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Just Cause 3

Just Cause 3

  • PlataformaXBO7.5PC7.8PS47.5
  • GéneroAcción, Aventura
  • DesarrolladorAvalanche Studios
  • Lanzamiento01/12/2015
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol

Análisis de Just Cause 3

Rico Rodríguez regresa para salvar su tierra natal y hacer saltar por los aires a las malvadas fuerzas del general Di Ravello en un archipiélago de Médici que cuenta con 1.000 kilómetros cuadrados de caos y destrucción.

Análisis de Just Cause 3

La tecnología avanza a velocidades vertiginosas, y eso a los amantes de los videojuegos, nos encanta verlo en cualquier rincón de esta industria. Buscamos gráficos fotorrealistas, mecánicas inéditas e historias sobrecogedoras. A la caza de nuevos límites técnicos, era de esperar que todos pusiéramos nuestro radar en Just Cause 3 cuando se anunció que la extensión de su nuevo mapa, el idílico archipiélago de Médici, iba a tener cerca de 1.000 kilómetros cuadrados de extensión. ¿El resultado final? Pues no vamos a engañaros. El mapa es colosal y hay cientos de cosas por hacer en un juego que abandera el caos y la destrucción como mecánicas principales. Eso sí, a costa de reducir en otros aspectos, como los gráficos y el apartado técnico. Sin embargo, con muchas horas de por medio, podemos aseguraros que el juego es uno de los sandbox más divertidos que hemos probado y el caos que podemos llegar a generar resulta espectacular, pero la jugabilidad se resiente a medida que pasan las horas y el título puede resultar muy plano para los que busquen algo más que reventar tanques de gasolina. Os contamos las virtudes y defectos de este Just Cause 3.

Justificando las explosiones

Y comenzamos por algo que, evidentemente, suele preocupar mucho a gran parte de los jugadores: la trama. Sin entrar en detalles, la premisa es simple y bastante gastada. Tenemos a un dictador malo malote que está oprimiendo y esclavizando a nuestra tierra natal, y el objetivo es más que evidente. Just Cause 3 no brilla por su argumento, ni por su agudeza narrativa. Nos ofrece una historia anecdótica, cuyo pretexto sirve para ponernos a hacer volar cosas en mil pedazos y que nos sirve de guía para ir explorando y reconquistando el archipiélago de Médici. Hay grandes pinceladas de humor, ironía, momentos surrealistas y momentos épicos, pero Just Cause 3 no pasará a la Historia en este sentido.

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Disponemos de unas 15-20 horas en su trama principal, cantidad que puede superar fácilmente las 60 si lo que queremos es ir a por todo el contenido adicional que ofrece, contenido que, por cierto, se centra en ¿lo habéis adivinado? La destrucción más absoluta. Conquistar ciudades, destruir bases militares de tamaño colosal y causar la mayor cantidad de caos en el mínimo tiempo posible. Just Cause 3 va de darte un mapa enorme para que hagas saltar todo por los aires, y lo que se propone, lo consigue a la perfección. Jugando su historia no nos percataremos de gran cosa, no tendremos incentivos para empatizar con sus protagonistas y nos saltaremos las cinemáticas demasiado a menudo para pasar directos a la acción. Pero es que esa es la idea de Just Cause 3. Darte una excusa para destruir cosas. Darte a un villano para que destruyas sus cosas. Y darte una rebelión por la que luchar… y por la que destruir cosas. Como dice el hermano de nuestro protagonista al comienzo del juego: “Rico, todo lo que destruyas, lo reconstruiremos”. Se ve que el amigo sabe muy, muy bien, que con Rico de por medio va a haber demasiado que reconstruir.

1.000 Kilómetros de explosiones

Explotar cosas. Así podríamos resumir la aventura de Rico. Vamos a una ciudad y hacemos que todo lo que puede explotar, explote, para liberarla. Asaltamos un puesto, asentamiento, o base militar de las fuerzas de Di Ravello y provocamos que todo salte por los aires para conquistarla. El mapa de Médici es enorme, y pese a que gráficamente el juego flaquea mucho, con texturas y animaciones de la pasada generación por todas partes, su mundo es bello y atractivo, y siempre nos invita a explorarlo y perdernos durante horas en él. El gancho, junto al paracaídas y el traje aéreo, será nuestro principal medio de transporte, y consigue siempre lo que el juego quiere: que nos desplacemos muy rápido por el gigantesco mapa. Y es que esa era una de nuestras principales dudas y que el juego soluciona con acierto. Ante un escenario tan grande, las distancias eran la incógnita principal, pero gracias a la agilidad de nuestro protagonista y a los numerosos puntos de Viaje Rápido, este aspecto queda más que solventado. Mención aparte merece el tema de que no se pueda correr (ni tampoco apuntar con la mayoría de las armas), siendo el gancho el núcleo de nuestra movilidad aunque en ocasiones quede algo forzado depender tanto de él.

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En cuando a la destrucción, esta es accesible y clara desde el principio. Todo lo que se puede destruir es de color rojo, por lo que, siempre que veas algo de ese color, dispáralo y verás cómo salta por los aires. Asaltar una base y provocar reacciones en cadena con las explosiones resulta realmente espectacular, siendo éstas lo más destacable del apartado técnico del título. Hasta las balas provocan fugas de gas en los depósitos haciendo que, al rato, estallen. Podemos destruir con sorprendente facilidad escenarios enteros aprovechando la reacción en cadena que provocan los objetos explosivos que hay en ellos, y ver a los pobres soldados de Di Ravello salir despedidos debido a nuestros espectáculos pirotécnicos particulares resulta altamente satisfactorio. Y divertido, igual que engancharles a un coche y ver cómo se ven arrastrados hasta morir.

Un rebelde con mucho gancho

Hablando del gancho, pasamos a comentar el siguiente pilar jugable junto a la destrucción. El artilugio de Rico permite, por un lado, desplazamientos rápidos y ágiles, pero por otro, supone un arma de lo más peculiar. Podemos enganchar a un enemigo y catapultarnos hacia él para asestarle un golpe mortal, podemos enganchar un barril a un tanque para demolerlo, e incluso podemos atar un helicóptero al suelo, y ya os imaginaréis lo que ocurre al tensar el cable. No dejéis de probar lo de atar una vaca a un camión y ver lo que pasa, por cierto. El gancho responde muy bien, y permite hacer una gran cantidad de gamberradas que dibujan cuál es el objetivo principal del título: la diversión. Coge este mapa enorme, vuela, destruye cosas y mata a los malos de cientos de maneras diferentes. Just Cause 3 es la mejor muestra de lo que un sandbox debe ser: un espacio enorme donde la libertad y la diversión son las protagonistas.

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Recordemos, por cierto, que el gancho en un sandbox, tal y como se emplea en el juego, es una invención de la saga Just Cause, que en su segunda entrega nos ofreció este peculiar mecanismo de desplazamiento y que más tarde adoptaron títulos como Batman o Assassin’s Creed. Es normal, entonces, que esta sea una de las mecánicas más cuidadas y pulidas. Pulsando una vez el botón con el que se utiliza, nos engancharemos a superficies, vehículos o enemigos para lanzarnos hacia ellos. Por otro lado, y aquí viene a gracia, manteniendo el botón podremos realizar varios anclajes. Jugando con esta mecánica es como se dan las situaciones más alocadas de esta entrega, y probar a ver “qué pasa” enganchando diferentes objetos resulta muy entretenido. Sin embargo, también hemos de decir que hay veces en las que el gancho no se fija en el objeto al que hemos apuntado, otras en las que la distancia de enganche falla (y esto, en un vuelo en paracaídas, puede ser fatal) y algunas en las que los anclajes desaparecen o no surten efecto. Los árboles de habilidades del título (ocho en total) y que se desbloquean con las "piezas" a modo de puntos de experiencia, tampoco incentivan mucho su exploración, quedándose en lo anecdótico frente al atractivo de la destrucción.

Si hablamos del resto de las mecánicas, la cosa resulta en un sabor algo agridulce. La conducción es mala, el apuntado y el sistema de disparo resulta en una experiencia muy irregular. Está claro que el título se centra en sus dos mecánicas centrales, gancho y destrucción, de manera sobresaliente, pero descuida completamente aspectos que, pese a no ser el núcleo del juego, deberían resultar igual de satisfactorios y no lo son. Que podamos deslpazarnos a cualquier parte con el gancho no quiere decir que no queramos conducir, y que se pueda destruir una base entera con un disparo a un depósito de gasolina no significa que no nos guste acribillar a balazos a los enemigos. Mención extra es el punto de que no podamos esprintar, algo que parece justificado, de nuevo, con la agilidad que supone el empleo del gancho para desplazarnos pero que no termina de convencernos demasiado.

Explosiones bonitas, el resto no tanto

Si nos metemos a hablar de su apartado técnico, hay que ser honestos con lo que el título ofrece, y es que en este sentido, la obra de Avalanche flaquea de manera considerable. Los gráficos parecen de la pasada generación, las animaciones y físicas son toscas y responden de manera poco realista, y, en resumidas cuentas, el juego es todo un espectáculo visual cuando las cosas explotan, pero cuando nada vuela por los aires, es un título bastante modesto. Es razonable que debido al tamaño del mapa y la cantidad de objetos destructibles en pantalla, hubiera que cortar por alguna parte, y el apartado técnico es ese recorte. Sin embargo, y como os comentábamos antes, Just Cause 3 hace un gran trabajo causando la destrucción y, aunque os parezca mentira, eso es lo que estaremos haciendo la mayor parte del tiempo. No vamos a pararnos a apreciar la arquitectura de Mécidi, vamos a volarla por los aires. Toda. Constantemente. Sin excepciones. Cada base enemiga, ciudad, puesto de guardia. Y oye, saber que se puede convertir cada rincón del juego en una auténtica traca de fuegos artificiales, mola.

Junto a su apartado gráfico, Just Cause 3 también flaquea en muchas otras cosas. Las armas, vehículos y el sistema de disparo son muy rudimentarios, la conducción es bastante mala y la progresión en cuanto a habilidades es inexistente. Hablando de esto último, es un aspecto que nos ha gustado y desagradado a partes iguales por lo siguiente: vale, está muy bien tener todo desbloqueado desde el principio porque así podemos hacer lo que queramos sin perder el tiempo desbloqueándolo, pero ¿hasta qué punto es bueno? Confiar en que la capacidad de que reventar todo lo que veamos compense la nulidad de recompensas al jugador más allá de armas o vehículos nuevos puede pecar en exceso de confianza, y eso es algo que solo cada jugador podrá juzgar cuando lleve bastantes hora encima y empieza a aburrirse o no de lo que el título ofrece. Mención aparte en el apartado técnico merece el Frame Rate, que en la versión de PC y con una GTX 970 se resentía en ocasiones cuando el espectáculo pirotécnico era demasiado grande. Cabe destacar en este apartado que la banda sonora, pese a correr a cargo de Henry Jackman (El Capitán América, Kingsman) es buena y acompaña bien al título, pero no encontraremos en ella ningún tema memorable.

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Liberando Médici

Si por algo destaca Just Cause 3, es por la gran cantidad de horas y contenido que ofrece. Nunca nos detendremos a mirar el paisaje, nunca encontraremos que no tenemos nada que hacer entre misión y misión, o mientras nos desplazamos por el escenario. Siempre hay algo que hacer estallar, alguna misión secundaria, desafío, objetivo adicional, ciudad que liberar o base militar cerca que aniquilar. El contenido del título es tan elevado que hasta se antoja imposible superarlo en su totalidad, y un juego que ofrece tantas horas, tantas tareas por hacer, tiene el potencial de divertir muchísimo. Sobre las tareas adicionales y misiones secundarias, destacaros que suelen consistir en encargos individuales, como destruir cosas, secuestrar una limusina o un comboy, etc. Por otro lado están los desafíos adicionales, y que suelen consistir en medidores de caos en los que habrá que aniquilar todo lo que podamos en el menor número de tiempo. Finalmente, están las tareas más importantes del título: la conquista de bases y puestos militares, y la liberación de ciudades. 

En las primeras, deberemos destruir todas las estructuras importantes (antenas de comunicaciones, gaseoductos, estaciones eléctricas, generadores, radares…) para poder conquistarlas. ¿Y en las segundas? Pues lo mismo, destruir carteles, torres de propaganda, estatuas y la comisaría, entre otras. Al conquistar una base militar o ciudad, desbloquearemos nuevas mejoras, vehículos y armas, siendo estas la principal fuente de proresión del juego. El título, además, cuenta con marcadores online de destrucción siento este el único elemento en línea que posee Just Cause 3. Cuando asaltemos una base o ciudad, se mostrará el TOP con los niveles de destrucción causados por nuestros amigos, y en el fragor del combate nos encontraremos ‘picándonos’ más de lo que nos gustaría con nuestros colegas por superar sus marcas. No es un añadido demasiado interesante, sí, pero funciona bien. Desde luego, un modo cooperativo como lo visto en títulos como ‘Crackdown’ (por hacer la comparación con un juego cuya mecánica central también era la destrucción) o, más recientemente, GTA V, hubiera sido el broche de oro para la aventura de Rico, pero esta carencia no empaña el producto en sí, que claramente está concebido como título monojugador.

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Como comentario final en este apartado, destacar que la dificultad de Just Cause 3 es extremadamente sencilla, lo que parece ir en sintonía con ese “destruye cosas sin preocuparte mucho de todo lo demás”. No se quiere frenar o desafiar al jugador, sino hacer que se divierta, que todo sea fácil de matar y destruir, que todo sea espectacular. Sí, hay momentos difíciles. Asaltar una de las bases más complicadas del juego en los primeros compases del mismo, sin el equipo y el vehículo adecuado acabará con nosotros, pero las situaciones en las que el jugador puede morir debido a la dificultad de las misiones o encuentros se cuentan con los dedos de las manos. Esto, unido a lo anterior, supone una de nuestras principales contras al título. Es tan fácil, la historia tan prescindible y las mecánicas tan concretas (destruir, destruir y destruir), que a la larga, la duración del título puede jugar en su contra y terminar haciéndose demasiado repetitiva para los usuarios que esperen de Just Cause 3 algo más que destruir cosas y causar el caos.

Nota adicional: se han reportado incidencias con respecto a la versión de consolas del juego en cuanto a Frame Rate y tiempos de carga, habiéndose medido el impacto de las mismas tanto sin el parche de lanzamiento como con el mismo instalado. En el momento de realizar el análisis, la distribuidora solo nos había proporcionado una copia de PC, por lo que actualizaremos los análisis de Xbox One y PS4 cuando tengamos acceso a sus respectivas versiones y podamos medir el impacto de dichas incidencias en las mismas. Para más información, podéis consultar nuestra noticia referida a este tema.

7.8

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.