Con más de veinte títulos a sus espaldas en esta misma serie, la compañía nipona Koei publica un nuevo Dynasty Warriors, saga con la que ha logrado grandes ventas a lo largo de más de una década. Tal cantidad de títulos, basados todos ellos en un clásico de la literatura China, empieza a obstaculizar las ideas de los diseñadores, que en esta nueva iteración no han sido capaces de extraer el potencial de las nuevas máquinas a su disposición. Así, esta sexta entrega apenas contiene novedades jugables de peso, salvo algún retoque menor de ciertos elementos de la gestión del personaje, así como otros detalles que comentaremos posteriormente. Ahora, basta con saber que esta vuelta de tuerca trae más combates multitudinarios, más campos de batalla repletos de líderes enemigos y sobre todo una plantilla de personajes bastante completa y variada.
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Mas allá de estas novedades, encontramos el mismo sistema machacabotones que tan popular ha hecho a la serie en su país de origen. Cientos de enemigos en pantalla, combinaciones casi inacabables de golpes y una jugabilidad que da poco pie a pensar son sus principales apuestas. Por desgracia, no es la primera vez que observamos algo así, ya que es exactamente lo que se viene repitiendo capítulo tras capítulo, en una reiteratividad alarmante que toca techo en este nuevo producto. Tampoco aparece excesivamente cuidado en el aspecto visual, bastante simplón y repleto de pequeños fallos. Esto queda patente al introducir el juego en la consola y comprobar, a todas luces, que no está a la altura de lo que se espera de un juego de Xbox 360 o PS3.
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Gráficos
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Enlazando con lo que comentábamos arriba, Dynasty Warriors 6 presenta un acabado visual que se podría calificar de obsoleto, mostrando pocas cosas que nos hagan pensar que estamos ante un juego diferente a los publicados para PS2 o Xbox. Pese a que la comparación es algo extrema, sirve para darse cuenta que, aunque muestra una ingente cantidad de enemigos en pantalla con un rendimiento fluido salvo en ciertas circunstancias, no sirve para impresionar al jugador. Encontramos modelos simplones y muy repetidos por el volumen de enemigos que se muestra. Más aún, los de los protagonistas tampoco acaban de deslumbrar pese a su notable mayor calidad. Las texturas de los mapeados y los entornos acusan una deficiente resolución, que muestra un universo triste y carente de vida, con colores extremadamente apagados y fríos.
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Y es que el juego no pasa de los 720p en ninguna de las plataformas, mostrando unos gráficos bastante mejorables en todos sus aspectos. Incluso el diseño de los niveles no llega a entusiasmar, siendo casi todos bastante parecidos y repetitivo. En este apartado tan solo nos gustaría remarcar la animación durante los combates, que enlaza golpes y movimientos del jugador con bastante fluidez y de forma bastante impresionante. Lamentablemente, en este sentido se ha perdido mucha variedad con la desaparición de los combos, aunque las técnicas del sistema Renbu también son dignas de verse en movimiento.
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Música y Efectos FX
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El repertorio sonoro se nutre, como casi siempre en la serie, de melodías plagadas de guitarras eléctricas, que poco tienen que ver con el ambiente histórico y de leyenda que destila la saga. Pese a ello, el resultado no es malo y escucharemos temas de auténtica calidad, aunque muy cortos y por ende repetidos una y otra vez. Por norma general se asocia un tema musical a cada escenario, de forma que la lista no es especialmente extensa. Las piezas no varían con el ritmo de la batalla, lo que siempre nos envuelve en un frenetismo bastante elevado, y que puede no coincidir exactamente con lo que vemos en pantalla. Del mismo modo, no parecen existir muchas canciones tranquilas, por lo que constantemente tendremos música enérgica acompañándonos, algo que puede llegar a cansar.
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Los efectos sonoros no destacan por encima de la música, sobre todo por que las voces copan casi el cien por cien del tiempo de juego, ya sea en gritos o en conversaciones entre los líderes de los grupos. En nuestra versión escucharemos los diálogos en perfecto inglés, sin opción para oír las voces originales en Japonés. Se echa de menos la posibilidad, sobre todo por que el juego viene perfectamente traducido al castellano. El incluido no resulta especialmente destacable, aunque está bien realizado y los personajes tienen el tono adecuado en sus expresiones. Conformándonos con la versión inglesa, resulta un punto bien resuelto pero que hubiera brillado más con la mencionada versión original.
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Jugabilidad
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Desde el primer momento se deja notar que esta nueva iteración no está destinada a aquellos desconocedores del trasfondo de la serie. Pese a la inclusión de una completísima enciclopedia, con toda suerte de datos y cronologías sobre los distintos aspectos del mundo en que se basa, nada de ello mejora la comprensión de las batallas. Eso si, se mantiene la filosofía de sus antecesores, por lo que agradará a sus incondicionales, aunque esta sexta parte sufre algunos cambios importantes en el combate. El llamado sistema Renbu toma el protagonismo en aras de ofrecer mayor variedad de golpes en función del nivel de carga de un medidor. Esto hace que los ataques de nuestro personaje varíen en función del nivel de dicho indicador, pero también hace que se haya perdido por el camino el habitual sistema de combos.
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Aclarando esto, ahora no existe la posibilidad de ejecutar diferentes movimientos mediante la combinación de ataque normal y ataque fuerte, sino que todos los ataques se hacen mediante uno de los dos botones, sin posibilidad de mezclarlos. En función del medidor estos ataques irán cambiando y haciéndose más potentes progresivamente. Un pequeño cambio que hace que repitamos una y otra vez el mismo ataque hasta que vamos derribando rivales y podemos ejecutar alguno más poderoso. También se ha modificado la gestión de los objetos del personaje y su potenciación, que ahora se hace mediante un árbol de habilidades. Al ganar experiencia nuestro héroe evolucionará y ganará puntos que podrá invertir en mejorías en dicho árbol. La experiencia nos llegará al resolver misiones secundarias y completar las tareas que se nos vayan encargando para cada campo de batalla.
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De forma idéntica a sus antecesores, contamos con un modo de juego libre y el archiconocido modo Musou, equivalente al modo historia. En él, elegiremos la leyenda de uno de los personajes disponibles, inicialmente tres, y nos dispondremos a afrontar su trama. Completadas las leyendas de dichos personajes iremos ganando la posibilidad de jugar con otros, hasta completar un elenco interesante, variado y bastante diferente en habilidades y armas. Adicionalmente, un modo desafío intentará alargar la ya moderada vida útil del juego mediante una serie de retos, ya sean basados tiempo o de acabar con cuantos más enemigos mejor. Suponen un añadido de considerable valor, junto al multijugador local que nos permite disfrutar la aventura junto a un amigo. Sin embargo, no existe la posibilidad de multijugador a través de Internet, lo que es un punto en contra en este sentido.
Por último, destacar negativamente la ausencia de desafío alguno por parte de otros enemigos que no sean los líderes. Los soldados de a pie, y hay muchos, se quedarán observándonos hasta ser machacados sin piedad por nuestra arma, en lo que es una I.A que roza lo esperpéntico en un producto de estas características. En conjunto, las batalla se vuelven monótonas a los pocos minutos de comenzar, por no comentar el caos de personajes moviéndose a nuestro alrededor y que en ocasiones llega a tapar al completo a nuestro personaje, dificultando mucho el posicionamiento y la visión del entorno. Más allá de innovar en la repetición de los mismos patrones una y otra vez, lo que más se echa en falta es un intento de renovación, de aportar nuevas ideas. Se ha intentado tímidamente, añadiendo la opción de subir escaleras, saltar muros para colarnos en fortalezas y nadar, de forma totalmente ridícula y poco creíble, pero no es suficiente.
Comparativa entre versiones
Habiendo probado ambas versiones hemos podido constatar extraños problemas de rendimiento, puntuales pero serios, en la de PlayStation 3. Extraños por que la máquina de Sony tiene capacidad más que suficiente para mover con soltura el motor gráfico del juego, pero parece ser que la optimización no es la mejor en el título. Más aún, estas diferencias de rendimiento con Xbox360 se acrecientan en el multijugador local, que resulta difícilmente jugable para los poseedores de una PS3. Es incomprensible que algo así pase, más aún cuando la consola permite instalar datos en el disco duro, que tampoco mejoran la solvencia al mover el título. Por ello, el juego en Xbox360 resulta más satisfactorio y fluido que en la consola de Sony. Más allá de estas diferencias no hemos encontrado cambio alguno entre ambos juegos.