Dynasty Warriors 8

Cuando hace más de una década el equipo Koei, que por aquel entonces no estaba vinculada empresarialmente a Tecmo, daba los primeros pasos en la serie Dynasty Warriors, difícilmente podía pensar que en 2013 su licencia contaría con una aceptable base de seguidores fuera de las fronteras de Japón. Tomando como punto de partida la novela histórica Romance de los Tres Reinos de Luo Guanzhong, la compañía japonesa creó una productiva máquina de hacer dinero que recibe su octavo capítulo en Europa, Dynasty Warriors 8 que se lanza el 19 de julio.

En cuanto a modalidades, Dynasty Warriors 8 presenta el “Modo Historia” principal, donde siguiendo los pasos de las últimas entregas de la serie se nos pondrá en la piel de un personaje ubicado en una de las facciones. Más de setenta personajes seleccionables –diez más que en la séptima entrega– aparecen en las diferentes misiones, que incluyen la posibilidad de desarrollarse mediante habilidades desbloqueables y con selección de dos armas en cada combate heredando tanto el intercambio de armas en tiempo real como el arsenal de la anterior entrega. Se ha sumado, además, el modo ira, que aumenta la capacidad del personaje temporalmente para exterminar enemigos más rápido.

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Omega Force no se olvida ni del “Modo Libre”, que permite crear partidas a gusto del consumidor seleccionando tanto el territorio de combate como el oficial, ni del “Modo Galería”, que permite repescar cinemáticas, enemigos, armas, eventos y estadísticas, entre otras cosas, para valorar nuestra progresión. En este modo es donde precisamente queda expuesta una de las virtudes de la serie: la gran cantidad de contenidos desbloqueables que permiten una rejugabilidad reseñable, sobre todo teniendo en cuenta las cinco variantes de dificultad (Principiante, Fácil, Normal, Difícil y Caos). La primera está especialmente destinada a jugadores neófitos en la serie.

Con un buen surtido de horas de juego por delante, el sistema de control se mantiene casi inmutable con respecto a los pilares de la serie, brindando combates cuerpo a cuerpo en escenarios abiertos donde controlamos a un general acompañado por huestes aliadas con el objetivo de derrotar a otros militares de alto rango. Los movimientos y el estilo de lucha están ligados tanto al personaje como a las armas que porta, con ataques especiales en cuya ejecución influye la afinidad de nuestros aliados. También podemos desplazarnos y combatir a caballo aunque no se trata de un elemento muy reseñable.

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En cuanto a las novedades jugables de los personajes con respecto a la anterior entrega, se ha incorporado un nuevo ataque Musou por personaje –cada uno tiene un máximo de tres– y se ha añadido el modo Awakening, que incorpora otro Musou más al llenarse la barra y permite que los enemigos al morir dejen caer objetos más jugosos. Por otra parte, en los combates resulta interesante el sistema de afinidad de las armas, una suerte de piedra-papel-tijera con Heaven-Earth-People, que da un toque estratégico a los combates y que proporciona características adicionales como bloqueo del rival, facilidad para los contraataques, etc.   

Quizás el terreno donde más se note que este Dynasty Warriors 8 no está a altura de las circunstancias es en el aspecto técnico. Si bien es cierto que la serie para funcionar no necesita demasiadas florituras, resulta evidente que Omega Force no ha evolucionado lo suficiente su tecnología gráfica con respecto a las últimas entregas. Además, determinados detalles hacen que los entornos, los modelados de los personajes y las situaciones no solo estén por debajo de la media del género, sino que queden fuera de combate en lo que respecta a exprimir una máquina en estos momentos de cierre de generación y hasta resulten atrasados o poco cuidados.

La inteligencia artificial que controla a las masas de enemigos habituales en la licencia cumple su cometido, pero no resalta sobre la media. De hecho, se antoja clónica y anodina en según qué situaciones en las que nos enfrentaremos a coros de enemigos que se mueven al unísono esperando recibir golpes de nuestro personaje. Aquí se aprecia, además, un uso de las físicas que está lejos de sacar partido a la actual generación de consolas con movimientos, reacciones a los golpes y caídas que encajan más en una representación teatral de guión cerrado que en una guerra con golpes realistas. Se han corregido cosas, eso sí, pero todavía aspectos como estos resultan llamativos.

Decíamos que Dynasty Warriors 8 es un título extremadamente rejugable y así es; la cantidad de elementos que podemos desbloquear para tener el juego completo al cien por cien nos va a costar una buena cantidad de horas. También resulta atractivo la opción de jugar en cooperativo con colegas tanto en modo local como a través de Internet con otro colega más para completar tanto las misiones de la campaña. Todo un acierto para quienes busquen una experiencia de juego expandida sacando partido al multijugador.

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