Haegemonia: Legions of Iron
- PlataformaPC8
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorDigital Reality
- Lanzamiento06/12/2002
- TextoEspañol
- VocesInglés
Promesas cumplidas
El juego que analizamos a continuación es una mezcla de tres conceptos, la gestión planetaria, el desarrollo de tecnologías y la lucha, en este análisis os desvelamos si ha sido una acierto o un error.
Fue en el mes de Febrero cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar a Lazlo Peller, jefe de proyecto de Haegemonia. Nos dijo, muy a las claras, que tenían la intención de revolucionar el particular mundillo de la estrategia en tiempo real. Unas palabras que, evidentemente, la comunidad de jugadores encajó con la debida prudencia.
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Ahora, con el juego en el mercado, estoy en condiciones de asegurar que el buen Lazlo no hablaba a la ligera. Haegemonia no sigue la estela de ninguna saga legendaria, como Warcraft, ni viene arropado por el empuje de ningún gigante como Microsoft. Quizá por eso no ha creado la misma expectación que otros lanzamientos de este sobrecargado otoño. Pero eso no significa nada. Lo que realmente cuenta es lo que se encuentra el jugador una vez que pincha en el icono del juego. Y lo que va a encontrarse es un título que responde de sobra a todas las promesas, mimado hasta sus últimos detalles, y que hará boquear de asombro a más de algún veterano, de esos que presumen que ya lo han visto todo.
Haegemonia tampoco es perfecto. Se hecha en falta algunos de esos detalles, que quizá puedan parecer insignificantes, pero que a la larga diferencian un juego excelente de aquellos que no lo son tanto. Me refiero, por ejemplo, a la ausencia de un editor de misiones. Detalles que privan a Haegemonia de una merecida matrícula de honor, pero no de ser un juego sobresaliente.
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Haegemonia mezcla tres conceptos. La gestión planetaria de un Máster of Orion, el desarrollo de tecnologías de un Ascendancy, y la lucha, pura y dura, de un juego de estrategia en tiempo real. Pero todos esos aspectos se han simplificado al máximo. No tendremos que lidiar con decenas de pantallas distintas para gestionar la economía de nuestros planetas. Ni siquiera tendremos que mover a nuestras unidades, pixel a pixel, para paliar las deficiencias de la IA. En Haegemonia, se ha tratado de representar con realismo el trabajo de un verdadero comandante en jefe: que tiene que preocuparse de decisiones muy generales, como cuándo y dónde atacar, o cuál será la dirección a seguir en materia de producción o investigación.
El resto del trabajo se ha automatizado y se ha dejado en manos de la inteligencia artificial. Por ejemplo, en los combates sólo necesitaremos indicarle a nuestras fuerzas cuál es el objetivo. Ellas solas lo localizarán, inutilizarán sus armas, sus motores o lo destruirán por completo, según la consignas recibidas, y si las cosas se tuercen, emprenderán la retirada.
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El estilo de juego de Haegemonia tampoco promueve un estilo de juego basado en la fuerza bruta. La construcción de unidades es un proceso caro, relativamente lento y su número es bastante reducido. En realidad, la victoria depende más de las decisiones de tipo estratégico, como expandirse de manera sostenible por el espacio disponible o desarrollar las tecnologías más adecuadas a la situación. Teniendo en cuenta que estas últimas pueden multiplicar por dos o por tres el valor ofensivo de las unidades, el espionaje se convierte también en una herramienta fundamental. Es imperativo conocer cuál es la dirección que siguen los esfuerzos de nuestro enemigo. Si, por ejemplo, comprobamos que centra sus investigaciones en ciencias planetarias, debemos prever que su objetivo será expandirse y asfixiarnos en nuestro propio territorio.
A todo lo dicho, se suma la figura de los Héroes. Personajes que pueden subir de nivel a lo largo de la campaña, y que podemos destinar al mando de cualquier unidad o planeta.
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El juego incluye dos campañas para el juego en solitario. Uno desde el punto de vista terrestre y otra desde el de los colonos marcianos. Así mismo, se pueden jugar contra el ordenador en cualquiera de los mapas previstos para el modo multijugador. Este último se basa en distintas modalidades del "Deathmatch". Es decir, en la aniquilación completa del enemigo. Pero también podemos participar online y en modo cooperativo en misiones de Campaña.
Hay que destacar que en modo multijugador podemos seleccionar también a las razas extraterrestres (hay un total de tres, sin contar a los propios humanos). De las cuales me resisto a dar detalles aquí porque descubrirlas, a través del modo campaña, es uno de los alicientes y de las sorpresas del argumento.
Vídeo y Audio
Haegemonia es un espectáculo para la vista. Quiero decir que si buscas algo para impresionar tus visitas, este es tu juego. Sin lugar a dudas. Nunca, repito, nunca, había visto una representación del espacio tan asombrosa. Digital Reality no se ha conformado con un fondo negro, con pintas blancas y alguna que otra nebulosa para aportar el toque de color. Por el contrario, nos presenta un espacio extraño, tremendamente lleno de luz, con gigantescas nubes que parecen de tormenta, estrellas grandes como soles, y planetas, en el caso del Sistema Solar, representados con astronómica fidelidad.
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La luz es una de las maravillas de este juego. No ya por el uso de las fuentes -nada más espectacular que ver a un sol despuntar por encima de un planeta -, sino también por efectos como las estelas de nuestras naves, los disparos o las explosiones. Como demuestran las capturas adjuntas, las deflagraciones son dignas de una película del buen George Lucas.
Se ha jugado con las escalas, es obvio. Una vez oí decir que si el Sol tuviera el tamaño de una naranja, Plutón sería una mota de polvo a... bueno, a muchos centenares de metros. Aún así, no tendremos la sensación de estar tratando con planetas "de juguete". Es más, en vez de parecer pequeños -que no lo son, la Tierra de cerca no cabe en la pantalla- se simula muy bien el hecho de estar orbitando a su alrededor a muchos centenares de kilómetros. Las distancias sí se han acortado bastante. A veces, estando en las proximidades de la Tierra, puede localizarse a simple vista unidades que se suponen orbitando alrededor de alguna luna de Saturno.
El diseño de las naves es francamente bueno. Han conseguido volcar al monitor con absoluta fidelidad los diseños dibujados a mano. A cortas distancias se aprecian muchísimos detalles, como los remaches o el número de modelo. A eso se suma, insisto en ese punto, el juego que forman las distintas luces sobre sus cascos: disparos, escudos de energías, brillos solares...
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Tenemos a nuestro alcance dos modos de visualización. El primero es la vista en 3D, donde podemos mover la cámara en cualquier dirección o bien centrarla sobre un objetivo. El segundo es un mapa en 2D, donde todos los objetos aparecen como símbolos, y que nos permite hacernos una idea clara del despliegue de nuestras unidades y la tarea de manejarlas. En ambos casos, se incluye una herramienta para mover las unidades "arriba" o "abajo" con respecto al plano orbital, lo que significa que podemos aprovechar al máximo las tres dimensiones del espacio.
Los sonidos mantienen el mismo nivel de calidad. Disparos, motores, impactos, explosiones... Aunque el sonido no puede propagarse por el vacío, los chicos de Digital Reality se han saltado esa ley física a la torera. Y han hecho muy bien. Haegemonia es de esos juegos que te apetece hacer funcionar con los altavoces a tope y con los graves al máximo, para que cada deflagración haga vibrar la mesa y la silla (una práctica, aviso, que no fomentará vuestras buenas relaciones con los vecinos).
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La música es otro apartado que merece un sobresaliente. Partituras ideales para una película de ciencia ficción: melódicas aunque un tanto tensas y obsesivas, y que se ajustan como un guante al ambiente general del juego. En los combates, oiremos ritmos más agresivos. Unas y otras no se hacen monótonas en el transcurso de la partida. Es más: al tratarse de archivos en MP3, mientras escribo este análisis, las estoy oyendo con el Winamp. Un gustazo para los oídos.
Pero el aspecto positivo de Haegemonia no son sus gráficos, ni su música ni sus efectos de sonido. Lo realmente asombroso es que todo ello funcione a la perfección en un equipo relativamente modesto. En mi Athlon 900, con GeForce GTS y 256 MB de RAM, no fui capaz de obtener bajadas de frames. Y lo intenté a posta, seleccionando la máxima resolución, el máximo nivel de detalle, y enfocando a una docena de naves en acción. Nada. Ni un corte. En la página oficial se venía asegurando que el juego era capaz de moverse a 30 fps. en un PIII 500 con GeForce 2 y, por lo visto, no mentían en absoluto.
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Destaco el rendimiento aquí porque es un aspecto que tanto críticos como jugadores no solemos tener en cuenta... hasta que nos toca sufrirlo. El equipo liderado por Lazlo Peller no sólo se ha preocupado de parir un juego bonito. Además, han trabajado a fondo para que funcione bien.
Guión
Estamos en el siglo XXII, y la humanidad se ha expandido por el Sistema Solar. En esas fechas, la colonia marciana comienza a pensar en su independencia. La campaña terrestre empieza precisamente ahí. Marte ha iniciado una serie de acciones hostiles, y nosotros participaremos en ellas con el objetivo de frenar el intento de rebelión. Al término de esta guerra, terrestres y marcianos unen sus fuerzas, formando un ejército conocido como Legiones de Hierro (de ahí el subtítulo del juego), que tendrán que afrontar una amenaza surgida del espacio exterior.
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Cada misión incluye videos generados con el propio motor del juego, amén de los mensajes en pantalla de superiores o aliados, para crear un atmósfera muy sólida. Como es habitual en los títulos del género, empezaremos manejando pequeñas fuerzas y cumpliendo objetivos modestos, para ir asumiendo, poco a poco, retos mayores.
La historia es bastante absorbente. Nos tocará liderar a la primera fuerza colonial enviada fuera del Sistema Solar, y seremos protagonistas del primer encuentro entre los seres humanos y una civilización extraterrestre.
Jugabilidad
Básicamente, Haegemonia sigue el mismo esquema que cualquier otro juego de estrategia: conseguir recursos, construir unidades, y luego desarrollar tecnología para mejorar lo uno y lo otro.
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El centro de producción básico son los planetas colonizables. Como se ha dicho anteriormente, todo se ha simplificado a un pantalla. En ella es posible visualizar el estado de la población, regular los impuestos, o ajustar que porcentaje de trabajadores queremos concentrar en la producción y cuál en la investigación. Desde aquí podemos ordenar la construcción de edificios, que sólo veremos como un gráfico simbólico, o de unidades, que empezarán a ensamblarse en la órbita del planeta.
La investigación está regulada por unos puntos, que se establecen por defecto al principio de la misión o, manualmente, al iniciar una partida multijugador. Cada avance técnico cuesta una serie de puntos, y éstos no pueden renovarse, por lo que es muy importante tener muy claro cuál va a ser el camino que seguirán nuestras investigaciones. Desperdiciar puntos en inventos que no necesitemos, implica renunciar a otros que pueden revelarse como fundamentales para completar la misión.
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Nuestras fuente de ingresos básica son los impuestos, pero también podemos conseguir dinero extrayendo mineral de los asteroides o construyendo naves comerciales. Estas últimas trabajan sin necesidad de que el jugador intervengan: viajaran de un planeta o sistema a otro de manera automática.
La investigación determina qué tipo de naves podemos construir. Los tipos básicos son cuatro: cazas, corbetas, cruceros y acorazados, los cuales se crean por escuadras (salvo los grandes acorazados), que es la unidad básica de combate. El jugador no puede construirlos alegremente, ya que además de los recursos necesarios para construirla, necesitan un dinero constante para su mantenimiento. Por lo tanto, es muy importante construir una flota pequeña y muy especializada, pensando en los objetivos de la misión. Por ejemplo, un puñado de ligeros cazas puede resultar más efectivo para desmontar las defensas de una base orbital que toda una legión de pesados cruceros.
Hay que tener en cuenta que la investigación marca sensibles diferencias. Una sola escuadra de caza puede poner fuera de combate a otros tres que tengan un inferior desarrollo tecnológico. Por eso resulta fundamental el espionaje. No basta con saber la posición y el número de fuerzas atacantes. También hay que averiguar su nivel de desarrollo.
Por último, un factor crucial son los Héroes. Todos ellos tienen una serie de habilidades, que mejoran mediante la experiencia. Algunos son buenos como líderes planetarios: aumentan nuestros ingresos o nuestro nivel de producción o investigación. Otros, en cambio, son aptos para luchar en primera línea: disponen de una puntería excepcional, por ejemplo, o gozan de una superioridad táctica que hace a su escuadra menos vulnerable a los ataques.
En resumidas cuentas, esa es la mecánica de Haegemonia. Hablemos ahora de cómo funciona el conjunto.
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No hay tutorial. Es una de las pocas manchas que encontramos en este título. Se ofrece algunas ayudas pulsando F1, pero resultan demasiado genéricas. Aunque las primeras misiones se han planteado como niveles de aprendizaje, por un parte no se deja iniciativa alguna al jugador, y por otra no se ofrece demasiadas explicaciones de cómo hacer lo que se lo exige: "Instala la base minera en el asteroide X". Si uno comete el error de instalar la dicha base en el asteroide Y, porque ha leído mal el mapa, o bien se entretiene demasiado descubriendo cómo funcionan los controles, salta el mensaje "¡Has perdido!", indicación de que se es necesario reiniciar el nivel...
El interfaz es bastante cómodo: un menú desplegable en la esquina superior nos permite movernos entre todos los planetas disponibles. Otro, en el extremo inferior, por las unidades bajo nuestro mando.
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Pero, como digo, la información disponible en pantalla es muy escasa. A ello se suma un manual organizado de manera un tanto confusa, que no se presta a hacernos más fácil la labor. Por ejemplo, tardé más de una hora en adivinar que las misiones tenían un límite de unidades. Y otra más en averiguar dónde ponía ese límite.
A partir de ahí, tomada la medida al juego, todo parece increíblemente fácil. Como he insistido, las unidades gozan de un excelente IA. Sólo necesitamos configurar su nivel de agresividad, y a qué sistemas deben apuntar primero (motores, armas o casco). Nuestras unidades son capaces de escoltar eficientemente a otras, adoptar la formación más adecuada, destruir automáticamente un objetivo, o huir si son atacadas o sufren un daño moderado. No necesitan de ningún 'microntrol'.
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La gestión de planetas es bastante sencilla porque, básicamente, es un trabajo que se hace sólo. Nuestro único trabajo consiste en administrar el nivel de impuestos, la distribución de la mano de obra entre producción o investigación y, por supuesto, designar los equipos o unidades a construir. Como se ha dicho ya, todo ese trabajo se puede realizar con mayor eficiencia gracias a la tutela de un Héroe competente.
La investigación se basa en el modelo de "árbol tecnológico", como hemos visto ya en muchos juegos de estrategia. Cada desarrollo implica el acceso a formas de desarrollo superiores. Sin embargo, debido al sistema de puntos, no podremos acceder al cien por cien de avances. Deberemos ser selectivos, sobre todo si tenemos en cuenta que la investigación es un proceso que cuesta dinero.
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En general, el desafío que plantea el juego consiste en adelantarse a las intenciones del enemigo o en adivinar sus intenciones. ¿Comienzo a construir una armada invencible alrededor del primer planeta o por el contrario me dedico a sembrar un vasto imperio galáctico, que base su fuerza en la producción? Las alianzas y cambios de bando entre jugadores son perfectamente posibles. A ello se suma la posibilidad de configurar sucesos aleatorios para añadir sorpresas al juego: encuentros con razas ajenas al conflicto, rebeliones coloniales, descubrimientos espontáneos de recursos o nuevas tecnologías...
La misiones de campaña tienen una pequeña pega: son, quizá, demasiado rígidas. Debemos obedecer al dedillo las órdenes que recibamos, algo realista y en consonancia con el espíritu militar del juego, pero que puede restar interés a las misiones una vez jugadas. Porque no tiene mucho aliciente repetir las mismas acciones, en el mismo orden.
Las misiones multijugador ofrecen mucho más juego, sobre todo teniendo en cuenta que podemos jugarlas en solitario configurando adversarios manejados por el ordenador.
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Se echan en falta, quizá, misiones sueltas donde el fin último no consista en la destrucción del enemigo: objetivos coloniales, económicos o tecnológicos. Una ausencia que se ha paliado con ningún editor de misiones.
En resumen, y pesar de sus pequeñas manchas, Haegemonia es un juego técnicamente impecable. Un auténtico espectáculo visual y sonoro. A este nivel de calidad sobresaliente, se suma un cambio de registro con respecto a los juegos de estrategia en tiempo real más convencionales.
Estrategia y Trucos
Pues... en el modo Campaña, el truco está en obedecer. Ni más ni menos. Construye o ataca cuando te digan, donde te digan, y de la manera que digan. Así de fácil. Salva con frecuencia o haz uso de la práctica opción de Autoguardado por si acaso metes la pata.
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Las partidas más difíciles, aunque resulte chocante, son aquellas en las que nos enfrentamos al ordenador. Especialmente, los duelos uno contra uno. La máquina se conoce el árbol tecnológico de la A a la Z y es capaz de hacer en un nanosegundo todas las gestiones que a ti te llevarían varios minutos. Por lo tanto, siempre irá por delante. La mejor táctica es construir y desarrollar siempre lo mínimo para resistir sus primeras acometidas. Si pierdes una colonia, no trates de recuperarla a toda costa - salvo, claro está, que esa sea la última que te queda -. Procura mejor replegarte, economizar esfuerzos, y atacar sólo cuando tengas la absoluta seguridad de vencer. Para ello usa inteligentemente las sondas y las naves espías.
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Los pocos jugadores humanos que hay ahora mismo sueltos por Gamespy no son tan corrosivos. Prefieren asentarse bien en sus posesiones antes de asestar el golpe, ya que la configuración del juego no permite hacer 'rush' a los dos minutos (sólo las corbetas pueden dañar a la población de un planeta, y en el tiempo necesario para desarrollarlas y construirlas, ha habido tiempo suficiente como para armar unas mínimas defensas con cazas). Una muy buena estrategia consiste en emboscar tropas cerca de los agujeros de gusano, si el enemigo se encuentra en otro sistema. O incluso acumularlas en un punto del espacio para que al espiar tu planeta se hagan una idea equivocada de tus fuerzas.
Si hay más de un jugador humano, aplica aquel refrán que dice "Arrímate al árbol que de mejor sombra"...
Comparándolo con...
Aunque Homeworld sea la referencia obligada dentro del subgénero de la estrategia espacial, no son juegos comparables. Aunque Haegemonia pueda parecer similar, exige un cambio completo de filosofía por parte del jugador. En él no prima el ejército más numeroso, sino la estrategia más inteligente. No se nos permite recolectar recursos alegremente, entre otras cosas, porque las minas son caras, lentas de construir, y su número es limitado. Otro tanto se aplica a las unidades de combate, o a la cantidad y tipo de tecnología a desarrollar.
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Todo ello obliga al jugador a sopesar muy bien todas sus decisiones. No gana quien haga más, sino quien lo haga mejor. He visto partidas donde una pareja de cruceros han puesto fuera de combate a toda una docena, basándose en su superioridad tecnológica. A eso se suma un escenario tan grande como el espacio, donde el alcance visual de naves y sondas es relativamente limitado. Nunca sabremos exactamente donde está el enemigo ni qué está haciendo, a no ser que destaquemos sondas, exploradores o espías.
Otro juego que me viene a la memoria es Ascendancy, que se centraba en la gestión planetaria y la investigación de nuevas tecnologías. Ambos conceptos se han simplificado en Haegemonia, pero siguen guardando muchas similitudes. Incluso el estilo de música de aquél recuerda mucho a la banda sonora empleada en Haegemonia.
Lo que está bien
Haegemonia: Legions of Iron (PC) - Aunque, por separado, ninguna de sus características suponga una novedad, el conjunto funciona de manera equilibrada y ofrece al jugador un estilo de RTS muy distinto al acostumbrado.
- El guión del modo Campaña es bastante absorbente y deparará más de una sorpresa.
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Lo que no está tan bien
Manual
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El manual nos ha sido suministrado en formato PDF por el distribuidor del juego. Y responde al formato, ya típico, de folletín tamaño DVD. Tiene un gran número de páginas, y se cubren muchas aspectos, incluyendo la biografía de los Héroes principales del juego. Sin embargo, no se ha organizado la información de manera óptima, y la que hay, no resulta suficiente para que el jugador entienda como llevar a la práctica determinadas cosas. Suspenso en este apartado.
Enlaces
Requisitos del sistema
Equipo mínimo
Haegemonia: Legions of Iron (PC) |
Pentium / Athlon 600, 128 MB de Ram, GeForce, CD Rom x 8-
Equipo de pruebas
Athlon 900, 256 MB Ram, GeForce 2 GTS, SB Live 1024, WinME.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.