Harold Halibut
- PlataformaPC6PS5XBSPS4XBO
- GéneroAventura
- DesarrolladorSlow Bros.
- Lanzamiento16/04/2024
- VocesInglés
- EditorSlow Bros.
Review
Análisis de Harold Halibut, un delicioso stop motion que apabulla con su artesanía, dedicado a una pobre aventura
Con un largo y laborioso desarrollo a sus espaldas, Harold Halibut cumple con sus grandes promesas visuales, en una aventura que no está a la altura de su nivel de artesanía.
Hay proyectos que merecen todo el respeto del mundo. Lo que nació como una conversación acerca del encanto de las técnicas stop motion nada menos que en 2012, acabó por ir tomando entidad, y en última instancia se inició un proyecto para realizar un ambicioso videojuego empleando dicha tecnología. El pequeño estudio ubicado en Alemania Slow Bros ha creado una mayúscula obra de artesanía en forma de videojuego de rompedora y única puesta en escena. Todos y cada uno de los elementos del juego han sido creados a partir de modelos a escala en un taller. Se han creado a mano sets para los escenarios, y modelos de marionetas para los personajes. Posteriormente, se han escaneado en 3d dichos modelos y se han animado e introducido en el juego digitalmente mediante un programa informático. Dicha técnica, variante del stop motion, es conocida como fotogrametría. Y la verdad es que el resultado final es soberbio en lo visual.
Siguiendo con el amor profesado por la animación stop motion, Slow Bros ha apostado por un enfoque muy narrativo para su videojuego, siendo este un híbrido de juego y película stop motion. Harold Halibut es un juego puramente narrativo, limitando la interacción con el jugador casi únicamente al movimiento del protagonista y a entablar conversaciones con los distintos personajes de la aventura sin mucha posibilidad de elección en las mismas. Dicha limitación jugable sería perdonable si a la colosal puesta en escena del juego le acompañaran una trama y una narrativa acorde al mismo, pero la verdad es que pese a que la premisa inicial del juego es de lo más interesante, este falla a la hora de desarrollarla y de tejer una trama interesante en torno a ella.
Harold Halibut narra una historia de ciencia ficción con un punto de partida magnífico, pero el desarrollo de la trama resulta demasiado pueril, casi infantil, los personajes son muy planos, y el desarrollo es demasiado lento e insulso, bordeando el tedio con demasiada frecuencia. Efectivamente, da la sensación de ser un proyecto realizado por amantes de la animación stop motion, pero sin demasiado trasfondo del mundo del videojuego ni sus infinitas posibilidades. Nos duele ser tan duros con un proyecto que destila mimo y una dedicación enorme por los cuatro costados, pero también nos duele que con unos mimbres tan atractivos se haya facturado un videojuego que más allá de su soberbia y original puesta en escena pocas virtudes más le podemos encontrar. Harold Halibut está disponible para PC, Playstation 5 y Xbox Series, en Game Pass de lanzamiento, desde el 16 de abril de 2024.
La última esperanza de la humanidad
La historia del juego arranca en una línea temporal alternativa, en un 1970 donde la Tierra está al borde del desastre nuclear por la tensiones entre varios países, con la amenaza de la guerra total como espada de Damocles que pende sobre la humanidad. Ante tal tesitura, se crea un arca espacial a bordo de la cual partirán un grupo de personas cuya misión es hacer que la especie perdure ante el desastre inminente. La Fedora, nombre del arca espacial, parte en su misión de exploración y búsqueda de un nuevo planeta para los descendientes de la raza humana. Tras hacer escalas en varios planetas donde no se daban las condiciones de viabilidad necesarias para la especie, un desafortunado incidente con corrientes solares provoca que el arca se estrelle en un planeta cuya superficie está enteramente cubierta de agua, quedando atrapada en las profundidades del mismo.
Los tripulantes establecen una nueva civilización dentro del arca en el lugar de la colisión, debiendo continuar con sus vidas en tan peliaguda situación. El juego arranca 250 años después de que el arca abandonara la Tierra. El protagonista del juego es Harold Halibut, ayudante de laboratorio de la jefe científica de la colonia, Jeanne Mareaux, quien pese a los años que el arca lleva varada en el planeta alienígena todavía tiene esperanzas de idear un plan de escape que les permita abandonar su cautiverio submarino. Como hemos comentado, el punto de partida es magnífico, y tenía todos los visos para ofrecer una historia de ciencia ficción de lo más interesante. Desgraciadamente, nos encontramos con una trama de lo más pueril, con un desarrollo lento e intrascendente, cansino por momentos, la cual se desarrolla haciendo que el jugador se pegue interminables paseos de un lado para otro en pos de una conversación que haga avanzar el juego.
Los personajes carecen de profundidad, y resulta complicado empatizar con ellos. La utópica sociedad submarina, a priori un caldo de cultivo propicio para una trama de lo más interesante, está retratada de manera sumamente superficial y banal. La narrativa no está resuelta de manera especialmente eficaz, y sufre de un ritmo demasiado pesado. Todo ello además con un aire demasiado pueril, casi infantil. No hay sorpresas, no hay momentos memorables, los personajes son olvidables, y todo ello se agrava cuando precisamente se ha apostado por un desarrollo narrativo como principal baza.
La vida del recadero
Hay un momento al final del juego donde su protagonista se lamenta de que su vida se limite casi exclusivamente a cumplir recados para los demás. Desde luego, si el objetivo de la desarrolladora es que empaticemos con el protagonista al respecto, lo han conseguido con creces. El desarrollo del juego se basa casi por completo en tediosos paseos de una punta a otra del arca, para que una conversación donde casi nunca hay posibilidad de elección nos permita avanzar en la trama. No hay mucho más que rascar, y la necesidad de utilizar unos extraños tubos de transporte para acceder a las localizaciones, ralentizando las transiciones, no ayuda a eliminar la sensación de pesadez de dichos paseos, los cuales además nos obligan a dar varias vueltas sin mucho sentido en varias situaciones.
No hay ni un ápice de chispa jugable en el juego, y la sensación es la de falta de ideas e incluso de rumbo, algo que el larguísimo desarrollo del juego ya hacía sospechar. Hay una, solo una, conversación donde podemos elegir respuesta apremiados por el tiempo, y es una situación intrascendente en el primer tramo del juego. Nunca más aparece dicho medidor de tiempo en conversación alguna. Hay una par de intentos de introducir mecánicas interactivas más allá del insulso desplazamiento por los escenarios, más propias de un videojuego infantil que de un título mínimamente ambicioso, repitiéndose para más inri alguna en un par de ocasiones. En el tramo final del juego hay un par de situaciones que parece que se van a resolver de manera interactiva, para en última instancia ocurrir en una escena cinemática sin posibilidad de interactuar con ella.
Sin ton ni son, el juego nos va apuntando tareas en una pda, donde además recibimos mensajes que a su vez desbloquean tareas secundarias, siempre de lo más insulso. Este vacío jugable sería perdonable si la narrativa consiguiera sostener el peso del juego, pero esta falla estrepitosamente como ya se ha comentado, y todo ello se ve además seriamente lastrado por un ritmo demasiado pesado y anodino. Todos los textos del juego están localizados a nuestro idioma, en general de manera satisfactoria, aunque hay un par de ellos que aparecen en inglés, y algún pequeño error en alguna línea. La duración del juego oscila entre las 10 y las 14 horas, en función de lo que nos paremos a explorar y el tiempo que decidamos dedicarle a los objetivos secundarios.
Una soberbia obra de artesanía
El auténtico sentido del juego viene dado por el colosal trabajo de construcción de su magnífico apartado visual. El enorme esfuerzo, mimo y cariño que se ha puesto en los gráficos de Harold Halibut lo convierten en un videojuego único, y en un soberano festín para la vista. Todas las localizaciones están digitalizadas a partir de sets con estancias reales a escala, y todos los personajes se han introducido a partir de marionetas, posteriormente animadas de forma digital. Hay un trabajo colosal detrás de todo ello, artesanía pura en forma de videojuego. Todo luce de maravilla para ofrecer un aprtadop gráfico único. Cierto es que alguna cara de algún personaje podría estar mejor recreada, pero se le perdona.
La belleza de los escenarios resulta apabullante, especialmente en el tramo final del juego, y las animaciones de los personajes también destacan por lo único de su diseño y lo bien logradas que están. Solo hay que ver los documentales sobre el proceso de creación de los gráficos del juego para comprender el titánico esfuerzo que se ha puesto en ello. Es por ello que resulta una lástima enorme que semejante despliegue no se vea acompañado de similares resultados en los demás apartados del juego. En lo tocante al sonido, tenemos un estupendo trabajo de doblaje al inglés de todas las voces, junto con una banda sonora correcta pero sin demasiada presencia.
Conclusión
Tras muchísimos años siguiéndole la pista, Harold Halibut ha terminado siendo una decepción enorme. Una decepción que nos duele en el alma, porque hay un esfuerzo titánico detrás para construir una verdadera obra de artesanía con un apartado gráfico stop motion que es magnífico. Hay un mimo, trabajo y cariño enorme en ese apartado, pero prácticamente todo lo demás hace aguas. Siendo un videojuego puramente narrativo, la historia no resulta nada atractiva, y se desarrolla de manera tediosa obligando al jugador a darse infinidad de pesados paseos para entablar unas conversaciones de lo más insulsas. El juego tiene un enfoque pueril, casi infantil, y pese a contar con una premisa de ciencia ficción de lo más atractiva, falla estrepitosamente a la hora de mantener la atención del jugador. A nivel jugable hay una total y absoluta falta de chispa e ideas, ofreciendo una jugabilidad casi nula, algo perdonable si trama y narrativa acompañaran, pero no es el caso. Harold Haibut es una película stop motion de soberbia puesta en escena que gustará a los pequeños de la casa, quedándose años luz de lo que podría haber sido.
Lo mejor
- La puesta en escena es soberbia, un espectáculo Stop Motion y de fotogrametría único y de belleza incomparable.
Lo peor
- La narrativa es pueril, de ritmo pesado e incapaz de focalizar la atención del jugador
- El desarrollo del juego es tremendamente tedioso
- Ausencia total de chispa e ideas a nivel jugable.
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