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Indiana Jones y el Cetro de los Reyes

Indiana Jones y el Cetro de los Reyes

Un báculo para gobernarlos a todos

Indiana Jones regresa al mundo de los videojuegos, en una aventura de acción de dimensiones bíblicas que le llevará a seguir la pista del bastón del mismísimo Moisés. Templos malditos, peligrosos nazis y gigantescas piedras rodantes serán algunos de los ingredientes de nuestra intensa odisea.

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Si dejamos a un lado el hecho de que los videojuegos de Indiana Jones están ahí gracias a las películas que han convertido a dicho personaje en un icono no solo de la década de los 80 que le vio nacer, sino de todo lo que conlleva la palabra 'aventura', es obvio que en el currículum de nuestro arqueólogo favorito destacan dos títulos que, a pesar del tiempo transcurrido desde sus respectivos lanzamientos, siguen proyectando sombras de lo más alargadas sobre sus sucesores. LucasArts, los regidores del destino de Indy en lo que a videojuegos se refiere, llevan casi dos décadas empeñados en dejar atrás dichas sombras a toda costa, aunque siempre han quedado lejos de obtener el éxito anhelado. Y es que esas sombras son proyectadas por sendos juegos que por méritos propios pueden contarse entre lo mejor tanto de los videojuegos en general como del histórico género en el que se encuadran en particular.

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Cualquier aficionado que lleve ya sus buenos años en esto sabrá sin ninguna duda a qué títulos nos referimos: Indiana Jones y la Última Cruzada e Indiana Jones y el Destino de la Atlántida. Dos aventuras gráficas simplemente magistrales, que son además los mejores videojuegos de Indy jamás lanzados, a los que ya dimos un más que merecido homenaje en Regreso al Pasado, la sección retro de esta revista. La propia LucasArts es consciente de que dichos títulos aún permanecen más que vivos en la memoria de los aficionados, como también sabe que la decisión tomada años atrás (separar a nuestro querido Indy del género de la aventura gráfica para que siguiera los pasos de Tomb Raider) fue más que impopular. Y es que, no nos cansaremos de repetirlo, las sombras proyectadas por La Última Cruzada y El Destino de la Atlántida son alargadas, muy pero que muy alargadas.

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La prueba evidente de que LucasArts es consciente de todo lo dicho hasta ahora la tenemos precisamente en la versión Wii de Indiana Jones y el Cetro de los Reyes, el juego que nos ocupa, ya que como jugoso extra incluye la versión completa de El Destino de la Atlántida. Es obvio que Indy no va a abandonar las aventuras de acción (las ventas mandan, al fin y al cabo), aunque sería interesante que de vez en cuando se dejara caer por la disciplina que le brindó sus mayores momentos de gloria. Si Sam, Max y Guybrush han vuelto, ¿por qué no podría hacerlo nuestro arqueólogo favorito?

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Pero dejemos a un lado aquellos añorados tiempos en los que Indy vivió sus momentos de mayor gloria y regresemos al juego que nos ocupa. Indiana Jones y el Cetro de los Reyes es la tercera aventura de acción en la que se embarca Indy, tras La Máquina Infernal en 1999 y La Tumba del Emperador en 2003. Dejando a un lado Lego Indiana Jones (juego que, al fin y al cabo, forma parte de otra franquicia), han pasado por lo tanto seis años desde que el lanzamiento del último juego protagonizado por nuestro arqueólogo favorito tuviera lugar. Y quizás es ahí donde reside el mayor pecado de El Cetro de los Reyes, ya que no consigue superar, e incluso ni siquiera igualar, a aquel solvente Indiana Jones y la Tumba del Emperador de 2003. Pero de ello ya hablaremos más adelante.

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El anuncio por parte de LucasArts de El Cetro de los Reyes llegó de forma cuando menos inesperada, ya que todos aguardábamos más información sobre aquel Indiana Jones presentado en el E3 de 2006, destinado a plataformas de alta definición, que se suponía iba a ser punta de lanza de la tecnología Euphoria que revolucionaría (o al menos eso aseguraban) la forma de entender e implementar la física en los videojuegos. Pero los años pasaron, y nada más volvió a saberse del Indy HD, hasta que nuestro arqueólogo favorito decidió asomar el sombrero a principios del presente año para anunciar algo completamente distinto: Indiana Jones y el Cetro de los Reyes, juego destinado a DS, PSP, PS2 y Wii, cuyo primer y quizá mayor acierto es el de aprovechar al máximo las características de cada una de las plataformas a las que va destinado.

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Látigo y revolver vs. Nunchuk y Wiimote

El argumento de Indiana Jones y el Cetro de los Reyes nos traslada hasta el año 1939, algo después de que tuvieran lugar los acontecimientos narrados en La Última Cruzada y poco antes de que la Segunda Guerra Mundial diera comienzo de manera oficial. Hitler sigue obsesionado con poseer alguna reliquia bíblica de incalculable poder con la que garantizar su victoria en la inminente guerra, y tras perder toda esperanza de obtener tanto el Arca de la Alianza como el Santo Grial, ahora ambiciona un objeto incluso más poderoso que los dos anteriormente mencionados. Es el llamado Cetro de los Reyes, el cual no es otro que el bastón con el que Moisés separó las aguas del Mar Rojo para que su pueblo pudiera escapar del yugo egipcio; no son pocas las fuentes que también relacionan dicho báculo con las siete plagas que obligaron al faraón a liberar a los hebreos, por lo que las razones por las que el nazismo quiere hacerse con él son más que evidentes.

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El trasfondo argumental del juego que nos ocupa suena por lo tanto interesante, de hecho mucho más de lo que acabó siendo el guión de la cuarta película de nuestro arqueólogo favorito. Por desgracia, en ningún momento llega a explotarse convenientemente. Indy sigue la pista tanto de dicho báculo como de los objetos que deben llevarle a él a lo largo de un total de seis localizaciones: Sudán, San Francisco, Panamá, Estambul, Nepal y un último escenario que no revelaremos aquí. Dichas localizaciones deberían encontrarse enlazadas por un sólido hilo narrativo, capaz de justificar convenientemente las transiciones entre escenarios; por desgracia, en ningún momento llega a ser así. La historia de El Cetro de los Reyes se encuentra muy poco trabajada, pecando en todo momento de superficial e inconexa. No son pocas las ocasiones en las que nos preguntamos qué hace Indy en tal lugar, o de dónde ha salido éste o aquél personaje secundario, sin que el guión narrado mediante breves secuencias cinemáticas (mucho más cortas de lo deseable) y el propio juego en sí sean en ningún momento capaces de dar respuesta a dichas preguntas.

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Así, nos veremos obligados a consultar el diario (accesible tras pulsar el botón - de nuestro Wiimote) de forma constante para poder consultar datos sobre personajes y localizaciones (parcos en detalles, pero datos al fin y al cabo) que de otro modo jamás conoceríamos, puesto que el juego en sí no llega a ofrecerlos en ningún momento. Hay que mencionar también que en El Báculo de los Reyes se muestra una versión light (o censurada, tal y como se prefiera) de la armada nazi, dado que las referencias lo denominan como 'el ejército alemán' y el símbolo de la esvástica no llega a aparecer. Esto es algo habitual en muchos de los últimos juegos que contienen referencias a la Segunda Guerra Mundial, aunque es triste comprobar que dicha autocensura sólo se aplica en nuestro mundillo, ya que películas y similares no tienen problema en seguir mostrando y llamando a las cosas tal y como fueron. En definitiva, aunque el argumento de El Cetro de los Reyes prometa maneras, desde A2M (estudio responsable de su desarrollo, cuyo currículum en lo referente a títulos más o menos relevantes incluye la versión Wii de Iron Man, algunos juegos basados en varias licencias de animación -Scooby Doo, Happy Feet- y poco más) no han sabido explotarlo convenientemente. Ni siquiera los personajes secundarios, tanto aliados como antagonistas, llegan en ningún momento a hacer gala del más leve atisbo de carisma.

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Centrándonos en el juego en sí, Indiana Jones y el Cetro de los Reyes nos ofrece tres modalidades principales: modo historia para un jugador, cooperativo para dos y multijugador para un máximo de cuatro jugadores. El modo cooperativo, independiente del principal, nos guarda la sorpresa del feliz retorno de Henry Jones, el padre de Indy que tan magistralmente interpretó Sean Connery en el film Indiana Jones y la Última Cruzada, como personaje controlable. Dicho modo nos permitirá participar junto a un amigo en una serie de misiones en las que la colaboración será esencial para poder avanzar, ya sea manejando los remos en un peligroso descenso en balsa por una serie de rápidos, repartiéndonos las tareas de pilotar y disparar a bordo de un aeroplano, resolver una serie de puzles o cubrirnos mutuamente las espaldas en intensos tiroteos.

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Si dejamos a un lado el hecho de que extraña bastante ver a Henry Jones haciendo gala de una agilidad atlética bastante chocante (quién sabe, quizás aquél trago que tomó del Grial no solo le salvó la vida, sino que también le devolvió a sus años mozos), o tumbando enemigos a tiro limpio (se supone que el personaje odia cualquier clase de violencia), nos encontramos ante un modo cooperativo cuya inclusión no puede por menos que agradecerse, si bien acaba siendo lastrado por el más que impreciso sistema de control implementado; pero de ello ya hablaremos más adelante. En cuanto al multijugador, en el que hasta cuatro personas podrán luchar en una serie de escenarios previamente desbloqueados, su inclusión es simplemente anecdótica, dado que deja bastante que desear en el terreno jugable.

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Y bien, ahora centrémonos en la columna vertebral del título: el modo historia para un jugador. Indiana Jones y el Cetro de los Reyes es una aventura de acción en tercera persona al uso, que en prácticamente ningún momento llega a sorprender al usuario ya sea por su puesta en escena o por los desafíos a superar. De entrada, los escenarios dejan poco margen a la exploración, dado que en su mayoría se componen de pasillos por los que nos tenemos que limitar a transitar, siguiendo un camino prefijado mientras eliminamos enemigos o resolvemos algún que otro puzle. Afortunadamente, existen zonas ocultas que en su mayoría nos llevarán a descubrir artefactos que posteriormente podremos intercambiar por diversos extras desbloqueables, entre los que se incluye la posibilidad de cambiar la apariencia de Indy por la de Han Solo, el contrabandista más famoso de la galaxia Star Wars.

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A la hora de combatir, será cuando el sistema de control deje al aire todas sus vergüenzas, tanto por la imprecisión a la hora de reflejar nuestros movimientos en pantalla como por las pocas posibilidades que ofrece. Cada vez queda más claro que el Wiimote es más una maldición a la hora de controlar un juego encuadrado dentro de alguno de los géneros clásicos que una nueva forma de jugar. Para la versión Wii de Indiana Jones y el Cetro de los Reyes, A2M ha decidido sustituir los botones de ataque principal y secundario (presentes en Indiana Jones y la Tumba del Emperador, así como en la versión PSP del juego que nos ocupa) por movimientos del Nunchuk y el Wiimote, los cuales representan a los brazos izquierdo y derecho de Indy respectivamente. Moviendo alguno de los dos mandos hacia delante daremos un golpe directo; trazando un arco hacia izquierda o derecha propinaremos un gancho; y ya por último, empujando cualquiera de los dos controles hacia arriba ejecutaremos un contundente uppercut. Suena bien sobre el papel, aunque, tal y como pasa en 9 de cada 10 juegos de Wii, el sistema acaba revelándose como completamente frustrante e impreciso a la hora de ser llevado a la práctica.

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No serán pocas las ocasiones en las que realizaremos un golpe distinto del que teníamos planeado; e incluso podremos vernos en la tesitura de que, a pesar de efectuar el movimiento requerido, no lleguemos a ejecutar golpe alguno, quedando vendidos ante los enemigos. Realizar combos en los que alternar los golpes de derecha e izquierda se convierte en una utopía que en raras ocasiones podremos ver hecha realidad. Por regla general, los combates cuerpo a cuerpo en la versión Wii de El Cetro de los Reyes no solo son más imprecisos que en las versiones lanzadas para consolas con sistemas de control tradicionales, sino que también cuentan con menos posibilidades, dado que el catálogo de movimientos es mucho menor. Bien es verdad que con práctica podremos llegar a combatir con un mínimo de solvencia, aunque los golpes distintos al que teníamos planeado y los movimientos falsos serán nota común durante la aventura.

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Además de los puños, nuestro arqueólogo favorito puede usar su inseparable látigo (para desarmar a los enemigos o atraerlos hacia él) y los objetos del entorno como eficaces instrumentos de ataque. Sillas, bolas de billar, trozos de madera, palas… Son innumerables los objetos que podremos coger para usar como armas arrojadizas o contundentes. Algunos elementos del entorno también servirán a nuestros propósitos; tales son los casos de las estructuras de madera que podremos derribar sobre nuestros enemigos, o los bonitos acuarios que parecen estar pidiendo a gritos que estampemos la cabeza de algún adversario sobre ellos. Por regla general, el sistema de combate cuerpo a cuerpo no deja de ser una evolución respecto al que vimos en Indiana Jones y la Tumba del Emperador, aunque por culpa de los controles de Wii acabe dando la sensación de ser más un paso atrás.

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Lo que sí se echa bastante en falta es la posibilidad de usar armas de fuego con la libertad que se vio en La Tumba del Emperador. La implementación de los tiroteos en la versión Wii de El Báculo de los Reyes es bastante extraña. De entrada, Indy sólo podrá usar su fiel revolver Webley en contadas ocasiones, mediante unas secciones sobre raíles en las que no tendremos control del personaje salvo para cambiar de posición en determinadas coberturas. Así, nuestro arqueólogo seguirá un camino prefijado de una cobertura a otra, correspondiéndonos a nosotros apuntar y disparar tras enfocar el Wiimote hacia la pantalla. La verdad, ya que cada vez que se produce un tiroteo nos encontramos ante un shooter sobre raíles, habría sido deseable un mayor trabajo en cuanto a intensidad; más elementos destruibles en el escenario y un mínimo de variedad durante dichos combates (mayor número de armas disponibles, por ejemplo) también habrían sido de agradecer.

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Como ya mencionamos anteriormente, la linealidad a la hora de avanzar por los escenarios es bastante acusada, aunque por fortuna (y también por gloria, como veremos enseguida) se ofrecen el suficiente número de retos como para tener enganchado al jugador durante toda la travesía. Una aventura de Indiana Jones sin templos perdidos (o malditos) que visitar y gigantescas y redondeadas rocas para esquivar no sería una aventura de Indiana Jones. Afortunadamente, El Cetro de los Reyes sabe darnos todo lo que esperamos encontrar en un juego de Indy. El título consigue ofrecer la suficiente variedad como para que no nos cansemos en ningún momento, alternando los puzles, el combate y los momentos de plataformeo con gran inteligencia. Respecto a los puzles, buena parte de ellos son bastante fáciles, aunque existen algunos que ya sea por diseño, puesta en escena o elaborada estructura llegan a ser más que dignos de mención. El templo maya es un buen ejemplo de ello, con secciones como la del planetario o el juego de pelota en las que tendremos que devanarnos los sesos mientras las rocas rodantes amenazan constantemente nuestra integridad.

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Si en lugar de limitarnos a superar obstáculos y abatir enemigos queremos también desgranar todos los secretos que esconde Indiana Jones y el Cetro de los Reyes, podremos hacerlo mediante fortuna y gloria, mítica frase que Indy acuñara en su segunda aparición en cines. Los puntos de Fortuna se adquieren tras encontrar reliquias dispersas por los niveles. Aunque las primeras serán fáciles de encontrar, a medida que avanzamos por el juego nos daremos cuenta de que las reliquias se encuentran cada vez mejor escondidas, obligándonos a permanecer ojo avizor para que no se nos pase ningún recoveco del escenario. Los puntos de Fortuna conseguidos podrán ser intercambiados por contenido adicional en el menú de extras, ya sean ilustraciones o una modificación de la apariencia de nuestro personaje.

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En cuanto a la Gloria, ésta se encuentra claramente inspirada en los logros y trofeos que tan habituales se han hecho en Xbox 360 y PS3. Así, en nuestro diario se encuentran listados una serie de retos a superar; prácticamente todos ellos son de una dificultad digna de mención, por lo que los más habilidosos se encontrarán ante desafíos que pondrán a prueba toda su maestría. Con los puntos de Gloria obtenidos desbloquearemos nuevos modos de juego, tales como el multijugador o la posibilidad de acceder al extra más jugoso del título: la versión completa de Indiana Jones y el Destino de la Atlántida.

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Apartado audiovisual

Desde el principio quedó claro que Indiana Jones y el Cetro de los Reyes no iba a exprimir al cien por cien el potencial de Wii, mucho menos si tenemos en cuenta que es un lanzamiento multiplataforma en el que también existe una versión destinada a PlayStation 2. Sin embargo, el juego que nos ocupa logra mantener el tipo a nivel gráfico, sobre todo gracias a la presencia de unos escenarios impecablemente elaborados, repletos de detalles por todos sus rincones. Más de una vez nos encontraremos manipulando la cámara con la cruceta del Wiimote para observar desde todos los ángulos las ornamentaciones de los templos que Indy visitará a lo largo de su travesía. Eso sí, los personajes no han recibido el mismo cuidado, dado que pecan de simpleza en su modelado y construcción poligonal; además, los dientes de sierra serán visibles en sus siluetas, sobre todo si disfrutamos del juego en una pantalla grande.

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En cuanto al sonido, nada que objetar dado que es uno de los apartados más trabajados del juego. La banda sonora incluye una selección de las obligatorias composiciones que John Williams, maestro de maestros, creara para las películas, junto a música tomada de la serie televisiva Las Aventuras del Joven Indiana Jones. Pero no todas las melodías de El Cetro de los Reyes se componen de material reciclado (aunque bendito reciclaje, dada su calidad), puesto que también se incluye nueva música creada para la ocasión. El juego se encuentra además doblado al castellano, tal y como LucasArts nos tiene felizmente acostumbrados. Aunque obviamente el trabajo de doblaje no llega a la altura de localizaciones míticas como la de Kingdom Hearts II, por regla general todos los actores rayan a un buen nivel, ofreciendo un resultado más que competente.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.