Análisis de Dune Awakening, un soberbio MMO de supervivencia que borda la ambientación del universo creado por Frank Herbert

Las excelentes primeras impresiones que nos dejó Dune Awakening se han confirmado finalmente con el paso de las horas, estamos sin duda ante uno de los grandes lanzamientos del año y un nuevo referente dentro de los mundos persistentes online. El título de Funcom ofrece una descarnada experiencia que hará las delicias de los seguidores de este tipo de títulos, sabiendo además ser accesible de cara a los jugadores menos versados en este tipo de experiencias. Pero sobre todo, Dune Awakening es una sentida carta de amor al universo literario que el genial escritor Frank Herbert plasmara en sus libros hace ya un montón de años. Lejos de ser una excusa o telón de fondo para ofrecer un título genérico, absolutamente todo en Dune Awakening, desde su despiadada puesta en escena, su maravillosa ambientación y su única jugabilidad vienen determinados por su inspiración en uno de los universos de ciencia ficción más únicos y espectaculares que hemos podido disfrutar nunca.

Funcom nos ofrece un título que adquiere sentido al contemplarlo desde el prisma de las hostiles condiciones del planeta Arrakis donde se desarrolla, así como el trasfondo y el juego de poder generado en torno a la substancia más codiciada del universo del señor Herbert, la especia Melange. Si bien no todos sus componentes brillan de igual manera, Dune Awakening también destaca por ser un interesantísimo y variado amalgama de géneros jugables: la supervivencia es el pilar fundamental, pero también tenemos combate, rol, interacción de diversas formas con otros jugadores y gotitas de varios elementos más que en conjunción ofrecen una experiencia única. En última instancia, el mayor triunfo del juego es la forma magistral que tiene de plasmar el universo Dune a todos los niveles, con un respeto infinito a la obra en la que se basa y sabiendo a la vez separarse lo suficiente de la misma para ofrecer la mejor experiencia posible.

Estamos además ante una experiencia totalmente disfrutable para el jugador solitario, quién podrá gozar del título sin necesidad de interactuar con otros jugadores. Y a la vez, estamos ante un juego que se disfruta muchísimo compartiéndolo con amigos, ideal para el cooperativo. Y para rematar, estamos ante un mundo muy reactivo a las decisiones de los jugadores, que con alianzas, traiciones y movimientos políticos irán moldeando de manera orgánica los devenires del Arrakis de cada servidor. Disfrutable desde todos los prismas, ya sea a nuestro aire como ermitaños de este mundo desolado, o como miembros de un grupo, Funcom nos ofrece una experiencia digna de nuestro tiempo que nos dejará multitud de momentos inolvidables. Debemos destacar también el excelente lanzamiento del juego, muy cuidado y pulido, y si bien todavía hay cosas que mejorar y algún pequeño problemilla que no empaña la experiencia, Funcom ha realizado un lanzamiento muy limpio sin los graves problemas que han sufrido títulos similares, Conan Exiles de la propia Funcom sin ir más lejos.

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Nosotros somos el Mesías de Dune

De cara a ofrecer la mejor experiencia posible, para no estar sometida a las férreas ataduras de los acontecimientos de las novelas o las películas en ellas basadas, la desarrolladora noruega creadora del título se ha tomado ciertas licencias. La más importante, es plantear un universo donde Paul Atreides no ha nacido. La ausencia del mesías de Dune permite que sean los propios jugadores quienes den forma al complejo juego de poderes que surge en torno al control de la especia en el planeta Arrakis. Con ello, tenemos una trama que funde la mejor ciencia ficción con elementos de misticismo, que profundiza de manera muy compleja en las raíces mismas del lore de las novelas y que hará las delicias de los seguidores de las mismas. La pasión por el material en que se basa el juego es desmedida, y la cantidad de detalles, información y personajes de dicho universo es abrumadora.

Como es habitual en este tipo de juegos, al inicio del mismo podremos definir a nuestro avatar en su mundo, asignándolo a una de las Grandes Escuelas del Imperio, Bene Gesserit, soldado, mentat, maestro de armas y planetólogo, y dándole un pasado y trasfondo que determinarán su lugar en el mundo. La libertad para vivir nuestra propia aventura en Arrakis es total y absoluta, y cierto es que en los inicios del juego esto puede convertirse en un arma de doble filo. La falta de dirección y de una trama a seguir en los compases iniciales puede desconcertar a algunos jugadores, pero también es cierto que para quien busque vivir una aventura en un entorno inhóspito a su ritmo y con total libertad de decisión estará encantado con esta perspectiva.

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Y si los inicios pueden resultar desconcertantes, a mayores nada más comenzar nuestra andadura nos daremos de bruces con el adjetivo que mejor define el mundo de Dune Awakening, “hostil”. Arrakis es un planeta desolador, descarnado, adverso, despiadado. Es un planeta cuyo objetivo parece ser la erradicación de toda forma de vida sobre su superficie. El agua es un bien preciado y sumamente escaso en el desértico planeta, asolado por el brillo de dos soles de auténtica justicia. Como hemos comentado, la ambientación del juego no es una mera skin cosmética para ofrecer un título genérico. Si nuestro avatar permanece a la luz del día de forma prolongada, comenzará a deshidratarse, lo que se nos mostrará con un marcador en pantalla. Debemos estar atentos de tener refugio a la sombra en nuestras incursiones por la superficie si no queremos perecer de manera fulminante.

Todo ello será decisivo en nuestras incursiones en busca de recursos y nuevos asentamientos, ya que será imperativo vigilar nuestra hidratación y exposición solar. En ocasiones encontraremos cierto alivio en el rocío presente en la escasa vegetación del planeta, y a medida que descubrimos nuevos objetos tecnológicos podremos llegar incluso a recuperar agua de los cadáveres de enemigos caídos. En su afán por borrarnos violentamente de su superficie, Arrakis nos lanzará feroces tormentas de arena que resultarán inmisericordemente letales si no encontramos refugio de manera inmediata una vez se desata su furia.

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Y, por supuesto, si nos paseamos alegremente por la arenas de Dune seremos pastos de una de las figuras más icónicas de la saga, los grotescos y ciclópeos gusanos de arena que pueblan los desiertos. Atraídos por el sonido de nuestros pasos, será necesaria la fabricación de motos de arena u ornitópteros voladores para evitar ser engullidos por sus fauces en nuestros desplazamientos por el desierto. Todo ello conforma un bioma único, salvaje y despiadado donde la supervivencia adquiere un nuevo y arduo significado. Lo conseguido por Funcom a la hora de plasmar en pantalla y en jugabilidad el universo Dune es digno de los mayores elogios.

Divertidísima experiencia de supervivencia

Como hemos comentado, el núcleo jugable del título se apoya en varios pilares. Quizá el que más cojea sea el combate. Nos enfrentaremos a enemigos tanto cuerpo a cuerpo como con armas a distancia, contando con ataques de diversa potencia y parry en la corta distancia, y variedad de armas de fuego para los disparos. El caso es que ni uno ni otro se siente especialmente satisfactorio, pese a que iremos ganando habilidades la lucha cuerpo a cuerpo es una tanto tosca, y el combate con armas no termina de encandilarnos, complicándose mucho además cuando se añaden los escudos de energía a la ecuación. La escasísima variedad de enemigos y su deficiente inteligencia artificial no ayuda a que disfrutemos en exceso de los muy presentes enfrentamientos con enemigos. El combate no llega a ser un desastre, pero sí creemos que algún pequeño ajuste le vendría bien.

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El sistema de crafteo y obtención de recursos sí que es una auténtica gozada, el juego no está presentando continuamente nuevos artefactos que posibilitarán nuestra supervivencia en Arrakis, y nos tiene de aquí para allá recolectando los recursos necesarios para su fabricación. La cantidad de elementos que podemos fabricar es abrumadora, y todo ello tiene un impacto continuo en nuestra forma de afrontar y sobrellevar las duras condiciones a las que nos somete el juego. Otro elemento imprescindible en el juego es la creación de nuestra propia base de operaciones, a través de un sistema de construcción sencillo y a la vez lleno de posibilidades y profundidad, que nos permite realizar verdaderas virguerías arquitectónicas. Con tiempo y paciencia se pueden conseguir auténticas locuras, como hemos visto en las bases de otros jugadores presentes en nuestro servidor, verdaderas virguerías.

Para rematar, la exploración también resulta muy satisfactoria, nos estamos encontrando continuamente emplazamientos interesantes, y pese a lo que podría parecer en primera instancia al desarrollarse el juego en un planeta desértico, hay una buena variedad de entornos y zonas diferenciadas. Tendremos un hilo conductor a modo de misión principal que podremos ir siguiendo a nuestro ritmo, y podemos ir aceptando diversos encargos en tablones de misiones o directamente de ciertos personajes que nos vamos encontrando. Las misiones son las clásicas de este tipo de juego, debiendo acabar con determinados enemigos, recuperar algún objeto o material o visitar determinada zona para alguna actividad concreta.

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Durante el tramo inicial del juego, que viene a ser un tutorial gigantesco, la trama principal se presenta bastante difusa, y como ya hemos comentado deja al jugador de su mano, y se centra en presentar los sistemas y recursos principales a fabricar para sobrevivir. Este tramo se puede alargar sus buenas 40 horas, dependiendo del jugador. Y para llegar a completar todo el contenido de la historia y misiones secundarias nos vamos a ir fácilmente por encima de las 80 horas, siendo precisamente las 30 últimas horas donde se condensa lo más interesante de la trama.

Todo ello, sin considerar las múltiples vías diplomáticas a explorar y la infinidad de posibles alianzas que podemos formar con otros jugadores, teniendo dichas alianzas y la política construída a raíz de ellas una importancia capital en el devenir del servidor donde juguemos, los que posibilita la creación de un Arrakis único según cómo se los monten los jugadores. La cantidad de contenido ,actividades y posibilidades que ofrece el juego hace que fácilmente nos vayamos por encima del centenar de horas a poco que nos atrape.

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Donde sí son necesarios férreos ajustes es en el disparatado endgame, actualmente totalmente centrado en el PVP y donde todo se resulve en caóticos bombardeos de ornitópteros voladores que no suelen acabar bien y que rara vez merece la pena sufrir los diábolicos avatares del desierto profundo. Ahora mismo creemos que este es el punto crítico donde Funcom se deben poner las pilas si quieren que el título perdure en el tiempo,

La belleza del desierto más duro

A nivel técnico nos encontramos con un título competente, sin grandes florituras pero que luce muy bien en pantalla. La recreación de Arrakis es espectacular, con efectos muy chulos y buen detalle en los entornos, y el juego nos está ofreciendo de manera constante estampas de gran belleza. Los modelados de los personajes son correctos, podrían haber gozado de algo más de detalle pero funcionan bien. El juego presenta algún que otro pequeño bug y alguna aspereza entendible en un juego de este corte y magnitud, pero en general estamos ante un título estable y de buen rendimiento. Jugando con un I5 14600K y una gráfica Nvidia 5070, no hemos tenido problemas para ejecutarlo en resolución 4K manteniendo una tasa estable de 60 imágenes por segundo, con todas las opciones gráficas al máximo.

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En el apartado sonoro nos encontramos con un excelente banda sonora, muy ambiental y acorde al universo del juego, con piezas épicas y melodías que acompañan a la perfección a lo que acontece en pantalla. La labor de doblaje, en perfecto inglés, resulta muy profesional y competente, lo que nos deja un apartado sonoro de gran altura. El juego cuenta con la traducción al castellano de todos sus textos, por lo que el idioma no será obstáculo para disfrutar de una de las mejores adaptaciones de los libros de Frank Herbert

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