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Golf Story

Golf Story

Golf Story, Análisis

El sucesor espiritual de Mario Golf creado por Camelot Software llega a Nintendo Switch bajo el nombre de Golf Story y desarrollado por tan solo dos personas. Una de las mejores aventuras que vais a poder disfrutar este 2017 cargado de grandes juegos.

Actualizado a

Resulta curioso que en el mundo de los videojuegos la mayoría del software desarrollado quiera aportar al jugador experiencias enriquecedoras o hacer que nuestro intelecto vaya más allá captando la esencia de lo que se quiere mostrar en un segundo plano. The Last of Us sin ir más lejos. Pero lo más sorprendente es cómo un juego desarrollado por tan solo dos personas como es Golf Story para Nintendo Switch, con un planteamiento hecho para que el jugador pase extensos momentos con la mandíbula desencajada y que la mayor parte de la carga narrativa esté centrada en un deporte hecho por y para gente adinerada, cale tan hondo en nuestros pensamientos de lo que a primera vista pueda parecer.

Porque Golf Story no solo trata de las aventuras de un muchacho llamado Player 1, ni tampoco se centra en ahondar en demasía en el deporte que practica. Golf Story narra la aventura de un chaval con un enorme tupé que comenzó en su afición como cualquiera de nosotros en los videojuegos, bajo el abrazo de su padre. Una historia de autosuperación para ser el mejor golfista que, sin buscarlo profundamente, lo notamos y nos llega en cada diálogo que se esconde entre sus bytes. Que levante la mano aquellos que recuerdan cómo su padre les ayudaba en sus años mozos a pasarse una pantalla de Super Mario Bros. Así comienza esta aventura rpg que llega como caída del cielo -y algo de tapadillo-, recibiendonos de tierna manera y rascando en nuestro pasado.

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Out of bounds

Así describiría perfectamente Golf Story cualquiera que haya tenido la ocasión de probarlo. La obra de Sidebar Games se desmarca ya no solo de los clásicos juegos de golf, si no también de los más vistosos títulos rpg para mostrarnos un producto que se sale de los límites impuestos por este deporte y traspasa las fronteras con el “todo vale. La fábula del chaval con tupé imposible, separado de una convenenciera mujer y algo inocente nos lleva a visitar ocho campos de golf para hacer realidad su sueño a base de putters, wedges o irons. Todo ello, claro está, con el humor por bandera, como los hoyos que debemos superar durante nuestra travesía. Es encomiable ver como sus creadores han tenido la imaginación de aplicar la farándula del golf a todo aquello que relacionamos como cotidiano en los rpg. Extraer mineral, obtener energía eléctrica, excavar tesoros perdidos o incluso combatir contra magos de terrible poder. Y lo mejor de todo, aun usando prácticamente siempre el mismo sistema de juego, consigue que el jugador sienta que sea diferente al resto de sus acciones durante tantas horas.

Largas conversaciones -todas en inglés- nos harán avanzar en el sueño de Player 1 y que trataran sobre lo usual en el deporte que practica así como de otras cuestiones morales o no. ¿Debe ayudar a unos gamberros emos a reclutar esqueletos vivientes y lograr que estos se adueñen del campo? ¿Es necesario que aprenda protocolo para poder entrar en un prestigioso club de golf? ¿Debe espiar a sus amigos para poder desvelar la identidad de un asesino? La respuesta a todas ellas es sí. Golf Story vuelve a sorprendernos, esta vez en lo narrativo, por las alocadas aventuras que vive nuestro protagonista o por las absurdas escenas por las que hemos de pasar pero que, sin embargo, consiguen atrapar al jugador combinando las misiones más serias -retar a jugadores profesionales o conseguir un contrato con una marca- con las más locas nunca antes vistas en un juego de golf -alimentar máquinas cortacésped fantasmales o poner dispositivos GPS a topos-. Lo comúnmente normal y lo extraño se combinan de forma fascinante para crear una aventura única, sólida como una piedra, que atrapa sin remedio y que, curiosamente, llega al jugador. Esa autosuperación del protagonista por querer mejorar, querer aprender y querer batirse en duelo contra sus oponentes de manera casi inocente resulta enternecedora y nos hace recapacitar sobre nuestras vidas y sobre lo que nos depara el futuro.

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Para escribir las casi 20 horas que cuesta definir nuestra historia, además de las misiones que debemos cumplir, nos valemos de un casi testimonial equipamiento que pocas veces nos ayudará en nuestro objetivo salvo cuando necesitamos acceder a ciertos lugares. Este se centra casi en exclusiva en distintos palos de golf y, como decimos, sirven poco más que para pincelar con detalles el ambiente golfista. No hay armaduras, ni cascos, ni espadas y ni tampoco dragones -aunque no nos hubiera extrañado-. Aquí equiparse con un objeto no afecta demasiado a nuestra forma de pelotear aunque sí ayuda. Tota pedra fa pared como dirían en las costas del Mediterráneo. Existen también retos a superar como las tres competiciones que se dan en el juego, derrotar a los líderes de cada campo o encontrar curiosos coleccionables como un cartucho de Galf, la recreación del videojuego original Golf de la consola Nintendo de 8-Bits y que también podemos jugar en forma de minijuego a mitad de la aventura. El lanzamiento de frisbees, perdón, discos, también se contempla en Golf Story a modo de pequeño minijuego que además se conecta con la historia principal y que a parte de ser divertido, permite al jugador evadirse de tanto deporte para ricos.

No es una condición sine qua non el que os guste el golf, de eso ya se encarga el propio videojuego gracias a un sistema de golpeo sencillo y fácil de comprender. Un par de pulsaciones de la botonera de los joycon es la única condición que impone Golf Story para divertirnos acertando al hoyo. Respeta las técnicas y físicas del deporte a su manera -efectos y condiciones del campo inclusive-, como si de un juego arcade se tratara, y recoge lo mejor de la franquicia Everybody’s Golf y el legendario Neo Turf Masters de Neo Geo para aplicarlas en su mecánica. En un par de horas seremos un Severiano Ballesteros virtual y eso se agradece. Sin embargo sí es cierto que la disposición de los botones pueda confundirnos las primeras horas de juego y el que en ocasiones notemos que haya latencia que nos impida acertar en nuestros disparos con el tino que hubiéramos deseado. Quizás y solo quizás, esto haya sido solo nuestra percepción tras muchas horas disfrutando de Golf Story. Se agradece también que haya un modo ajeno a nuestro periplo principal donde poder hacer marcas personales en los campos que hayamos desbloqueado previamente o batirnos en duelo contra un amigo en modo local y configurar la contienda con un montón de opciones. De hecho es posible incluso jugar a Galf en su modo de partida rápida.

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Boogie Buug-ie

Jugar a Golf Story ha sido una grata experiencia tanto en el término jugable como en lo narrativo, y no solo porque nos hayamos divertido mucho con sus locas situaciones o porque sea sencillo de manejar, ayuda también su sorprendente acabado técnico. No nos cansaremos de elogiar a la obra de Sidebar Games lo suficiente hasta que lo veais con vuestros propios ojos, sin embargo tampoco podemos negar lo evidente. Nos explicamos.

Golf Story muestra su mundo en vista cenital gracias a la técnica pixelart y lo hace lleno de detalles, con una increíble variedad de escenarios muy distintos entre sí y con efectos tan conseguidos como el movimiento de los árboles según la fuerza del viento que haya en ese momento. De hecho una de las lecciones que debemos aprender durante la aventura es el saber guiarnos, gracias a la vegetación, a medir la fuerza de esta condición meteorológica sin la ayuda de la interfaz. El populacho que reside en tan rocambolesco videojuego también es muy diferente entre sí, cada uno con su propia personalidad y objetivos en la vida. No posee efectos como iluminación en tiempo real ni técnicas excelsas de sombreado, pero tampoco lo necesita. Un aspecto gráfico simple, contundente y muy bien resuelto. Y si hablamos de la música tampoco podemos quedarnos cortos. Éstas están realizadas a medio camino entre melodías chiptune e instrumentos reales y son únicas para cada situación, evento o mapeado del juego. Partituras bastante trabajadas que a poco que juegues no dejarás de tararear y hechas con un gusto exquisito. Vamos, a la altura de todo lo que hemos comentado. Por poner varios ejemplos, podemos escuchar desde notas con toques celtas hasta tétricas en su campo Oak Manor.

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Tras toda esta fachada de incesante genialidad creada únicamente por dos personas se encuentran un par de peros bastante gordos, los bugs. Somos los primeros que no queremos penalizar un videojuego por sus errores en una era donde internet y los videojuegos actualizables están a la orden del día pero es así. Golf Story está llenito de bugs que molestan a casi cada acción relevante que hagamos. Pérdidas de imagen en una competición, problemas con las partidas guardadas, bloqueos entre escenarios, imposibilidad de realizar acciones jugando a Galf, problemas con el enfoque de la cámara, la -sorprendente- vibración HD deja de funcionar al hacer “Switch” con la consola y un sinfín de errores que podéis leer aquí que nos han atormentado en nuestra aventura. No todos nos han dado la bienvenida en nuestra partida pero sí buena parte de ellos. ¿Lo positivo de todo esto? Que Sidebar Games está al corriente y ya están trabajando en solucionar lo más rápido posible todos estos molestos inconvenientes. Cuando el juego esté lo suficientemente pulido como para disfrutarlo sin problema alguno, revisaremos la nota que le hemos otorgado.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.