Delta Force ha vuelto

El original Delta Force, que apareció entre 1998 y 1999, me maravilló. Eran los principios de lo que se llamó acción táctica en primera persona (aunque el concepto se ha perfeccionado mucho desde entonces. Delta Force 2 fue decepcionante, ya que dejaba pequeño cualquier ordenador del mercado, incluso el más novedoso. Sin embargo, Land Warrior era todo lo que los fans habíamos pedido; la ilusión duró poco más de 2 años, cuando llegó Task Force Dagger. Pero la renovamos rápidamente con Black Hawk Down.

Siguiendo la cadena de acontecimientos (alternando un juego bueno y otro no tanto), Xtreme debería ser otro de aquellos títulos que uno se ve obligado a bajar del 5. Pero no es el caso. Novalogic ha realizado un remake del Delta Force original, pero con algunas reservas. Y no lo digo en el sentido peyorativo de la palabra remake, que generalmente produce urticaria en la mayoría de usuarios. Xtreme cumple bastante bien y, por encima de todo, es divertido.

Todos los modelados, desde las armas hasta los personajes y pasando por vehículos, árboles, orografía del terreno, etc. están realizados con bastante corrección. Jugando con todo a tope hay bastantes momentos en que la inmersión que se consigue es bastante buena, sobretodo cuando vamos arrastrándonos con un rifle de francotirador y la hierba nos rodea.

La física ha seguido una evolución desde Land Warrior y lo cierto es que responde bastante bien al comportamiento de las armas, aunque se nota el poco trabajo que en cierto modo han recibido los vehículos. En cierto sentido, muchas cosas de las que se escribieron para Joint Ops sirven para este juego, desde el motor empleado para moverlo (el de Black Hawk Down) hasta el modelado de personajes o los efectos de sonido.

Los mapeados siguen igual de extensos que de costumbre, lo que implica que la mayoría de escenarios no son óptimos para ser jugados en 1 contra 1. Incluso con 32 jugadores simultáneamente, el motor aguanta bien y no pegó tirones en mi 9800PRO en ningún momento, ni tan siquiera en las vistas aéreas producidas por los saltos en paracaídas con multitud de efectos en pantalla que contemplar.

Y ya que hablamos de efectos cabe reseñar algunos buenos detalles de buen sabor de boca que deja Xtreme tras de sí: basta con derribar un helicóptero en pleno vuelo para confirmar lo que digo. O empezar a disparar con nuestra ametralladora y contemplar los estragos que causa en las plantas y árboles que están en nuestra línea de fuego. Puede que nadie deba preguntarse qué fue del árbol que cayó (ya que desapareció) pero el primer efecto es muy visual y cumple bastante bien.

Lo que sigue sin estar demasiado a tono es el diseño de personajes (aparte de la IA de la que hablaré más tarde). Hay muy poca variedad de enemigos a los que disparar y los escenarios, aunque gigantescos, resultan bastante repetitivos. Lo mismo con las construcciones que encontramos en el juego: parece que en Novalogic no hay un diseñador de interiores que les ayude a darse cuenta de que no todas las casas son iguales en todos los juegos, por ejemplo.

Todos los efectos de las armas están realizados muy correctamente y el ruido de los enemigos (aunque bastante repetitivo de nuevo) también es convincente, y esta vez ya están corregidas las alteraciones de volumen que producían incoherencias en el juego (como escuchar a un enemigo que estaba a 100 metros como si estuviera pegado a nuestra oreja).

El juego está completamente en inglés, o por lo menos la versión que ha llegado a nuestro poder. No es que se necesite saber mucho para jugarlo, es cierto, pero el poco diálogo en forma de briefing que recibimos al empezar las misiones podría haberse traducido como se hizo en Joint Ops, por ejemplo. De nuevo, insisto, en este caso no es un punto fundamental pero la verdad es que no cuesta nada hacer bien las cosas.

Según Novalogic, básicamente estamos hablando de un juego de acción táctica en primera persona, o por lo menos así se le empezó a llamar desde un buen principio. La realidad es que de táctica tiene bastante poco y estamos más ante un shooter al uso; Delta Force se parece más a Far Cry que no a Rainbow Six o a Full Spectrum Warrior, eso es evidente. Y no, el hecho de que llevemos escuadrón no es determinante en este caso.

Interpretamos el rol de un soldado de infiltración de élite de los Estados Unidos; al principio de cada misión escogeremos un equipamiento determinado (arma principal, secundaria, tipo de detonadores, etc.) y nos lanzaremos al combate. Obviamente el punto de mira controla la posición de disparo aproximada, ya que cada arma tiene una precisión distinta, y el objetivo consiste en desplazarse de A hacia B con cualquier medio que esté a nuestro alcance.

El desarrollo es bastante sencillo, además. Nuestro escuadrón, en caso de disponer de más de un acompañante, es absolutamente autónomo y no precisa de nuestra ayuda en ningún momento. Además, la mayoría de veces está desperdigado en posiciones muy alejadas a las nuestras y tendremos que reunirnos con él al final de la misión. O sea, que nuestra principal ocupación consiste en destruir todo lo que se mueva y que no tenga una cruz en el punto de mira.

La inteligencia artificial de los enemigos, una vez más, deja que desear. No entiendo bien el por qué pero es una lacra que arrastra la serie desde sus primeros tiempo. De nuevo me he visto en la situación de enemigos que aciertan a un kilómetro de distancia y fallan sus disparos a quemarropa. O encontrarme a un enemigo al entrar por la puerta que me da la espalda, dispararle y que no se entere… en fin, un punto negativo que hay que mejorar.

Acertar con la elección del arma es fundamental, está claro. Ametralladoras pesadas para fuegos de cobertura o el magnífico rifle de francotirador para acabar con enemigos desde la lejana colina. Teniendo en cuenta las necesidades de la misión, la herramienta escogida significa la diferencia entre la vida o la muerte. Sin embargo, morir no significa el fin de la partida, sino que podemos revivir perdiendo los puntos de experiencia (puntuación llana y pura) acumulada en la misión y hacer 'respawn' con los enemigos ya eliminados hasta el momento de nuestra muerte.

El control de vehículos también forma parte del juego, aunque realmente se aprecia en su vertiente multijugador. En la campaña de un solo jugador básicamente servirá para llevarnos de un lado a otro intentando acabar con la mayor cantidad de enemigos por el camino. Pero en unas 6 horas de juego es posible haberlo completado todo sin mayor problema y entonces… entonces es el momento de empezar con el multiplayer.

Aunque las sensaciones en el multiplayer son bastante caóticas, lo cierto es que es cuando DFX alcanza el clímax de sus posibilidades. Subirse a un helicóptero pilotado por un compañero mientras tus colegas intentan abatir a los enemigos y otros jugadores disparan el bazooka en tu dirección, las balas silbando o aquel soldado que escapa milagrosamente con su moto de una bala dirigida a su cabeza… es cuando uno se siente inmerso en la batalla.

Al igual que pasó con entregas anteriores, las mejores experiencias se consiguen de este modo. En determinadas partidas es cierto que hay lag intermitente, y con una conexión de 2Mb no creo que fuese problema mío, sobretodo cuando pilotamos un vehículo. Pero por regla general el juego responde bien en todo momento incluso con partidas llenas hasta el tope.

Deathmatch solo y por equipos, capturar la bandera, rey de la colina y rey de la colina por equipos son los modos incluidos hasta el momento, con la actualización 1.6.5. Recordad que los puntos de experiencia ganados aquí por abatir enemigos influirán en una tipo de rango que en teoría fomenta el reconocimiento entre tus compañeros y que en la práctica no sirve para nada.