Battlefield 1
- PlataformaPS48.8PC8.8XBO8.8
- GéneroAcción
- DesarrolladorEA DICE
- Lanzamiento21/10/2016
- TextoEspañol
- VocesEspañol
Battlefield 1, Análisis
EA DICE presenta el esperado Battlefield 1, un juego que echa la vista atrás para recuperar los eventos de la Primera Guerra Mundial y adaptarlos a las batallas masivas de hasta 64 jugadores.
Battlefield 1 consiguió algo que pocos habían hecho en los últimos años: centrar la mirada del género del FPS en lo que proponían por delante de otros proyectos que a nivel comercial hace tiempo que no tienen rival en el mundo del ocio electrónico. Y lo hizo gracias a un cambio de tercio que los usuarios demandaban y que EA DICE escuchó. El primer tráiler del nuevo juego de acción de la compañía Sueca marcaba perfil propio. Ahora, cuando parece ser que los mundos futuristas y los robots están asaltando los multijugadores presentes y futuros, ellos deciden echar la mirada atrás e irse a la Primera Guerra Mundial. Esta semana sale a la venta para PC, Playstation 4 y Xbox One un juego que rompe en lo estético con las anteriores entregas, pero que sigue siendo -con novedades, con aciertos, con desaciertos- lo que cualquiera puede esperar de un Battlefield: batallas de una envergadura sin igual.
La saga de EA se ha ido diversificando en los últimos años a la vez que intentaba competir para hacerse con un trozo del enorme pastel que posee Call of Duty. Bajo esta premisa se lanzó un Battlefield 3 aclamado por la prensa (el mejor puntuado de los últimos seis años) que mantenía las virtudes de su multijugador (hasta 64 jugadores, mapas enormes y el modo Conquista como gran referente) pero que quería equipararse con la saga de Activision. Eso se hizo mediante una campaña que intentaba trasladar la fórmula Battlefield a una trama de corte lineal y cinematográfica, además de añadir algunos modos PVP de carácter más cerrados y frenéticos. Para el fan de toda la vida, innecesario. En todo caso, el tiempo probablemente dio la razón a los que pensaban que en el fondo, Battlefield y Call of Duty son dos productos distintos. Complementarios. Y con tipos de usuarios que no tienen por qué encajar.
Battlefield 4, simplificando algunas propuestas, novedades como la evolución de los escenarios según algunos momentos que se daban en la partida, ampliando la destrucción de estructuras que vimos en el juego anterior y con un nuevo sistema de progreso, seguía un camino muy continuista respecto lo que habíamos visto en la tercera parte numerada. EA también apostó por un nuevo spin-off como Hardline, que eso sí no consiguió la aceptación ni buena crítica que tuvo la segunda parte de Bad Company. La sensación estos años es que la saga no avanzaba como se podía esperar. Y probablemente ahí estuvo la idea de detenerse un momento, mirar lo que había a su alrededor y probar suerte con algo distinto. La primera Guerra Mundial es una desconocida en el mundo de los videojuegos, que aunque se ha recreado en algunos momentos, siempre ha estado muy lejos de la oferta que se había generado -antes del boom de la guerra moderna- con la Segunda Guerra Mundial. Las preguntas eran muchas. Bonito y diferente, sí, pero: ¿Y los vehículos? ¿Tendremos suficientes armas? ¿No sentiremos que nos faltan opciones respecto accesorios y artilugios más actuales?
La respuesta es que EA DICE se ha salido con la suya en estos apartados. El nuevo emplazamiento cambia algunos escenarios que parecían superados, como pueden ser el tipo de arma y la manera de controlarla, los accesorios de cada una de las clases o la gran variedad de vehículos disponible, que no se ha visto afectada por la mecánica más arcaica que dominaba a principios del siglo pasado la inteligencia militar respecto a localizaciones como las de Battlefield 3 o Battlefield 4. Es cierto que el juego también está marcado en alguna medida por Battlefront, el título multijugador de Star Wars de la misma compañía. Vaya por delante que no tenemos una simplificación tan exagerada de las mecánicas de juego ni mucho menos, pero sí que la disposición de ciertos escenarios muy abiertos y la presencia de algunas características que vimos en el juego de hace un año, como las clases especializadas (héroes) en mitad de las partidas y los ‘vehículos gigantes’ que hacen acto de presencia.
Historias de la guerra, según Battlefield 1
La campaña principal cambia lo que habíamos visto en anteriores iteraciones de la saga y propone narrar distintos acontecimientos dentro de la primera Gran Guerra desde puntos de vista distintos. Desde el asalto a la ciudad de Cambrai, Francia, de parte de los británicos; pasando por una batalla aérea entre el ejército anglosajón y los alemanes, el papel de Lawrence de Arabia en la rebelión árabe de esos años, la batalla de Galípoli de los italianos ante el imperio Otomano o el enfrentamiento entre italianos y austro-húngaros en medio de los Alpes. En total contamos con cinco episodios jugables -más un prólogo de pocos minutos y un vídeo final a modo reflexión del propio equipo desarrollador- que se puede terminar en unas seis horas, alguna más si se quiere recuperar todo objeto y códice extra que ofrece cada una de las partidas.
Lo más interesante de esta modalidad llega desde la perspectiva en la que se presenta la campaña. Cada una de estas batallas históricas gira alrededor de un o una soldado, de un personaje que forma parte de un gran qué y que tiene una misión que llevar a cabo. EA DICE intenta generar una empatía con estos personajes que por desgracia no consigue ejecutar, entre otras cosas porque en algunos casos con una hora tendremos liquidada su historia y así es difícil cogerle cariño a nadie. Más allá de tópicos, es cierto que en algunos casos, como el capítulo de batallas en los aires, consigue hacer que esbocemos una sonrisa al acabar la trama, entre otras cosas porque la personalidad de dicho protagonista está por encima de los demás compañeros de aventura.
En cierta manera, la campaña de Battlefield 1 funciona a ratos como tutorial. Aprendemos a ir en un tanque pesado, a repararlo y a colocarlo en lugares seguros cuando nos enfrentamos a bastiones repletos de armas para acabar con nosotros. Los que sufren con todos los vehículos aéreos tendrán aquí una hora para aprender a controlar uno de estos aviones sin chocar con las bases a las primeras de cambio. También conocermos las clases Élite disponibles en el multijugador, tanto enfrentándonos a IAs enemiga como usando una de ellas. Las virtudes y defectos de ir a caballo y la manera de acabar con vehículos blindados son otras de las mecánicas de juego que iremos aprendiendo de manera natural en los cinco capítulos disponibles en una campaña, que eso sí, no explota como debería ni el emplazamiento ni todo lo que rodea un nombre como el de Battlefield.
Tendremos algunos momentos espectaculares a nivel audiovisual, y hay un par de misiones en las que se nos da libertad para intentar realizar las tareas como prefiramos. Buscar caminos alternativos, asaltar una ciudad con sigilo absoluto… Y funciona de manera satisfactoria, aunque en el cómputo global la campaña sigue estando alejada de todo lo que desearíamos para el jugador solitario. La IA enemiga no es la más inteligente del mundo: ni esperemos cambios de patrones según nuestros movimientos ni tampoco una gran agilidad a la hora de reaccionar a las situaciones de combate que se van dando. Los enemigos que van apareciendo están ahí para ser eliminados y son un obstáculo más del terreno. En muchos casos la fórmula funciona, pero en otros se echa en fatla menos situaciones encorsetadas y marcadas por el guion.
La campaña nunca ha sido el punto fuerte de la saga Battlefield, y de hecho en los primeros juegos ni existía tal modalidad, pero eso no significa que no tengamos una sensación de desazón una vez acabamos con los cinco capítulos. Tanto la puesta en escena como el concepto son interesantes, y más allá de si se podría tener un ejército enemigo más inteligente y variado, lo realmente desalentador es que no se sabe explotar como Dios manda el gran abanico de vehículos disponibles, los cambios de temporal que acechan en el multijugador ni tampoco darle un mayor recorrido a las historias personales que se nos explican. Por un lado tenemos un par o tres de capítulos muy potentes, pero por otro el cómputo general podría haber dado más de sí.
La verdadera Guerra Mundial: el multijugador
Es el multijugador donde realmente uno debe decidir si quiere o no quiere adentrarse a Battlefield 1. La esencia de la saga siempre ha sido la de intentar ofrecer a los jugadores la mayor de las batallas, y repetimos fórmula de hasta 64 jugadores en partidas de 32 vs 32 soldados donde tan importante es dominar nuestro fusil como saber los objetivos a cumplir, aprovechar al máximo los vehículos disponibles y jugar en equipo. Battlefield 1 mantiene intactas todas estas premisas, casi incluso de manera más conservadora de lo que su renovado apartado artístico y visual nos ofrece en un primer momento. A quién le guste la fórmula de EA DICE no tiene motivos para desechar esta nueva entrega. Pero también es cierto que si alguien no llegó a encajar con la misma propuesta en anteriores entregas, probablemente no acabe de encontrar grandes diferencias de base en esta ocasión.
Contamos con cuatro clases principales: Asalto, Apoyo, Médico y Explorador. Cada una tiene un rol muy marcado que va más allá del tipo de rifles que puede utilizar. Asalto es ideal para intentar acabar con los vehículos enemigos, ya que tiene una gran variedad de explosivos -granadas, dinamita, morteros- pensados para combatir a todo lo que esté hecho de metal. Apoyo vuelve a ser el encargado de nutrir de munición a nuestros compañeros, además de poder reparar los vehículos en los que vayamos, mientras que el médico puede lanzar packs de curación o resucitar a los muertos con esa mágica jeringuilla. Por último, el explorador es básicamente el francotirador que cuenta con artilugios para colocarse de manera segura en diversos puntos del mapa, como escudos móviles entre otros. Además de estas clases, también tenemos disponibles dos clases únicas para los jugadores que renazcan conduciendo algún tipo de vehículo y que pueden, además de contar con sus propias armas, personalizarse con objetos de apoyo o de médico.
Tras varias horas en el multijugador, queda muy claro que el dilema de la clase a escoger no debe ni puede ser individual, sino que depende del equipo y la patrulla en la que estemos. De nada nos va a servir coger una clase de apoyo para usar Lewis -un arma de buena cadencia, distancia y daño- si no tenemos claro el rol que debemos llevar a cabo como personaje de apoyo. Siempre será mejor usar el médico que queda a la retaguardia curando y salvando compañeros aunque su fusil de un disparo no sea de nuestro agrado que al revés. Es por esto que jugar en compañía se antoja casi imprescindible en Battlefield 1 para poderse disfrutar al 100%. No es un título pensado para el Lone Wolf. Si ya con patrullas de 3-4 jugadores a veces la incidencia en lo que sucede en la partida puede quedar en entredicho en un tablero de 64 jugadores, imaginaos para el jugador solitario.
Puede llegar a ser desesperante ver como pasan médicos al lado de nuestro personaje muerto sin que le hagan caso, de la misma manera que muchas veces echaremos en falta ingenieros que bajen del tanque y reparen el vehículo antes de proseguir nuestra caza de banderas. El jugador solitario sufre y mucho en la propuesta de EA. No es para él. Y esto no lo decimos como una crítica al título ni por asomo. Al contrario: ponemos en valor lo que realmente propone Battlefield 1 (y que no difiere demasiado de lo que proponían sus predecesores). Cuando uno disfruta realmente de la experiencia multijugador del título es cuando tiene mínimo dos amigos más en la patrulla y se coordinan. Uno lleva un vehículo mientras los demás van disparando, se repara el método de transporte cuando toca, se levanta a los compañeros caídos, se les lanza munición o se les avistan los enemigos con las funciones del francotirador.
Battlefield 1 es tremendamente gratificante cuando se defienden banderas en Conquista o se conquistan las de los enemigos. Cuando hay acciones corales, casi instintitvas, con cada jugador teniendo claro qué tipo de clase ofrece y qué debe ofrecer al conjunto del equipo. La fórmula, simplemente, fracasa cuando el jugador piensa en su ratio de bajas y muertes, cuando la elección de la clase está marcada únicamente por el tipo de rifle que mejor se adapta a la puntería de cada uno. Por eso hay que tener muy claro que es lo que propone Battlefield antes de hacerse con el juego, ya que la experiencia puede verse comprometida si el tipo de jugador que quiere probar suerte no encaja con lo que es Battlefield. Simplemente.
Clases Élite
Una de las novedades de esta entrega son las clases Élite. Funcionan como los héroes de Battlefront, y aparecen cada cierto tiempo repartidas por el mapa. Hay de tres tipo: los lanzallamas que arrasan con fuego todo lo que tienen delante -y éste prende a gran velocidad y distancia, más de lo que podemos imaginarnos-, los pesados que vienen a ser el clásico ‘tank’ de otros FPS pudiendo absorber muchas más balas y ataques enemigos mientras montamos una metralleta pesada, y el antitanque, básicamente un arma pesada que nos obliga a colocarnos a ras de suelo y disparar potentes balazos que acaban con los vehículos enemigos. La presencia de este tipo de clases no es excesiva -de hecho que aparecieran más clases Élite no estaría mal teniendo en cuenta que hablamos de un jugador de 32 por equipo- y pueden marcar la diferencia en alguna de las pequeñas batallas que se generan en el cómputo general, como acabar con un tanque que asalta nuestra bandera A o limpiar un bastión enemigo con la metralleta pesada de turno.
El arsenal de hace un siglo
Cada clase de Battlefield 1 cuenta con un elenco de armas que tienen a su vez varias variantes. Hablando en términos generales, el arsenal de fuego disponible cuenta con características únicas fruto de la época en la que se ambienta la guerra. Eso significa que tendremos varios fusiles que tienen cadencia de un disparo y una carga entre cada tiro algo más lenta de lo que estamos acostumbrados -algo a tener en cuenta- mientras que muchas de ellas tienen un retroceso que nos hace ir con cuidado a la hora de controlar el arma de turno. Las revisiones de cada una de las armas permiten perfilar nuestra manera de jugar. Por ejemplo, en Asalto está la escopeta 10-A, que tiene una versión de mayor alcance pero peor desde la cadera, otra que es al revés de lo descrito t un tercer modelo que tiene una recarga más rápida. Pasa lo mismo con todo tipo de armas. El MP-18 es un subfusil que puede ser letal desde la cadera, mucho más preciso a media distancia o con una versión menos precisa pero con ráfagas de disparo más largas, en lugar de otras versiones.
En general, la mayoría de armas tienen estas modalidades: la de fábrica, la que permite disparar de más lejos y precisión -óptica- y las de trinchera para el cuerpo a cuerpo y el disparo de cadera. Lo cierto es que los cambios son más que notables en algunos casos. En la campaña nos enamoraremos de la Lewis, una ametralladora de la clase apoyo en el multijugador. Pues bien, no tiene nada que ver la versión óptica con una gran precisión y una mirilla que es una gozada a media distancia con la versión de contención que la de fábrica, menos controlable y la mitad de precisa. Destacar que las armas tienen todavía más personalización, pudiendo escoger el tipo de marcador que queremos cuando apuntamos y la distancia de aumento (un fusil de asalto se puede mover entre 1x y 2,5x y un francotirador entre 2,5x y 4x, por ejemplo y dependiendo de cada modelo). Esto permite que aunque no tengamos un gran elenco de armas, por ejemplo Apoyo cuenta con seis modelos con sus respectivas versiones, se pueda personalizar nuestra manera de jugar y adaptarla a las virtudes del arma de turno.
A todo esto no faltan una decenas de pistolas de mano y las ya citadas opciones de cada clase para, por ejemplo, que un francotirador tenga una pistola de bengalas para ver enemigos, un periscopio para ver rivales desde una cobertura o bombas con cable trampa. También contamos con un gran elenco de granadas: fragmentación, impacto, incendiaria, de humo, para antitanques o la de gas, que obliga a los jugadores a colocarse una mascarilla y eso les impide apuntar desde la mirilla. Solo vale la cadera. Ideal para momentos en los que los francotiradores son un incordio. A medida que subimos el nivel de clase jugando con alguna de ellas ganaremos puntos para gastar en nuevas armas. Es cierto que hemos perdido la extensa personalización de anteriores entregas, algo lógico por el material disponible de la Primera Guerra Mundial, pero no quita que podamos personalizar en cierta manera como jugar.
Conquista con vehículos
Battlefield es sinónimo de Conquista y, en menor medida, Asalto. Son los dos grandes modos de juego que todos reconocemos al buscar una experiencia genuina con la saga. Y en el primer caso vuelve por la puerta grande. Contaremos con una modalidad de distintos tamaños -algunos con cinco puntos que conquistar, otros con solo tres- en el que los vehículos son imprescindibles y también el trabajo en equipo. Básicamente tenemos que llegar a mil puntos manteniendo el mayor número de tiempo el mayor número de bases repartidas por el mapa. Es una modalidad que explota a la perfección todo lo que Battlefield siempre ha querido ser. Guerras a gran escala que se luchan en pequeñas batallas repartidas por el escenario.
Dos son los factores diferenciales en este Battlefield 1 en su modalidad estrella. Por un lado, los vehículos. Contamos con una gran cantidad y variedad de dispositivos con perfiles muy marcados. Desde los tanques ágiles para un solo jugador que permiten ir a toda velocidad, ser letales ante la infantería pero un blanco fácil para vehículos de mayor envergadura, pasando por el clásico tanque pesado que anuncia su llegada a cámara lenta pero es devastador en bases enemigas. No faltan vehículos blindados para hasta seis jugadores de velocidad media, boogies y motos con sidecar rápidas para llegar a puntos del mapa sin pestañear o los caballos, que en el cuerpo a cuerpo son muy efectivos y aunque el jugador está a merced de francotiradores y soldados de media distancia, no son tan sencillos de acertar como parece en un primer momento. Hay vehículos de todas las medidas y todos los tamaños que obligan a trazar una estrategia distinta en cada ocasión. El tanque pesado es ideal para plantarse en medio de una bandera, esperar, limpiar y marchar. Uno de los coches tipo Warhog, en cambio, está pensado para marear moviéndose alrededor de la base.
Tampoco faltan los distintos tipos de aviones que cambian según movilidad y usuarios que pueden ir a lomos de él, con o sin metralleta, con ráfagas de disparo para otros vehículos e infantería y lanzamiento de bombas para arrasar con bases. Aquí probablemente no tenemos la diferenciación que habíamos visto en otras entregas entre varios aviones y helicópteros, algo que se debe más a exigencias de la época en la que luchamos que a falta de ganas de crear algún vehículo aéreo más. En algunas fases también podremos disfrutar de algunos vehículos por mar que permiten no solo atacar a lo lejos, sino incluso coger ciertas bases que están cerca de la orilla y que obligan al otro equipo a plantearse estrategias distintas ante este tipo de enemigo.
Por último tenemos los vehículos gigantes, las bestias que pueden -o no- cambiar el signo de una partida. El Zepelin, el tren blindado y un enorme navío de guerra aparecen de manera regular en las modalidades más grandes de Battlefield 1 y permiten atacar a discreción a los enemigos mientras intentan, por un lado, sobrevivir, y por el otro, destruir estos armatostes. Aunque es cierto que el número de muertes aumenta de manera importante si los que se unen a estos gigantes tienen algo de puntería, por sí solo no se ganan las batallas con su simple presencia en la guerra. Tienen un trazado marcado del que no se separan, por lo que hay que saber disparar y usarse en el momento justo, y pueden ser destruidos algo que hemos notado mucho con el Zepelin, bastante a merced de los vehículos aéreos enemigos. En todo caso, es otra mecánica que se añade al juego y que en buenas manos tiene la importancia suficiente como para conseguir alguna de las banderas que mejor defendidas están de los enemigos.
Asaltar y destruir
La otra gran modalidad clásica del juego es Asalto, en la que un equipo ataca para intentar destruir unos telégrafos y otro intenta defenderlos y activarlos para lanzar ataques de artillería a los enemigos. Mientras unos intentan avanzar conquistando estos objetos, los demás tienen que ir reduciendo el número de soldados (a base de matar enemigos) hasta que los tickets lleguen a cero y la partida termine. Es un modo de un tamaño más ajustado para 24 jugadores, con la presencia de algunos elementos fijos en el mapa y algunos vehículos, aunque menor que en Conquista. Eso sí, la fórmula sigue siendo sólida y sigue exigiendo el trabajo en equipo para rechazar enemigos o asaltar los fortines rivales.
Antes decíamos que había dos factores a destacar en Battlefield 1. El primero era el de los vehículos. El segundo es la destrucción de escenarios y las inclemencias del tiempo. Tenemos una destrucción enorme, mayor que en anteriores entregas, de todo lo que nos rodea. Los edificios y obstáculos caen con suma facilidad, incluso siendo aplastados por el paso de un tanque pesado que simplemente embiste a un edificio en el que hay enemigos. Esto hace que las partidas sean muy dinámicas. Una gran cantidad de puntos de captura/banderas están siempre en zonas edificadas con más o menos gracia, pero esto puede cambiar en un santiamén. El fortín de Fao no cae ante nadie, pero sí lo hacen las casas que encontramos en Suez, en algunas de las ciudades como Travecy o en las estructuras que hay repartidas por el desierto del Sinaí. La destrucción es constante y absoluta.
A ello se añaden los cambios de temporal que realmente tienen una incidencia jugable muy destacada. Por un lado tendremos fuertes tormentas de arena que harán que no veamos absolutamente nada, o una niebla profunda que provocará la misma función. Esto hace que avanzar con infantería en campo abierto sea mucho más sencillo, que matar enemigos que tenemos muy de cerca no sea excesivamente complicado y por lo tanto, que podamos morir con mayor facilidad. Hay más efectos climatológicos en el juego, como por ejemplo la lluvia que también molesta al apuntar y genera ciertas deficiencias en la visión (algo que recuerda en parte a cierto mapa tropical de Battlefield 4).
El título presenta un nuevo modo que quiere reinar en el juego: Operaciones. Se trata de intentar recrear situaciones reales de la Primera Guerra Mundial en un mapa gigantesco que funciona por tramos, como si de un modo Asalto se tratara pero a lo grande. Tendremos que conquistar y asegurar puntos para avanzar a la siguiente zona, todo con vehículos, con los gigantes presentes y con las defensas enemigas intentando matar el número de soldados suficiente para acabar la partida. El atacante cuenta con tres intentos para conseguir conquistar las cinco zonas -con sus respectivas banderas- mientras avanza por el escenario y va cambiando de localización en una mezcla de mapas disponible en otros modos. Lo que hemos podido probar deja unas sensaciones inmejorables. Una especie de mezcla de Asalto y Conquista, con todo lo que ofrece Battlefield 1 presente (vehículos, armas, cambios climáticos, clases Élite) y y cierta puesta en escena interesante que intenta hacernos entender que estamos protagonizando un momento de la historia de la Primera Guerra Mundial. Solo hacía falta mirar el chat de juego de las partidas en esta modalidad para darse cuenta de cómo de emocionados estaban muchos de los usuarios y compañeros de prensa disfrutando de este modo largo, por fases, y muy divertido de combatir en ataque y en defensa. Por último, destacar otros modos complementarios. El duelo a muerte por equipos en escenarios más cerrados, el modo Dominación que es una captura de bases tipo Conquista pero solo con Infantería y un modo de palomas mensajeras en el que tenemos que mandar mensajes para reclamar ataques de artillería.
Los mapas
Los mapas son una de las claves de Battlefield 1 de siempre y tienen algunos contrastes según el escenario que hayamos disfrutado. Por ejemplo, brilla con luz propia y muy por encima del resto la ciudad Amiens. Además de ser un espectáculo visual por la construcción de una zona urbanizada tan característica de la época, ofrece una gran variedad de situaciones. Edificios con lugares regentados por francotiradores que pueden ir al suelo en cualquier momento, banderas para capturar a las que no pueden llegar los vehículos y obligan a trabajar a la infantería o el punto de conquista en medio de un puente abierto a 360 grados. Hay muchos tipos de batalla en este mapa y se agradece. Pasa algo similar, aunque a menor escala, en San Quintín, al norte de Francia. Con un escenario más verde y bucólico, y espacios algo más abiertos, hay varias trincheras y localizaciones que se pueden afrontar de diversas maneras, aunque aquí los vehículos tienen un peso mucho mayor.
Son dos de los mapas más destacados, mientras otros tienen margen de mejora. El principal problema de Faó y Desierto de Sinaí es que ofrecen espacios tan excesivamente abiertos, sobre todo los dos últimos, que hacen que haya una supremacía de francotiradores que puede llegar a ser desesperante. Muchas veces ya no se trata de intentar buscar caminos alternativos por las dunas y montañas, sino que simplemente acabas estando a merced de los tiradores de larga distancia del equipo enemigo. Esto sucede sobre todo por el gran campo abierto que hay y que genera estas situaciones. Más allá de esto, Sinaí sigue siendo un mapa enorme con algunos puntos (sobre todo la zona D-E-F) de mucha intensidad y en el que los vehículos aéreos tienen un rol capital, mientras que Faó permite asentarse en un par de lugares -dentro del fortín y en lo alto de la montaña- para asegurar posiciones clave para el equipo.
Suez es el puede ser el menos inspirado de los mapas, más pequeño que el resto -solo tiene tres puntos de conquista- y una disposición lineal que no acaba de ser la más destacada, pero ofrece algo que es generalizado en los mapas del juego y que también aporta variedad. La sensación de avance: de empezar en una trinchera, llegar a un descampado y acabar batallando en un pueblo. Esto sucede en muchos mapas, con cambios drásticos de emplazamientos entre bases y por lo tanto, de estrategias. Otros que también destacan respecto al resto son el del Monte Grappa y sus cambios de altura y rasante o uno que lucha en la costa del Adriático por la variedad de objetivos y el contraste del terreno en el propio escenario.
Progreso y Battlepacks
Una de las dudas que se generan alrededor del paso de las horas con Battlefield 1 es como afecta el progreso y avance del jugador a medida que subimos niveles y ganamos experiencia. Por un lado, a medida que vamos subiendo conseguiremos una serie de tickets que se pueden utilizar para comprar nuevas armas para cada clase o revisiones de armas que ya tenemos disponibles. Por otro, tenemos una serie de medallas que son desafíos que activamos durante unos días y que si los cumplimos (matar a diez enemigos en una ronda, conseguir una cantidad de banderas en Conquista, etc.) nos dan un plus de experiencia para seguir subiendo de niveles y desbloquear más contenidos. Hay horas por delante si lo queremos todo, pero es cierto que no tardaremos ni diez horas en tener un tercio (50 de 150 armas/accesorios) de dichos artilugios, aunque claro está muchos ya vienen abiertos de serie.
Por otro lado, contamos con los Battlepacks, que cambian de sentido. Estos packs aleatorios nos dan nuevos skins para las armas y piezas de puzle que nos permiten montar algunos artilugios para atacar cuerpo a cuerpo que son exclusivos. Lo cierto es que la remodelación -que cuenta con alguna sorpresa más no especificada y que no hemos visto en los packs conseguidos hasta el momento- cambia un poco lo que estábamos acostumbrados en los packs de Battlefield 4, donde se podían conseguir accesorios exclusivos de algunas armas y era uno de los motivos por los cuáles se querían conseguir más battlepacks. El tiempo dirá si el nuevo sistema limita en exceso tanto el progreso como las recompensas del loot disponible con este formato. A fin de cuentas, hay juegos que cuenta con un loot meramente estético y siguen funcionando (Overwatch), aunque faltará ver el encaje en la fórmula que hemos visto en los últimos Battlefield ya que en el caso de Blizzard la propuesta de juego es muy diferente.
Apartado técnico
Battlefield 1 es un juego que entra por la vista con mucha facilidad. La recreación de localizaciones con muchos contrastes en los que se fraguó la primera Guerra Mundial es impresionante y se nota el mimo y detalle desde los escenarios hasta los vehículos, las armas, las retículas de los cañones de tanques cuando apuntamos o las vestimentas de las facciones combatientes. Desde los ejércitos europeos hasta el Imperio Otomano. En un momento en el que parece que si no salen todo tipo de robots en pantalla con escenarios fríos y tecnológicamente avanzados no se está a la moda, lo que vemos aquí con contrastes tan agradables como el desierto de Sinaí, los prados verdes de San Quintín o las calles y edificios de Amein vale mucho la pena de ponerlo en valor. Los efectos climatológicos no solo tienen una importancia a nivel jugable, sino que también aportan su granito de arena para componer un apartado visual de primera. El sol a contraluz en medio del desierto, una niebla densa y absoluta como si fuera Silent Hill… Todo es muy vistoso, como lo son las explosiones, edificios que se caen a trozos, vehículos que vuelan por los aires y animaciones de muerte cuerpo a cuerpo variadas. Es cierto que no es un juego perfecto en este sentido, que veremos algunos errores (clipping), y que el acabado del multijugador no es tan impresionante como la campaña, pero en términos generales poco se le puede achacar en este sentido.
La versión que mejor parada sale es, naturalmente, la de PC. Con un buen pack de ajustes disponibles podremos seleccionar el nivel de calidad de texturas, filtrado de las mismas, iluminación, efectos, postprocesado, geometría, calidad del terreno, antialiasing posterior u oclusión ambiental. Nosotros hemos jugado en un i7 con 12 gigas de RAM y una 908ti con todo en Ultra y 60 frames sólidos en todo momento, tanto en campaña como en el multijugador. La versión de Xbox One, que en comparación es inferior, sigue siendo muy vistosa también en dicha plataforma y dentro de sus posibilidades. El apartado artístico y la recreación del mundo de hace casi un siglo compensan la menor resolución (se usa una resolución dinámica) y un acabado inferior respecto al PC pero destacado dentro del catálogo de la propia consola. En PS4 y a falta de comparativas técnicas, la sensación a simple vista es que tiene un rendimiento similar a Xbox One, con una resolución dinámica que cambia según los escenarios y el momento y algún que otro tirón que hemos visto también en modos grandes como Operaciones. En general, las versiones de consolas siguen siendo más que potentes para dicho hardware.
A nivel sonoro, Battlefield 1 es todo explosiones, disparos, sonidos de armas, vehículos que vienen por tierra, mar y aire… Y todo nos mete de lleno en una auténtica guerra. Escucharemos gritos que nos alertarán que quieren ensartarnos desde atrás, explosiones que parecerán que se suceden justo a nuestro lado y una buena cantidad de voces dobladas al castellano que nos dan información en el multijugador y que tienen una buena caracterización, sin alardes, durante los eventos de campaña. La banda sonora tiene sus momentos, aunque acaba pasando más desapercibida debido al sinfín de efectos especiales que rodean a una batalla de 64 jugadores a la vez.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.