Fallout 3
- PlataformaPS39.53609.5PC9.5
- GéneroRPG
- DesarrolladorBethesda Softworks
- Lanzamiento30/10/2008
La bella vida post-nuclear
Llega uno de los juegos del año. Bethesda consigue rozar la obra maestra con Fallout 3, además de traer lo mejor de la saga hasta nuestros días. Tras dejar el bunker 101, el PipBoy 2000 será nuestro guía entre zombies, mutantes, raiders, alienígenas y criaturas radioactivas. Feliz retorno a la realidad postnuclear.
Ha llegado el momento, la tercera entrega de una de las sagas de rol más laureadas por público y crítica está a las puertas de su lanzamiento. Tras jugarlo durante semanas, y completar la historia con varios perfiles de personaje diferentes, es el momento de apartar la cortina y dejaros mirar en su interior más de cerca. También es la prueba de fuego para Bethesda, que tiene ante sí un reto muy complicado, convencer a los amantes de la serie y a aquellos fieles que no ven con buenos ojos el salto a las tres dimensiones. Desde luego, la tercera parte del juego que creara Black Isle para Interplay se ha hecho de rogar. Cancelación de por medio incluso, tras el cierre de Interplay, la licencia pasó a manos de los desarrolladores de Oblivion, que en un tiempo récord han conseguido realizar un proyecto sobresaliente.
Decenas de horas de juego, miles de balas gastadas y cientos de enemigos derrotados son nuestro bagaje, aunque todavía nos resulta difícil despegarnos de este universo. Nos encontramos en un mundo frío y hostil, totalmente desolado por las catástrofes nucleares y la guerra entre los propios seres humanos. Las referencias a anteriores juegos de la serie son intencionadas y, como el propio Pete Hines comentaba en nuestro encuentro digital de la pasada semana, se han inspirado mucho más en el primero de los Fallout que en el segundo. Está claro que se ha tratado de hacer un producto lo más políticamente correcto posible, si cabe esta interpretación en un universo en el que veremos cuerpos explotar en vivo y en directo. La lacra de la censura ya ha tocado al título, que en varios países verá prohibida su distribución, o sufrirá recorte de contenidos, como en la versión Australiana.
Pero la grandeza de este desarrollo, que ha logrado ilusionar tanto a neófitos en el universo Fallout como a veteranos que ya disfrutaran de sus títulos anteriores, es un hecho evidente. Nuevamente, Bethesda ha apostado por ofrecer un entorno abierto y un enfoque en primera o tercera persona. Parafraseando nuevamente al señor Hines, la desarrolladora buscaba que el jugador sintiera claramente la claustrofobia de los entornos cerrados en primera persona. El cambio de perspectiva, desde la habitual cenital hasta esta mucho más cercana a un FPS, lo hace posible. Aún con aspectos criticables, estar al aire libre en medio de la desolación resulta una experiencia muy similar a la de sus antecesores. También se mantiene esa incertidumbre propia de la saga, en la que podemos ser víctima de un ataque cuando menos lo esperemos. En este sentido, los fieles a Fallout no necesitan preocuparse.
Para reforzar todavía más estos lazos con el pasado, se ha mantenido al Vault Boy, el divertido y cómico personaje, icono absoluto de la franquicia. El rubio y sonriente personajillo ilustra todas y cada una de nuestras habilidades, pericias y objetos del inventario, además de aparecer en carteles e iconografía del escenario de juego. También se ha heredado el sistema S.P.E.C.I.A.L, que define los rasgos de nuestro personaje, el sistema de habilidades y pericias e incluso el combate por turnos. El V.A.T.S (Vault-tec assisted targeting system), del que hablaremos largo y tendido posteriormente, es sólo una de las confirmaciones de que no estamos ante un FPS, pese a que pueda parecer así viendo el juego en movimiento. Fallout 3 es un RPG de pura cepa, con un enfoque moderno, como puede tenerlo Mass Effect, pero juego de rol al fin y al cabo.
Independientemente de interpretaciones, Fallout 3 tiene una calidad indiscutible. Probablemente, los seguidores más acérrimos del espíritu de la serie renegarán del enfoque con el que se ha dotado a esta continuación. Puede que a algunos les disguste ver que es el motor de Oblivion el que se encarga de todo lo relacionado con el aspecto visual. Quizá alguien pueda argumentar que echa en falta ese toque de sarcasmo extremo que incluía la segunda parte de la saga. Como decíamos, incluso con estos posibles argumentos en contra, Fallout 3 es un juego lo suficientemente sólido, divertido y técnicamente sobresaliente como para, quizá, hacer recapacitar a cualquiera que le dedique un par de horas de juego. Para ayudar a la tarea, a continuación vamos a realizar un recorrido por todos y cada uno de los aspectos de esta nueva joya del videojuego.
Posteriormente, somos testigos de varios saltos temporales más y recorremos nuestro refugio conociendo a sus diversos habitantes. Vivimos incluso nuestro cumpleaños y por último, llegamos a la adolescencia, en el que se definirá el estilo de juego más adecuado para nosotros. La prueba de capacitación nos permitirá definir un perfil mediante las respuestas a un simple test. Al finalizar la etapa en el refugio y viajar al exterior, podremos deshacer cualquier elección que hayamos hecho y cambiar de idea, si así nos apetece. Los acontecimientos se vuelven en nuestra contra cuando nuestro padre, científico, decide abandonar el refugio y es declarado como proscrito, una calificación que se extiende a nosotros también. Sorteando los obstáculos hasta el mundo exterior, comenzamos a hacer nuestras primeras elecciones. Esta secuencia de juego, la que se desarrolla el interior del seguro refugio 101, contrasta de inmediato con el impacto que provoca contemplar un universo desolado, desde el promontorio a la salida de la que había sido hasta ahora nuestra casa.
Fuera, el mundo real nos aguarda. Un universo situado en una línea imaginaria futurista en la que los gobiernos de los países desarrollados acaban destruyendo millones de vidas humanas con el abuso de proyectiles nucleares. Ciudades enteras desaparecidas y los efectos de la catástrofe se aprecian claramente ya en los primeros minutos de juego. La seguridad del refugio, totalmente aislado del exterior, nos privaba de conocer lo que había más allá de sus puertas. El momento de la salida es como el despertar a una nueva realidad, mucho más desagradable que la tranquila vida que habíamos llevado hasta el momento. De nuestro protagonista sabemos más bien poco, sólo que nació en el refugio y que su madre murió al darle a luz. El juego ofrece un enorme volumen de información si nos detenemos a conversar con los humanos con los que nos crucemos, que siempre tienen algo interesante que decir.
Para el jugador, abandonar el refugio 101 es el inicio del verdadero Fallout 3 y es el comienzo del desconcierto. Nuestro padre nos ha abandonado a nuestra suerte por motivos que sólo el conoce. Con la idea de buscarlo en mente, empezamos a viajar por el mapa descubriendo las multiples localizaciones. El universo de juego, pese a ser menor en cuanto a tamaño que lo visto en Oblivion, incluye una cantidad mucho mayor de puntos de interés, a los que podremos viajar utilizando el mapa del mundo una vez descubiertos. Pueden ser desde estaciones de metro, imprescindibles para moverse por un universo devastado por la catástrofe, hasta ciudades, asentamientos humanos o monumentos o vestigios de la civilización humana antes de ser volatilizada. Los signos de la desolación son evidentes, y circulando por la América desolada nos encontraremos con un país en ruinas, que sobrevive a duras penas más por las ganas de sus ciudadanos que por sus posibilidades reales.
La trama política del juego separa claramente el gobierno actual de la nación, denominado el Enclave, de otras facciones como la hermandad del acero u otras asociaciones menores como la resistencia ghoul o las bandas independientes. La radio del PipBoy 2000, nuestro inseparable sistema de control, nos permite sintonizar las noticias y escuchar rumores y novedades de cada zona. Si posicionamos nuestro receptor en la emisora estatal, escucharemos todo tipo de propaganda política, destinada a orientar la opinión de los ciudadanos y hacerles creer en que su gobierno es fuerte y capaz. Otras emisoras nos ofrecen información local, música y entretenimiento para las horas de juego. Las menos, nos permitirán desentrañar aspectos de la trama, y aprender que cada cual vela por sus intereses en la nueva América. Desde el minuto uno que pasamos fuera del refugio ya se deja sentir la fuerza de la trama y comienza a dar la sensación de que no somos más que cualquier otro habitante de un país destruido.
Las respuestas de los PNJ variarán en consecuencia, así como nuestro karma, que indicará el grado de maldad (o bondad) del personaje. El sistema de karma funciona de forma bastante obvia, y en general es sencillo predecir qué acciones nos van a otorgar buen karma y cuales no. Por supuesto, es mucho más fácil inclinarse hacia el mal, simplemente robando cualquier cosa que veamos. Los escenarios, repletos de objetos que pueden parecer útiles y muchos otros que no, son una auténtica tentación para aquellos que quieran mantener el karma positivo. Más aún, si nos pillan robando tan solo deberemos devolver todos aquellos artículos, sin que acarree ningún tipo de penalización ni enfado del personaje que nos caza en tan innoble acción. Parece que en la precariedad postnuclear, robar es lo menos malo que podemos hacerle a alguien.
En general, las opciones de interacción y las posibles vías de desarrollo de nuestro personaje son variadas, aunque no tan extensas como en sus dos predecesores. Combinando las habilidades y las pericias sí que es posible abarcar un gran rango de arquetipos y estilos de juego. Podemos enfocar nuestro personaje de la forma que nos apetezca y encontrar un estilo que se ajuste a nosotros casi con seguridad. Existen opciones válidas para aquellos que prefieren el combate cuerpo a cuerpo, incluso en un mundo en el que encontramos armas láser, bombas atómicas y misiles a tutiplén. También las hay para los amantes de las armas de largo alcance, para aquellos que disfrutan con elementos de destrucción de gran calibre y para los que prefieren la sutileza de la eliminación silenciosa.
Manteniendo el carácter de la serie también en este sentido, resulta posible realizar una gran cantidad de misiones y tareas sin utilizar arma alguna. Solamente con la elocuencia y algo de predisposición de los personajes, será factible convencerles a la hora de obtener mejores tratos, o engañarlos para favorecer a nuestros intereses. Aquellos que carezcan de una beligerancia muy exagerada tienen aquí una vía igualmente válidad para disfrutar del juego, aunque llegará el momento inevitable de combatir, por que no todas las criaturas son igual de razonables. En estos momentos, facilitará la labor la habilidad de ciencia, perfectamente integrada en el título mediante el minijuego de desbloqueo de terminales. Este desafío, similar al mastermind, nos permite obtener acceso a zonas vetadas, abrir cajas fuertes o activar bots de protección que harán el trabajo sucio por nosotros.
Ya sea avanzando por nuestros propios medios o con la ayuda de otros, seremos capaces de buscar nuestro lugar en el mundo e ir aumentando nuestro nivel de experiencia. Cada subida de nivel nos ofrecerá puntos de habilidad que invertir para mejorar las competencias de nuestro héroe. También ganaremos una pericia por nivel, siendo las pericias una serie de mejoras que definen el trasfondo del personaje, ofreciéndole ventajas. Hablaremos de ellas después, cuando tratemos S.P.E.C.I.A.L en profunidad. La cantidad de opciones que existen en Fallout 3 lo hacen un juego mucho más rico en cuanto a variedad que, por ejemplo, Oblivion. Utilizando de nuevo lo dicho por Pete Haines, Fallout 3 no es Oblivion con pistolas, por lo menos en lo relativo al sistema de juego.
Realizar encargos no sólo nos permitirá subir de nivel mucho más rápido, si no que nos ofrecerá pistas sobre el paradero de nuestro padre y nos permitirá abrir nuevas localizaciones en el mapa del mundo. También son una buena forma de ganar objetos caros, que de otra forma costaría muchas chapas -la moneda oficial- adquirir.Ya os avisamos que muchas de las decisiones que toméis en Fallout 3 son irrevocables, y pueden ocasionar que ciertos personajes desaparezcan o simplemente no lleguen a mostrarse nunca. Por ello, la rejugabilidad del título, incluso sin apartado multijugador, es elevada y muy recomendable para empaparse de toda la riqueza del universo que Bethesda nos ofrece.
Como decíamos al principio, en Fallout 3 se juega también con el suspense, y la IA lo hace bien para ayudar a ello. Incluso contando con un sensor que nos indica la posición de los peligros -en función de nuestra percepción- no serán pocos los sustos que nos llevemos. Los enemigos tienden a rodearnos y atacar por detrás si nos ven enzarzados en una lucha frontal. También huyen y se cubren cuando se ven sobrepasados claramente en fuerzas, lo que consigue dar la sensación de que están bastante vivos y son autónomos. Pese a que el juego no es nada difícil, puede que nos veamos sorprendidos en alguna ocasión y esto nos lleve inevitablemente a la tumba. Esta floja dificultad es una de las pocas pegas que se le pueden poner a Fallout 3. Raramente sufriremos para salir vivos de un combate, y el arsenal de armas que podemos llevar encima hace que nuestro potencial destructivo pueda ser enorme, incluso a bajos niveles.
A este factor contribuye el sistema de apuntado, V.A.T.S, que realmente consigue integrarse perfectamente en la jugabilidad, hasta el punto de cambiarla totalmente. Al activar el botón de apuntado se pasa al modo por turnos, donde haremos uso de puntos de acción. Estos puntos de acción determinan cuantas cosas podemos hacer por turno, y son claves para sacar ventaja a la hora de jugar con este estilo. El enfoque FPS de Fallout 3 se difumina aquí claramente, recordando tiempos pasados y dotando al título de un sabor añejo que los más veteranos agradecerán de inmediato. Mientras estemos actuando en el modo V.A.T.S los enemigos se moverán muy lentamente, pero podrán dañarnos. Esta lentitud, combinada con la posibilidad de apuntar a cualquier sitio que veamos - a la cabeza, preferentemente - hace que los encuentros se finiquiten por la vía rápida.
Los combates se tornarán mas duros hacia mediados de la aventura, donde incluso acertando en pleno rostro a los enemigos, estos continuarán repartiendo estopa a diestro y siniestro. La progresión del personaje, determinada en sus habilidades y pericias, nos harán más o menos aptos para afrontar estos combates con solvencia, aunque normalmente la dificultad radica más en la cantidad de enemigos atacándonos que en su potencial individual. Desde un enfoque global, los combates son entretenidos y espectaculares, con una carga gore tremenda, sobre todo si desarrollamos lo suficiente la habilidad con las armas. El repertorio de armamento que existe en Fallout 3 es muy extenso, con armas de pequeño y gran calibre, además de otras extravagancias como un lanzador de bombas nucleares en miniatura, o un cañon laser multitubo.
Un aspecto interesante es el sistema de recolección de objetos. Aunque por los escenarios encontraremos todo tipo de basura, aparentemente inservible, casi todos los objetos pueden tener una utilidad concreta a la hora de crear nuestro propio armamento. Encontraremos planos de cómo fabricar armas y utilizando los objetos que encontremos tirados por el mundo, conseguiremos crear herramientas de destrucción. Nuestras habilidad para la creación de objetos determinarán el grado de calidad de la pieza creada, además de su condición. La condición indica el estado del objeto, y cualquier elemento de inventario cuenta con una barra de condición en Fallout 3. Así, las armas se romperán tras su uso intensivo, si no las reparamos. Una menor condición implicará una devaluación en el precio al que podemos vender los objetos, además de la pérdida progresiva de cualidades.
Socializando con los distintos personajes de las ciudades encontraremos algunos capaces de arreglarnos los objetos, eso sí, a un precio abusivo. También podremos intentar arreglarlos por nosotros mismos, a riesgo de romperlos. En los asentamientos podremos hallar todo tipo de tiendas y personajes, desde almacenes de armas hasta vendedores de sustancias ilegales. De nuevo, en Fallout 3 es posible la ingesta de fármacos para mejorar nuestro rendimiento, reducir los niveles de radioactividad o curar nuestras heridas. Algunos de ellos pueden provocar adicción tras una ingesta continuada, y nos harán sufrir si llegamos a volvernos adictos y no consumimos con regularidad. Por otro lado, la radiación está muy presente en todo el universo del juego, existiendo multitud de elementos que irán irradiando nuestro cuerpo. Cuando hayamos tenido una exposición abundante a fuentes de este tipo, nuestras capacidades mermarán en consecuencia, siendo recomendable la visita al médico más cercano para reponernos.
Mantener a nuestro personaje sano no sólo supone preocuparse de la barra de vida y los niveles de radiación. Al igual que los enemigos, podemos sufrir daño por zonas, siendo posible que nuestras extremidades, tronco o cabeza sufran daños graves, quedando incapacitadas temporalmente. El daño por zonas hace necesaria una atención personalizada y la implementación en el juego se ha hecho de forma que realmente tenemos que preocuparnos a menudo por nuestros niveles si no queremos quedar vendidos durante un combate. El gran número de posibilidades de este apartado lo hacen también digno de mención, puesto que aquí también podemos orientar el enfoque que queramos darle a nuestro personaje. Tanto si preferimos un combatiente que carece por completo de ayudas como un adicto a las drogas de combate, la elección está en nuestra mano.
En este aspecto, podremos elegir de un catálogo extensísimo, que se irá desbloqueando según avancemos de nivel. Desde definir a nuestro personaje como un pequeño genio, muy capaz con la ciencia hasta elegir el contemplar la peor muerte posible de los enemigos, todo es posible. El toque humorístico está muy presente en las pericias, ilustradas como el resto de elementos con las figuras del VaultBoy. El catálogo, abundante, variado y divertido, hace que la selección resulte complicada en cada nivel, pero también anima al jugador a desarrollar diferentes perfiles, explorar y combinar para encontrar el personaje que tenemos en mente. Con la libertada que Fallout 3 nos da en este aspecto, casi cualquier cosa que nos pase por la cabeza es posible. Como decíamos al inicio, estamos frente a un RPG de enorme talla, y aspectos como este son los que lo dejan bien claro.
Incluso podemos contar con aliados, que se unirán a nosotros si cumplimos determinados encargos y conseguimos hacernos con sus servicios. Pese a que la esclavitud no está bien vista, los contratos de armas de alquiler son algo posible, y resulta alentador contar con un arma de respaldo cuando se cruza un territorio en guerra durante la noche. Nuevamente, libertad es la palabra clave para el jugador, que es totalmente independiente para atender los ruegos de los ciudadadnos, ignorarlos, robarles o asesinarlos para robar sus pertenencias. La baja moralidad de la que hacen gala muchos de los americanos supervivientes nos llevarán a lugares de recreo privados, repletos de alcohol y chicas, aunque el juego cuenta con un componente sexual casi nulo.
La gran diversidad de personajes no jugadores ofrece perfiles psicológicos muy distintos. La mayoría, supervivientes, se conformarán con alcanzar el día de mañana. Otros, los menos, buscan algo mayor, ya sea satisfacer su egocentrismo, ayudar a los demás o disfrutar provocando todavía más muerte. Lo definido de estos caracteres y los contrastes continuos hacen que la experiencia en Fallout 3 sea tremendamente rica e interesante, sin que se necesite estar continuamente en combate para que el juego no pierda interés. Contrariamente, cada nuevo descubrimiento consigue atraer la curiosidad del jugador e incitar a explorar más para ver que nuevos elementos se descubren. Por estas y otras razones, el título de Bethesda pone difícil que el jugador se despegue del pad.
Y es aquí donde encontramos uno de los pocos puntos que hacen que Fallout 3 no llegue a alcanzar la categoría de obra maestra. El utilizar el motor de Oblivion se nota en casi todos los aspectos del juego. Desde el interfaz del PipBoy 2000, idéntico en su funcionamiento al inventario del título medieval, hasta la cámara en tercera persona, que no funciona tan bien como debería. Las animaciones, pese a que en general son buenas, parecen demasiado robóticas cuando vemos a nuestro personaje desde la cámara exterior. No representan demasiado bien la sensación de movimiento, además de dejar esta cámara un rango de visión bastante incómodo. Se hereda de Oblivion también la sensación de que el salto no responde lo bien que debería, y de que el personaje flota cuando se eleva.
El resto de apartados roza el excelente en casi todos los aspectos. Encontramos una gran variedad de entornos, tanto exteriores como interiores, repletos de elementos con los que interactuar. La mayoría de los interiores tiene el toque industrial que se supone en un futuro apocalíptico, con multitud de instalaciones subterráneas, que pasaron de su uso cotidiano a alojar a todo tipo de seres y criaturas. La distancia de dibujado, enorme, nos permitirá disfrutar de fabulosas puestas de sol mientras contemplamos desde alguna colina como la vida pasa por el desolado universo que habitamos. Sin duda, un repertorio gráfico notable, que ilustra de forma cómica -con el VaultBoy- la triste realidad que acomete día tras día en nuestro periplo.
Además, como ya confirmó Pete Hines en los foros de MeriStation, Fallout 3 a diferencia de Oblivion llega completamente localizado al castellano, tanto en textos como en voces -aunque las capturas que ilustran este análisis estén en inglés-. Los menús, diálogos y explicaciones están muy bien traducidos, aunque hemos podido ver alguna palabra fuera de contexto o aplicada incorrectamente, en cambio, el trabajo de doblaje es absolutamente titánico, contando con actores de primer nivel -sin ir más lejos, Pepe Mediavilla, que da vida habitualmente a Morgan Freeman, presta su voz al narrador, la voz de nuestro padre es muy similar al registro de Ramón Langa y también aparece Sara Vivas, que es la voz de Bart Simpson- y con una excelente carga interpretativa. Nada que envidiar al doblaje original inglés, que cuenta con Ron Perlman o Liam Neeson en los dos papeles principales -narrador y padre-. Un 10 para Bethesda por haber puesto tanto de su parte para que Fallout 3 llegue con este nivel de localización y conjuntamente en un lanzamiento mundial simultáneo.
Excelente
Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.