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Dark Void Zero

Dark Void Zero

Rise On!

Capcom no se conforma con llevar su nueva franquicia a la sobremesa actual, sino que apuesta sobre seguro en el canal DSiWare de la pequeña consola de Nintendo con un producto que busca recuperar el espíritu de las producciones de acción de principios de los noventa, todavía con su peculiar aspecto 2D y el característico espíritu à la Metroid que hará las delicias de los que sumen varias primaveras en esto del ocio electrónico.

Nota: Pese al idioma de las imágenes, el juego está íntegramente traducido al castellano.

Que las buenas propuestas no siempre triunfan en sobremesa es un hecho que, por desgracia, hemos venido sufriendo durante demasiado tiempo. Las compañías aciertan en la temática que utilizan, aunque no siempre dan en el blanco a la hora de elegir un formato adecuado para transmitir esa buena idea que se ha preparado durante años y que finalmente ve la luz bajo la atenta mirada de los usuarios y de la prensa especializada. Un ejemplo que sostiene lo aquí expuesto se encuentra en las pieles de Dark Void, que pese a la exagerada cantidad de recursos invertidos, se quedó a medio camino entre la espectacularidad prometida y la acción de siempre. Fueron los fallos los que empañaron la obra de Capcom y no su propuesta, dos aspectos que hay que saber diferenciar antes de focalizar nuestra atención en el objetivo que cumple el título que hoy analizamos.

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Parece que, conscientes de que tenían algo bueno entre mano, la compañía japonesa se decidió por promocionar un proyecto poco común en los tiempos que corren: utilizar el sistema tradicional de las plataformas bidimensionales para explicar los antecedentes argumentales de la obra que recientemente llegaba al mercado. Esto de explicar los antecedentes, el pasado de una franquicia que acaba de nacer, es un movimiento que se ha puesto de moda en nuestros días y que pretende (como vimos en el caso de Assassin's Creed, entre muchos otros) explotar el filón que deja tras de sí el hype. El resultado no siempre acompaña en cuanto a ventas se refiere, pero al menos se consigue asentar en el mercado una licencia que hasta hace pocos meses nadie -o casi nadie, dejando de lado a los acérrimos de la acción- conocía.

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Tal vez por este motivo sorprendía a propios y extraños la peculiar iniciativa de Capcom. ¿Por qué no tomar los rasgos característicos del original, adaptarlos a las bondades de Nintendo DS y a continuación promocionarlo como una obra de culto diseñada para un público específico? No es la primera vez que se ve semejante planteamiento. La diferencia radica en el contexto, en la situación que ha rodeado el lanzamiento de este Dark Void Zero en exclusiva para el canal de descargas de DSi, que llevaba algún tiempo de capa caída a falta de lanzamiento que realmente justifiquen prestar atención a las propuestas de DSiWare. En esta ocasión, Capcom se ha propuesto convertir este juego de acción en un clásico bidimensional que como primera toma de contacto exige al usuario una demanda ciertamente inusual: soplar el ‘cartucho' para que funcione en nuestra consola. La portada, réplica de los tiempos de NES, sólo confirma por dónde van los tiros.

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Espíritu clásico
La esencia de Dark Void Zero es similar a la de los clásicos abanderados del género de la acción de 8bits, léase el caso de Contra o Metroid. En estos dos títulos se fija, tomando referencias que se ponen de manifiesto a medida que avanzamos en la aventura. El jugador toma el rol de Rusty, una especie de mensajero espacial (en pruebas) que debe infiltrarse en la base de Los Vigilantes, una raza alienígena que durante décadas ha puesto en jaque a la humanidad. El único motivo que les ha impedido dominar el planeta Tierra ha caído, por lo que el ataque parece inminente. Justo en este momento aparece La Resistencia que pone a Los Vigilantes en su sitio, aunque sin lograr erradicar por completo la amenaza. El arma secreta que emplea el enemigo es el objetivo principal del ejército, moneda de salvación de la raza humana.

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El problema es que ninguno de los héroes de armas ha logrado acercarse siquiera a las cercanías de la base enemiga. Ahí es donde entra en juego Rusty, el personaje al que controlamos en todo momento y sobre el que recae el peso del destino. La trama, muy superflua y meramente decorativa, supone poco más que un trasfondo para que el jugador tenga una ligera idea de qué está persiguiendo, más allá del típico complot que va camino de llevarse por delante a la sociedad tal y como se conoce hasta la fecha. La ambientación nos sitúa en un mundo desolado, entre la evolución tecnológica y la amenaza alienígena. Entre fase y fase aparecen viñetas que se encargan de narrar la evolución de la historia (por así decirlo), aunque como decimos la relevancia de la trama es nula. 

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Dark Void Zero es, por lo tanto, un título destinado exclusivamente a los amantes de la acción pura y dura. Poco o nada va a aportar a aquellos que esperen una obra reflexiva o que invite a comprar sin pensárselo dos veces el original de sobremesa. Nada más lejos de la realidad, esta precuela utiliza mucho mejor los recursos con los que contaba el original, aunque lo hace empleando un sistema totalmente distinto. La puesta en escena es la misma desde principio a fin; el usuario controla a un soldado por escenarios en 2D en los que debemos adquirir power-ups con los que evoluciona el poder de ataque del personaje al que controlamos. El juego se divide en tres mundos donde la ambientación se representa por medio del cambio de la paleta de colores que se emplea. Exactamente igual que hace dos décadas, si bien con el apoyo de las nuevas tecnologías que permiten mucha más nitidez, tanto en lo que respecta a la imagen como a la calidad de sonido.

En la pantalla superior observamos un mapa general del escenario en el que se indica la localización de nuestro objetivo, así como la vitalidad que nos queda (con un total de 100 puntos, lo que permite recibir varios impactos sin la extrema dificultad de los juegos originales de la época) y el armamento que estamos utilizando en cada ocasión. La utilidad del mapa es relativa, ya que no permite orientarnos de forma útil, aunque sí acceder de un punto a otro del escenario en el que estamos explorando sin opción a perdernos por el camino. El hecho de que Capcom haya tratado de recuperar la jugabilidad tradicional no implica que el jugador tenga que sufrir las taras de los juegos de aquella época, un factor que se observa a poco de comenzar a jugar, especialmente si nuestra andadura en los videojuegos comenzó en la época de NES.

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Los movimientos de Rusty son tan suaves como intuitivos, al menos en lo que respecta al apuntado, que permite las diagonales, así como el uso del pequeño jet-pack que el héroe pone a sus espaldas en momentos determinados de la aventura. En este sentido existen dos formas de controlarlo; la primera, planeando, lo que nos permite volar y atacar a los enemigos que se sitúan en zonas inaccesibles del mapa; la segunda, impulsándonos hacia arriba (lo que nos salva de alguna que otra situación de riesgo). Se dominan en cuestión de minutos y ponen el factor de habilidad de cara a no perder la vida en la situación más impropia. Esto es así por culpa de la mayoría de objetos secundarios (caso de las esferas) que nos harán sudar la gota gorda para ser recorridos y, por ende, tratar de exprimir el título al 100% de sus posibilidades.

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Un reto a tu medida
Dark Void Zero cuenta con tres niveles de dificultad: fácil, medio y difícil. Cada uno hace honor a la palabra que representa, siendo el más indicado para los acérrimos del género el difícil, ya que en él nos cansamos de batallar contra enemigos y se exige una habilidad mayor para superar los retos que propone el juego. Dada la corta duración del mismo (algo que no se puede criticar si tenemos en cuenta el precio al que se ha puesto a la venta, 500 míseros puntos Nintendo) es recomendable optar por empezar en la dificultad más elevada para tener motivos que justifiquen encender la consola. La cantidad de objetos secundarios también contribuye a fomentar la necesidad de  volver a jugar cada escenario varias veces, lo que de paso nos ofrece la posibilidad de disfrutar del genial diseño de niveles que se ha sacado de la manga la compañía japonesa.

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Para completar la oferta del juego, no se puede perder de vista el ranking general que nos ayudará a competir contra nuestros amigos por la mejor puntuación en cada escenario (donde se compute la dificultad, la cantidad de enemigos eliminados, objetos secundarios adquiridos y demás). Sólo por el hecho de combatir obligatoriamente frente a un Final Boss a la finalización de cada nivel vale la pena enfrentarse a un título bastante exigente en lo que a habilidad se refiere, dando oportunidad a todos los usuarios, independientemente de su experiencia, de pasar un buen rato disfrutando del título. Incluso la música acompaña (con posibilidad a quitarla desde el menú de pausa): puede que las melodías sean las de siempre, pero se agradece la variedad de tonalidades y la calidad que ofrecen la misma en lo que se refiere al resultado final.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.