Un FPS descafeinado

A día de hoy nadie duda que, desde el lanzamiento de Wolfenstein 3D (o incluso más atrás con Operation Wolf y compañía), el género de los juegos de disparos en primera persona está muy trillado. No ya solamente los ambientados en la segunda guerra mundial sino los de todo tipo: futuristas, antiguos, mezcla de todo… se hace cada vez más complicado innovar con algo que entusiasme a los más asiduos de esta clase de títulos.

Visualiza Coded Arms en movimiento en el siguiente vídeo.

Konami, una compañía cuya especialidad no es ni de lejos la que estamos tratando, ha venido a crear Coded Arms, que pasará a la historia como el primer título de acción en primera persona diseñado para la primera portátil de Sony, la PSP. Y probablemente ahí terminará la cita ya que lamentablemente estamos delante de un juego en principio prometedor pero que nos deja con grandes dudas acerca de la adecuación del género a las portátiles.

Los que tienen un PC (y los que no lo tienen, deberían) argumentarán que un buen shooter solo se juega bien con teclado y ratón; por lo menos, en cuestiones de precisión, tienen toda la razón. Con dos sticks analógicos también puede llegar a jugarse de manera convincente, se ha demostrado en numerosos títulos en esta generación de consolas de sobremesa. Con un analógico y cuatro botones frontales la cosa cambia bastante.

Si a eso le unimos una falta de inspiración bastante notable en tanto el diseño de niveles como de enemigos, el resultado es un producto mediocre no tanto por las posibilidades de la consola en sí sino por cómo han venido a juntarse en este Coded Arms. Es obvio que los que estén con ansia de FPS sabrán encontrarle más virtudes de las que a priori creo que objetivamente se le pueden achacar, pero nuestra misión es sacarle punta a Coded Arms hasta destriparlo a fondo.

Por eso, tras muchas horas de machacar botones y probar mil configuraciones distintas, nos hemos lanzado a escribir. El argumento con el que nos encontramos es muy simple: hay una especie de programa militar de ordenador llamado AIDA que está fuera de control y se dedica a recopilar datos de toda la red. La gran cantidad de información que amasa es el paraíso de cualquier hacker, que intentan entrar uno tras otro a lo Matrix. Sin embargo AIDA no está ni de lejos indefensa, y envía a un montón de subprogramas a eliminarnos…

Pero tras jugarlo unas cuantas horas, la primera impresión desaparece. Lo que hace caer el listón es probablemente lo repetitivos que son sus niveles y la extraña sensación de déjà vu (conocido como efecto Matrix, tras la película) que se tiene durante el juego, por muy generados aleatoriamente que estén. Personalmente prefiero un solo nivel bien organizado y estructurado que no tener un nivel distinto cada vez que juegue pero con un 90% de posibilidades de que no me guste.

El diseño de los tres ambientes en los que se disputan las fases no es excesivamente diferente entre sí; si acaso todo acaba pareciéndose mucho y se abusa del sentido 'minimalista' que teóricamente ha diseñado una máquina. Pero en realidad pocas cosas tienen sentido: ese elevador allí, ese ángulo recto en ese punto, esos cubos de distinta medida… no sé, el escenario me dejó bastante frío en general.

Hay buenos efectos en pantalla, todo hay que decirlo. Tanto a nivel poligonal como de texturas, Coded Arms va bastante bien servido. El modelado de las armas está a un gran nivel y los enemigos, aunque bastante sosos en cuanto a comportamiento, destilan buenas formas. Los efectos en pantalla de partículas, explosiones y demás también es a destacar, como excelente la puesta en escena de menús y pantallas de ayuda: muy Matrix pero muy bonito todo.

A nivel sonoro no estamos hablando de algo que merezca un premio pero cumple con dignidad. Los sonidos de disparos y demás no suenan distinto dependiendo del lugar en que nos encontremos y la música electrónica se me hizo bastante pesada, pero las voces (en inglés) tienen un timbre de computadora muy particular que queda bastante bien. Los textos que podemos ver sí que han sido traducidos al castellano.

Porque al margen de que el juego sea directo en su planteamiento, la realidad es que terminarlo no es tarea demasiado complicada. Raras veces supone un reto el girar por los pasillos y acabar con un enemigo que salga, ya sea con la escopeta o con el lanzamisiles. Las únicas ocasiones que estaremos en aprietos es cuando se cierren las puertas, no tengamos espacio para maniobrar y vayan saliendo enemigos de forma contínua.

Y si no fuera por la disposición del control, ni eso. Cuando al principio decía que Coded Arms pone en duda la adaptación de un FPS a la PSP es que es algo que todos los que lo han tenido entre manos han comentado. El control, por defecto el movimiento en el stick analógico y el apuntar con los 4 botones principales, es todo menos preciso. Incluso con el sistema de autoapuntado, cuando tengamos prisa fallaremos más que una escopeta de feria.

Es cierto que todo es configurable y resulta más cómodo jugar apuntando con la izquierda y moviendo con los botones, justo al revés de cómo lo haría un usuario corriente y diestro; pero no obstante se nota que el sistema no es cómodo o por lo menos no está bien resuelto. Se dispara con el gatillo derecho y el izquierdo sirve para emular el comportamiento de algunos de nuestros enemigos: es decir, saltar como un poseso.

Acostumbrarse al sistema de control es un pequeño reto pero a medida que superamos fases comprobamos que no es tan difícil. A ir progresando ayudan las 30 armas disponibles que además pueden actualizarse en potencia mediante los distintos upgrades que sueltan nuestros enemigos virtuales al morir. También es posible adquirir equipamiento a través de estos restos de líneas de código, equipo que podremos equipar y desequipar a través de su correspondiente menú.

Los enemigos, aparte de dispararnos, explotar o aporrearnos la cabeza, también pueden contagiarnos enfermedades que deberemos atajar cogiendo su vacuna correspondiente. Algunos son especialistas en el combate a larga distancia mientras que otros nos perseguirán hasta darnos caza; en realidad no hay mucha diferencia, hay que llenarles de plomo a la primera de cambio. Y munición hay de sobra, os lo garantizo.

La inteligencia artificial de los enemigos, o mejor dicho su ausencia, es la característica primordial de los combates que disputaremos cuando estemos en mitad de una fase. No hay señales de comportamiento ni remotamente avispado ya que los adversarios saltarán o caminarán de un lado a otro hasta que seamos avistados y entonces dispararán… y punto. Algunos parecerá que se esconden detrás de una columna, cuando en realidad están buscando una mejor posición de disparo y esa es la que encuentran.

A medida que progresemos por la campaña principal se irán desbloqueando las nuevas armas y accesorios que no solo estarán disponibles en caso de que queramos rejugar una parte de la fase sino que también nos posibilitará usarlos en el multiplayer (deathmatch, último hombre en pie y aguantar la posición), ya que junto a 3 amigos más mediante wifi podremos destrozarnos mutuamente a través de los mismos niveles aleatoriamente generados. No he tenido la posibilidad de probarlo con 4 personas pero conun deathmatch de  2 iba bastante fluido, la verdad.