Culdcept Revolt
- Plataforma3DS6
- GéneroRPG, Estrategia
- DesarrolladorOmiya Soft
- Lanzamiento06/10/2017
- TextoInglés
- EditorNIS America
Culdcept Revolt, análisis Nintendo 3DS
NIS y Omiya Soft traen al catálogo de Nintendo 3DS una mezcla profunda entre RPG, juego de tablero y cartas. Culdcept Revolt supone el desembarco de la saga Culdcept en Europa para su 20 aniversario.
Una veterana saga aterriza en Nintendo 3DS
La saga Culdcept cumple la veintena con su desembarco europeo a través de Culdcept Revolt para Nintendo 3DS. NIS publica el nuevo trabajo de Omiya Soft, el estudio que durante décadas lleva a cargo de esta mezcolanza de juego de tablero en el sentido más clásico, cartas y RPG. Un encuentro sorprendente sobre el papel, que obliga, sin embargo, a comenzar hablando por el convencionalismo. La tradición del JRPG una y otra vez nos ha enfrentado de bruces con la amnesia retrógrada. En lo cotidiano, la amnesia retrógrada resulta un fenómeno afortunadamente poco frecuente entre la población, pero en los universos de fantasía diseñados por la pluma japonesa se impone como el gran recurso narrativo. Grande por su frecuencia, y justo por lo frecuente también indeseable. Si pensamos en el desarrollo de una trama como un camino de altibajos, posiblemente uno de los puntos álgidos habría de estar en el primer contacto, para encandilar al que se sienta a los mandos. Comenzar con la amnesia es, a estas alturas, probablemente la peor manera de asentar un inicio.
A eso nos enfrenta Culdcept Revolt, cuyo protagonista, un desmemoriado más, se une a un grupo de rebeldes para enfrentarse al tiránico régimen del conde Kraniss. El cliché no termina en la falta de recuerdos, sino que la tropa de personajes recoge, uno por uno, el clásico básico del género. No faltan los inocentes entusiastas que con su actitud anodina y descontextualizada rompen cualquier vano intento de aportar dramatismo o tensión en algún momento del desarrollo. De nuevo, la sensación íntima de leer la misma historia que tantas veces se ha visto en videojuegos previos, y de nuevo en un universo de fantasía genuinamente reconocible. Justo por esa sensación de deja vu, el camino de nuestro grupo heróico cae en lo predecible, haciendo que los giros narrativos convenientemente escondidos salten a la vista mucho antes de su aparición. De alguna manera, el jugador tiende a caminar un par de pasos por delante de los acontecimientos que esperan a este grupo pintoresco. Clichés en el conjunto protagonista, y también en el antagónico. Sin embargo, la infamia parece más atractiva que la bondad, y entre los malhechores se encuentran también las personalidades con mayor destello en esta historia.
En Culdcept Revolt el protagonismo de la propuesta no recae sobre hilo conductor de la trama, que sirve como simple excusa para hilar combates. Sin embargo, la cantidad de líneas de texto -en perfecto inglés- resulta por momentos abrumadora, exigiendo comenzar a hablar justo por aquí. Por otro lado, este elemento narrativo, por tópico y por predecible, se impone también la peor parte del videojuego.
El sistema de combate como elemento nuclear
Por fortuna, el núcleo de Culdcept Revolt está en los enfrentamientos, donde acudimos a una fórmula trabajada durante décadas. Además del modo historia, pronto se desbloquean modos directamente enfocados al combate, tanto contra la CPU como en multijugador. Habría que retrotraerse, en este punto, a los tiempos de Sega Saturn y la primer PlayStation, donde se encuentra el origen de esta franquicia. Con Omiya Soft ya en el desarrollo, comienzan a asentarse las bases de una saga de larga tradición, y también largamente desconocida en nuestras fronteras. Allá por los ‘90, en un momento en el que el género RPG imperaba en el catálogo, la necesidad de los estudios de desarrollo se tornaba en la experimentación a la búsqueda de nuevas fórmulas. La sombra de los grandes nombres del género era tan alargada, que en lugar de competir de frente en el mercado, se buscaban los flancos para sorprender. La mezcla de estilos vinculados al RPG como gran cajón de sastre logró enriquecer el género con variantes de las que todavía hoy tenemos ramalazos a destacar.
Hace muy poco, por ejemplo, Nintendo Switch enarboló Mario + Rabbids: Kingdom Battle en su catálogo, reivindicando el género de la estrategia RPG. Mientras tanto, Hearthstone, The Elder Scrolls: Legends o el eminente Gwent, nos recuerdan que la herencia de Magic sigue muy vigente. El sistema de juego de Culdcept viene a representar la unión de muchas de estas tradiciones: el enfrentamiento por turnos se desarrolla en un tablero compuesto de varios tipos de tierras, mientras que las acciones de los jugadores se ejecutan a través de un sistema de cartas. Así, el desarrollo de un turno consiste la concatenación de tres acciones principales: la primera de ellas tirar los dados para desplazarse en el tablero; la segunda invocar criaturas en las casillas para tratar de conquistar el máximo de territorios posibles, y la tercera gestionar los territorios fortaleciéndolos a través de la mejora de nivel y cualidades de las bestias invocadas. El objetivo de la partida consiste en llegar a un cierto nivel de maná o magia -aquí representado como “G”-. Cuanto mayor sea nuestro control del tablero, y más fuertes nuestras criaturas, mayor bonificación en estos puntos. Entra también en juego una mecánica muy propia de la economía de Monopoly, para hacer todavía más excéntrica la mezcla: en el momento en el que un oponente cae en uno de nuestros territorios tiene dos opciones, o bien enfrentarse a nuestra bestia invocada para arrebatar la zona o pagar una penalización.
Todo el mecanismo suena increíblemente complejo, y aparenta ser incomprensible en una primera aproximación. No obstante, al representar un encuentro entre diferentes elementos muy reconocibles rápidamente construye un agradecido entorno de familiaridad. De entre todos estos componentes, sin embargo, la tirada de dados deja un hueco importante al azar, lo que, en un juego moderadamente exigente, genera también momentos de frustración. Sin embargo, el mayor problema de Culdcept Revolt es que, jugando sólo y también acompañado, el progreso de la partida peca de demasiado pausado y engorroso entre ventanas de menús.
Cada encuentro puede tener fácilmente una duración de 15 o 20 minutos, más si hay varios jugadores sobre la mesa. Se juega a mano descubierta, de tal forma que se observa con todo lujo de detalles la secuencia del turno de cada uno de los oponentes, rompiendo continuamente el ritmo de la partida. No obstante, el conjunto termina siendo sorprendentemente adictivo. El primer contacto hace de Culdcept Revolt un juego áspero, de difícil entrada, pero sobre el que se vuelve de manera recurrente depositando muchas horas de juego.
Vales tanto como tu baraja
El tercer ingrediente de Culdcept Revolt, además de su historia y de su sistema de combate, es la gestión de barajas. Nada diferente a lo que se puede encontrar en cualquier propuesta del género. En este caso, la baraja se forma entre naipes de hechizo y criaturas a invocar. Cada criatura tiene un tipo, que se asociaría con la tierra correspondiente del tablero para maximizar sus efectos. Los enfrentamientos entre criaturas son lo que sin duda nos recuerdan que Culdcept Revolt es, sobre todo, un juego de mesa planteado como software de 3DS: ninguna de las bestias cuenta con modelados en 3D, ni tampoco con animaciones de combate. En general, el apartado técnico de Culdcept Revolt, como tiende a ser marca de NIS, es muy modesto. Pequeños sprites en 2D para los personajes principales, acompañados de una banda sonora de corte muy clásico.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.