El mago más fuerte

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Battle Mages sumerge al jugador en un universo de fantasía que empieza a ser habitual en juegos de este estilo. Con un planteamiento sencillo y una historia no demasiado complicada, el jugador se ve inmerso enseguida en la aventura, encontrándose en parajes que a buen seguro recordarán a los de otros títulos.

Y es que éste es un juego que, bajo una perspectiva original, no llega a alejarse de las bases del género en ningún momento. Pero, ¿se trata de un juego revolucionario? ¿O de un vano intento de superar a los exponentes del género? Vayamos por partes viendo qué ofrece este Battle Mages al usuario.

El Gran Cristal

Desde tiempos inmemoriales, el Gran Cristal estaba emplazado en el centro del mundo de Daenmor, y lo protegía de las despiadadas garras del Caos. Dentro de su aura, donde los árboles siempre estaban en flor y los ríos fluían entonando bellas melodías, coexistían numerosos seres vivos de forma pacífica y armoniosa. Fuera del aura, todo era muy distinto, y no existía ni el Sol ni la Magia. En la antigüedad, Daenmor estaba habitado únicamente por humanos. Llegaron los elfos y los enanos. Pero estos últimos nunca se sintieron a gusto en este mundo y decidieron perderse en los reinos subterráneos. Posteriormente llegaron nuevos pobladores: los trasgos y los orcos.

Y un día apareció Warlock, una sombra del Señor de la Oscuridad, servidor del Caos, para destruir el Gran Cristal. Se ganó la confianza de la Reina de los Elfos con mentiras y conspiraciones. Le aseguró que el Gran Cristal, guardado con tanto celo por los humanos, era lo que mantenía a los elfos prisioneros en este mundo. Y empezó una larga y sangrienta guerra entre elfos y humanos.

Pero al fin los elfos se dieron cuenta del engaño. Fue entonces cuando la Reina apareció muerta y cuantiosas hordas de no-muertos y otras criaturas diabólicas emergieron de los abismos y penetraron en el mundo. Para restablecer la paz, reunificar las razas y ganar la guerra al Caos, nuestro mago de batalla debe empezar a buscar una poderosa reliquia, forjada en la mítica fragua de los enanos, que desapareció hace mucho tiempo de forma misteriosa.

El argumento del juego no es un alarde de imaginación, pues con historias muy similares empiezan un gran número de juegos, ya no sólo dentro de este género del rol. Sin embargo, en cada misión el jugador se encuentra con diversos pequeños fragmentos de historia bastante elaborados que ayudan a mantener la atención por el título.

Aprendiendo a ser mago

Al empezar una nueva partida, el jugador debe elegir qué tipo de mago quiere ser, teniendo a su disposición cuatro tipos diferentes: mago del Caos, mago de la Naturaleza, mago de la Energía y Comandante. Aunque la historia no sufrirá cambio alguno según el personaje elegido, sí variarán los hechizos que a priori podrá utilizar cada tipo de mago.

Así, si el jugador elige ser un mago del Caos, tendrá acceso directo a los hechizos de primer nivel de la Escuela Roja; en caso de preferir ser mago de la Naturaleza, tendrá a su disposición los de la Escuela Verde; mientras que siendo mago de la Energía, se dominarán los hechizos de primer nivel de la Escuela Azul. El Comandante, por su parte, no tiene a su disposición ningún tipo de magia, pero podrá controlar a un mayor número de unidades que los demás. Según transcurre la aventura, se podrán aprender hechizos de todas las escuelas, independientemente del personaje escogido.

Una vez seleccionado, el jugador comienza las fases de entrenamiento, que debe atravesar con su mago para conseguir graduarse como tal y poder comenzar a realizar misiones de mayor envergadura. Estas fases constituyen un completo tutorial gracias al cual todo aquel que se inicie en el juego pueda llegar a controlar las bases del mismo con facilidad. A pesar de que el tutorial está, en líneas generales, muy bien realizado, peca de algunos ligeros defectos al dejar algunos cabos sueltos que el jugador deberá acabar aprendiendo a la fuerza ya que son aspectos del juego básicos bastante importantes.

Una vez se apruebe el examen final de mago, el jugador se irá involucrando paulatinamente en la historia del Gran Cristal, siendo el principal artífice de lo que será la vuelta a la paz del mundo de Daenmor.

Sistema de juego

Independientemente de dónde se encuentren las tropas, el jugador, como mago, podrá explorar el mapa a su antojo, aunque ello le pueda suponer un gasto de maná importante, que se recupera poco a poco volviendo a la situación de su ejército. Las tropas aparecen representadas con una imagen del tipo en la barra inferior. Es decir, por ejemplo, si tenemos arqueros aparecerá la imagen de un arquero, así como el número de unidades en ese grupo y el indicador de vida de cada uno de los miembros.

El control es muy sencillo y habitual, ya que se juega como cualquier juego de estrategia, con el botón izquierdo del ratón se seleccionan las unidades deseadas y con el botón derecho se indica dónde se quiere que se muevan o qué se quiere que ataquen. También existen las famosas teclas rápidas y otros comandos que se controlan mediante el teclado, siendo el más destacable el poder ver al mago que se controla como una especie de fantasma flotando frente a la pantalla y controlando el mapa. El jugador tendrá a su disposición un control total de la cámara, moviéndola a su antojo a lo largo y ancho del mapeado.

Las habilidades de cada grupo determinado se modifican independientemente, pudiendo promocionar las tropas en las aldeas para que suban de rango, algo que sólo podrán hacer si tienen la experiencia necesaria. El máximo de grupos de unidades que podrá tener un mago bajo su control irá aumentando según mejore sus habilidades y gane experiencia.

¿Estamos solos?

Battle Mages se desarrolla en grandes explanadas con aldeas, bosques, ríos y demás elementos. Las aldeas son el centro neurálgico de las operaciones del jugador, ya que en ellas se compran nuevas tropas, se reciben nuevas misiones y se desarrollan los elementos del juego que no son simple combate. Estas aldeas son desconocidas para el jugador en la mayoría de los casos, llegando a ellas en calidad de invitado.

Es un mundo habitado por humanos, orcos, elfos, trasgos y no-muertos, razas clásicas en este tipo de juegos. Hay además otras criaturas viviendo en las tierras por las que pasaremos, como monstruos que aterrorizan a las aldeas o árboles que atacan al grupo del jugador cuando se acercan a ellos.

Cada una de estas razas tiene sus propias unidades y sus propias características, variando la especialización de cada una. Si bien los humanos dominan el combate cuerpo a cuerpo y la magia, los trasgos son grandes ingenieros, los elfos son insuperables en combate a larga distancia y los no-muertos basan sus ataques principalmente en el cuerpo a cuerpo y la magia negra.

Un bello mundo por explorar

Visualmente, el mundo de Daenmor es bastante bello, distando poco de la imagen de mundo fantástico que se tiene a nivel mundial gracias a la trilogía de El Señor de los Anillos. Un mundo que han sabido plasmar con acierto los chicos de Buka, logrando un acabado visual de bastante calidad.

Aunque no se trata de gráficos rompedores, sí que logran recrear con calidad todos los elementos que componen el juego. Desde las distintas tonalidades de la tierra, pasando por la hierba, los bosques, las texturas de las piedras... todo está a un buen nivel. Destaca sobre todo el gran trabajo realizado en la creación de las aldeas, que presentan en todos sus edificios un acabado bastante perfecto. También merece ser mencionado el trabajo en los cambios climáticos, logrando crear esa sensación de que de verdad ha cambiado la climatología que rodea al jugador.

Las unidades del juego presentan buenas animaciones, ajustándose a lo que se puede esperar de ellas. La estela de los ataques a distancia de las diferentes razas es también digno de mención por su buen acabado. Los vídeos explicativos de la historia poseen una calidad suficiente para que el jugador se anime a disfrutar de ellos.

Sin embargo, el efecto visual general del juego no termina de ser todo lo bonito que suena, ya que por momentos se hace áspero para la visión del jugador, siendo poco llamativo. Esto es algo que en determinados momentos queda bien con la situación que se está desarrollando, pero que en otros deja una sensación extraña al usuario. Aún así, gráficamente el juego se encuentra en un nivel notable.

Sonido mágico

El apartado sonoro, al igual que el visual, es notable. Aunque dista de ser perfecto, sí que cumple con su cometido a la perfección, y no se le puede pedir más. Los sonidos de las armas en los combates, el silbar de las flechas o los sonidos al realizar un hechizo son bastante reales, logrando ser creíbles para el oído del jugador.

El doblaje del título es de bastante calidad, con unas voces bien ajustadas a cada personaje y con diálogos de calidad, a pesar de que las unidades repitan algunas frases con frecuencia, algo lógico por otra parte.

Las melodías de las que hace gala el juego destacan por su tranquilidad, siendo canciones acordes con la imagen de tranquilidad y sosiego que inspiran los escenarios en los que se desarrolla la historia de Battle Mages.

Haciéndose un hueco

Battle Mages quiere hacerse un hueco en el mercado con su original apuesta mezcla de juego de rol y juego de estrategia, aunque dista mucho de destacar en ninguno de esos géneros. Es claramente inferior a juegos como Baldur's Gate o Neverwinter Nights, y a pesar de evocar a Warcraft 3 sobre todo en los aspectos que este juego tiene de rol, en algunos momentos tampoco llega al nivel del gran título de Blizzard.

A pesar de todo, es un juego notable que no disgustará a los seguidores del rol, ni tampoco dejará indiferente a quienes se quieran adentrar en ese género, ya que su relativa sencillez de control permite familiarizarse con el género a los novatos.

Lo que está bien

Lo que no está tan bien

Requisitos del sistema

Recomendados: Windows 98/ME/2000/XP; Pentium 3 a 733 MHz; 128 MB de RAM; 900 MB de espacio libre; tarjeta gráfica: nVidia GeForce 2/ATI Radeon 7500 32 de RAM; tarjeta de sonido compatible con Sound Direct Sound; CD-ROM: 8X; DirectX9; teclado y ratón.

Equipo de pruebas: Probado con fluidez y ningún tipo de fallo en Windows 2000; Pentium 4 a 2800 MHz; 512 de RAM; nVidia GeForce FX 5200; DVD-ROM; DirectX9.

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