Una escuela vacía

En una época donde las aventuras gráficas brillan por su ausencia, se presupone que un juego como Keepsake será de obligado buen recibo por parte de los fans del género. En cambio, algo tan habitual antaño como encontrarse con multitud de lanzamientos que atesoraban calidad por los cuatro costados, a día de hoy se ha convertido en toda una utopía encontrar una aventura como mínimo decente, por lo menos admisible desde el punto de vista jugable.

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Los que hace algunos años disfrutábamos del torrente de maravillas de LucasArts, Sierra o Delphine nos vemos ahora en la tesitura de tener que sufrir algunos títulos mediocres en pos de no abandonar el género. Bien sabido es el ejemplo de los tropecientos intentos de la ya difunta Cryo por hacer algo medianamente aceptable, aún a sabiendas de que nunca llegarán al nivel de Loom o Sam & Max... Y así hasta ahora, donde los buenos exponentes del género se ven relegados a un solo par de maravillas tales como Fahrenheit o Dreamfall.

Con todo, los programadores de Wicked Studios hacen su intento bajo el nombre de Keepsake, un título que bebe de las fuentes argumentales de Harry Potter y del desarrollo tecno-lúdico de Syberia, dando lugar a una ambientación que recuerda, en cierta medida, a los clásicos King Quest. Con una idea que en sí resulta de lo más atractiva (una protagonista estudiante de las artes arcanas, una escuela de magia abandonada, un dragón transformado en perro...), Keepsake fusiona las buenas intenciones con un aparente desconocimiento a la hora de desarrollar una buena aventura gráfica.

Los aventureros de corazón bien saben que pueden prescindir de un apartado audiovisual a la altura de las máquinas de hoy (Keepsake, a pesar de sus requisitos, parecería funcionar en un Pentium con menos de 200 Mhz), pero la premisa fundamental de estos juegos debe ser la de encadenar buenos puzzles a la par que se funden en un argumento atractivo e inmersivo. Desgraciadamente, Keepsake cojea fuertemente en algunos de estos aspectos, donde Lydia (la protagonista del juego) coge los bártulos y huye rápidamente del camino por donde avanzan de forma perenne los clásicos de todos los tiempos...

Aún así, Keepsake no es ni mucho menos un juego feo. Sus fondos, pre-renderizados y dibujados, se manifiestan en pantalla en dos dimensiones, con un nivel de detalle aceptable que muestran su mejor cara al plasmar escenarios naturales y ciertas arquitecturas. Por desgracia, pecan de ser demasiado inertes, huyendo de animaciones que sin duda dotarían de mayor vida al conjunto. Poco más que el riachuelo o algún mecanismo veremos en movimiento.

Por su parte, los personajes han sido realizados manejando un número aceptable de polígonos y con un diseño esmerado... lo cual no debería ser difícil al tener Keepsake muy, pero que muy pocos personajes. Sus animaciones son suaves, pero a veces algo robóticas, y molesta sobremanera el hecho de que hay que esperar a que los personajes terminen sus movimientos para poder empezar a pronunciar las frases.

Con respecto a esto último, el doblaje del juego se mantiene en inglés, con una caracterización que cumple sin más (hay alguna que otra voz verdaderamente chirriante, todo hay que decirlo). En ocasiones, notaremos que las voces suenan como si estuviesen enlatadas, así por las buenas, recordando las malas digitalizaciones de voz de algunos juegos de la consola Megadrive. Del mismo modo, los efectos de sonido han sido elegidos con muy mala fortuna, detalle del que nos daremos cuenta casi al principio, al comprobar el horroroso fx que hace Lydia al pisar la hierba.

Por último, no podemos dejar de citar las agradables melodías de Keepsake, que entonan muy bien con el espíritu tranquilo de la aventura.

Estoy tan contenta de que te hayan aceptado en la Academia... ¡Ya verás! Valledragón es el mejor sitio para vivir y estudiar, por algo es la escuela de magia más prestigiosa y famosa de todas.

Me muero de ganas por ver cuánto habrás cambiado en estos ocho años. Seguro que tú tampoco me reconoces. No sabes lo sóla que me he sentido aquí sin ti.

Yo he planificado el día de tu llegada. ¡Será superemocionante! Te enseñaré toda la escuela y te presentaré a los profesores. Si no llegas muy tarde, hasta podemos ir a dar un paseo por el hermoso bosque que hay junto a la escuela.

Estaré esperándote en la fuente que hay delante de la entrada principal.

Te echa de menos,

Celeste.'

Es el primer día de escuela de Lydia. En la academia de magia, donde tendrían que haber cientos de alumnos, no hay forma de encontrar a ninguno... ni siquiera está Celeste, tal y como prometía en su carta. Con la ayuda de un dragón miedica, Lydia se dispone a explorar los edificios vacíos de la academia en busca de su mejor amiga, Celeste.

La curiosidad se convierte en preocupación cuando se topa con algo que hacía mucho tiempo que no veía: un viejo muñeco, un recuerdo que le había dado su amiga del alma ocho años antes. Al cogerlo, extrañas imágenes de la vida de Celeste se le empiezan a agolpar en la cabeza... ¿Contendrán la repuesta que se esconde tras el misterio de los alumnos desaparecidos?

El manejo de Lydia se hace únicamente a través del ratón, al viejo estilo. Nuestra aprendiz irá hacia donde le indiquemos a golpe de clic, mientras que los puntos clave de la pantalla harán que el puntero destaque e indique la acción pertinente. Por supuesto, también dispondremos de un pequeño inventario en el que, de primeras, se muestran todos los objetos del juego, apareciendo en gris aquellos de los que aún no dispongamos.

La aventura en sí se basa, más que en el uso y combinación de objetos y en los diálogos con personajes, en la manipulación de mecanismos, a la usanza de la serie Myst. El planteamiento de los puzzles es magnífico, gracias sobre todo a una curva de dificultad muy bien planteada. Eso sí, en los momentos finales los enigmas se tornan desquiciantes, cosa que Keepsake soluciona mediante un eficaz sistema de pistas.

Es por ello que, a pesar de su inteligente propuesta, Keepsake puede pecar de ser un juego sencillo. Junto con su acusada linealidad, la aventura de Wicked Studios suscita al usuario a no atascarse nunca, ya que la implantación del icono de interrogación proporciona siempre lo que hay que hacer, con la posibilidad incluso de resolver automáticamente los puzzles. No es un método que nos termine de gustar, pero puede resultar fantástico para todos aquellos que huyen de las dificultades intrínsecas del método Myst.

Otra virtud de Keepsake es su duración, extremadamente prolongada para goce y disfrute del usuario. Desgraciadamente, hay una lastra que pesa sobremanera a tan largo recorrido, y es la, a veces, notoria sobriedad del conjunto. Pocos personajes con los que interactuar y escasa consistencia a la hora de atrapar al jugador por su argumento pueden hacer decaer el interés lúdico, dando a entender que los diseñadores del juego podrían haber tenido algo más de arte a la hora de perpetrar una trama que sorprenda y enganche, a la par que unos enigmas más variopintos y divertidos.

Eso sí, para los más sibaritas puede resultar un título carente de atractivo y demasiado burdo en su simplista diseño de juego. Todo hay que decirlo, al lado de otros productos como Syberia o The Longest Journey, Keepsake parece un intento muy humilde de llegar al corazón de los desamparados aventureros. Y la verdad es que, en sus pretensiones, sus programadores tienen toda la razón del mundo...