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Imperator: Rome

Imperator: Rome

Alta estrategia para PC

Imperator: Rome, análisis

El último juego de estrategia de los suecos Paradox se ambienta en el mundo clásico, pudiendo dirigir cualquier nación o tribu de la época.

Paradox , que ya lanzó allá por 2008 el Europa Universalis: Rome, regresa a la antigua Roma para ubicar su último juego de estrategia: Imperator Rome. Si en su día situó el marco temporal justo antes de las Guerras Púnicos, en esta ocasión ha retrocedido un poco más, hasta el 304 a. C., con una república romana que aún no es una potencia hegemónica en la península itálica y con el imperio que construyó Alejandro disgregado en varios reinos.

Aunque por marketing el juego recibe su nombre de Roma lo cierto es que es permite controlar cualquier nación o tribu de aquella época. Esta elección es fundamental en el devenir de la partida ya que jugar con las potencias de la época: Roma, Cartago, Egipto… facilita, y mucho, las cosas.

Cuando uno se enfrenta por primera vez a Imperator: Rome lo primero que llama la atención es la enorme extensión del mapa, un área geográfica que abarca desde Irlanda hasta la India y que se encuentra divida en 7.000 provincias. Una buena parte del mapa permanece virgen, no es una niebla de guerra al uso, sino que son amplias zonas habitadas por tribus bárbaras y que se irán revelando a medida que se produzcan migraciones o conquistas. En su mayor parte están situadas en el norte entre Europa y Asia.

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Mecánica de juego

Para aquellos que sean veteranos en los juegos de Paradox, Imperator: Rome sería un híbrido entre Europa Universalis IV y Crusader Kings 2, es decir, las dos mejores obras del estudio sueco. De uno y otro han tomado prestadas sus ideas más exitosas, pero aún así al juego está un escalón por debajo de ambos. Para los novatos, basta con decir que es un simulador histórico o más bien de realidad alternativa, ya que partiendo de un punto concreto el jugador puede avanzar en la línea temporal con opciones diferentes a las que de verdad acaecieron. Es cierto que Paradox activa ciertos acontecimientos relevantes durante la partida que mantienen un ancla con la realidad histórica como las reformas de Mario, la rebelión de Espartaco… Pero la libertad de decisión es absoluta.

Como es habitual en los juegos de Paradox la cantidad de parámetros a controlar es abrumadora y abarcan todo tipo de ámbitos: mercantil, militar, político, económico, social, cultural, religioso… Aquí no basta recolectar y conquistar, hay que hacer una verdadera ingeniería social y económica para llevar a buen puerto cualquier tipo de empresa militar. Reunir materias primas para mejorar las unidades, conseguir dinero, reclutar un ejército, desplazarlo, conseguir un “casus belli”, derrotar a los enemigos en el campo de batalla, reponer las bajas, si se puede, y pacificar la nueva provincia.

Si esto ya no fuera suficientemente complicado hay que manejar con tiento los resortes de la política interna, que varían en función del tipo de gobierno que rige cada país, no es lo mismo dirigir la República de Roma que una tribu de la Galia o una horda nómada. Pero en todos los casos habrá que conseguir rodearse de personajes leales, eliminar a los rivales y situar en cada puesto al más capaz o al menos incapaz, ya que en ocasiones habrá que hacer ciertas concesiones a los opositores para apaciguarlos. Es tan peligroso un buen general que cuente con el respaldo de las tropas porque tiene tendencia a aumentar su ambición de manera peligrosa, como uno incapaz, que conducirá a sus hombres al desastre.

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Diplomacia

Es uno de los puntos con más margen de mejora del juego. En primer lugar porque siempre hay que tener un motivo legal para invadir un territorio cercano, algo que históricamente no ha sido así. Y en segundo lugar porque las interacciones entre naciones se limitan a las que están a un mismo nivel. Es decir una nación pequeña no puede negociar con una superpotencia, algo que no se ajusta a la realidad.

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El comercio

Este sí es un paso adelante ya que permite una planificación a largo plazo en función de los recursos propios y las necesidades para obtener mejoras. Se puede emplear un sistema de boicot a naciones hostiles que les impida el acceso a recursos estratégicos.

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Las opciones militares

Son de lejos, las mejores que se han introducido en un juego de Paradox, salvando Hearts of Iron. La creación de ejércitos no se limita a un apilamiento de unidades si no que es posible combinar varios tipos de unidades de infantería, caballería o artillería. Algunas de ellas como los elefantes requieren tener acceso a ese determinado recurso. Otras como la infantería pueden ser mejoradas mediante innovaciones tecnológicas. Además es posible adoptar ciertas tácticas durante las batallas que permitan, aún estando en inferioridad numérica, alzarse con la victoria. Para ello es necesario conocer también cómo combaten los enemigos, información que puede adquirirse bien con la práctica, bien con la exploración de ejércitos hostiles. Los asedios también son más realistas aunque el factor suerte pesa en demasía.

Religión y cultura

Conquistar va más allá de una simple victoria militar, hay que conseguir pacificar las regiones adquiridas más allá de mantener un número elevado de tropas. Para ello hay dos factores que pesan, y mucho, en esta operación. Son la cultura y la religión, si ambas son afines al conquistador todo el proceso será más rápido y sencillo. Por el contrario, si las posturas son antagónicas será necesario un trabajo a largo plazo para revertir la situación. Aquí es muy importante la elección de gobernadores que faciliten esta transición.

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Jugabilidad

Imperator: Rome tiene un montón de parámetros que controlar, algunos se pueden automatizar para evitar que la partida se eternice, pero los más importantes requieren una atención constante. Existe un tutorial con las nociones más básicas, pero no entra en muchas complejidades. Lo mejor si se quiere conocer en profundidad el juego y no se quiere ser exterminado a las primeras de cambio es escoger Roma.

El acceso a la información es bastante intuitivo, mediante una serie de menús que están colocados en la parte superior de la pantalla se accede a las acciones más importantes. Como se trata de un juego en tiempo real, es recomendable cuando se ejecutan determinadas políticas que requieren acciones combinadas parar el tiempo.

El juego está completamente traducido al castellano.

Conclusión

Imperator: Rome reúne en un solo juego las mejores ideas de las dos grandes obras de Paradox: Europa Universalis IV y Crusader Kings II. Es un simulador histórico con un grado de detalle como se ha visto: 7.000 provincias recreadas desde Irlanda hasta el océano Índico. La cantidad de parámetros a controlar es inmnesa, pero es cierto, que se han introducido ciertas rutinas, quizás pensado en una futura conversión a consola, que ayudan a simplificar su seguimiento. El aspecto militar está muy bien logrado con la introducción de ejércitos con distintos tipos de unidades y tácticas que se cambian en función del enemigo. Un juego excelente que demanda del usuario mucho tiempo y que ofrece experiencias distintas en función de la nación o tribu elegida.

Lo mejor

  • Mapa extenso como se ha visto
  • Multitud de naciones y triubus para escoger
  • Opciones militares diversas
  • Comercio más realista y con peso en el desarrollo de la partida
  • Experiencias muy diversas en función del bando elegido
  • Gráficamente es lo mejor que ha hecho Paradox

Lo peor

  • La diplomacia sigue siendo el talón de aquiles de Paradox
  • A la política interna le falta verosimilitud
  • Algunos fallos técnicos que pueden arruinar la partida
8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.