Demon Turf
- PlataformaPS57.2XBO7.2PS47.2NSW7.2PC7.2XBS7.2
- GéneroAcción, Plataformas
- DesarrolladorFabraz
- Lanzamiento04/11/2021
- TextoInglés
- VocesInglés
- EditorPlaytonic Games
Demon Turf, análisis. Un alocado viaje a través del inframundo
¿Plataformas? ¿puzles? ¿minijuegos? Todo es posible en lo nuevo de Fabraz y Playtonic. Exploramos un lugar inhóspito y os contamos nuestra experiencia.
Fue anunciado durante el IGN Summer Game Fest 2020, y un año y medio después, Demon Turf ha debutado recientemente en PC, PS5, PS4, Xbox Series X|S, Xbox One y Nintendo Switch. Puede que su llegada no haya hecho demasiado ruido, pero su premisa es más que suficiente para que aspire a hacerse un hueco entre los seguidores de los plataformas 3D. Esos que comenzaron a llegar en tiempos de PlayStation y Nintendo 64.
La aventura nos lleva al Inframundo controlado por organizaciones que mantienen sometido al pueblo. Nosotros, en la piel de una joven demoníaca que atiende al hombre de Beebz, trataremos de poner orden en la ciudad… y de conseguir el título de Reina del Inframundo. Ayudar a los demás no está reñido con tener ambiciones en la vida, ¿no? En cualquier caso, más allá de una puesta en escena que no deja indiferente a nadie, lo primero que nos llama la atención es la decisión de explorar entornos tridimensionales con personajes y sprites 2D.
En la variedad está el gusto
Si hay algo que nos ha conquistado tras completar Demon Turf es, sin lugar a dudas, el derroche de ideas que pone sobre la mesa. Porque el título de Fabraz y Playtonic siempre intenta explorar los confines del género. Y lo consigue. Misiones secundarias que nos encomiendan los habitantes del Inframundo, puzles que requieren el uso de físicas, arenas de combate en las que debemos hacer frente a numerosos enemigos bajo determinadas circunstancias, expediciones submarinas, minijuegos… No hay tiempo para aburrirse; el juego bebe de clásicos como Banjo-Kazooie o Spyro the Dragon, entre otros, pero también trata de ofrecer algo nuevo en todo momento.
Por supuesto, en la coctelera de ideas no faltan los ingredientes clásicos del género como la recolección de objetos, los desafíos plataformeros y la necesidad de volver a zonas ya visitadas para hacer uso de nuevas habilidades de exploración. En este sentido, hay que decir que el juego cumple su papel como plataformas, pero tampoco destaca especialmente en ninguna de sus facetas. No obstante, la forma en que las combina con todo lo mencionado arriba termina dando lugar a un resultado bastante satisfactorio; es un título que divierte y siempre se guarda algo con lo que sorprender.
Guardar partida: una mecánica más
Como si de un plataformas de la época de los 90 se tratase, Demon Turf no es precisamente un ejemplo de benevolencia a la hora de castigar al jugador. Los errores se pagan, y un salto mal medido, un ataque que no acierta en su objetivo o el mero hecho de no comprender bien algún rompecabezas, son más que suficiente para que tengamos que repetir una sección completa. Es algo que puede llegar a ser frustrante, si no fuese por la presencia de una de las mecánicas más originales del título: el sistema manual de puntos de control.
Mediante la colocación de una bandera, tenemos la oportunidad de crear nuestro propio checkpoint con —casi— total libertad; si decidimos alzar una de ellas justo antes de un salto exigente, podremos enfrentarnos a él con la seguridad de que, en caso de sufrir una caída mortal, inmediatamente volveremos a la bandera. Nos ha parecido una idea muy interesante, sobre todo al comprobar el acierto con el que ha sido implementada. No solo es un recurso limitado que debemos dosificar con cuidado; también hace las veces de punto viaje rápido. En otras palabras: podemos saltar entre banderas en cualquier momento.
Ambicioso y modesto a la vez
El conjunto jugable, la variedad de ideas y lo hilarante que resultan algunas de sus historias nos ofrecen una experiencia muy distinta a lo que normalmente encontramos en el género. En este sentido, podemos decir que se trata de un título ambicioso a la hora de plantear algo nuevo a los jugadores. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce; algunas de sus costuras, propias de una producción humilde, saltan a la vista a menudo. Por un lado, el sistema de control no es del todo preciso, pues la inercia de las caídas comprometen los saltos más ajustados. No son acciones desafiantes tanto por la manera en la que se han medido, sino por las imperfecciones a la hora de manejar a Beebz.
Tampoco podemos obviar el diseño del mundo, que nos deja un ligero sabor amargo debido a sus irregularidades. Es cierto que la dirección de arte acierta de pleno al mostrarnos una visión muy particular del Inframundo, pero también lo es que la monotonía ambiental y lo vacíos que están algunos de sus escenarios ponen en peligro lo que podría haber sido un viaje inolvidable. El apartado gráfico cumple y el rendimiento es correcto, y aunque valorar el aspecto de una obra es algo muy personal, la repetición de la paleta de colores no ha terminado de convencernos, a pesar del esfuerzo del estudio por llevarnos a través de alguna que otra zona donde consigue brillar puntualmente.
Conclusión
Demon Turf es un juego muy interesante gracias a lo peculiares que resultan algunos de sus elementos. Por un lado, la combinación de personajes en dos dimensiones y un entorno tridimensional le brinda personalidad propia. Por otro, sus mecánicas y la variedad de situaciones dan lugar a que pueda ir un poco más allá de las reglas básicas del género y aporta frescura. No es perfecto; es una producción menor y algunos elementos no funcionan del todo bien, pero es original y cuenta con argumentos suficientes para convertirse en una pequeña sorpresa para cualquier jugador que busque algo diferente.
Lo mejor
- La variedad de mecánicas y situaciones
- El peculiar apartado gráfico y la mezcla de 2D y 3D
- La interesante mecánica para guardar partida
Lo peor
- El control, un poco tosco e impreciso
- Algunos escenarios, vacíos y poco inspirados
- La ambientación es demasiado repetitiva
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.