KAMIKO
- PlataformaPS4XBONSW7.5PC
- DesarrolladorSkipmore
- Lanzamiento27/04/2017
- TextoInglés
- EditorFlyhigh Works
Kamiko, Análisis para Nintendo Switch
El nuevo proyecto de Skipmore aterriza en Nintendo Switch con una apuesta preciosista, una declaración de intenciones para los amantes de los speedrun que estén buscando una experiencia rápida, sin demasiadas complicaciones en mecánicas y dificultad; aunque no por ello pecando de repetitivo. Kamiko merece la pena.
Análisis Kamiko para Nintendo Switch
Hay que reconocer que el catálogo de juegos digitales de Nintendo Switch a través de la eShop ha arrancado con fuerza durante este primer mes y medio. No han sido solo las ventas, también algunos títulos que han llamado especialmente la atención al jugarse en la plataforma híbrida de Nintendo. Sin mucho ruido y sin demasiadas pretensiones, Kamiko es uno de ellos.
Antes de su lanzamiento no sabíamos prácticamente nada acerca de él, pero este proyecto de Skipmore ha demostrado adaptarse a la perfección a una naturaleza de consola con controles físicos, no solo en iOS y Android, que es donde más se ha desenvuelto este pequeño estudio independiente japonés. Cuando Kamiko recibió luz verde por parte de los de Kimishima, los estudios implicados en su materialización (Flyhigh Workd, Circle o el propio Skipmore) se dieron cuenta de que no hacían falta presupuestos millonarios para sorprender a los jugadores en esa pantalla HD de 6.2 pulgadas, un panel que más bien se asemeja a un artowork en movimiento donde el color deslumbra durante cada segundo.
Salta a la vista su estilo artístico, independientemente de la propuesta jugable que nos vayamos a encontrar. En una época en la que los títulos independientes aprovechan cada vez mejor el desarrollo con base en 8 bits, Kamiko consigue despuntar por haber utilizado esta estética de manera tan astuta, pues no solo es un recurso visual sino también jugable al haber elementos del entorno cuya posición se mide a través de los píxeles, lo cual facilita para que nuestros movimientos deban ser lo más precisos posibles si queremos evitar ser golpeados por disparos o impactos. Está todo medido al milímetro.
Pasión por el píxel
Pero seguramente os estéis preguntando de qué trata exactamente Kamiko, pues tras habernos dejado claro que su mundo, con un apartado artístico donde color y música son un frenesí para el amante del retro, es el momento de dejar el sentimiento aparte y coger los mandos, porque nos espera una aventura de exploración, puzles, acción y tintes de plataformas donde el máximo punto a favor es la rejugabilidad. En poco más de una hora podemos terminar la primera vuelta, pero al haber varios personajes disponibles el título se presta a ser jugado con todas ellas, las sacerdotisas Kamiko que deben luchar contra los demonios al tiempo que resuelven los puzles que nos propone este pequeño mundo.
Y sí, el mundo es pequeño, cerrado, pero cuando lo terminas te das cuenta de que todo es un puzle en sí mismo, una pequeña carrera arcade donde las creencias japonesas Shinto fluyen a través de la voluntad de estas jóvenes superdotadas cada vez que abren una de las compuertas que nos dan paso al siguiente nivel o fase, las llamadas Torii.
No podemos avanzar, sin embargo, sin superar estos pequeños rompecabezas, un patrón que se repetirá constantemente siguiendo un orden muy claro y para nada repetitivo a pesar de su recursividad: búsqueda de los cuatro Torii, desbloqueo de cada uno de ellos y enfrentamiento contra el jefe final de zona.
Las cosas claras: un speedrun sin pretensiones
Es así como nos iremos abriendo camino en Kamiko, rompiendo los sellos magnéticos que impiden que la normalidad reine en este mundo. Queremos insistir en el apartado sonoro del título, una constante de dinamismo y variedad “chiptune” que ofrece una variedad muy pronunciada de efectos en todo momento, algo impensable en la época pero que aquí sí es posible. Además, tenemos nuevas melodías incluso cuando avanzamos a diferentes sectores dentro de un mismo nivel, siempre acorde a lo que vemos en pantalla en cada momento.
Los niveles no son difíciles, es más bien una invitación a recordar dónde está todo para que completemos el juego en el menor tiempo posible. No es algo que digamos nosotros, es una declaración por parte de la compañía desde el momento en que terminamos una fase, indicando en minutos, segundos y milésimas de segundo cuánto hemos tardado en completar la fase. Con todo, cuando vemos los créditos finales podemos compartir nuestro registro. Es un verdadero reto superar algunos de los tiempos que hemos visto en redes sociales, con personas que han logrado bajar de los 40 minutos o incluso la media hora con el paso de los días. Es meritorio, no en vano, que siendo una misma aventura sin ninguna diferencia en cada partida que Kamiko no se sienta en ningún momento repetitivo.
Las diferencias en las mecánicas de las sacerdotisas son mínimas; es difícil que repercutan en una mejor finalización del speedrun, pero no podemos negar que no es gratificante completar el juego en el menor tiempo posible, bien sea por esa sensación de superación o, tal como ha sucedido en nuestro caso, por sentir que fluye una cierta sinergia entre nosotros y el personaje al que controlamos.
Kamiko transmite buenas sensaciones desde el primer minuto, un punto que se ve potenciado por el preciso control logrado por Skipmore. Los enemigos tienen patrones de actuación, pero no son desesperantes, nadie está muy por encima del resto. Tampoco nosotros. Ese equilibrio facilita que no haya momentos de desesperación, ni mucho menos para poder decir que es un título fácil o difícil.
La dificultad está ya escrita; el reto está en el tiempo para completarlo, para romper el último sello. Tampoco es la panacea en ningún sentido: es una constante de espadazos y la utilización del resto de magias. Sin entrar en spoilers, decir que cuando terminamos el juego con las tres sacerdotisas podremos desbloquear una opción oculta, quizá el verdadero desafío del juego al tratarse de secretos que cuentan algo más de un argumento sin mucha enjundia.
Como punto negativo, decir que el sistema de combate no tiene ninguna profundidad, pues podríamos perdonarle que no haya combos si entre cada personaje hubiese diferencias aparentes, pero esto no es así. Es una lástima.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.