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High Hell

High Hell

High Hell, Análisis

La nueva propuesta del creador de Heavy Bullets vuelve a ser un excelente juego de disparos en primera persona, abandonando el espíritu roguelike de la anterior obra de su autor para convertirse en el sueño de los fanáticos del Speedrun en una catarsis de tiroteos y habilidad calculada al milímetro.

Desde que distribuyeran en 2009 el remake en alta definición del clásico Serious Sam, la emergente distribuidora independiente Devolver Digital ha ido moldeando un catálogo de títulos excelsos que figuran entre los más destacado del panorama independiente. Y es que el sello Devolver se ha convertido en sinónimo de calidad entre los títulos que lo ostentan. A saber: Enter The Gungeon, The Talos Principle, BroForce, el reciente Ruiner, la aventura gráfica patria Gods Will Be Watching o los transgresores Hotline Miami son una pequeña muestra de la tremenda calidad y variedad que nos ha ofrecido el sello afincado en Texas. Precisamente no pocas reminiscencias guarda High Hell con los mencionados Hotline Miami. Salvando las distancias, y cambiando la perspectiva aérea cenital por la de FPS, High Hell conserva el espíritu transgresor, al amor por los tonos de neón y un desarrollo de niveles que recuerda al violento y popular clásico independiente.

El juego corre a cargo de Terri Vellmann, creador de Heavy Bullets, también distribuido bajo el sello Devolver. En esta ocasión ha optado por dejar atrás el alma roguelike de su anterior juego en pos de un acercamiento que hará las delicias de los aficionados al Speedrun, con unos niveles my cortos con un diseño calculado al milímetro y un desarrollo tremendamente frenético que exige mucha pericia y habilidad por parte del jugador. Para rematar la faena, el señor Vellmann se ha hecho acompañar de Doseone, creador de las bandas sonoras de Enter The Gungeon y Gang Beasts entre otras, para dar forma al ecléctico apartado sonoro de High Hell y reforzar su espíritu anárquico y nihilista. El resultado de todo ello es un juego de disparos en primera persona frenético y de ritmo altísimo, que por desgracia llega muy justo de contenido y enfocado a un público muy concreto: los amantes del speedrun. Si te encuentras entre ellos, High Hell te hará disfrutar por todo lo alto.

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Guerra a la Corporación del demonio

Poco sabemos de la historia de High Hell una vez nos sumergimos en el frenesí de balas que supone su desarrollo. Encarnamos a una misteriosa mujer en su cruzada por reducir a cenizas a la corporación Pitchcorp. La totalidad de la aventura se desarrolla en las oficinas de dicha corporación, dedicada entre otras actividades de dudosa legalidad al tráfico de drogas y la extorsión. Bajo una ambientación siempre bizarra y nihilista, el juego nunca se toma demasiadas molestias en contarnos las motivaciones de nuestra protagonista para asaltar las oficinas de la malvada corporación y masacrar sin piedad a sus matones. Como bien reza el eslogan del juego, sin muchos rodeos ni explicaciones, este nos invita a descender al submundo criminal y llevar la salvación a las almas que se han alejado de la luz, empleando el convincente y efectivo método de encañonarlos con nuestra escopeta celestial. Pese a lo ligero de su narrativa, siempre da la sensación de que esconde mucho más mensaje del que aparenta.

Por desgracia lo poco que nos cuenta High Hell lo hace en poco más de 2 horas en nuestra primera partida. Y si nos quedamos ahí la sensación de vacío pesará demasiado en nuestra percepción del título. Su objetivo verdadero es que nos piquemos en sus 20 niveles y tratemos de completarlos en el menor tiempo posible realizando la mejor puntuación, dando rienda suelta al perfeccionista y speedrunner que llevemos dentro. Si ese es nuestro perfil, High Hell nos enganchará y nos tendrá horas y horas tratando de arañar segundos y buscando las formas más efectivas para superar cada uno de sus niveles. Si simplemente buscamos un título para darle una pasada, quizá esta no sea la mejor opción, pese a los ajustados 9,99 euros que vale. Pero si queremos poner a prueba nuestra habilidad con un FPS donde todo está medido al milímetro y su jugabilidad funciona de maravilla resultando ser sumamente ágil y frenética, y sobre todo queremos un reto al que enfrentarnos una vez tras otra para tratar de exprimir su propuesta al máximo, sin duda High Hell es una apuesta ganadora.

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Visceral vuelta a los orígenes. Dispara y olvida.

La jugabilidad de High Hell no podría ser más simple y directa. Contamos con una única arma, una suerte de escopeta laser de baja cadencia, de munición infinita y que no es necesario recargar. Podemos saltar, agacharnos, hacer zoom con el botón derecho del ratón y tirar puertas abajo de una patada. Estas son nuestras herramientas, que deberemos emplear junto con una precisión quirúrgica a la hora de desplazar nuestros dedos por las teclas WASD para sobrevivir a los frenéticos e inmisericordes tiroteos del juego. El ritmo del mismo es altísimo, y de un par de tiros recibidos estamos muertos, por lo que se nos exigirá gran precisión en el manejo de teclado y ratón, siendo esta combinación la única disponible para controlar el juego. Todo el apartado jugable está aquí ajustado a la perfección, y supone una vuelta salvaje a los tiempos pretéritos del género. Se trata de ser ágil en nuestros movimientos y certeros en los disparos. Y precisamente esta jugabilidad tan enfocada a sacarle el máximo jugo a cada nivel es la gran baza del título. Nos empuja a ser mejores, más efectivos, buscar la forma más directa y eficiente para superar cada fase cada vez en el menor tiempo posible. Se trata sin duda de uno de los mejores títulos enfocado al speedrun que se han lanzado en muchísimo tiempo.

El excelente diseño de niveles ayuda a multiplicar las posibilidades a la hora de superar cada uno de ellos. En los mismos siempre se nos propondrá una misión principal, desde encontrar ciertos objetos, a eliminar o rescatar determinados objetivos, pasando por destruir varias posesiones de la vil corporación a la que nos enfrentamos. A mayores nos propone quemar fajos de billetes obtenidos por nuestros rivales de forma fraudulenta, y encontrar unos monigotes ocultos, por lo que siempre tendremos que encontrar un equilibrio entre lo veloces que somos completando los niveles y los objetivos que cumplimos para obtener la mejor puntuación posible. Una vez cumplidos los objetivos, rematamos el nivel saltando al vacío fuera del edificio donde transcurre la misión con nuestro paracaídas. La única pequeña pega del juego en este sentido es una inteligencia artificial enemiga no demasiado brillante, cosa que por otra parte no supone demasiado problema. Cuatro de los 20 niveles del juego serán un enfrentamiento con un jefe final, lo que le da variedad al juego, pese a que en ningún momento resultan excesivamente brillantes. Los niveles son cortos, y como se ha comentado completaremos los 20 disponibles en torno a las 2-3 horas en nuestra primera pasada. Para que nos hagamos una idea de la capacidad de exprimir el juego que este presenta, uno de sus logros nos retará a completarlo en menos de 20 minutos, todo un desafío. Pese a que apenas cuenta con textos, estos están correctamente traducidos al castellano, por lo que no tendremos problema para entender el objetivo de cada misión, cosa que tampoco resulta muy compleja por otra parte.

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Balas y luces de neón

Visualmente High Hell apuesta por un estilo bizarro y verdaderamente desenfadado, con una puesta en escena que coquetea constantemente con el surrealismo. Más allá de tratar de impactar con lo que muestra en pantalla, el título trata de no tomarse demasiado en serio a sí mismo y resultar efectivo a la vez. Y lo consigue con una dirección artística minimalista y simple que le dota de personalidad y frescura. Ni los modelos de personajes tienen un elevado detalle, ni nos encontramos con texturas de altísimas definición, de hecho una del as peculiaridades del juego es el empleo de colores planos. Lo verdaderamente importante es lo fluido que resulta el juego, algo indispensable en un título tan frenético como el que nos ocupa. Todo ello con un peculiar envoltorio de luces de neón y aire ochentero, que también nos evoca, guardando las distancias, al mencionado Hotline Miami. Como no podía ser de otra forma, el señor Adam “Doseone” Drucker se luce con una banda sonora que se adapta como anillo al dedo al elevado ritmo del juego. Frenética y pulsante, como la acción a la que acompaña, la música del título refuerza el tono veloz e implacable de lo que vemos en pantalla.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.