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Half-Minute Hero

Half-Minute Hero

30 segundos

De héroes está plagado el mundo. De aventuras de acción, intriga, misterio. Queda poco de la esencia tradicional que curiosamente se ha puesto de moda en los tiempos que corren, para suerte de los amantes de lo retro. Half-Minute Hero es probablemente el mejor exponente que podemos encontrar en el mercado para comprender por qué la originalidad es tan necesaria como imprescindible para que los usuarios se acuerden de un título varias horas después de haber jugado. Sólo el hecho de pasar completamente desapercibido en el mercado le puede pasar factura a este UMD que puede o no gustar a los aficionados del género, pero que a buen seguro encantará al gran público.

La industria necesita sorpresas como agua de mayo. La sobredosis de información a las que se ven expuestos los usuarios hace casi imposible que un título de calidad pase desapercibido en la prensa especializada. Cuando esto sucede generalmente se suele poner el grito en el cielo. Lamentamos la ineptitud de la compañía que lo distribuye por no haber presentado su producto como mandan los cánones en la actualidad, multimillonario despliegue publicitario de por medio. Estamos tan ahogados por la saturación de contenidos que para muchos ya no tiene el menor sentido entrar a su tienda favorita para echar un vistazo a las últimas novedades; sencillamente ya conocen todo el panorama. Ha de resultar curioso, o cuanto menos paradójico, que estas palabras se escriban en uno de esos medios especializados que precisamente se dedican a esto que aquí se ha expuesto.

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Lo cortés no quita lo valiente. Lo dice el refrán, aunque no atienda palabra por palabra a las necesidades que se plantean en un análisis como este. Puede que Half-Minute Hero sea una de las propuestas más desconocidas que han aparecido en el catálogo de PlayStation Portable si se mide por su relación calidad/precio. No se conoce en las comunidades de aficionados, que sólo después del lanzamiento norteamericano (seguido de las loas de la prensa por esos lares) se hicieron eco de su aparición, aunque nunca ha destacado en ventas. No parece que fuese esa la idea de Opus, un pequeño estudio de desarrollo que bajo el amparo de Marvelous se hacía cargo de un proyecto cuando menos original.

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Opus toma como base 30-Seconds Hero, un título freeware que todavía hoy se puede descargar alegremente en la red de redes con unos cuantos clicks del ratón. La idea consistía en tomar la mecánica de esta obra, ampliando el concepto básico en todos los sentidos. Si el grupo de aficionados que se encargaba del título original se veía obligado a hacer uso de un motor gráfico típicamente 8-Bits por falta de presupuesto, a Marvelous se le encendía la bombilla. ¿Por qué no dar la enésima vuelta de tuerca al género del JRPG, volviendo a las raíces en un título tan disparatado con sinsentido a las primeras de cambio? Conociendo la historia de la compañía japonesa, es de imaginar que a la pregunta se sucedieron varios minutos de aplausos por parte del estudio de desarrollo. La imaginación todavía prima en alguna que otra desarrolladora: por suerte la japonesa es una de ellas.

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Héroe de Héroes
Partamos de la base de que el lector ignora por completo el contenido del título, que acude a su tienda habitual y, atraído por la carátula, decide gastar los 30€ que conlleva adquirir este peculiar videojuego. Es una situación tan hipotética como verídica si se toman por ciertos los comentarios de la mayoría de usuarios que sin saber muy bien qué estaban comprando se lanzaron directamente a las fauces del juego sin pensárselo dos veces. La pregunta que se debe formular a continuación sería la siguiente: ¿Qué experiencia ofrece este título? ¿Es realmente capaz de ofrecer algo distinto a lo que estamos acostumbrados a ver en el género desde hace ya demasiado tiempo? Lo cierto es que durante los primeros compases de partida es difícil tomar una decisión sobre qué contestar.

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La puesta en escena es la clásica de cualquier título de 8-Bits de la era NES, exactamente igual que veíamos hace pocas semanas en el caso de No More Heroes 2, que curiosamente también ha dado por bueno emplear este sistema para sorprender a los jugadores. El caso es que aquí no se busca sorprender per se, sino transmitir al jugador la nostalgia de tiempos pasados, la tradición por encima de la modernidad. Se hace sin una presentación a efectos prácticos, sin palabrería alguna que nos facilite entender a qué clase de videojuego vamos a comenzar a jugar. Todo ello partiendo de la base de que no se conozca absolutamente nada sobre su jugabilidad, su argumento (si es que se puede considerar como tal) o sobre la mecánica de juego que, pese a lo que pueda imaginar el lector por las imágenes adjuntas a este análisis, es bastante complejo.

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El trasfondo al que nos somete Half-Minute Hero es tan fácil de entender como de explicar. Es la clásica lucha entre las fuerzas de la oscuridad, que planean conquistar el mundo lanzando un hechizo de 30 segundos con el que el planeta entero colapsará sin motivo alguno. Antes de tener ocasión siquiera de conocer a nuestro héroe, Opus se encarga de narrar las desventuras de la Diosa del Tiempo, de cómo afrontaba al maligno devolviendo la paz en el mundo. Como era de esperar, el hechizo no sería suficiente para controlar a las fuerzas que acechan el mundo. Se quiere por lo tanto la participación de un héroe capaz de hacer frente a todo bicho que se cruce en su camino, peleando contra el tiempo en misiones que nunca superan los 30 segundos de duración. Es el tiempo que se ha impuesto para que el mundo toque a su fin, y sólo la ayuda de la Diosa del Tiempo permitirá a los héroes de turno tener alguna opción de obtener la victoria.

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Hasta aquí nada fuera de lo normal. El argumento es gracioso, arranca alguna que otra sonrisa de vez en cuando, pero en ningún momento busca la épica o narrar una historia con la que el jugador pueda conectar. Por su mecánica jugable, Half-Minute Hero se dedica a parodiar a los principales JRPGs de la generación de NES ridiculizando los conceptos básicos sobre los que se ha sustentado el género en los últimos 20 años. No lo hace en base a una gran historia, que ya desde un principio se pone en escena de forma inconexa. Es otro de los ejemplos que hablan por sí solos sobre las diferencias que encontramos en este título respecto a cualquier otro JRPG al uso que podemos adquirir en el catálogo de PSP. De hecho, es conveniente alejar cualquier prejuicio sobre el género para dejarse llevar por la mecánica, que sin duda es la protagonista de las horas que pasaremos al frente de la consola.

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División de Contenidos
La jugabilidad se divide en seis apartados, cuatro de ellos encuadrados en distintas vertientes que ha abarcado el género a lo largo de su historia. La primera, Hero 30, nos lleva a controlar a un héroe que ha de arreglárselas para vencer al cronómetro, alcanzando el castillo enemigo en el que se esconde nuestro rival de turno para impedir la destrucción de planeta en 30 segundos. La Diosa del Tiempo es la encargada de explicar el tutorial de partida, con su peculiar aspecto cuadriculado à la sprite, sin ninguna clase de arte conceptual ni nada que se le parezca para mejorar el aspecto que luce el juego en pantalla. Tampoco es necesario, como veremos a continuación. De momento nos centramos en nuestro héroe de JRPG, con el que sólo podemos correr de un lado a otro del mapamundi. La base nos obliga a entrar en edificios disgregados por el mapa para rezar ante la estatua de la Diosa del Tiempo en busca de restablecer el cronómetro en 30 segundos, o bien para adquirir nuestro equipamiento u objetos curativos.

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No hay más que esto. Si el tiempo se acaba, perdemos la misión y debemos empezarla desde el principio. A medida que caminamos nos asaltan enemigos a los que vencemos en cuestión de segundos, de forma automática, utilizando el scroll lateral para que el motor gráfico destaque con su peculiar propuesta. Poco se puede añadir acerca de la cantidad de monstruos que encontramos, sobre su diseño o incluso sobre el argumento que se narra al vencer al malvado villano de turno en su castillo rojizo. Antes de combatir podemos elegir el equipamiento que llevamos con nosotros, al que accedemos en los pueblos que encontramos en cada misión. Dependiendo de lo que llevemos equipado cambia ligeramente la apariencia de nuestro héroe, su espada, peluca, armadura, etcétera. Asimismo obtenemos habilidades especiales (nadar, por ejemplo) que muchas veces son imprescindibles para continuar nuestra aventura. Una vez terminamos una misión, nuestro nivel vuelve a 0, aunque mantenemos los objetos que hemos adquirido hasta el momento. Subir de nivel es una de las bases de este modo de juego, ya que debemos disputar suficientes combates para estar a la altura de la experiencia del jefe de final de base.

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Como veréis, Hero 30 viene siendo el modo de juego principal, aunque hay otros tres que le esperan tras de sí. Lo más curioso de todo es que al terminar cada misión aparecen las letras de crédito, como si acaso hubiésemos estado jugando durante más de 30 horas en una misión que paradójicamente se debería resolver en menos de 30 segundos. El sentido del humor es una constante que nunca nos deja atrás en Half-Minute Hero. El primer modo de juego nos ofrece una cantidad absurda de objetos a conseguir cumpliendo determinadas acciones, hablando con NPCs (que como mucho dicen una línea sin interrumpir nuestro tiempo), o explorando a fondo cada uno de los más de 20 mapamundis a los que tenemos que hacer frente para acceder al final de la historia. Cada modo de juego se presenta como un capítulo con el que se desarrolla la historia. No existe una línea narrativa estándar: la trama se explica antes y después de la misiones. Si no nos gusta, basta con presionar la equis para saltar todo el contenido y dedicarnos única y exclusivamente a jugar.

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Si Hero 30 es el primer capítulo, Evil Lord 30 vendría a ser el segundo, mientras que Princess 30 el tercero y Knight 30 el cuarto. Al menos según la disposición con la que aparecen en pantalla durante los primeros compases de juego. Al comenzar a jugar nadie explica que la historia ha de descubrirse jugando independientemente cada capítulo, y que cada uno de ellos tiene relación con el siguiente. De una manera u otra, el Héroe del principio es el encargado de instaurar la historia que más tarde protagoniza el resto de la estirpe que mencionamos en las primeras líneas de este párrafo. Pero no es la historia lo única que evoluciona: también lo hace la jugabilidad. Es evidente que Hero 30 se ocupa de tomar con sentido del humor la propuesta clásica de Dragon Quest o Final Fantasy. Pues bien, Evil Lord 30 hace lo propio con los SRPGs, solo que de forma considerablemente menos notable y entretenida.

La base de este minijuego es la de un RPG de estrategia, sólo que sin casillas ni turnos que afecten al ritmo de juego. Nuestro Señor Oscuro cuenta con cuatro especies de monstruos a los que puede invocar para hacer frente a otras cuatro especies de monstruos. El sistema es el habitual de los SRPGs, como venimos diciendo: cada unidad de nuestro héroe es superior a una de las que encontramos en nuestro recorrido, e inferior a las otras tres. Esto convierte a esta prueba en una especie de piedra, papel o tijera. No tan divertido como debiera, aunque bastante complicado de superar. Aquí es necesario utilizar la cabeza, todo lo contrario que en el caso de Princess 30. El juego de la princesa del reino nos lleva a buscar la cura para la enfermedad que padece su padre, instigada por un maléfico hechizo. Cada vez que se quita una piedra del camino para solucionarla aparece otra nueva que pone el reloj de nuevo en 30 segundos restantes para que se produzca la muerte del Rey.

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Aquí jugamos con un estilo centrado en la acción, aunque a caballo con la estrategia. Sólo debemos manejar el carruaje de la princesa de izquierda a derecha mientras hacemos una carnicería con los enemigos que aparecen a nuestro alrededor. Las partidas transcurren en forma vertical u horizontal según el guión así lo exija, y nuestro objetivo último, amén de adquirir el objeto de marras que hayamos salido a buscar, es eliminar a la mayor cantidad de monstruos que sea posible manteniendo con vida a los caballeros que nos protegen, preferiblemente sin salirlos nunca del sendero establecido para no perder velocidad por el camino. Al igual que en los dos casos anteriormente citados, la Princesa también cuenta con la ayuda de la Diosa del Tiempo, que pone en su camino varias alfombras para recuperar el tiempo perdido (si se terminan los 30 segundos, estamos muertos).

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Desbloqueando el juego
Los tres modos de juego que se han explicado son los que encontramos la primera vez que introducimos el UMD en la consola. Todos los demás han de ser desbloqueados terminando previamente los anteriores, decisión incomprensible que obliga a los jugadores a tener que terminar un minijuego que tal vez no les interese. Teniendo en cuenta las diferencias de concepto de cada estilo jugable, este es el error de bulto que lamentamos en Half-Minute Hero, un hándicap considerable. Se podría haber posibilitado desbloquear estos modos al superar, digamos, 10 misiones de las 30 que generalmente hemos de superar por cada minijuego, de esta manera se habría evitado forzar a los jugadores a disputar algo que no tiene por qué interesarles necesariamente. Además es algo que resulta especialmente molesto si comparamos la calidad de los tres modos a los que podemos acceder con lo que ofrece Knight 30, el cuarto modo en discordia.

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Este modo de juego es proporcionalmente inverso a los que se han expuesto hasta el momento. Para empezar, debemos impedir que el crono alcance los 30 segundos, lo cual representa un cambio notable con el resto de minijuegos. Todo se basa en transportar a un Mago de un lado a otro de la pantalla mientras hacemos frente a toda clase de monstruos al estilo Action RPG. No es el más entretenido de los cuatro, pero al menos ofrece algo nuevo, muy al contrario que las otras dos propuestas añadidas, que no desvelaremos para no restar interés a los aficionados en este sentido. Es suficiente con tener en mente que ofrecen la misma temática que los dos primeros minijuegos, solo que aumentando el nivel de dificultad considerablemente, sin posibilidad de renovar el tiempo en estatuas de la Diosa del Tiempo, con todo lo que ello conlleva. 

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Cada capítulo se empeña en mejorar la historia, en ofrecer algo distinto. Por suerte la mayor diferencia, lo que establece ese margen de originalidad que tanto apreciamos, tiene también mucho que ver con la parte técnica/artística. Por un lado se emplea el sistema de los 8-Bits a medio camino entre las 2D y las 3D. Es complicado describir el resultado cuando nos vemos caminando sobre un mapamundi exento de cualquier clase de detalle, para poco más tarde sorprendernos ante la calidad que muestra en título sobre un dragón, caballo, barco o cualquier otro medio de transporte de los que podemos adquirir a lo largo de la aventura (en Hero 30). Siempre es difícil emitir un juicio de valores cuando se trata de analizar un estilo de trabajo añejo que inexplicablemente ofrece un resultado fresco, novedoso. Resulta obvio que no exprime las posibilidades de PSP, como también que no le hace falta presentar un aspecto de esos que nos enamoran a primera vista… o que odiamos de ese momento en adelante.

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En nuestro caso ha sido todo un descubrimiento, un acierto con todas las de la ley. Nunca es fácil establecer un estilo artístico tan notable sin que se pierda parte de la esencia del título: el caso es que en Half-Minute Hero el aspecto gráfico ES parte del mismo. Sin él no tendría sentido ni la mecánica, ni el argumento, ni absolutamente nada de lo que hacemos durante las partidas, en tanto resulta una parodia divertidísima sobre el género. Por desgracia no se ha tenido tan en cuenta el plano sonoro: no es lo mismo disfrutar de un motor gráfico de 8-Bits que hacer lo propio con las tediosas melodías compuestas para la ocasión. Todo ello teniendo en cuenta que The Alfee, un popular grupo de J-Rock, se ha encargado de este aspecto. Es una lástima que no se haya conseguido nada mejor en este sentido. Lo más normal es que bajemos el volumen de la consola a poco de comenzar a jugar.

Con todo, el jugador debería perdonar este pequeño desliz gracias a la inclusión de un modo Adhoc (por increíble que pueda parecer), que nos permite disputar el modo Hero 30 con un amigo, aunque con algunas variantes competitivas. En ninguno de los casos podemos luchar entre nosotros: aquí prima llegar a la meta antes que el rival pase lo que pase, acceder al castillo y obtener la mejor puntuación. Los rangos que obtenemos al terminar cada misión son esenciales para fomentar una segunda partida a Half-Minute Hero, ya que en la mayoría de las ocasiones de nuestra puntuación depende la cantidad de objetos añadidos con los que completar nuestra galería, denominada Goddess Room para la ocasión. Terminar los cuatro modos de juego principales nos llevará alrededor de 10/15 horas. Si queremos exprimir el 100% del título estas cifras aumentan considerablemente. Los dos niveles de dificultad que podemos seleccionar en todo momento (normal y difícil) se encargan de garantizar este hecho.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.