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Baobabs Mausoleum Grindhouse Edition

Baobabs Mausoleum Grindhouse Edition

La noche de Walpurgis

Baobabs Mausoleum: Edición Grindhouse. Atrapado en el pueblo más loco que puedas imaginar

Llega a PC y Switch la recopilación de los tres episodios de Baobabs Mausoleum. Surrealismo en vena por partida triple.

El término grindhose se refiere a las salas que exhibían cine de explotación en programas dobles o triples. Se podían ver allí películas de bajo presupuesto y moral distraída repletas de sexo, violencia, mal gusto, locura… Una suerte de surrealista bajada a los infiernos de la serie B y Z donde disfrutar junto a los amigos nadando en toneladas de palomitas (y sangre). Es el término bajo el que se han agrupado los tres capítulos de Baobabs Mausoleum que habían salido a la venta por separado, y os aseguramos que le sienta como un guante. Desarrollado por Celery Emblem (un ejército de un solo hombre: Jacob Jazz) y distribuido por los valientes Zerouno Games, tienes delante de ti un juego de esos que no se olvidan. Acompáñanos en este loco viaje para saber el porqué.

Bienvenidos a Flamingos Creek. Población: 64

Watracio Walpurgis, una berenjena vampiro con corbata que es agente del FBI, tiene un accidente con su coche. Tras una caminata buscando ayuda se topa con el pueblo Flamingos Creek, al parecer, un lugar al que solo se puede llegar el 11 de marzo cada 25 años. Ýa es tener puntería. Repleto de personajes a cual más bizarro (en la acepción popular del término), este lugar que solo aparece en las pesadillas se convierte en un calvario kafkiano del que parece muy complicado salir.

En Flamingos Creek conoceremos al reverendo Thimothy Gloster Jr, un castor que oficia desentierros; a Gregory Funguslungus, al que la gente odia porque tiene musgo entre los dientes y escupe al hablar; al surfero Beach Dude, que colecciona vinilos de los Fixies; a Frígida Weebles, psicópata que gusta aliñar sus comidas con ojos humanos; al chino mutante, que dice que nadie le ve porque es un espilitu elante; a Gumersindo el amable Guillotinejo, que además de pasar a la peña por la guillotina es cochero; a Verónica la parapléjica, que gusta de disfrutar en familia de ejecuciones públicas; al mítico director John Carpenter, que se ha comprado un adosado cerca de la plaza del pueblo. A ver, a ver ¿es que no hay nadie normal en este pueblo? Bueno, sí, Carlitos el camello, que solo da muestras gratis la primera vez. No los hemos contado, pero suponemos que suman 63 personajes, dado que de vez en cuando nos preguntan que si sabemos cuál es el habitante número 64.

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Ambientado en 1990, nos veremos acompañados por imágenes de tracking de vídeo, del canal que tenemos sintonizado, con un molesto filtro VHS que podemos activar y que llena la pantalla de imperfecciones catódicas. Todo para enmarañar aún más una trama que suma rayadas como un sapo que es un dios perverso y antiguo, un gigantesco pollo metálico que surca el espacio o una secta satánica que practica el canibalismo. ¿Y que nos dices de los Sketerbot, una civilización liderada por un gusano de centro-izquierda con una escafandra, y que viajan miles de años luz destruyendo planetas? Menos mal que también contamos con finales felices. El chico luna termina haciendo migas con la chica donut, que siempre había sufrido burlas por su condición de bollo industrial. Qué bonito ¿Eh? Si Jacob Jazz, la lisérgica mente que ha imaginado todo esto, se casa algún día, estaría bien echar un vistazo a la boda y los invitados, porque debe ser una fiesta aquello.

La deconstrucción del videojuego. Al habla con el creador

En lo artísitco Jabob Jazz describe Baobabs como una mezcla entre Tim Burton y Pokemon con mucho del surrealismo de David Lynch, siendo el apartado musical muy tarantiniano (fantástico el tema principal en plan años 50 del grupo ruso Messer Chups). Si bien hay mucha influencia del cine, en lo que respecta a los videojuegos el autor quiso hacer su propia versión de Link´s Awakening, su Zelda favorito. No es extraño este cruce de caminos sabiendo que el misterio de la serie Twin Peaks impregna el alma de ambos juegos. También habría que añadir a la fórmula cierto toque de las aventuras gráficas de LucasArts, aunque la sombra de Zelda es alargada y aparece también a la hora de pensar el propio concepto de videojuego: 

Con respecto al diseño del protagonista, pasó de un batracio (de ahí su primer nombre) a ser una berenjena por la obsesión de Jacob con las frutas y las verduras. La berenjena además daba juego con los colores, con esa raíz verde que contrasta con, según sus propias palabras: Ese morado mutante.

El concepto episódico original (el primero salió en 2017 y el tercero en 2019) se debió a la pura necesidad de ir amortizando el duro trabajo. Aunque el autor declara que no volvería a hacer un juego con esta estructura, la verdad es que el resultado encaja bien por la influencia que tiene del serial televisivo (Expediente X, la mencionada Twin Peaks…). Curiosamente, el espacio entre los distintos episodios no varió un ápice la hoja de ruta a causa del feedback de los usuarios. Soy muy cabezón, nos comentaba, es un problema mío, seguramente.

Ayudado en los primeros compases de la programación por Cristian Barra, que desarrolló entre otras cosas el sistema de diálogos, este ha sido un largo y duro camino en solitario. En palabras de Jacob: Este juego soy yo encerrado durante cinco años en un garaje.

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El sinuoso camino episodio a episodio

Baobabs Mausoleum puede resultar feote a primera vista, pero es ir metiéndonos en su mundo y hacer nuestra su familiar perspectiva cenital. El primer episodio tiene cierta linealidad en su desarrollo, pero sorprende por su narrativa, sus personajes, las situaciones absurdas y momentos como cuando encontramos en el suelo unas gafas 3D bicolor, como las del cine estereoscópico de los 50. Resulta que nos las ponemos y el juego pasa a ser en tres dimensiones y en primera persona donde solo vemos del personaje su cigarrillo. Se volverá sobre esta vuelta de tuerca visual y jugable en alguna otra ocasión en los siguientes episodios.

El segundo opta por un pequeño mundo abierto. Tenemos aquí el pueblo para explorar, aunque su poca claridad a la hora de plantear objetivos y los momentos en los que hay que dar con un código numérico nada claro os podrá sacar de quicio (benditas guías de Youtube). Hay riesgo en la propuesta en varias ocasiones. Para que os hagáis una idea, en un momento dado nos informan de que para resolver una situación debemos hacerlo por la noche, y que la hora del día en el juego va sincronizada con el reloj de la consola. Nos damos cuenta entonces de la razón por la que los personajes cambiaban de lugar en cada partida que emprendíamos. ¡Qué bueno!, pensamos, hasta que caemos en que estamos jugando a las once de la mañana y no podremos continuar hasta que se haga de noche.

El episodio tres es el más sorprendente. Comenzamos con unas escenas Full Motion Video que hacemos avanzar trasteando con la dirección y combinando botones. Ahí nos encontramos con una pequeña iglesia, una destartalada cancha de baloncesto a su lado, un chico con una Mahou y una bolsa en la cabeza, una berenjena con gafas de sol tomando una cerveza en un bar… Todo en orden. Le sigue una breve estancia en el cielo gestionada por un pulpo a lo Lovecraft y un minijuego en 3D en el que atropellamos con un coche (de control horrible, todo hay que decirlo) a una plaga de conejos ataúd que realmente son ovejas. Una subtrama de un secuestro que empezó en el anterior episodio nos acompañará hasta el final de este, que cierra de forma algo previsible pero con la mejor conclusión posible.

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Conclusión

Baobabs Mausoleum: Grindhouse Edition es un juego que no para de hacernos arquear la ceja. Naufraga en parte cuando opta por abandonar las 2D en torpes mundos 3D, es irregular, algo confuso en la exposición de objetivos y no muy largo a pesar de englobar los tres episodios que se publicaron anteriormente por separado. Pero también es un juego muy imaginativo, loquísimo, repleto de personajes extremos y de algunos momentos que recordaremos siempre, con una banda sonora que incluye algunos temas magistrales y con un puñado de secretos que descubrir más allá de su final. Es el ejemplo claro de juego que suma más que sus partes, aunque solo en calidad, en cuestión de peso se han optimizado los más de cinco gigas y medio que ocupaban los tres episodios por separado en menos de quinientos megas. Así, es más que posible que la simpatía que desarrolles por este anómalo pueblo haga que lo mantengas en tu disco duro por largo tiempo. ¡Y sin tener que esperar para visitarlo de nuevo al 11 de marzo de dentro de 25 años!

Lo mejor

  • Ambiente muy logrado y personajes que no olvidarás
  • Una aventura que es una sorpresa continua
  • Los riesgos de diseño que afronta el autor
  • El momento Mahou y bolsa en la cabeza
  • Derrocha personalidad (aunque esta necesite tratamiento urgente)
  • Algunos temas musicales memorables

Lo peor

  • Y otros que, por su corto recorrido en bucle, te harán silenciarlos en las opciones
  • Irregular, sobre todo en algunas partes en 3D
  • A veces es poco claro con las soluciones de los acertijos
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.