Cuando se piensa en Square Enix se nos vienen a la cabeza juegos con una gran historia, con un sistema de juego no original pero sí completo, títulos generalmente bastante duraderos y que nos involucrarán a nivel emocional dentro de un argumento épico, con personajes perfectamente presentados y con los que es fácil identificarse. O eso, al menos, antes de que descubriesen que puede sacarse buena tajada de los títulos ocasionales. A sus 'no-juegos' de jardinería o yoga para DS, la compañía ha ido sumando -tanto a nivel de desarrolladora como distribuidora- productos enfocados a ese público potencial de DS y Wii, productos como My Pet Shop, que dejaban bien a las claras una obvia intención económica por encima de todo.
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No fue el único indicador de su paso al 'otro lado', al de generar yenes, algo coherente sin duda alguna y más en tiempos de crisis, pues no hay que olvidar que a fin de cuentas es una empresa con un número de empleados a los que pagar a fin de mes. El problema es cuando se deja de lado la pasión y se producen los títulos en masa, camuflando las cosas normales bajo una carcasa magnífica. Un ejemplo de esto son las compilaciones que ha ido haciendo con los años, desde la relacionada con FFVII (de la cual puede rescatarse Advent Children) o la World of Mana (con el indigno integrante de PS2). Pero tampoco podemos ser tan intransigentes. La serie que verdaderamente ha brillado ha sido la Ivalice Alliance, dejándonos juegos de una gran calidad, al que ahora se le suma el que, podríamos decir, es su oveja negra.
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Y sólo podríamos considerarlo así teniendo en cuenta la 'carcasa', puesto que ni tenemos una historia ni ningún hilo conductor que nos indique que estamos en la tierra de Final Fantasy XII o Final Fantasy Tactics, siendo así el único nexo con el continente ficticio los personajes que acompañan las pantallas de menús y los propios héroes de los 'combates'. Más allá de esto, Crystal Defenders es un 'tower defense' puro y duro, lanzado el pasado miércoles en Xbox Live y PlayStation Network tras su paso por teléfonos móviles, iPhone e iPod entre enero y diciembre de 2008 respectivamente.
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Crystal Defenders es, pues, un port que añade mejoras a nivel visual pero que respeta a pies juntillas la jugabilidad del original, que se anclaba en un género que poco a poco va ganando aceptos, lo que lleva a que en los últimos meses hayan irrumpido en el mercado varios títulos destacables dentro del mismo, como el fantástico Ninja Town o Locke's Quest, ambos para Nintendo DS. Y de parecerse a alguno, Crystal Defenders podría asemejarse más al primero por su enfoque puramente arcade, menos centrado en contar algo y yendo mucho más al grano, es decir, a los propios mapas de combate.
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Jugabilidad Para a los que eso de 'Tower Defense' les suene a chino, habría que aclarar que se trata de títulos de estrategia que se basan en defender un punto concreto del mapa, utilizando para ello unidades que vamos creando para tal fin. Los enemigos que encontramos van desde el inicio hasta el final del escenario (a veces, no sólo en una dirección sino en varias), y su objetivo es robar los cristales que tenemos acumulados en la ciudad. Si pasan por nuestras defensas y llegan a su destino, perderemos un cristal por cada criatura que pase. Obviamente, si nos quedamos sin todos, perderemos la partida. Es a la hora de crear unidades donde se pone en práctica el sentido de la estrategia. En total encontramos siete trabajos rescatados de Final Fantasy Tactics, cada uno de ellos con sus propias habilidades: Los básicos serían Soldado, que obviamente es perfecto para golpear a distancias cortas, Ladrón, que roba guiles a unidades aéreas y terrestres, Arquero, de gran rango de ataque y útil para golpear a bichos voladores, Mago negro, que saca provecho de conjuros como Piro o Electro, clásicos de la franquicia, Mago temporal, que entre otras habilidades puede realizar conjuros para ralentizar a los monstruos, y Cazador, también perfecto para los ataques a larga distancia. Dependiendo de si jugamos en W1, W2 o W3 (grupos de misiones en dificultad ascendente) podremos utilizar otros como Dragoon, Monje o Berserk.
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Todos estos personajes pueden subirse de nivel gastando guiles para tal fin, algo que será necesario para poder acabar con los monstruos más poderosos. Lógicamente, al aumentar su nivel también lo hace el daño que generan y su rango de ataque, interesándonos que sea el más amplio posible para poder acabar con todos los enemigos que intenten cruzar las barreras. La cosa sería un poco limitada si acabase ahí, por lo que además de esto se ha añadido un factor determinante como es el uso de los cristales, objetos que situándolos cerca de nuestras unidades -y con un rango determinado- aumentan la velocidad, la fuerza o la distancia de golpeo, por ejemplo.
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Como se ha dicho, los enemigos aparecerán de uno o varios puntos determinados, por lo que la colocación de las tropas también es importante. Por suerte, los que se adentren por primera vez en un título de estas características encontrarán bastantes facilidades a la hora de familiarizarse con el sistema de juego. Para empezar, el juego está en completo castellano (si bien no hay ningún tutorial interactivo), y además entre turno y turno tenemos tiempo de sobra para formar una estrategia y ejecutarla a posteriori. Presionando un botón hacemos que la horda de enemigos llegue a la pantalla y manteniendo RB la velocidad aumenta, así que todo es bastante dinámico.
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Además de las unidades básicas, habría que aclarar que en determinados mapas podremos realizar invocaciones como Rubí, Lamu o Ifrit, criaturas mágicas que lanzarán un golpe elemental contra todos los enemigos en pantalla y que todo fan habitual de la saga Final Fantasy reconocerá sin dificultad. Invocarlos cuesta cinco cristales, así que habrá que pensarse bien si merece la pena utilizarlos, sólo en caso de urgencia. El final, el objetivo de cada una de las 12 misiones disponibles es conseguir vencer a 20 o 30 oleadas de enemigos. Hecho esto, obtendremos una puntuación que podemos subir a los marcadores Online y, si se da el caso, desbloquearemos logros o trofeos.
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Prescindir de contar una historia tampoco ayuda demasiado. Se nota que es una conversión de un juego para teléfonos móviles por su enfoque de jugabilidad pura y directa, con menús ágiles, sin posibilidad de perderse por los mismos. Es más, puede guardarse partida a mitad de la pantalla para continuarla a posteriori, un elemento de agradecer pero que parece sobretodo heredado de ser un producto portátil para partidas cortas. Y es una lástima, por que teniendo como trasfondo el mundo de Ivalice -al menos a nivel de ambientación- pudo haberse ideado algo más original. Sólo hace falta ver lo que un puzzle a priori sencillo como Puzzle Quest ha conseguido, integrando una historia y muchísimos elementos más dentro del sistema de 'explotar burbujas de colores'.
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Tampoco podemos decir que técnicamente sea un juego sorprendente, nada más lejos de la realidad. Sus sprites 2D no son malos en absoluto, como se ha dicho, mejoran con mucho los originales para móvil e iPhone (faltaría más, claro), y los escenarios a pesar de ser sencillos no están del todo mal. El caso es que desde luego ni está a la altura de lo que ofrece la consola en lo referente a juegos en formato físico ni tampoco en lo que respecta a los títulos del Xbox Live Arcade y el PlayStation Network. Sólo hay que ver cosas como Ratchet&Clank -en lo referente a 3D- o Braid -como ejemplo bidimensional- para darse cuenta de que Crystal Defenders está lejos de sus compañeros de catálogo. La banda sonora, eso sí, es bastante aceptable.
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