Empire Earth III
- PlataformaPC6
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorMad Doc Software
- Lanzamiento16/11/2007
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorSierra
El lado oculto de la Historia Universal
Reyes y emperadores se alzarán y caerán, imperios y naciones se hundirán en un mar de fuego. Los gritos de dolor invadirán los campos de batalla, y el sol se pondrá del color de la sangre de los enemigos... ¿el advenimiento del fin del mundo? No, lo que llega es la tercera entrega de Empire Earth...
Pues no podría ser otro el argumento, más que la supremacía a escala global. Nuestro propósito primordial será hacernos con el control de cada una de las regiones que componen nuestro amado planeta, y para llevar a cabo tal objetivo, dispondremos de nuestra genial mente de estrategas... y de un buen número de tropas a las que llevar a una muerte cruel y sin sentido. Por si fuera poco, este conflicto se alargará durante siglos, que digo siglos, ¡milenios! hasta que sólo una civilización predomine sobre las demás... y preferiblemente, intentaremos que sea la nuestra.
Pero para ello es necesario tomar una complicada decisión, pues lo primero que tendremos que elegir es una cultura con la que conseguir llevar a buen puerto nuestros estratégicos planes. Aquí se ha visto una reducción importante respecto a entregas anteriores, así que olvidaos de coronar a los griegos, romanos o mayas como señores del mundo. Se ha intentado, sin éxito, englobar siglos y siglos de historia de la humanidad, con cientos de nacimientos y muertes de naciones, en tres facciones: Occidente, Lejano Oriente y Oriente Medio. Una simplificación injustificada, además de injusta, porque carece de sentido a la par de relegar otras importantes culturas al olvido.
¿Qué ocurre con las culturas precolombinas? ¿dónde están las tribus africanas? Puestos a reducir, hagámoslo bien, que donde entran 3 facciones, entran bien a gusto 5 o 6. Esperando impacientemente una expansión donde se solucione esta ofensa a la historia, tendremos que conformarnos con elegir aquella civilización que mejor se acople a nuestro estilo de juego... y la cosa es más complicada de lo que se entrevé. Aunque siempre será posible personalizar una propia a partir de los elementos típicos de las demás culturas del planeta.
Existen dos formas de utilizar esta campaña, una predefinida y otra personalizada, es decir, el mismo perro pero con distinto collar. La diferencia es nula entre un modo u otro, salvando el poder empezar en una provincia aleatoria, en lugar de predefinida, o con una civilización al azar, en lugar de una a nuestra elección ... toda una maravilla ¿verdad? Sarcasmos aparte, y tras la difícil duda entre una forma de dominación mundial u otra, procederemos a iniciar la partida, y con ello nuestras aventuras dentro del nuevo Empire Earth III.
Y nuestro primer objetivo será hacernos con el control de nuestra región natal, en este momento entraremos en el modo escaramuza para enfrentarnos en tiempo real con las tribus nativas que ocupan legítimamente nuestro futuro territorio, todo ello con el toque tradicional de este tipo de juegos de estrategia. La verdad es que los mapas de escaramuza están bastante bien caracterizados según la región, y podemos encontrar desiertos, praderas, tundras y demás. Las zonas costeras serán mapas con predominio acuático, y en las interiores tendremos, cuanto más, un pequeño arroyo casi seco.
Estos mapas estarán divididos, a su vez, en territorios. No necesariamente comenzaremos controlando alguno al empezar la fase, y en algunas ocasiones podremos iniciarnos con dos o más de los mismos. Para hacerse con el dominio de una de estas zonas, sólo es necesario construir el edificio básico de nuestra civilización, que hará las funciones de centro de gobierno y tiene diferentes nombres, como centro urbano o ministerio, según la cultura que controlemos. En ese momento veremos como la zona se ilumina con el color de nuestra facción, y a partir de entonces podremos edificar otras construcciones en esa sección.
Para poder extendernos, necesitaremos es obtener recursos. Lo primero serán las materias primas, que se consiguen de los elementos de recurso distribuidos por el mapa, y necesitan de un almacén cercano para recolectarse. Para hacernos con riquezas, que son el segundo de los recursos, tendremos que construir un mercado, y establecer una ruta con alguno de los centros de cualquier territorio, o con algún puerto. Cuanto más largo sea el recorrido de las carretas de comerciantes, mayor beneficio reportarán al mercado. Además de todo esto, preciados tesoros, en ocasiones protegidos, se distribuyen a lo largo y ancho del mapa.
Los enemigos tendrán la genial idea de destrozar nuestras construcciones cual castillo de arena en la playa. La labor defensiva la realizarán las tropas que entrenemos, y todas ellas son distintas para cada facción, al menos de aspecto. Como ocurría con los edificios, existen algunas ligeras modificaciones según la cultura, sobre todo en los atributos de la unidad y en algunas capacidades especiales. Por poner otro ejemplo, las unidades de infantería del Lejano Oriente pueden funcionar como constructores, mientras que el resto deben entrenarlos en los centros urbanos, aunque son algo más potentes, o la característica que tienen algunas unidades de Oriente Medio para convertir tropas enemigas a su causa.
Las distinciones no se limitan sólo a la facción, ya que con los cambios de época, que detallaremos más adelante, también se modifican las tropas y edificios. Algunas quedarán obsoletas, mientras que otras evolucionarán con el nuevo cambio. Uno de los defectos más visibles del juego es la ausencia de una manera sencilla para deshacerse de estas tropas, ya que carecemos de una opción para disolver la unidad. La única manera es ofrecérsela como tributo a otra facción, y en ocasiones no será de nuestro agrado tomar esta decisión, más que nada, por evitar ofrecer una ventaja a nuestro odiados enemigos.
En el caso de las unidades navales, tendremos más de lo mismo, pero flotando y con la posibilidad de construir barcos de transporte para movernos rápidamente por el mar. Y la aparición de las unidades aéreas nos abrirá un abanico de posibilidades muy similar, pero surcando los cielos del mapa en curso. También existen ciertas unidades especiales que sólo pueden ser compradas en edificios que aparecen repartidos por el mapa, muchas veces fieramente guardados por sus dueños. Pero en ningún momento encontramos algún toque de pura originalidad en lo que a tropas y edificios se refiere.
Si somos buenos estrategas, y por supuesto que lo somos, conseguiremos hacernos con el control total de la región, y entonces volveremos al mapamundi. Ahora que somos una verdadera civilización, éste cobra más sentido. Las provincias del mundo tendrán distintos valores militares, comerciales, imperiales y científicos, estas últimas escasearán al principio. Podemos establecer que tipo de provincia queremos que sea, siempre y cuando esté bajo nuestro control, y conseguiremos tantos puntos de esos atributos como el valor que la provincia tenga en el mismo. Esto podemos cambiarlo siempre y cuando queramos.
Estos puntos de atributo se utilizan para comprar ejércitos, espías, mejoras en las provincias o milicias, que son ejércitos y edificios permanentemente destinados a una zona, y son diferentes según el tipo de territorio. Los espías se utilizarán para, os lo prometo, espiar provincias enemigas. Las mejoras de las regiones van desde crear infraestructuras para que el movimiento de tropas sea más rápido, hasta globos espía. En ocasiones es posible activar algunas de estas mejoras en las batallas, adquiriendo ciertas ventajas por jugar, es decir, combatir, en casa.
Tendremos un límite a la cantidad de ejércitos que podamos controlar, bajo pena de no ser capaces de dar órdenes en el caso de sobrepasarlo. A su vez, la cantidad de batallones ubicados en una provincia no podrá ser nunca mayor que dos. Las tropas pueden moverse de una región a otra con el fin de conquistarla, y aunque algunos no tendrán dueño, entrar en un territorio de otra facción puede ser considerado un acto de guerra a ojos de la misma. No siempre será necesario jugar el mapa, ya que existe un modo de resolución automática, que se basará en la cantidad de unidades y sus atributos, para decidir quien de los combatientes sobrevive y se queda con la provincia en disputa.
La apuesta por un apartado visual menos estilizado, con un aspecto ligeramente más caricaturesco de las unidades, es lo más destacable. Con un equipo medianamente competente podremos disfrutar del título con todas su virtudes gráficas, si bien tampoco suponen una renovación importante en el género. Aún así, los efectos del mar en las costas, las sombras o la climatología son verdaderamente impresionantes, y afectan a todos los elementos que hay sobre el mapa. Si nieva, veremos como el frío y blanco elemento va cubriendo el suelo con una fina capa, donde nuestros soldados dejarán sus huellas al caminar, o durante la lluvia, se sucederán los rayos, cuyo resplandor iluminará la pantalla.
Todo ellos sin dejar de lado las unidades, que además de responder a los cambios meteorológicos, harán lo propio con los cambios temporales para que, en cada época, dispongamos de una representación única de ese tipo de tropa. Y sin lugar a duda, la caracterización es de lujo. Tropas más rudimentarias en las primeras fases de evolución, para pasar a un aspecto 'steampunk' y finalizar con una forma futurista plagada de robots y seres mutantes. Los edificios sufrirán de cambios equivalentes, para pasar de poblados con chozas de madera a junglas de asfalto.
Lo que no se puede dudar es la adicción que conlleva Empire Earth III, sobre todo para aquellos que hayan jugado con satisfacción a sus entregas anteriores o a otros títulos del mismo estilo. No es un título que sobresalga dentro de los juegos de estrategia en tiempo real, y para muchos será un retroceso en el camino de la saga. Aún así, seremos capaces de pasar un rato entretenido delante del ordenador, que al menos es la función primera de todos las ofertas del ocio electrónico. Vale la pena probarlo, pero no le busquéis ningún hueco en las galerías de honor de los juegos para PC.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.