Gran Turismo 7
- PlataformaPS4PS58.7
- GéneroConducción
- DesarrolladorPolyphony Digital
- Lanzamiento04/03/2022
- EditorSony Interactive Entertainment
Gran Turismo 7, análisis PS5. La orquesta sinfónica del automovilismo
Polyphony Digital reúne lo mejor de todas las entregas en un título total, un portento tecnológico que es tanto un gran museo como una delicia al volante.
Gran Turismo 7 te da la bienvenida con una secuencia en la que se repasa todo un siglo de historia del motor y de la sociedad. Cómo hemos llegado hasta aquí y qué papel ha jugado la automoción en el avance industrial, o cómo los coches pasaron de ser una herramienta apta solo para unos pocos privilegiados a convertirse en un elemento más del día a día. De los pianos con fotografías en blanco y negro al rock and roll del tema Moon Over the Castle con todo tipo de vehículos en circuitos míticos de la saga protagonista. Historia del motor, pero también de Gran Turismo. Una larga presentación con sabor a bienvenida y, al mismo tiempo, como si fuese esta la última vez. Un homenaje que no es sino un anticipo de lo que nos espera: el Gran Turismo que llevábamos tantos años esperando.
Gran Turismo está de vuelta: tan nuevo, tan familiar
Las primeras horas con Gran Turismo 7 son especiales. Primero, porque te das cuenta de que Polyphony Digital ha tomado nota de las demandas de los aficionados durante esta larga última década. El salto a la alta definición con Gran Turismo 5 permitió a la serie capitaneada por Kazunori Yamauchi dar pasos al frente en muchos aspectos; lecciones positivas y negativas de las que ha aprendido este séptimo episodio numerado, empeñado en hacerte sentir cómodo desde el primer minuto. Es un videojuego de autor.
Cuando pasan decenas de horas y notas que llega ese estado mental en el que te sientes absorbido por la experiencia, que estás ahí y dominas cada curva a placer, lo que en psicología denominan «flujo» o «la zona», te das cuenta de que el estudio nipón ha logrado una vez más aquello tan difícil, aquello que encumbró el nombre de la serie a lo más alto en las generaciones de PlayStation y PlayStation 2 con el segundo y cuarto episodios. Por suerte, este título satisfará no solo a los amantes del motor en general y de Gran Turismo en particular, sino también a quienes creían que este nombre era demasiado intimidante, demasiado simulador. La realidad es que Gran Turismo 7 es extremadamente realista en muchas cosas, demasiado conservador en otras y, dentro de su imperfección, accesible sin renunciar a su profundidad tradicional.
Nunca habíamos sentido un Gran Turismo tan cómodo a los mandos, tan optimizado y sensible al movimiento del joystick. Es una cuestión de sensaciones, claro está. Percibes mucho de GT Sport, del que hereda modelados, interfaz y escenarios; pero también esa cadencia de giro de anteriores episodios. Una suma de factores que hacen de Gran Turismo 7 puro placer al volante. Reto superado en uno de los aspectos fundamentales de cualquier videojuego de conducción.
Como en casa, en ningún sitio: de visita en un gran museo
Gran Turismo 7 se vuelca en hacer que todo lo que va más allá de las carreras sea un entorno agradable, vistoso y legible. Kazunori Yamauchi expresó en una de las presentaciones previas al estreno del título su preocupación por ver a las jóvenes nuevas generaciones desinteresadas por la cultura del automóvil, una afición por la que el nipón siente devoción; hasta el punto de que él mismo es piloto. Y se nota. El conocimiento adquirido a lo largo de veinticinco años se plasma en esta entrega tomando lo mejor de cada una. Desde la presentación general hasta la construcción de los menús; aunque no siempre los ordena de la mejor manera. Minimalismo en la interfaz, en el diseño de cada icono y la sutileza de cada animación: es un videojuego elegante. Equilibrio, en definitiva, para no pasarse de denso a primera vista, ocultando deliberadamente su profundidad para explicártela poco a poco. A sorbos. Ese cariz didáctico está por todas partes. Para que no te pierdas, con pocos objetivos simultáneos, pero claros y alcanzables. Su talón de Aquiles es lo enrevesado que puede resultar en algunos casos, con demasiados pasos a seguir para hacer cosas tan básicas como cambiar de coche (te obliga a ir al Garaje) o separando en diferentes puntos del mapa configuraciones que bien podrían haberse unificado en una sola.
Como si de una mezcla entre Gran Turismo 2 —por su sencillez visual en los menús— y Gran Turismo 4 —por su estructura de mapeado— se tratase, GT7 concentra todo en un mapa que de base no está repleto de opciones, sino que a lo largo del viaje te va presentando sus diferentes capas. Para ello, el estudio nipón confía en el modo GT Café comocorazón. No es casualidad que esté justo en el centro de la pantalla: es una declaración de intenciones; un modo campaña camuflado y perfectamente ejecutado.
“Volvamos a la cafetería”; hazte con todos
Este modo, una cafetería con violines, saxos y pianos de fondo, nos recibe con mantel, cubiertos y una copa. Aquí los problemas no existen, solo se respira amor por las cuatro ruedas. Luca, el personaje que nos acompaña, te da un Libro de menú, una carta en la que se sustituyen los cafés y los helados por tres objetivos. Siempre tres, basados en la obtención de tres coches que puedes completar en el orden que quieras. Por ejemplo, para no entrar en detalles de una etapa avanzada de la partida, el tercero de ellos es la colección de compactos clásicos europeos. Tres misiones con tres objetivos y recompensas. Hay dos maneras de afrontar estos desafíos: comprando el coche o quedando en las más altas posiciones de las carreras indicadas. Lo divertido es lo segundo, claramente, y es de esta forma tan orgánica como el juego te engancha sin que te des cuenta tanto a completar todas las pruebas de Circuitos del mundo —todas tienen una recompensa diferente en forma de coche— como ese componente coleccionista. Aquí hemos venido a hacernos con todos, a tener un garaje con más de 400 vehículos de los últimos 150 años de historia del motor. Como si de un álbum de cromos se tratase.
Compites, ganas y completas así los objetivos de la cafetería. Una vez lo tengas todo, vuelves, te sientas y… escuchas. Antes de la siguiente misión nos espera una breve conversación de un par de minutos (que se puede saltar, si bien por lo que dura merece mucho la pena dejarse llevar) con explicaciones de la historia del fabricante, de esa colección de vehículos. Anécdotas, lecciones de motor como los diferentes tipos de tracción, el origen de una escudería o cómo ha evolucionado un modelo concreto. Vídeos, álbumes de fotos, explicaciones detalladas. Comodidad, te sientes a gusto en la pista y fuera de ella. Y es que las horas fuera de la pista pueden ser tantas como tú quieras. Bien sea personalizando, configurando tu nuevo chasis o sacando fotos en uno de los más de 2.500 paisajes disponibles. El modo foto es deslumbrante y accesible, capaz de convertir una captura cualquiera en un candidato a fondo de pantalla.
La vuelta de la escuela de pilotaje y licencias marca otra reminiscencia a tiempos remotos. Si bien las cinco licencias no son necesarias para jugar salvo en casos concretos de la aventura en GT Café, si son una forma estupenda para aprender y divertirte aprendiendo, algo tan complicado en muchos otros contextos. Haber elegido a pilotos profesionales como instructores para alentarte y aconsejarte en cada prueba, explicándote conceptos como el fuera-dentro-fuera o la importancia de posicionarte bien en la trazada, son pequeños detalles que abren las puertas a los no iniciados sin llegar a ser cargante ni intrusivo. Con todo, GT Café termina presentándote todos los modos de juego, que se desbloquean paulatinamente sin perder el foco en los tres elementos que vertebran el ADN de Gran Turismo: competir, coleccionar y fotografiar; sin un orden en particular, a merced del señor Yamauchi.
Es incomprensible que, a estas alturas, sigamos sin poder acceder al modo foto en cualquier momento de la carrera, quedando así limitado a su modo repeticiones o el modo de fotografía propiamente dicho. Y es una lástima, porque si en las repeticiones la saga supera a sus competidores en opciones, en el apartado de fotografía directamente juega en otra liga. Una vez el juego se ponga a la venta y la comunidad comience a compartir sus creaciones, el álbum disponible será tan preciosista como contemplativo. Gran Turismo 7 también trata de eso, de sentarte y apreciar un diseño, un ángulo o un momento. El Ray-Tracing es aquí la guinda del pastel: un añadido de primera categoría con el que los televisores 4K HDR y tecnología OLED harán dudar entre qué es realidad y qué es ficción.
Tu día a día como piloto: un bucle de juego refinado y sofisticado
Gran Turismo 7 trata cada coche como una pieza de museo y te dice, de forma directa e indirecta, que los coches se ven, pero no se tocan. Un arma de doble filo, todo sea dicho, como os explicamos más adelante.
De nuevo, Polyphony Digital acierta en su estructura, separando en tres concesionarios su catálogo de coches. Por un lado, Brand Central, el tradicional mercado de primera mano con más de 60 fabricantes de los últimos veinte años de historia. Más de 300 vehículos con una selección que se irá ampliando poco a poco mediante actualizaciones; como ya sucedió con Sport, solo que con una cantidad de lanzamiento a la que no se puede poner ninguna pega. Y nos explicamos.
De nada sirve la cantidad en bruto si la variedad brilla por su ausencia. Ese fue uno de los grandes debes de Sport, muy alejado de las entregas de PlayStation 2. Esta vez se toma lo mejor de la selección competitiva de GT6 y se recupera aquello que demandaban los fans de la vieja escuela: los coches de calle. Sin perder la perspectiva, de menos a más. Conseguirlo todo puede llevar varios muchísimashoras, porque algunos modelos están regidos a invitación, otros aparecen de vez en cuando… y otros, sencillamente, cuestan millones de créditos.
Gran Turismo 7 comienza dejándote escoger tres coches compactos japoneses urbanos, no preparados para competir. Ese camino entre conducir un Mazda Demio XD Touring a un Ford Mustang GT ‘15 es gradual, progresivo, con Libros de menú que te empujan a conseguir las licencias necesarias para la siguiente competición. Así, poco a poco ves como se introducen ante ti nuevas opciones, nuevos conceptos; que se presentan a un ritmo equiparable al del aprendizaje del jugador, tanto novel como experimentado. Gran Turismo 7 no imprime prisas.
En el concesionario de segunda mano tenemos coches con varias decenas de miles de kilómetros a sus espaldas, una solución que permite al juego incluir modelos del siglo pasado, como un Lancia Delta HF Integrale Evoluzione de 1991, a pesar del testimonial papel de la marca italiana en el mercado hoy día. Este tipo de adiciones gustarán a los fans, porque si quieres adaptar el juego a una experiencia más pretérita puedes hacerlo en cualquier modo; tanto los principales como las partidas libres personalizables.
Muchos tienen existencias limitadas, con precios afectados por la especulación o la revalorización (como en la vida real) y nos permite añadirlo a una lista de deseos. Es probable que los precios astronómicos de muchos de ellos sean un trámite imposible en el momento, aunque quizá después puedas darte el capricho. Este catálogo de coches de segunda mano se renueva a diario. Igual con el concesionario de coches legendarios, donde generalmente nos esperan aquellas piezas de coleccionista con valores superiores a las siete cifras. ¿Quieres un Alfa Romeo Giulia TZ2 carozzata da Zagato de 1965? No hay problema, usted solo tiene que abonar tres millones de créditos. Por desgracia, para este cometido millonario habrá que asumir largas sesiones de grindeo, puesto que las recompensas la mayoría de competiciones no son suficientes para costear estas reliquias.
Y así es como se crea el bucle jugable de Gran Turismo 7: compites, ganas dinero, avanzas en GT Café, amplias tu colección, pones a punto tu coche y… vuelta a empezar. Disponer una memoria SSD en PS5, que eliminan casi por completo los tiempos de carga, agiliza mucho las cosas. Es inmediato. Cuando te quieres dar cuenta son las tantas de la madrugada. Suponemos que esto dice bien de la estructura tan inmersiva y satisfactoria de la experiencia. Siempre entiendes que estés haciendo algo, que avanzas, que tu tiempo tiene valor. Sí creemos que la variedad de pruebas podría ser superior, que falta atrevimiento a la hora de innovar; sobre todo con lo visto en otras alternativas del género.
Un RPG sobre ruedas: tuning para todos
Pongamos ahora los pies en la Tienda de modificaciones y GT Auto, dos de los brazos esenciales de la experiencia de juego en Gran Turismo 7. Quizá los menos familiarizados vean aquí un entorno intimidante, pero la realidad es que no es así. La presentación de todas las opciones de personalización del coche se divide en las que afectan al comportamiento del coche, a la jugabilidad —Tienda de modificaciones— y la más estrictamente cosmética —GT Auto—. En la primera tenemos piezas de todo tipo; desde silenciadores a cambios en suspensión, reducciones de peso, pastillas de freno o nuevos tipos de neumáticos, esenciales para que nuestro coche sea apto para ciertas competiciones. Es tan sencillo que nos parece un acierto la manera en que han resuelto la dinámica de mejora del coche, esta vez resumida en los PR, los puntos de rendimiento.
Todos los valores de peso, potencia, tren de tracción o la relación de peso/potencia están ahí, con un grado de profundidad extremos en su apartado correspondiente. Ahora bien, en caso de que únicamente quieras ceñirte a los puntos de rendimiento requeridos para entrar en una competición puedes configurarlo de manera muy similar a como hemos hecho toda la vida en un JRPG, equipando nuevas armaduras y accesorios a nuestro personaje. Cambia ese escudo y tus botas por un turbocompresor de revolución alta acompañado de nuevas pastillas de freno y… lo tienes. Una suma de un puñado de puntos de rendimiento para tu coche. No hace falta que te preocupes por nada más. Vuelta a la competición.
Aunque quizá no esté de más poner a punto rápidamente tu coche en GT Auto, donde además de ver el músculo visual del Ray Tracing podemos pasar a nuestro pupilo por el túnel de lavado, cambiarle el aceite o restaurar según que partes; algo especialmente necesario en aquellos coches de segunda mano con muchas historias a sus espaldas. También podemos aprovechar para cambiarle la pintura, el alerón o, en definitiva, personalizar cada coche con una cantidad de opciones absolutamente vasta. Dependiendo del modelo, el número de ruedas supera el centenar; por poner solo un ejemplo. Es posible guardar estilos, compartirlos o buscar otros creados por la comunidad. Las opciones son interminables. Una vez se ponga a la venta el juego y la gente dé rienda suelta a su creatividad veremos un catálogo paralelo de diseños para coches, cascos y monos de competición realmente sobrecogedor. No obstante, es difícil de comprender que no haya actualmente una tienda estándar en la que invertir créditos en equipamientos reales. Solo podemos conseguir cascos y monos como recompensa, lo cual limita enormemente las opciones de personalización del piloto ofrecidas por el propio juego. El título quiere que sea la comunidad la que dé ese toque de profundidad estética tan arraigada a los videojuegos actuales, tan conectados y adheridos a la idea del avatar.
En cualquier caso, el sistema de economía está bien medido, salvo si queremos coches legendarios. Después de unas 45 horas de partida, podemos decir que Gran Turismo 7 equilibra correctamente la relación de premios en metálico con el coste de las cosas; salvo en el endgame, donde la tarea de adquisición de reliquias legendarias es algo pesada y obliga a grindear carreras. Por regla general, el dinero sobrante es suficiente para que puedas comprar un par de coches antes de entrar a la siguiente competición o para que personalices a tu gusto tu nueva adquisición; sin pasarse, pero sin esas limitaciones en reservas que podíamos encontrar en las obras previas.
Una recreación de circuitos ejemplar: los pequeños detalles
Nos esperan un total de 34 ubicaciones donde se mezclan circuitos reales y trazados originales de Gran Turismo como Trial Mountain, Deep Forest y High Speed Ring, que regresan con un lavado de cara digno de mención. Más los reales Spa-Francorchamps, Interlagos, Daytona, Monza, Laguna Seca, Suzuka… y los que están por llegar en futuras actualizaciones. Por ahora, 97 trazados distintos con un sabor reconfortante.
El esfuerzo de Polyphony Digital por mejorar las físicas de los vehículos se nota desde el primer momento que saltamos al asfalto y afecta a nuestra relación con los circuitos. Va todo unido. El estudio japonés ha evolucionado la simulación tanto del comportamiento de los coches como de la aerodinámica y los neumáticos de la mano de fabricantes como Michelin o pilotos profesionales del FIA GT Championships. La pregunta es, ¿se sienten estos cambios? La verdad es que sí, especialmente en los cambios de carga aerodinámica por cambios de altura, inclinación de la pista, el impacto de la velocidad del viento o las turbulencias. Con clima adverso notas que pierdes el control del volante.
Por contrapartida, Polyphony Digital sigue sin encontrar el punto al motor de colisiones. Gran Turismo 7 es, de largo, el videojuego de conducción simcade con mejor recreación atmosférica, unas físicas realmente conseguidas en la inercia del movimiento del coche de un lado a otro, el grado de inclinación del vehículo o la tracción, muy realista y creíble.
Sin embargo, la magia desaparece en el momento en que dejamos de conducir limpio y se produce un impacto. Al igual que sucede en otros juegos de conducción declaradamente arcade —a los que no se puede reprochar que las colisiones se pasen por alto—, para un título que quiere presentarse como simulador cuesta tolerar que las colisiones sean tan poco visibles y artificiales. Hay mejora respecto a GT6 y GT Sport, ojo, sobre todo por la inercia posicional, pero las consecuencias de esos impactos son nimias; como también las penalizaciones. Poder saltarse una chicane sin recibir una sanción es incoherente en un Gran Turismo, que se empeña en ser excesivamente conservador en este tipo de aspectos. Por tanto, sorprende que sean tan innovador y abundante en detalles de calidad de vida en algunas cosas y tan arcaico en otras.
Hablemos del DualSense
Uno de los motivos por los que Gran Turismo 7 se siente tan bien a los mandos en PS5 es el DualSense. Polyphony Digital ha logrado justificar la introducción de todo ese despliegue de tecnología prometidos por Mark Cerny allá por 2020, cuando la nueva consola de Sony se presentó en sociedad. He aquí un ejemplo de cómo hacer las cosas; porque tanto la respuesta háptica como la vibración avanzada y los gatillos adaptativos parecen estar ideados para aprovecharse en un videojuego de conducción. Siendo claros, los gatillos L2 y R2 hacen las veces de pedales. A tal efecto, el mando simula tanto la caja de cambios como la resistencia que se produce en un coche real. Si aceleras a fondo, pisar el freno responde en base a diferentes resistencias; si no, puedes romper el motor. Hay una diferencia sideral entre no tener ese force feedback en el freno a sentir en tus propios dedos que el coche te diga cuánto sufre y cuánto está dispuesto a acelerar o frenar antes de un posible vuelque.
Todo esto acompañado de una vibración muy sensorial que se transmite tanto a gatillos como las agarraderas, la segunda sorpresa del DualSense. Imaginemos que el agarre del mando es el motor del vehículo, a escasos centímetros del suelo. Dependiendo del terreno, bien sea barro, asfalto, un piano o un charco, la vibración es distinta, posicional y gradual. Evidentemente, por mucho que os contemos entre líneas, este tipo de experiencias hay que sentirlas empíricamente. El uso de la respuesta háptica no te cambia la vida (se puede modular la intensidad de la vibración), pero sí marca la diferencia y favorece a la inmersión. Mejora la experiencia, la aproxima al idóneo control de un volante con pedales y, con todo, suma. Sublime a este respecto.
Te das cuenta en el instante en que comienzas una carrera: se siente cómodo. Cada pequeña inclinación de la palanca, cómo reacciona el coche ante los ángulos de inclinación, la inercia del movimiento de un lado a otro… Nada tiene que ver una tracción delantera con una trasera; o el tipo de fabricante. Cada carrera es una sorpresa gracias a la climatología dinámica, que puede cambiar el transcurso de la carrera si se pone a llover, si se seca la pista o si hay demasiado tráfico. Nos hemos visto en situaciones en las que no veíamos nada por culpa del agua que golpeaba desde el coche delantero, o en un anochecer con curvas en ángulo muerto. Esa recreación, sumado a la comodidad al volante, hacen que la experiencia en carrera sea encomiable.
Simulación de clima e iluminación: para frotarse los ojos
Gran Turismo 7 está a la vanguardia tecnológica, si bien no es el techo técnico de PlayStation 5. Polyphony Digital ofrece dos modos gráficos en la nueva generación de Sony: priorizar FPS o priorizar el trazado de rayos. Esto es importante: en el primero también hay Ray-Tracing, solo que en menos modos, dando así con un equilibrio para renunciar a lo mínimo posible.
El modo rendimiento es el que más recomendamos en prácticamente cualquier circunstancia. Aquí los 60 FPS son norma durante la jugabilidad, sin ningún tipo de caída. Si escogemos priorizar los FPS, se utilizará la mayor tasa de fotogramas posible durante todo el juego. Otros efectos, incluido el trazado de rayos, se desactivan o simplifican. Sin embargo, el trazado de rayos sí está activo en ciertas escenas 3D y en el modo foto. Si escogemos el modo que prioriza el trazado de rayos, el RT se activa en las repeticiones de las carreras y en las escenas 3D. A cambio, el trazado de rayos se desactiva en las secciones en las que los tiempos de respuesta sean importantes, según explica el propio juego.
A nivel audiovisual es impecable, con una iluminación muy avanzada y bien posicionada incluso con el trazado de rayos desactivado. La luz empapa el chasis de los modelos tridimensionales de los coches con gran acierto. Polyphony ha recopilado datos meteorológicos reales de cada ubicación para recrear las nubes o las condiciones atmosféricas con exactitud. Los cielos, especialmente de noche, sorprenden a la vista. Algo parecido sucede con el excelente trabajo realizado con la conducción en lluvia, que afecta dinámicamente al asfalto y se seca a lo largo de la carrera en aquellas trazadas más transitadas. Disponer de un radar de lluvia en carrera es una gran idea; especialmente de cara al modo en línea, pues facilitará la estrategia y la anticipación.
En el plano tecnológico, contar con climatología variable y una memoria SSD empeñada en pulverizar los tiempos de carga son puntos atractivos sobre el papel; más aún durante una partida. Por fin, Polyphony Digital ha encontrado la manera de hacer que la lluvia afecte al control, que pisar un charco rompa por completo la estabilidad o que la mezcla del agua con la noche se traduzca en un maravilloso caos. No podemos decir lo mismo con los Rally, por desgracia (una vez más), donde estudios como Codemasters le tienen mejor medido el pulso al barro y los cambios de nivel. Polyphony se defiende en este tipo de superficies sobre tierra, pero donde mejor se expresa en el asfalto.
Life's Coming in Slow
El repertorio de melodías sonoras es un aspecto estrictamente cosmético que se han tomado muy en serio. En lo musical encontramos más de 75 artistas en una biblioteca sonora con más de 300 temas en géneros como jazz, hip-hop, electro, lounge y música clásica. Una playlist sin flecos; santo y seña de Gran Turismo. En otro lado tenemos el diseño de sonido, que si bien saca partido del Audio 3D Tempest para posicionar tridimensionalmente la dirección de los sonidos, en honor a la verdad esperábamos más a este respecto; no porque no esté a la altura, sino porque su resultado se conforma con el notable.
Tal es la importancia de la música en esta entrega que hay un modo recreativo llamado Rally de música, en el que la conducción va de la mano con el ritmo de las melodías. El objetivo es no quedarnos sin compases, que van agotándose en función del ritmo de la canción. Un time attack, vaya, solo que con temas muy reconocibles de toda la saga y sustituyendo los segundos por compases.
Scapes es otra de las señas de identidad de la saga. Un videojuego en sí mismo con una red social en la que la fascinación es norma. Como si de un documental se tratase, tenemos más de 2500 lugares que podemos utilizar como escenario para tomar fotos en diferentes perspectivas. El uso del HDR muestra aquí su mejor cara, dejando claro que la luz y el color pueden conjugarse de mil maneras. Hablar de fotorrealismo no es exagerado en este caso. Crea, comparte y disfruta. Gran Turismo 7 también se presta al mero placer de observar.
Simulador o arcade; accesibilidad y opciones
Nada más comenzar el juego se nos pedirá que escojamos las opciones de accesibilidad que deseemos. Desde un selector de dificultad —fácil, normal o difícil, con efecto directo en la velocidad de la IA— hasta las concesiones que te proporciona el propio título. Si quieres que sea más arcade, basta con que vayas a los ajustes de asistencia y configures el apoyo de aspectos como el control de tracción, ABS, gestión de estabilidad (ASM), ayuda al contravolantear, indicadores de zona de freno… Además, no se limita a activarlo o desactivarlo, sino que te deja en muchas de ellas personalizar el grado de ayuda.
Eso sí, en Gran Turismo no existen las opciones de rebobinado: tienes ayudas, pero el tiempo no para, un error en la última vuelta puede dejarte fuera de combate tras tantos minutos en la pista. Irreversible. Así ha sido siempre y no hay visos de cambio. Todo esto, sumado a los tres niveles de dificultad de la IA, dan como resultado un título o muy permisivo o soberanamente exigente. Y he aquí uno de los puntos negativos de esta entrega: una IA más rápida (difícil) no quiere decir que sea una IA más astuta. El comportamiento de la inteligencia artificial presenta mucho margen de optimización, se limita a ser competente. Si bien mejora respecto a GT Sport, sigue sin ser tan competitiva como debería. El grado de agresividad es mínimo, con miedo a la proximidad y sin aprovechar las oportunidades de rebufo salvo contadas ocasiones. Jugar en modo difícil es un reto, absolutamente, pero no por las técnicas de conducción de la CPU sino por su capacidad para encontrar la trazada ideal e ir siempre a velocidad punta. Margen de mejora.
Las modalidades multijugador de Gran Turismo 7 se dividen en dos grandes bloques: el multijugador local a pantalla dividida, cuya vuelta celebramos por las comodidades que supone al jugar con amigos en casa; y el modo online propiamente dicho. Asimismo, las opciones en línea nos dejan con Sport y Sala. El primero es, básicamente, Gran Turismo Sport, cuyos modos y opciones se migran directamente para comenzar aquí una nueva generación competitiva, con sesiones clasificatorias y campeonatos. Sala es el informal, es desenfadado, donde creamos una sala o nos unimos a una ya creada con las opciones que queramos: pista, duración, partida pública o privada con amigos… Hay un detalle que nos ha gustado especialmente en las sesiones de prueba del modo online de Sala: si pausamos la partida en medio de una carrera se activa un piloto automático. Muy interesante de cara a imprevistos, como una llamada en el momento menos pensado. Ese piloto automático no hará una vuelta rápida, pero sí evitará que seamos expulsados o abracemos un muro. Tanto el matchmaking como el net code han funcionado correctamente, dentro de las limitaciones de jugar antes del lanzamiento del juego.
Hemos disfrutado como hacía años con Gran Turismo 7. Nos hemos visto absorbidos por la forma que tiene el título de hacernos sentir cómodos, de querer seguir jugando y avanzando en una aventura. Son muchas las posibilidades de esta obra, que esperamos se siga ampliando con el paso de los meses y años para que dure toda la generación. Ese es el trato que se merece el juego y lo que desea la comunidad. Un punto de encuentro duradero, que evolucione y se aproxime a convertirse en el Gran Turismo definitivo.
Conclusión
Gran Turismo 7 ha recuperado las señas de identidad de la serie y se convierte, inmediatamente, en la obra más cómoda a los mandos que recordamos. Polyphony Digital ha encajado todas las piezas, tomando lo mejor de los primeros episodios de la saga y los avances de la era HD. El resultado es un control y una sensación al volante pulida, perfeccionada, que cohesiona con un despliegue tecnológico de vértigo. Con todo, hace gala de los tres pilares fundamentales de la serie: competir, coleccionar y fotografiar. A pesar de su mediocre motor de colisiones, muy lejos del sistema de físicas, una IA igual de mejorable y algunos menús algo enrevesados, Gran Turismo 7 es una declaración de amor al mundo del automovilismo. Su empeño didáctico y el aprecio que deposita en todos y cada uno de los coches marcan la diferencia. Gran Turismo es sinónimo de carreras, pero no solo eso. Accesible y profundo al mismo tiempo, he aquí un imprescindible para amantes del motor, un título con potencial para durar toda una generación.
Lo mejor
- El control de los coches... es exquisito a los mandos.
- Gran Turismo Café: gran idea, mejor ejecución.
- El uso del DualSense y cómo se aprovechan los gatillos.
- Iluminación, clima dinámico, físicas.... Portento tecnológico.
- El modo foto, un juego en sí mismo.
- Pasión y aprecio constante por el mundo del automóvil.
Lo peor
- El motor de colisiones, muy básico.
- La IA presenta margen de mejora en su comportamiento.
- Las pruebas de Rally siguen sin estar a la altura del asfalto.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.