Hektor
Hektor
El terror psicológico de corte indie está de moda; tras títulos como Outlast, Daylight, Slender: The Arrival o Amnesia: A Machine for Pigs, llega el turno de Hektor, una aventura oscura y opresiva para PC que nos hará vivir momentos de auténtica locura con el fin de escapar de unas misteriosas instalaciones abandonadas. Todos los detalles en nuestro análisis de lo nuevo del estudio sueco Rubycone junto a Meridian4.
Los amantes de los sustos y las experiencias terroríficas están de enhorabuena; llevamos unas temporadas recibiendo un buen número de títulos en los que el terror se hace con el más absoluto protagonismo, eso sí, con más o menos acierto. Y es que parece que el panorama indie se ha convertido en el marco ideal para que estudios de bajo presupuesto se animen a crear títulos que nos mantengan pegados a nuestra silla o sofá con los nervios a flor de piel, esperando el siguiente sobresalto con el pulso a toda pastilla. Tras los notables Outlast y Amnesia: A Machine for Pigs y los no tan brillantes Slender: The Arrival o Daylight, llega a PC una nueva aventura en primera persona en la que la resolución de rompecabezas y enigmas nos permitirán avanzar por oscuros pasillos y estancias lúgubres, siempre pendientes de los inquietantes acontecimientos que a se irán sucediendo a nuestro paso. Conozcamos más de Hektor en nuestro análisis, lo último del estudio sueco Rubycone bajo el paraguas de Meridian4.
Hektor llega a Steam como la enésima propuesta en el género de las aventuras indie de corte terrorífico, apostando sin tapujos por una fórmula mil veces vista y tratando de aportar nuevas ideas que al final se quedan en eso: ideas. Y es que las sensaciones que dejan las poco más de dos horas que nos llevará completar tan angustiosa pesadilla son bastante contradictorias. Y no sólo por su escasa duración; en muchos aspectos, Hektor no cumple con lo que esperamos de un título que pretende aterrorizarnos con miedo psicológico, o así definen sus creadores su experiencia de juego. Pero hagamos un alto en el camino y conozcamos más de cerca el contexto de esta aventura de corte indie para compatibles y equipos Mac.
Sin muchos más detalles arrojados desde su inicio, tomamos el rol de un hombre, un sujeto de pruebas atrapado en unas oscuras instalaciones de nombre en clave Hektor, un espacio devastado y laberíntico en mitad de la nada en las frías tierras de Groenlandia durante la Guerra Fría. Tras una breve introducción, rápidamente nos veremos inmersos en su distorsionada realidad potenciada por la inestabilidad emocional y psicológica de nuestro protagonista. Así, despertaremos en mitad de un oscuro pasillo, recibiendo un regalo de vital importancia: un mechero. Equipados con él, seremos capaces de iluminar apenas unos metros a nuestro alrededor, aumentando así la angustia de saber qué o quién nos espera en la siguiente esquina. Y todo se vuelve aun más inquietante cuando al volver la vista atrás, descubrimos un nuevo pasillo o una nueva puerta que antes no estaban allí.
Así, gran parte del atractivo de Hektor es que a medida que vayamos solucionando los diferentes rompecabezas y enigmas, los escenarios irán cambiando de forma procedural, es decir, cambiarán en tiempo real y de forma aleatoria, para así causar ‒si cabe‒ más tensión al jugador. A decir verdad, mas tensión a la par que desesperación, puesto que la casi total ausencia de pistas y un diseño de niveles poco amable nos invitarán a recorrer una y otra vez las mismas zonas sin saber muy bien qué hacer o hacia dónde ir. Además, la evidente sencillez de los propios escenarios ayudarán a que nos sintamos continuamente en el mismo lugar, generando espacios demasiado parecidos entre sí. Con todo, la idea de crear diferentes niveles a nuestro paso queda totalmente desaprovechada, relegada a simple anécdota.
A partir de cierto punto, el título pasará de la exploración y la resolución de puzles al estilo survival de toda la vida; así, y sin destripar nada sobre su caótico desarrollo narrativo, deberemos huir y evitar el encuentro con cierto ente que seguirá nuestros pasos para acabar con nosotros. Ciertamente, en algunos momento sí logra elevar la tensión hasta puntos álgidos, pero una inteligencia artificial con ciertos altibajos provoca alguna que otra situación que arruina la experiencia. Por otro lado, también deberemos evitar otras figuras que nos acosarán entre los oscuros pasillos de Hektor. Más allá de dichas presencias, el título logra mantener la tensión gracias a un apartado sonoro bastante competente, con melodías dinámicas que se adaptarán a los acontecimientos mostrados en pantalla y una buena colección de efectos que nos atormentarán de forma continuada.
En este sentido, las voces de las diferentes notas que encontraremos ‒podemos salir de la propia nota y seguir escuchando la voz‒ están bastante cuidadas, eso sí, en perfecto inglés; como todo el juego, totalmente localizado a dicho idioma y sin subtítulos si decidimos escuchar sólo los audios en lugar de leer los diferentes documentos. Una lástima, puesto que el argumento ya es suficientemente confuso como para perdernos detalles de su intrincada historia por no terminar de entender al cien por cien las narraciones, siempre y cuando no tengamos un buen dominio del inglés, claro. Pero toda la tensión que pretende trasladar al jugador se queda en nada cuando descubrimos que al morir ‒no en el sentido estricto de la palabra‒, despertaremos en una localización próxima, sin más consecuencias que tratar de repetir la secuencia que ha acabado con nosotros, conservando el exiguo inventario que podamos tener.
Según sus creadores, dicha decisión responde a que no querían causar frustración a los jugadores al tener que estar pendientes de morir y volver a repetir la secuencia que nos llevó a perecer; aunque la consecuencia más evidente es que se pierde el temor a que nos eliminen más allá de volver a repetir cada sección hasta superarla. Pero pasemos a descubrir las particularidades de su jugabilidad y un interfaz que llama la atención por su puesta en escena. Como decimos, apuesta por una vista en primera persona que nos sumerge de lleno en la acción; tanto es así, que rápidamente nos daremos cuenta de la vista distorsionada de nuestro protagonista y que deberemos tratar de paliar con el consumo de pastillas y fármacos que encontraremos repartidos por los escenarios.
Y es que el nivel de estrés y terror se plasmará en pantalla con una marcada distorsión de la imagen, llegando a marearnos en los niveles más avanzados de locura. Así, será clave que busquemos frascos de pastillas para ir consumiendo a medida que avancemos en la historia. Aunque no serán los únicos objetos con los que interactuar. También deberemos recoger pilas para una linterna que podremos equipar más adelante, además de usar continuamente el mechero que se nos “regala” al principio. Como curiosidad, la forma de abrir y cerrar puertas no es la ideal, resultando torpe e incómoda y obligándonos a repetir más veces de lo necesario una acción que debería ser mucho más intuitiva. A nivel técnico recurre al polivalente motor gráfico Unity, demostrando un acabado gráfico interesante pero con algunas lagunas que empañan el resultado final; mientras que pone en pantalla escenarios detallados y unos efectos de iluminación vistosos, se abusa de una exagerada reiteración de elementos, así como unos modelados algo justos en carga poligonal.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.