Por un puñado de rupias

Más allá de buscar incógnitas, sí: Tingle está en España. Y la cosa no se acaba ahí: protagoniza no sólo uno de los mejores juegos de la portátil, sino probablemente la mejor aventura con elementos roleros que tiene el sistema. Y sí, la encabeza Tingle, un solterón de 35 años con más detractores que fans que, seguramente, cambiarán de parecer después de disfrutar de Freshly- Picked Tingle's Rosy Rupeeland. Prejuicios a un lado, ¡es hora de conseguir rupias!

Caballero Don Dinero…
Todo empieza con un plano fijo de una casa de madera. En ella duerme un hombrecillo bajito, poco agraciado físicamente, en su pijama más clásico. Tiene 35 años y está soltero; pero más allá de esto, tiene un don especial. Una voz susurrante le despierta: 'Ve al estanque del oeste'. El hombrecillo se despierta y va al lugar indicado, donde un anciano se le revela y le ofrece una misión: Obtener tantas rupias como sea posible. Haciendo esto, tendrá ganado su billete hacia Rupialandia, un mundo donde hay dinero a montones, donde las chicas le atosigarían, donde podría estar continuamente de vacaciones. El hombre acepta… y se convierte en Tingle.

Así nace el extraño personaje que tendrá que viajar por varios mundos para conseguir su tan preciado sueño. Ayudándole está Pingle, una versión femenina de Tingle que vive en su ordenador y le permitirá guardar la partida y obtener consejos, así como el perro Guagle, que se unirá a él tras un cierto incidente con piratas.

Claro y directo al grano
Tingle es un personaje especial y eso se puede intuir en cada uno de los elementos del juego. Su misión es tan sencilla como la citada más arriba: no tiene interés en ser famoso, ni en salvar el mundo, ni nada de eso: sólo quiere rupias a toda costa. Así, nuestro periplo por este microuniverso se basará únicamente en cometer tal acción, sin mayor parada en cosas heroicas de las que ya se encargará Link cuando llegue en octubre The Legend of Zelda: Phantom Hourglass.

Básicamente nos encontramos con una aventura que mezcla elementos de varios géneros, como el rol, los plataformas e incluso los títulos de habilidad. Controlamos directamente a Tingle con la cruceta e interactuamos con el entorno utilizando la pantalla táctil, haciendo click sobre los elementos del juego. Todo es sencillo y muy, muy intuitivo; estamos ante un juego que podría considerarse, aunque su mecánica sea radicalmente diferente, un 'Zelda para novatos', por mantener parte de las bases que hicieron grande a esa saga.

Tingle no es un súper-guerrero con grandes músculos y se nota. Así, pese a que encontramos combates contra enemigos a lo largo del juego, éste se verá apoyado por otros personajes o, si está solo, por nuestra pericia con el stylus. El sistema es sencillo: ¿Ves a un monstruo en la pantalla? Acércate a él. Aparecerá una nube de polvo similar a la de los mangas y tendrás que hacer click sobre ella para debilitar a los enemigos. A medida avanzamos en el juego, iremos descubriendo que, por ejemplo, podremos juntar varios enemigos en la misma nube: aunque nos dañarán más, también recibiremos así más premios y rupias.

Pero no estaremos siempre solos. Mediante los buhoneros que se encuentran en varias zonas de cada mapa, podremos pagar los servicios de un escolta que nos acompañará y atacará si así se lo ordenamos. La forma de utilizarlos es, de nuevo, sencilla: click sobre un enemigo y nuestro valeroso guardaespaldas atacará sin rechistar. Tienen un 'pero': Si se les acaban los corazones que representan sus vidas, tendremos que volver a pagarles para que sigan siendo nuestros escoltas. En este mundo todo son rupias.

Además de monstruos simples, encontraremos otros que nos harán sudar para derrotarlos: los jefes finales. Aquí de nuevo se deja claro el perfil de Tingle: en lugar de atacar fuertemente, se valdrá de artilugios para vencerles. El primero será una enorme araña con un gran punto en el centro. Para vencerle, nos impulsaremos en el aire con varios globos y, flotando, debemos tirarle bombas en su ojo. Otro de los jefes es un esqueleto gigante que realiza varios ataques de fuego y una estocada con la espada. Aquí Tingle puede… correr o saltar. Si pegamos un salto mientras el enemigo pega con la espada, podremos adherirnos a su cabeza y arañarle.

Estos últimos monstruos se encuentran repartidos por las mazmorras que visitaremos a lo largo del juego. Y es que, como la serie Zelda, esto serán lo principal en la aventura protagonizada por Tingle. En general son bastante sencillotas: puzzles fáciles pero con suficientes elementos como para enganchar, con algunos giros realmente decentes y, a todas luces, inspirados. El objetivo, de nuevo, será obtener rupias.

Pero evidentemente el juego no se queda ahí. Además de combates y mazmorras encontraremos el mayor acierto del juego: la exploración. Y oculto en este último añadido: la rejugabilidad. Pese a que los primeros mapas son fáciles, a medida avancemos iremos descubriendo que Nintendo ha hilado fino a la hora de darle un nivel de detalle realmente notable a este universo. Cada zona del mapeado está totalmente cuidada, con elementos interactivos ocultos o con dobles usos, de forma que cada parte del mismo una experiencia.

A nuestra elección queda la forma de obtener las rupias que, posteriormente, irán a parar al estanque que nos conducirá a Rupialandia. Podremos, por ejemplo, utilizar recetas de cocina para crear mejunjes que luego se nos permitirán vender en las tiendas de la ciudad o utilizarlos a posteriori en los combates. Del mismo modo, podremos ponernos el disfraz de cartógrafos e ir apuntando localizaciones en un mapa que, de inicio, está vacío. Así, podremos luego vender el ejemplar completo y sacarnos una rupias extras.

O, quizá, sobornar a la gente de la ciudad, operación que generalmente acabará con un '¿sólo esas rupias? Me ofendes'. La inteligencia artificial de los NPCs y el sistema de rupias es genial, haciendo que todos tengan algo que decir en cualquier situación. Si ofrecemos pocas rupias, nos las tirarán a la cara y dirán que no les valoramos bastante (metafóricamente hablando, pues no nos devolverán el dinero); si les damos demasiado estarán contentísimos, y si les damos lo justo aceptarán a regañadientes. Todo esto hace de Tingle's Rody Rupeeland un título divertido y desenfadado que nos hace tener que volver a recordar a los mejores diálogos de Disgaea. Y esto es mucho decir.

Apartados técnicos
Decir que una Game Boy Advance podría mover esto no sería ninguna mentira si sólo nos basásemos en capturas. Una vez puestas las manos encima del juego, nos encontramos con un título que, si bien no aprovecha al máximo las posibilidades jugables que brinda DS, sí que lo hace a nivel técnico. Utiliza 2D simplonas, pero cuenta con unas animaciones totalmente irreprochables y, sobretodo, sólidas. Los artworks, las expresiones de Tingle y el resto de personajes -algunas caras son para enmarcar-, los escenarios; todo está cuidado con sumo detalle, lo cual es de agradecer.

La banda sonora, del mismo modo, se antoja realmente trabajada. Los cortes musicales son buenos, sin alcanzar los de The Legend of Zelda, aunque tampoco se echan en falta. Todo esto, sumado a una buena colección de FX y unas vocecillas digitalizadas realmente graciosas, confirman un título redondo en este apartado.