Otra vuelta de tuerca al universo de Mario Kart.

Desde que Mario Kart rompió moldes en Super Nintendo, no le han dejado de salir clónicos con mayor o menor fortuna, aunque casi siempre basados en otras populares franquicias. Ahora Digimon se suma a la moda con su propia digievolución motorizada, con mucha diversión, pero poca originalidad.

No cabe duda de que Mario Kart sentó las bases de un género de carreras que hasta la fecha no había tenido ningún claro exponente. El fontanero de Nintendo llegó, y el resultado fue tan divertido que la gente no podía dejar de jugar, de alabarlo, y por supuesto, de comprarlo.

Lo cierto es que la gran N dio en el clavo de lleno, como casi siempre hace; y en este mundo, donde la originalidad cuesta un riñón, las ideas se copian descaradamente en pos de unos beneficios rápidos y poco trabajados.

Desde luego no vamos a decir que la franquicia de Digimon esté poco trabajada, porque sería una grave falta a la verdad. Lo que sí es cierto, es que la originalidad en este nuevo juego de carreras con Digimons está muy lejos de 'evolucionar' el género.

Y la culpa no está en un aspecto, sino en todos. Prácticamente es como coger el juego original de Mario Kart, ya sea en su versión para Super Nintendo, o el posterior remake para Game Boy Advance, que si le cambiamos a los personajes y los decorados tendríamos el mismo juego.

Esto ofrece un punto positivo y otro negativo… por desgracia el negativo es el más pesado. El positivo es que la diversión se mantiene intacta, y por supuesto hablaremos de ella más adelante. El punto negativo es la total ausencia de novedades, lo que para todos aquellos que destriparon Mario Kart en su día, este juego no supondrá ningún aliciente.

En realidad hay un tercer punto positivo, pero es algo relativo: el factor Digimon. Si al jugador le va la idea, sus juegos, su serie de televisión, y en general todo el fenómeno que suponen. A fin de cuentas, siempre es algo que favorece su adquisición, pero si no es así…

Entrando en materia, y para todos aquellos que no hayan disfrutado de Mario Kart (¿pero habrá alguien?), comentaremos que éste es un juego de carreras, tan sencillo como divertido. Diversos personajes, en este caso los Digimons, corren montados en karts por varios circuitos cerrados a los que deben dar tres vueltas. Al final de cada carrera los primeros obtienen puntos, y tras un número de carreras, quien tiene más puntos gana un trofeo.

Hay varios torneos y varios trofeos por conseguir. Los circuitos tienen sobre ellos algunos extras que pueden ser recogidos al pasar por encima, y posteriormente usados. Tenemos turbos, misiles, escudos… etc.

Aunque antes hemos dicho que no hay novedades respecto al Mario Kart original, sí que hay que mencionar un par de novedades. La primera es el cambio de forma de los Digimons. Estos pueden evolucionar en 3 formas distintas pasando por las zonas correspondientes del circuito y reuniendo energía. Cuanto mayor es su forma, más duros son, más fuertes son sus ataques, y si cargan toda la barra de energía pueden hacer un ataque especial teledirigido.

La segunda novedad es la inclusión de los jefes finales. A pesar de que es un intento de dar aire fresco a un título que tiene cierto olor a rancio, no acaba de convencer. El concepto es meter al nuestro Digimon en un recinto cerrado con un enemigo muy poderoso, y con armas por todas partes. Hay que recogerlas para luego usarlas contra dicho enemigo. La idea no es del todo mala, pero no está bien resuelta.

Gráficamente, estamos ante un juego bonito, pero con reservas. Mario Kart también era bonito, pero mucho ha cambiado desde entonces. Ahora la formula se repite con los Digimon ocupando las posiciones de piloto dentro de los karts.

El juego, al ser de carreras, se realiza sobre una superficie plana que supone el suelo. Todo está pintado sobre ella, excepto los pilotos, los objetos y los obstáculos que son sprites en 2D sobre la pista de carreras. Para rematar la faena está el fondo, tan plano como todo lo demás. Básicamente es el mismo sistema que se usaba en Super Nintendo con el famoso Modo 7.

Los Digimon están bien realizados en cualquiera de las 3 formas que pueden asumir. Se reconocen perfectamente, pero el problema está en la animación. Al ser dibujos planos, la animación se realiza mediante diferentes dibujos, y estos por desgracia son pocos, lo que repercute en un movimiento demasiado a saltos.

El movimiento de la pantalla por lo menos sí es suave, tanto como el movimiento del suelo, pues ambos se producen al mismo tiempo. Los objetos que hay sobre el circuito no son muchos, pero ayudan a dar variedad y perspectiva.

Los temas de los circuitos son tan variados como en el título del fontanero, desde desiertos, hasta castillos, aunque son algo más cortos en cuanto a su longitud se refiere. Su colorido está bien sin llegar a ser lo mejor del género. Lo bueno es que siempre es agradable descubrir un nuevo circuito.

Además, su variedad no solo reside en su aspecto, sino también en su forma. A medida que los vayamos descubriendo, veremos como cada vez son más complicados, con zonas en las que cada vez es más fácil salirse de la pista y caer al vacío, perdiendo unos preciados segundos.

Los menús son completos y fáciles de navegar, con un montón de dibujos y esquemas sobre la situación del campeonato o de la carrera que vamos a realizar. Por último destacar positivamente la inclusión del castellano como idioma seleccionable.

El apartado musical es el punto negro del juego. Las melodías no sólo suenan de forma horrorosa, sino que su composición es descuidada y pobre, y no acompañan el desarrollo de las carreras, ni animan al jugador a pelear por la victoria.

Los efectos de sonido, al margen de su escasa originalidad en su composición, pasan completamente desapercibidos, en parte escondidos por la música, y en parte por los pocos que hay, y su escasa calidad.

La diversión de este juego es lo mejor que tiene. El problema, como ya se dijo, es que es una diversión calcada a la de otro juego, lo que le quita mucho mérito. Si alguien no disfrutó de Mario Kart, seguro que encontrará este título de lo más interesante, aunque siempre sería más apropiado hacerse con el original, a menos que se sea un ferviente seguidor de la saga Digimon.

El juego se controla de la siguiente forma: con la cruceta se conduce hacia derecha e izquierda. Con A y B se acelera y se frena respectivamente. Con L y R se lanzan los ataques y se salta. Con todo eso es más que suficiente para alcanzar el éxito en las carreras.

El uso del freno es realmente útil en las curvas cerradas, a menos que se controle de manera excelente el salto y el derrape, cosa que permite tomar las curvas casi sin perder velocidad, pero que puede hacer que nos salgamos de la pista. El salto, es algo más elevado que el de Mario Kart, lo que permite esquivar los obstáculos de la pista con más facilidad, pero hace algo más difíciles de controlar los derrapes.

A la hora de correr, para alzarse con la victoria es importante usar apropiadamente las armas propias, y las que se van encontrando. Lo malo es que ambas se usan con el mismo botón, por lo que no son acumulables. Cada Digimon dispone de un ataque especial que puede realizar si carga toda su barra de energía, pasando sobre las zonas adecuadas del circuito.

Pero además, también se pueden coger algunos objetos que hay sobre el circuito, y que otorgan armas menos poderosas, pero que se pueden usar en cualquier momento. Lo ideal es usarlas lo antes posible, pues si se carga la barra de energía, el ataque especial pasará a ocupar su posición, y se perderán.

Los modos de juego, abarcan desde la carrera simple, hasta la carrera para varios jugadores, pasando por supuesto, por el modo torneo. Aquí, del mismo modo que en Mario Kart, se plantean una serie de copas que a su vez se dividen en varios circuitos y un jefe final.

Los que llegan primeros suman puntos, y al final de todas las carreras de la copa, quien más puntos tiene se proclama ganador. Si es el jugador, podrá enfrentarse al jefe final tal y como se dijo al principio del análisis, y si le derrota, podrá acceder a la siguiente copa.

Digimon Racing es básicamente el mismo juego que era Mario Kart con los personajes de Digimon pilotando los karts, y con nuevos escenarios. Es básicamente lo mismo salvo por escasos añadidos que tampoco despuntan como la piedra filosofal de los videojuegos.

Eso quiere decir que estamos ante un juego divertido, pero que no ofrece absolutamente nada nuevo, ni a Game Boy Advance, ni al género de las carreras. Los seguidores de Digimon quedarán complacidos, pero el resto del publico quizás prefiera echarle el guante a algo más actual, o incluso a Mario Kart, que a pesar de todo sigue siendo un clásico imprescindible.