Golpes, dinero y música Rap

Introducción

El sello discográfico Def Jam vuelve a sorprender con un nuevo título de lucha que mezcla sonido y raperos de renombre a partes iguales. Siguiendo la línea habitual en sus producciones del mundo del videojuego, los combates entre celebridades resultan uno de los mayores atractivos, en esta ocasión complementado con un apartado técnico de auténtico lujo.

Nombres como The Game, Fat Joe, Sean Paul, Ghostface Killah, Ludacris, clásicos entre los aficionados a la música rap, sirven como personajes protagonistas de esta nueva entrega. En total un plantel de 21 personajes de renombre junto a un pequeño abanico de luchadores anónimos, sacados directamente del modo historia. Algunos de ellos repiten aparición desde el anterior Fight for NY, como en el caso de Ludacris, Method Man o Sean Paul, entre otros.

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Los responsables del espectacular Fight Night Round vuelven a sorprender en DJ:Icon con un apartado visual simplemente magistral. El cuidado puesto en el plano técnico llega a cotas elevadísimas, dando como resultado una fotorrealista representación de todos los elementos. Desde escenarios a efectos visuales, pasando por los luchadores, todo se ha trabajado con el máximo detalle para lograr una puesta en escena de primera.

El modelado de los personajes consigue trasmitir la personalidad de los raperos originales, siendo perféctamente reconocibles los rostros de Ludacris, Big Boi y compañía. El editor de personajes nos permite crear nuevos combatientes, configurando una enórme cantidad de parámetros. Así, podemos cambiar desde los rasgos físicos y la complexión hasta cualquier tipo de complemento de ropa que podamos imaginar, incluyendo joyas, tatuajes o cualquier otro adorno.

El tratamiento dado a los escenarios es, como decíamos anteriormente, de un nivel muy alto. Todos poseen múltiples elementos que pueden golpear a los luchadores, además de multitud de objetos susceptibles de ser destruidos. Al igual que los personajes, los entornos se irán degradando según progresen los combates, pudiendo quedar totalmente destrozados. El mayor problema en este aspecto es que solo se han incluido ocho zonas, muy trabajadas, pero insuficientes a todas luces. Podremos elegir desde un ático con gran cristalera y chimenea a una gasolinera, pasando por un club nocturno, un despacho de abogados o un plató de televisión, entre otros.

Los efectos visuales resultan simplemente brillantes, destacando la muy lograda representación del fuego y el agua. Se han utilizado filtros de color durante los combates, aunque puede que no sean del agrado de todos los usuarios. Además de como meros elementos decorativos, el cambio de los tonos de color en pantalla sirve para marcar la canción que suena en cada momento e indicar a cuál de los personajes pertenece dicho tema. También se modificará el color cuando nuestro luchador tenga el marcador de vida bajo, algo útil como advertencia si tenemos oculto este marcador durante el combate.

Sonido y Efectos FX

Además del papel de los temas como mera banda sonora, el uso de la música como interfaz para controlar el escenario resulta sorprendente. Pese a que al principio puede resultar bastante confuso, cuando se comprende la mecánica de retroceso y avance de las canciones, así como la del scratch, podemos conseguir que el entorno sea un arma más de la que sacar partido. Los efectos sonoros implementados para las acciones de DJ resuenan perfectos, siempre que realicemos los movimientos adecuados con los sticks.

La posibilidad de acceder a los contenidos del disco duro permite cargar cualquier tema que deseemos y manejarlo del mismo modo que se hace con los propios de la banda sonora. Al hacerlo se nos permite seleccionar un estilo musical,  con el fin de delimitar el tempo de la canción y activar el escenario periódicamente de acuerdo a un patrón predefinido. Esto aporta un valor interesante de cara a la rejugabilidad, aunque hubiera resultado curioso poder utilizar nuestros temas en cualquier modalidad de juego.

El trabajado repertorio visual contrasta ligeramente con una jugabilidad que no llega a cuajar debido a limitaciones en el modo principal. Esto ensombrece el resultado definitivo, siendo un lastre demasiado pesado a pesar de presentar una realización técnica impecable. Incluso contando con famosos raperos en plantilla, Def Jam: Icon acusa la falta de recursos cuando vamos pasando horas gestionando la vida de nuestro personaje, aún con la posibilidad de disputar combates mediante el servicio de juego en red de la consola.

La trama del modo historia gira alrededor de la construcción de un sello discográfico, para el que tendremos que hacer las veces de productor y matón. Desde nuestra casa iremos gestionando el progreso de los artistas que vayamos reclutando, mientras mantenemos alejada a la prensa y a cualquiera que ose molestar a nuestros protegidos. Mediante un interfaz simple y sencillo podremos acceder a los correos electrónicos del personaje, comprar accesorios de vestir para ir a la moda o movernos entre las distintas misiones que se nos vayan asignando. Una vez elegida una misión, será tan fácil como ir y acabar con el oponente en una pelea cara a cara. También deberemos atribuir inversiones económicas en publicidad, así como llevar las cuentas de lo que venden nuestros discos.

En la limitada cantidad de escenarios existen peligros de muchos tipos, desde chimeneas que expulsan chorros de fuego hasta coches que derrapan y golpean con el lateral. La música será el factor determinante en su comportamiento, por lo resulta clave el manejo de este elemento. El resto de controles se dividen entre golpes fuertes o rápidos, ataques direccionales y lanzamientos. Los dos  últimos tipos se realizan mediante el stick analógico derecho, siendo muy intuitivos una vez hemos comprendido la mecánica. Los estilos de lucha existentes determinan qué golpe se asocia a cada movimiento de la palanca analógica o a la pulsación de los botones, siendo los movimientos iguales para todos.

Asimismo, los personajes tienen la posibilidad de realizar acrobáticas esquivas y contraataques si conseguimos detener un golpe mediante un bloqueo bien dirigido. Las estrategias en los combates se apartan mucho del clásico machacabotones, debiendo conocer las posibilidades de nuestro luchador antes de enzarzarnos en un cuerpo a cuerpo a lo loco. Aprovechar los elementos dañinos del escenario mientras acorralamos al rival en las zonas de peligro supone la mejor estrategia para acabar los combates por la vía rápida. Lástima que a la larga se acabe abusando siempre de los ataques con el escenario y los golpes cuerpo a cuerpo pierdan gran parte de su potencial.

Además, el reducido número de escenarios hace que resulte tedioso combatir siempre en los mismos lugares, echándose en falta algo más de variedad. Pese a que pueda parecer una causa secundaria, en un juego donde los escenarios tienen tanto peso, este factor resulta determinante para la diversión. También hay alguna incoherencia a la hora de combatir, como que un jugador con la barra de vida vacía no caiga abatido hasta que conseguimos realizarle un movimiento que le proyecte directamente al suelo.