A Knight to Remember, el primero de cinco episodios que arranca lo que parece que será una duradera nueva serie de relatos con el Rey Graham a la cabeza de todos ellos, ya anciano y recordando esas batallitas junto a su nieta. 9,99 euros por episodio o 39,99 por la temporada completa más un epílogo especial. No es un mal precio teniendo en cuenta que, por lo visto en este primer acto, nos esperan más de 5 o 6 horas de aventura en cada uno lo que forman un compendio consistente. Y esas horas con una variedad de situaciones y mecánicas como hacía tiempo que no vivíamos en este tipo de juegos, o al menos eso inspira este capítulo inicial...

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Ahora bien, volvemos a darnos de bruces en aventuras gráficas con una realidad inadmisible en pleno 2015: este King's Quest no está traducido al castellano, ni voces ni textos, lo que obliga a saber inglés para disfrutarlo y, sobre todo, saber seguir todas sus referencias, chistes, juegos de palabras, metáforas... Como ocurría antaño, aunque aquí estemos frente a una aventura de dragones y mazmorras con un caballero-rey un tanto particular, los gags y guiños referenciales a la cultura actual y hasta series, cuentos populares o incluso memes de internet consiguen avivar todavía más esta llama bien encendida que es su trama y planteamiento argumental. Guión que por cierto está locutado -en inglés- por un reparto de lujo, con actores de doblaje del carisma y tamaño de Christopher Lloyd, por ejemplo.

Este renovado King's Quest utiliza los recuerdos del Graham anciano, algo subjetivados por la personalidad del rey y el paso del tiempo, para llevarnos a lo largo y ancho de toda Daventry viviendo pequeñas y más grandes aventuras, charlando con sus personajes para influir en situaciones del futuro, o buscando en el detalladísimo entorno ese objeto concreto que hace de llave del puzle y nos da acceso a lo siguiente. Sí, hay toma de decisiones y diálogos que tendrán trascendencia futura, pero todavía casi no hemos podido comprobar cómo funciona todo esto, pues lo interesante es el largo plazo y las reminiscencias entre episodios. En Navidad cuando salga el siguiente podremos empezar a poner a prueba.

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Hasta aquí vemos que todo el armazón es más o menos el de una aventura gráfica tradicional, con bastante de exploración libre, abierta y con interesantes licencias para la forma de narrar que intervienen en la jugabilidad e interacción, y otros secretos que pueden sorprender a los menos acostumbrados al género aunque también a los habituales por su originalidad. Pero, realmente, lo mejor de todo aparece aproximadamente a la mitad del episodio, cuando el jugador se da cuenta de la variedad de desafíos, tareas, búsquedas y formatos de juego que está gestionando, con jefes finales, misiones opcionales, secuencias de acción bien resuelta y no necesariamente con Quick Time Events... En King's Quest da la sensación de que hay lugar para todo y que seguir avanzando no va a suponer más que sorpresas y sorpresas, también por algunos interesantes giros de guión o escenarios para el recuerdo.

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Bien es cierto, en su contra, que una considerable mayoría de puzles -el engranaje básico de toda aventura gráfica clásica que se precie- los impone de forma bastante sencilla. Ninguno de los rompecabezas de este primer episodio presenta soluciones realmente complejas o que requieran una atención y astucia extraordinarias. Al revés, casi todo camino bloqueado se abre con buscar ese objeto de inventario perdido que interactúe con esa "puerta". Es muy reconfortante solucionar los planteamientos del juego pero en ningún caso llega a atascar. Suponemos que más adelante, en futuros episodios que no sean este primero, sí habrá algunos buenos desafíos a nuestro intelecto y atención. Pero, de momento, no se puede decir que estén presentes.

Volviendo a los puntos acertados y muy buenos que son mayoría en el título renacido, llama también en seguida la atención el apartado artístico y cómo se utiliza su estética artesanal para crear situaciones o bromas entrelazadas a la trama. Esto, que parece complicado, no lo es tanto cuando se ve en funcionamiento y se descubre por uno mismo. Y sobre movimiento, las animaciones son una de las mejores facetas técnicas de King's Quest, siempre adaptadas a cada contexto y claramente al cargo de especialistas en gestos y verosimlitud de comportamientos. También hay algunos efectos de luz interesantes y una vida de todos los espacios muy recargada y con rincones preciosos, que chocan de lleno con determinadas texturas planas demasiado sobrias que llaman la atención por su pobreza o los no tan trabajados efectos de agua en movimiento o fuego intenso.

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La banda sonora, como no esperábamos menos al lado de un apartado de doblaje a este nivel, consigue melodías muy inspiradas que además se adecúan de forma natural a las situaciones o el nerviosismo que pueda suponer un diálogo o una persecución, es música dinámica, en evolución según la acción. Resulta muy interesante cómo The Odd Gentleman consigue dar de lado en cierta medida al estatismo que caracteriza a las aventuras gráficas y consigue un apartado de audio que parece vivo y que es más que reseñable. Lástima que los efectos de sonido parezcan a veces algo anticuados y repetitivos o no correspondientes con lo que vemos en pantalla, algo a perdonar si lo consideramos un truco discursivo. Lo que no perdonamos, es que no haya traducción alguna al castellano.