Have a Nice Death, análisis de una muerte de ensueño

Pasando por un early access corto, pero de gran éxito, y después de anunciarse en un Indie World, Have a Nice Death ha salido oficialmente para los jugadores de PC y Nintendo Switch para traernos lo mejorcito del género roguelike y que ya os presentamos como una de las sorpresas del año. Es verdad que hubo una época en la que joyas del género como The Binding of Isaac, Dead Cells o Hades destacaban por encima de propuestas menores en comparación, como puede ser el caso de Undermine o el reciente Cult of the Lamb. Este año tenemos la fortuna de haber recibido Have a Nice Death y nos alegra anticiparos que está más cerca del primer grupo que del segundo. La propuesta es tan variada, preciosista y que recoge lo mejor de cada exponente en el género que lo hemos disfrutado tanto (y lo que nos queda) que auguramos una larga vida tras su lanzamiento. Ya su early access recibió zonas, enemigos y objetos en tan poco tiempo que la llegada de nuevas actualizaciones es prácticamente inevitable.

Caemos en las garras de La Parca

La cinemática inicial (maravillosa, por cierto) nos presenta el mundo de Have a Nice Death en el que La Parca, el ente protagonista, está harta de segar almas y crea su propia empresa para ahorrarse trabajo. Sin embargo, sus propios empleados acaban revelándose contra ella y empieza nuestra andadura para poner orden guadaña en mano. No nos gustaría adelantarnos más de la cuenta, pero visualmente es uno de los juegos más bonitos del año con una dirección artística maravillosa y principal seña de identidad de Have a Nice Death.

Aunque anteriormente agrupabamos a Have a Nice Death con exponentes del género como Dead Cells, tenemos que ser honestos y ponerlo un peldaño por debajo. No porque haga algo excesivamente mal, pero sí es cierto que nos falta esa identidad jugable que le aporte un valor único como lo hicieron sus predecesores. Coge y utiliza lo mejor de Hades con las maldiciones (bendiciones en el juego de Supergiant Games) y aporta la variedad y diversión a base de humor negro como lo hizo Dead Cells, pero nos falta ese elemento que le diferencie y le aporte identidad más allá de la parte visual. Sin embargo, lo que hace Have a Nice Death lo hace con un excelente resultado gracias a un control preciso, combos encadenables y muy divertidos y un feedback entre ataques y golpes perfecto.

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Guadaña en mano

Al principio podemos elegir una de las cuatro armas que nos acompañará durante los siguientes 20 o 30 minutos que pueda durar una partida de principio a fin. Elegir entre una guadaña cogida con un hilo para atacar desde lejos, una de doble filo, otra con dos mini guadañas y la más básica de todas, ideal para practicar las primeras veces. Independientemente de qué opción elijamos, las recompensas condicionan nuestra manera de jugar. Aparte de la guadaña disponemos de hechizos o habilidades de Capa, la primera limitada por el mana y la segunda por tiempo de reutilización, en total 3 alternativas ideales para adaptarse a cada tipo de jugador. Al principio éramos reacios a usarlas porque nos sentíamos cómodos usando solo la guadaña, pero el saber cómo combinarlos es lo que decanta la balanza hacia nuestra victoria por la utilidad que tienen.

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Estas alternativas podemos venderlas en tienda, comprarlas u obtenerlas como recompensa a medida que vamos avanzando por sus 9 mundos y mejorandolas en salas específicas a cambio de almueros (la moneda de Have a Nice Death). En ocasiones los hechizos se resistirán a salir, pero como en todo roguelike, debemos adaptarnos a las recompensas que vamos obteniendo y decantar la partida a un lugar u otro eligiendo bien las maldiciones que nos aporte Antonio, el responsable de recursos humanos. Estas bonificaciones tienen una función similar a las bendiciones de Hades, solo que ahora forman parte de un árbol de habilidades que irá variando en cada partida y que podremos alterar a nuestro gusto usando ciertos objetos o dependiendo de la ruta que estemos recorriendo. Este árbol consta de una parte más física mejorando habilidades de capa y guadaña, la rama defensiva para mejorar nuestra supervivencia y la alternativa de color verde, dedicada al maná y los hechizos.

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A segar almas se ha dicho

Antonio es solo uno de los trabajadores de la veintena de personajes que tiene Have a Nice Death sin contar los revolucionarios jefes finales. Los trabajadores más dóciles aportan lore a la compañía, promoviendo huelgas que terminan mal, fiestas de Halloween que acaban con decapitaciones y otros eventos que enriquecen toda la historia que envuelve a Have a Nice Death. Por si fuera poco, tenemos un códice en el que se nos amplia muchísimo la historia de cada personaje y la relación entre ellos. Cada vez que empezamos una nueva run, terminada o no, tenemos nuevas conversaciones con nuestros trabajadores o inician los eventos que comentábamos anteriormente. Nos sorprende la capacidad que han tenido para crear esa variedad y sensación de mundo vivo en el que poder experimentar el día a día de los trabajadores. Es cierto que muchas veces son diálogos sin ningún tipo de interés, pero dan y ofrecen tantísima inmersión que no podemos evitar esbozar una sonrisa porque dos empleados hagan un concurso de a ver quién bebe más café.

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En el lobby, o la sala donde aparecemos cada vez que morimos, se gestiona todo a nivel de desbloqueo de armas y habilidades utilizando oro (se mantiene entre partida y partida), conversaciones con nuestros empleados, la base de datos o la sala de entrenamiento. A diferencia de otros roguelike, es una zona que se centra demasiado en la estética y no tanto en la funcionabilidad. Lo único que nos mejora el personaje es la experiencia, la cual se acumula, subimos niveles y desbloqueamos habilidades para La Parca para facilitar nuestra experiencia en Have a Nice Death, pero son irrisorias o insuficientes para la exigencia del propio juego. La parte más interesante es el guardián que custodia la puerta y que nos ofrecerá unos contratos que tenemos que cumplir antes de iniciar la partida para recibir la recompensa… o la penalización.

Los propios enemigos finales, los cuales tienen conversaciones nuevas en cada enfrentamiento, ofrecen diferentes desafíos, ya que no todos requieren de fuerza bruta, sino también de saber esquivar los proyectiles que lanzan. Nos habremos cruzado caras con Brad más de treinta veces y siempre tiene algo nuevo que contarnos, pero la peculiaridad de este primer enemigo final es que varía de forma y ataques cada ciertas derrotas en Have a Nice Death. Entre pisos podemos enfrentarnos a mini jefes con diseños tan peculiares como los propios enfrentamientos a final de cada mundo y que no son tan menores como podríamos llegar a pensar. Reconocemos caer múltiples veces ante la hamburguesa espadachina en nuestra cabezonería por derrotarla y desbloquear su parte de historia.

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Verticalidad y variedad en la Ultratumba

Lo interesante de los recorridos es saber elegir correctamente a qué piso acudir entre una gran variedad. Lo cierto es que solo varían en la recompensa final, pero también hay algunos tan especiales como la sala de relajación para recuperar vida o el de desafío en el que tendremos que escapar del piso en tiempo límite o derrotar a los enemigos sin recibir daño, algo bastante complicado. Y no solo la sala, porque Have a Nice Death es desafiante, con una media de dificultad bastante alta en comparación al resto de roguelikes, lo cual puede tirar atrás a mucha gente. Incluso con decenas de horas a nuestras espaldas sigue habiendo momentos y enemigos que nos provocan problemas serios, por lo que ya os confirmamos que la puerta de entrada es bastante alta. Todo ello en modo normal, ya cuando vamos terminando runs y desbloqueamos niveles de dificultad (con sus respectivos nuevos jefes y objetos), la dificultad aumenta progresivamente y con más normalidad. Acabar el juego y desbloquear sus distintos finales no es una tarea fácil y nos podría llevar a las 15 o 20 horas dependiendo de nuestra habilidad.

Creemos que el problema radica en la recuperación de salud. La curación es bastante pobre y solo podemos hacerlo con objetos de café (que caen raramente al derrotar enemigos) o ánimas. Estas últimas se fusionan si alcanzamos el máximo de 3 azules para crear una dorada y curar más, pero la barra de salud es peculiar en Have a Nice Death. Consta tanto de salud perdida definitivamente como una parte herida que sí podemos recuperar si conseguimos un objeto de robo de vida o con las propias ánimas doradas. La escasez de fuentes de salud han sido nuestra principal frustración en muchas partidas y solo se puede solucionar utilizando almueros en tiendas o entre pisos, moneda de cambio bastante escasa.

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Arte en movimiento

Las animaciones son detallistas a un nivel enfermizo, descubriendo partida tras partida lo que esconde cada muerte, aparición o ataque de cada enemigo, personaje y escenario. Es digno de estudio y observación ver los movimientos de cada enemigo y el nivel de detalle que han tenido sus desarrolladores en cada movimiento. Nos hemos quedado embelesados viendo como un batido se hace el Harakiri con la pajita para atacarte con un rayo de jugoso líquido. Este es solo uno de los ejemplos de la infinidad de animaciones que han creado para Have a Nice Death.

Y permitidnos quedarnos un poco más en toda la parte audiovisual porque va mucho más allá. Volviendo al ejemplo del enemigo en forma de batido, este, al golpearlo, suena como si golpeasemos un batido de verdad. Explicamos estos ejemplos para que os hagáis una idea de la dedicación que ha tenido el estudio en darle a cada personaje un tratamiento único. De hecho, habiendo seguido el early access desde su lanzamiento, su desarrolladora es consciente del trabajo realizado y presentan nuevos enemigos enseñando sus animaciones tan peculiares. Los escenarios siguen un patrón de colores muy uniformes, negándoles la viveza y aportando un tono grisáceo digno de una empresa dirigida por La Parca. Son bastante similares tanto en estructuras como en verticalidad y cada mundo goza de una ambientación musical que le va como anillo al dedo. Lo dicho, una experiencia y maravilla audiovisual para enmarcar.

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